Europa

Strasser: cuando el nazismo intentó ser de izquierdas

El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, por sus siglas NSDAP o, simplemente, partido nazi, tiene una historia larga e interesante. Aunque pocas personas dudan hoy en día que la fuerza política que llevó a Adolf Hitler al poder es de inspiración fascista (y, por lo tanto, de extrema derecha), lo cierto es que en una de las tantas pugnas internas de los nazis, un hombre llamado Gregor Strasser intentó que el partido adoptara muchos de los postulados socialistas.

A pesar de que existen libros que relatan su historia total o parcialmente, como La crin de Damocles y La espina de la amapola del escritor español Javier Pérez Fernández, lo cierto es que tanto Gregor como su hermano Otto Strasser son bastante desconocidos más allá de las fronteras de Alemania.

Y dado que fue, junto a Ernst Rohm, uno de los grandes rivales de Hitler en el seno del partido nazi, cuesta entender el por qué. De hecho, varios historiadores coinciden en que pudo haber llegado a disputar seriamente su liderazgo, llevándose la práctica mitad de la representación de los nazis en el parlamento alemán en 1932 (entre 60 y 100 de 196).

La Alemania de los años 20: el movimiento Volkisch


Cuadro bucólico sobre la vida rural en los años 20, vista de manera romántica por la corriente Volkisch. Autor: Desconocido. Fuente: Volkisch Paganism.

La época comprendida entre 1920 y 1930 es difícil de entender hoy en día, pero más aún en un país como Alemania. Aunque popularmente a esa década se le conoce como “los felices años 20”, para el país europeo no fue así.

El país perteneció a la Triple Alianza, el bando perdedor en la Primera Guerra Mundial (1914 – 1918). Como tal, las potencias vencedoras impusieron a Alemania unas condiciones que resultaron humillantes para la sociedad alemana en el llamado Tratado de Versalles. Además de culparles directa y únicamente del conflicto, se les obligó a pagar altos costes económicos, a reducir su ejército a 100.000 unidades y a ceder territorios, entre otras exigencias que fueron vistas como injustas.

El Volkisch, una corriente de pensamiento procedente del romanticismo del siglo XIX, empezó a crecer de manera exponencial. Se trata de una línea ideológica o una forma de entender la sociedad alemana en base a la exaltación, orgullo y sentimiento de la identidad del pueblo alemán. Influyó a grupos de todo el espectro ideológico y abarcó ideas tan dispares como la reivindicación del folklore, del nacionalismo, de la cultura popular, de creencias paganas y esotéricas asociadas a tribus nórdicas o del orgullo de la pureza racial. Era, más bien, una idea romántica y sentimental basada en el imaginario de la esencia de la sociedad alemana.

La izquierda veía en el Volkisch una forma de unir a la gente trabajadora y conseguir conciencia de clase. La derecha lo veía como un escudo contra el progresismo y a favor de la tradición y la pureza racial.

La profunda herida emocional provocada por la guerra y sus condiciones de derrota propiciaron el crecimiento de este movimiento. Partidos políticos y organizaciones, a menudo en forma de sociedades secretas, se crearon alrededor de estas creencias.

La Orden Germánica, creada en 1912, fue uno de estos grupos, que fue sucedido por la Sociedad Thule, precursora del Partido Obrero Alemán (DAP), germen a su vez del partido nazi. Otro ejemplo fue el del Sturmbataillon Niederbayern, movimiento liderado por Gregor Strasser, de carácter más revolucionario y bastante más alejado del esoterismo y las creencias paganas de los otros grupos mencionados.

También existió la Federación Nacionalista Alemana de Protección y Defensa, que entre 1918 y 1922 trató de agrupar, con cierto éxito, a las organizaciones Volkisch existentes en el país. O la Liga Pangermana, precursora del Partido Nacional del Pueblo Alemán (DVNP) que tenía hasta su propia milicia, los Cascos de Acero. Muchas de estas sociedades adoptaron la esvástica como símbolo, ya que éste se asociaba al concepto de raza aria.

No se puede entender la ultraderecha alemana sin este contexto, que refleja la completa indefinición y heterogeneidad de la misma.

Gregor Strasser y sus inicios en el nazismo

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Franz Pfeffer von Salomon, Adolf Hitler, Gregor Strasser, Rudolf Hess, Heinrich Himmler (de derecha a izquierda) en Nuremberg en 1927. Autor: Desconocido. Fuente: Bundesachiv, Bild 146-1969-054-53A, bajo licencia CC BY-SA 3.0.

Como tantos y tantos veteranos de la Primera Guerra Mundial desmovilizados y descontentos por el resultado de la guerra, Strasser se unió a las Freikorps, una organización paramilitar y fascista que sembró el terror en las calles de Alemania especialmente entre 1918 y 1920, con el beneplácito del gobierno de la República de Weimar, a quien le venía genial para hacer frente a las revueltas socialistas y comunistas.

Ahí fundó su movimiento particular, el Sturmbataillon Niederbayern, desde la cual bajo su propia forma de entender el Volkisch a la que llamó Tatkreis (Círculo de Acción), trató de apoyar un golpe de estado, que fracasó. Tras esto, las Freikorps fueron ilegalizadas.

Como curiosidad, su hermano Otto Strasser lideraba un colectivo socialista de la época que trató de disuadirle de participar en el golpe por ser demasiado derechista.

Tras esto, refundó su movimiento en una organización paramilitar llamada Unidad de Defensa del Pueblo y se afilió al NSDAP en 1921, donde trató que sus ideas tuvieran acogida.

Su actividad política se centró especialmente en el norte y oeste de Alemania, sobre todo en Berlín, mientras que Adolf Hitler y sus allegados se centraron en el sur y este del país. Por su experiencia militar y su procedencia de las Freikorps, ayudó a organizar la “sección de asalto”, más tarde conocida por sus siglas S.A., la milicia del partido. Este grupo paramilitar, también llamado “camisas pardas”, se nutrió precisamente de las Freikorps.

En 1923, con Hitler ya líder del partido nazi, participó en el llamado Putsch de Munich, un intento de golpe de estado con el apoyo de las casi recién creadas S.A. al estilo de la “marcha sobre Roma” de Benito Mussolini en Italia. El golpe fracasó, Hitler fue encarcelado y el partido ilegalizado.

No obstante, Strasser salió de la cárcel en 1924 por haber sido elegido diputado por parte del Völkischer Block, una coalición electoral organizada para cubrir el hueco dejado por los nazis.

Esto le permitió poder hacer activismo político mientras Adolf Hitler estaba en la cárcel y su cúpula desarticulada. Entonces, consiguió un poderoso aliado: Joseph Goebbels, hasta entonces alguien desconocido.

Nacido en una familia conservadora y católica, pero muy cercano al activismo socialista, Joseph Goebbels era profundamente anticapitalista y a favor de la defensa de los derechos de los trabajadores, inspirado por su visión Volkisch.

El ala izquierdista del NSDAP

Otto Strasser, hermano de Gregor Strasser. Autor: Desconocido, 26/11/1939. Fuente: Hulton Archive/Getty Images , bajo licencia Con derechos gestionados
Otto Strasser, hermano de Gregor Strasser. Autor: Desconocido, 26/11/1939. Fuente: Hulton Archive/Getty Images , bajo licencia Con derechos gestionados

Gregor Strasser, influenciado por su hermano Otto, el cual militó en varios grupos socialistas (e incluso fue militante del Partido Socialdemócrata de Alemania, el SPD), comenzó junto a Joseph Goebbels a organizar a los grupúsculos nacionalsocialistas que se habían quedado huérfanos con la ilegalización del partido nazi a raíz del intento de golpe de estado.

Junto a Ernst Rohm, reorganizó también las S.A., unidad que llegaría a tener más de 4 millones de efectivos.

La estructura orgánica fue rediseñada por completo y se llevaron a cabo medidas de propaganda, así como publicaciones diversas para distribuir la propaganda del partido. Joseph Goebbels se encargaba también de la parte pública, dando discursos en varias ciudades.

En diciembre de 1924 salió elegido nuevamente diputado, esta vez consiguiendo una coalición de prácticamente toda la extrema derecha alemana (Movimiento Nacionalsocialista de la Libertad), incluyendo al Partido Nacional del Pueblo Alemán (DVNP). Esto lo consiguió debido a que el líder de dicha formación era Erich Ludendorff, general retirado que también apoyó el golpe de estado de Hitler. Con 32 escaños, fue todo un hito, pues había conseguido salir de los pequeños feudos clásicos del NSDAP (en la región de Baviera).

En 1925, con Hitler ya en libertad, el partido nazi se refunda, intentando reabsorber y organizar todos estos grupos mencionados. Entre 1926 y 1928, Strasser fue nombrado Jefe de Propaganda y, desde 1928 a 1932, Jefe de Organización. Entre 1925 a 1929 fue también jefe la región de Baja Baviera del partido.

Gregor Strasser destacó por una amplia y reconocida actividad parlamentaria. No llegó a rechazar, de hecho, el parlamentarismo y el sistema democrático de la República de Weimar, muy al contrario que Adolf Hitler, cuya visión consistía en aprovechar su presencia en el Reichstag (parlamento alemán) para boicotear el sistema.

Su éxito residió, precisamente, en desarrollar un discurso apelando a las clases más bajas y una clara tendencia al socialismo, lo que se refleja en las ideas plasmadas en las publicaciones y propaganda. Tenía hasta su propio periódico, El Socialista Nacional, que duró hasta 1930.

Su hermano y él, con apoyo de Goebbels, crearon una línea ideológica que ganó adeptos con gran rapidez, con una presencia muy alta en Berlín. Sin renunciar al antisemitismo, al nacionalismo y al antimarxismo, propusieron una política económica y social muy cercana a la izquierda. Incluso abogaron por una línea internacionalista, fundando la organización extranjera del partido, así como la creación de un sindicato de clase.

Las ideas de Gregor y Otto: el strasserismo

Adolf Hitler (standing) delivers a speech on the occasion of the refoundation of the NSDAP in February of 1925. Next to him from the perspective of the onlooker: On the right: Gregor Strasser and Heinrich Himmler. On the left: Franz Xaver Schwarz, Walter Buch and Alfred Rosenberg. Behind Hitler the Blutfahne (blood-flag), a central relique within the propaganda of the National-Socialists, can be seen attached to the wall. Data 	1925 Font 	BDC-file (Berlin Document Centre) of Heinrich Wilhelm Trambauer (+ 1942) Autor 	unknown (public property in accordance with the BDC-regulations)
Adolf Hitler en el congreso de refundación del partido nazi en febrero de 1925. Gregor Strasser se ve a su mano izquierda. Autor: Desconocido. Fuente: BDC-file (Berlin Document Centre) of Heinrich Wilhelm Trambauer. Dominio público.

Para los hermanos Strasser, el anticapitalismo era más importante que el anticomunismo. Las profundas diferencias ideológicas con Hitler eran evidentes, desde su idea de la nación alemana, hasta cómo debía organizarse y cómo debía dirigirse el movimiento.

Según ellos, la revolución debía tener carácter nacional y étnico, por encima de la conciencia de clase y el internacionalismo, pero sin renunciar al socialismo y todo lo que ello conllevaba.

De hecho, en cuanto a la economía, proponían la nacionalización y colectivización de los medios de producción, el fin del sistema capitalista y de la propiedad estatal de la actividad productiva, aspecto de la Unión Soviética que defenestraban. En contrapartida, abogaban por el desmantelamiento de la producción capitalista industrial y el retorno de las pequeñas urbes y pueblos, poniendo en valor el campesinado y las tradiciones alemanas. Aquí se ve una clara influencia de la idea Volkisch.

En cuanto a la organización del estado, estaban a favor de la descentralización y de las regiones mediante un sistema federal y un parlamentarismo basado en la participación de la sociedad en la actividad pública (aunque no está muy claro cómo querían articular esto). Lo interesante es que rechazaban de pleno la idea de estado fascista totalitario, así como la deriva autoritaria de la Unión Soviética. En consecuencia, reivindicaban la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la libertad de prensa y la democracia.

Destacaron también las buenas relaciones y la mano tendida a otras formaciones políticas, como el centrista Partido Democrático Alemán.

La herencia del movimiento Volkisch también se ve en sus ideas culturales y educativas. Buscaban el reconocimiento del valor de la religión, del concepto de espíritu y las tradiciones nórdicas. Eso sí, no como una aplicación generalizada, sino en el ámbito privado.

Un último aspecto interesante de sus propuestas es que rechazaban el imperialismo y, por ende, los conflictos entre países y la expansión territorial a costa de éstos. A pesar de estar a favor del carácter revolucionario de su lucha, entendían que las naciones deben desarrollarse por sí mismas y cooperar, aunque manteniendo su soberanía.

De hecho, el pensamiento strasserista después de la Segunda Guerra Mundial, propugnó la idea de establecer una Federación Europa y relaciones con la URSS. Es más, las primeras acciones a pie de calle de Otto Strasser y su organización estuvieron encaminadas a pedir un acercamiento de Alemania a la Unión Soviética como un aliado necesario para derrotar al capitalismo (igual que los países capitalistas se aliarían con la URSS para derrotar al nazismo).

Esto, por supuesto, chocaba de frente con la corriente de pensamiento de Adolf Hitler, a favor de su idea del “espacio vital”, bajo la cual justificaría su ocupación de los territorios de casi toda Europa. Por no hablar de su animadversión a la URSS, que era puro odio y rechazo.

Todo esto puede deducirse de un programa de 25 puntos ideado por Otto Strasser en 1925 con el que intentó influir en la refundación del nazismo.

El NSDAP pasó de 25.000 miembros en 1925 a 800.000 en 1931, consiguiendo extenderse por todos los rincones del país. El partido nazi aceptó parcialmente las ideas de Strasser y la apropiación de elementos izquierdistas (como la propia palabra “socialismo”) porque, en aquel momento, era bastante popular y era necesario atraer la causa obrera a las filas del nazismo. Una estrategia que, de hecho, se sigue empleando hoy en día.

Así, el territorio dominado por los hermanos llegó a hacerse más grande y extenso que el de los propios partidarios de la línea de Adolf Hitler, lo que le causaría muchos problemas a ambos.

La caída de Strasser


Otto Strasser dando un mitin de su partido Unión Social Alemana a su regreso del exilio en 1957.
Autor: SchwarzerFront, 26/03/2012. Fuente: Wikimedia Commons, bajo licencia CC BY-SA 3.0.

A medida que Hitler retomaba el liderazgo tras su estancia en la cárcel y el partido se reorganizaba, tuvo que hacer frente a personalidades que podían disputarle dicho liderazgo.

Para 1926, tuvo enfrentamientos con Ernst Rohm (líder de las S.A.), Erich Ludendorff, Joseph Goebbels y los hermanos Strasser. Su actividad parlamentaria, la rivalidad de las ideas y la capacidad que tenían de apartarle del poder eran demasiado para él.

Ese mismo año, en un congreso del partido, Adolf Hitler cargó contra la facción de Strasser, declarando que sus propuestas significarían la “bolchevización política de Alemania” y relacionando el socialismo con el judaísmo. Esto tuvo como consecuencia que Joseph Goebbels se apartara de Gregor Strasser, declarando, emocionado por sus palabras, su apoyo a Hitler en su control total de los órganos del partido junto a otras cabezas del mismo. Su hermano y él fueron gradualmente apartados de cargos importantes, si bien nunca cesaron en su empeño de hacer virar el partido hacia posiciones izquierdistas. Además, el sindicato que habían creado fue disuelto.

En 1930, Otto Strasser, más radical que su hermano, fue expulsado del partido acusado de conspiración y de alianza con el judaísmo. Fundó la Liga Combativa de Nacionalsocialistas Revolucionarios, más conocida como el Frente Negro, donde se agruparon muchos nacionalsocialistas descontentos con Hitler.

Mediante un periódico, La revolución alemana, y radios clandestinas, difundieron mensajes totalmente contrarios al nazismo y a Adolf Hitler por ser demasiado de derechas. En concreto, por aliarse con las élites alemanas, conservar sus privilegios y adoptar parte del discurso izquierdista solo con fines políticos.

Por su parte, Gregor Strasser siguió en el partido, aunque colaborando entre 1931 y 1933 con el periódico El Frente Negro, que terminó por dar nombre a la organización de su hermano por la similitud de las ideas difundidas.

Los enfrentamientos siguieron hasta que, en 1932, el canciller de Alemania, Kurt Von Schleicher, le ofreció a Strasser la vicecancillería y ser Primer Ministro de Prusia. Todo era una estrategia, precisamente, para aviviar la rivalidad entre ambas facciones y partir el nazismo en dos. Sin embargo, el titubeo de Gregor Strasser (quien buscaba una reconciliación con todo el nacionalsocialismo) y la intervención decidida de Hitler para asegurar sus apoyos, impidió que esto sucediera. Ese mismo año, perdió prácticamente todos sus cargos orgánicos, conservando únicamente su escaño.

Pese a todo, en su empeño por la reconciliación, Strasser trató de moderar sus posiciones. Teniendo buenas relaciones con terratenientes y propietarios industriales, buscó apoyos con un nuevo programa donde se reconocía la propiedad privada, se renunciaba a la subida de impuestos a los ricos y al control de los precios y se alejaba de las propuestas de la colectivización de la economía.

Sin embargo, fue ignorado. Al año siguiente, el NSDAP obtuvo sus mejores resultados electorales, con un 37,3 % de los votos y 230 escaños, lo que fue interpretado como una victoria de la facción más ultraderechista y afín a Adolf Hitler. Poco después, éste sería nombrado canciller de Alemania y terminaría aprobando poderes dictatoriales con la firma de la Ley Habilitante (que, además, prohibió todos los partidos políticos y publicaciones ajenas al nazismo).

Para ese momento, Ludendorff ya había sido presionado para dejar el partido (en 1928) y las S.A. de Ernst Rohm relegadas a un segundo plano mediante la creación de las S.S., la guardia de élite nazi. Con toda esta estructura de poder, la amplia propaganda de Goebbels y la tremenda crisis económica que azotaba el país a raíz del crack de 1929, Hitler tenía todos los elementos a su alcance para imponer su voluntad.

En 1934, en la llamada Noche de los Cuchillos Largos, el partido apresó y asesinó a innumerables rivales políticos internos y externos, entre ellos, Ernst Rohm y Gregor Strasser. Su hermano Otto pudo librarse ya que había huido del país un año antes. Goebbels lo declaró “enemigo público del Reich” por sus continuos ataques a Hitler.

Así se puso fin al intento de que el nazismo fuera un movimiento de izquierdas, o al menos tuviera componentes afines al socialismo. Personalidades cercanas al pensamiento de Strasser continuaron teniendo cierta influencia hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939.

El strasserismo en la actualidad

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Bandera del Partido Nacional-Bolchevique de Rusia

Acabada la guerra en 1945, Otto Strasser volvió a Alemania y reanudó su activismo político. En 1956 fundó la Unión Social Alemana, un partido que no tuvo demasiado éxito y del que rescató parte de su ideario. Ante los fracasos electorales, se disolvió en 1962.

En 1979 hasta su ilegalización en 1995 se fundó el Partido Obrero Alemán de la Libertad (FAP) de inspiración strasserista.

En 1948 se creó el Frente Europeo de Liberación (ELF) que, aunque se disolvió en 1956, volvió a surgir en 1990. Esta organización buscaba agrupar a la ultraderecha europea en un frente común, incorporando muchos elementos del ala izquierda del partido nazi. Agrupa a partidos un tanto extraños, como el Movimiento Social Republicano (MSR) en España o el Partido Nacional-Bolchevique de Rusia, que merecería un artículo aparte.

El apoyo popular siempre ha sido muy testimonial.

No obstante, estos partidos no se consideran de izquierdas. No solo se alejan de las posiciones originales de Strasser (que buscaba un socialismo con tintes nacionalistas y supremacistas), sino que además son profundamente conservadores, ultranacionalistas, reaccionarios y, en general, muy violentos y antidemocráticos. De hecho, en muchos sitios son categorizados como organizaciones terroristas.

A pesar de hacer más énfasis en la cuestión de la lucha de clases y de que realicen acciones solidarias como el reparto de alimentos (solo a gente no foránea, por supuesto), en la práctica no se diferencian casi de cualquier otro grupo ultraderechista.

Adolf Hitler entendió la incompatibilidad manifiesta de los postulados socialistas con el nazismo y que una ideología que busca la igualdad entre las personas no puede al mismo tiempo aceptar ideas supremacistas y xenófobas.

No obstante, el enfrentamiento ideológico que tuvo Strasser con el dictador alemán, especialmente en lo que respecta al respeto a las libertades fundamentales, a la democracia, al acercamiento a la URSS y la oposición a la guerra, pudo haber cambiado definitivamente el curso de la Historia. Pero eso nunca se sabrá.

Fuentes, enlaces y bibliografía:

Foto destacada: Recreación de la bandera del Frente Negro, el partido de Otto Strasser. Autor: Alexander Kacz, 22/02/2012. Fuente: Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0.).

Adrián Juste

Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

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