Europa

Los Arditi del Popolo, los primeros antifascistas

La historia del antifascismo no es una historia lineal. Dado que es un movimiento generalmente descentralizado, participado por múltiples corrientes, popular y con trazas de carácter anarquista, no se puede acudir a instituciones que lo representen, por lo que presenta una línea histórica algo confusa. Pero, según la ruta trazada por la investigación histórica y a los primeros años del fascismo, se puede encontrar la que se considera la primera organización netamente antifascista: los Arditi del Popolo.

Los Arditi del Popolo nacieron en la Italia posterior a la Primera Guerra Mundial, en el julio de 1921. En aquel entonces el ambiente italiano ya estaba enrarecido por la aparición del Partido Nacional Fascista de Benito Mussolini y los escuadristas fascistas que usaban acciones violentas contra sus enemigos. Los Arditi del Popolo nacieron para combatirles por los medios necesarios, usando la violencia física y los ejercicios militares como un arma legítima.

Estaban participados por multitud de excombatientes de la posguerra y de distintas corrientes de izquierda: comunistas, socialistas, anarquistas y republicanos, entre otras.

Los orígenes de los Arditi

Miembros de los Arditi. Autor: desconocido Fecha: 1918 Fuente: Wikimedia Commons Dominio Público
Miembros de los Arditi. Autor: Desconocido, 1918. Fuente: Wikimedia Commons. Dominio Público.

Arditi es una palabra que tiene varias acepciones. Audaz” u “Osado es posiblemente una de las más correctas y que definía a estos escuadrones.

El origen de los Arditi del Popolo nace en los Arditi de la Primera Guerra Mundial: soldados de élite de asalto que encabezaban los ataques italianos en dicha guerra, que se caracterizó por el uso de largos kilómetros de trincheras, las ametralladoras, las numerosas bajas en cada ataque y los combates de desgaste entre facciones.

En 1914 se ideó el germen de los Arditi y las primeras unidades no oficiales. Se crearon unidades exploradoras encargadas de asaltar trincheras y superar al enemigo como punta de lanza de las ofensivas. Estos solados se escogieron entre los más valientes, de ahí su nombre, ya que estaban armados exclusivamente con dagas y explosivos porque las armas de fuego eran poco útiles en las trincheras. Después eran entrenados de manera especial hasta convertirse en maestros del combate cuerpo a cuerpo.

Resultaron enormemente eficientes, si bien presentaban grandes bajas en cada ataque, que podían llegar al 30% de la unidad. Su lema era O la vittoria, o tutti accoppati, que significa «O vencemos, o todos morimos».

Hermosos como ángeles, audaces como leones, fuertes como gigantes […], los bolsillos repletos de bombas y en el cinturón un puñal. Iban al asalto entre gritos de cantos y seguían una bandera negra en cuya tela estaba bordada una calavera de plata. […] Llevaron a todos lados la muerte y la masacre. […] Eran los caballeros de la muerte. – Giudici, ex arditi

En 1917 y con varias unidades de Arditi no oficiales operando, el rey Víctor Manuel III las oficializó.

Así, los Arditi pasaron a disponer de múltiples privilegios, como un mayor sueldo, la exención de las guardias y mejor equipo y entrenamiento. Al mismo tiempo, se originó toda una subcultura alrededor la muerte, la rebeldía inadaptada y la virilidad que acompaño al término arditismo y sobre la que se apoyaban para realizar sus ataques.

Muchos se unieron a estas fuerzas por compartir su ideología, pero otros tantos se unieron por las ventajas que recibían. Sobre sus símbolos destacan la túnica única de Bersagliere ciclista con llamas negras en las insignias de las solapas y el cráneo con la daga entre los dientes, que posteriormente sería apropiado y usado por el régimen fascista de Benito Mussolini.

Los Arditi contribuyeron en varias batallas de gran relevancia durante sus años de operaciones, como en la Batalla de Vittorio Veneteto. En enero de 1920, una vez terminada la Primera Guerra Mundial, los escuadrones de Arditi fueron disueltos, al igual que otras unidades del ejército.

La posguerra y los inadaptados

Retrato de Benito Mussolini coloreado. Autor: Martianmister and Vps (Desconocido) Fecha: 3 de Abril de 2006 Fuente: Wikimedia Commons. Dominio Público
Retrato de Benito Mussolini coloreado. Autor: Martianmister and Vps (Desconocido), 04/04/2006.
Fuente: Wikimedia Commons. Dominio Público

La posguerra de los años 20 llegó y sobre la mayoría de países se estableció el sentimiento de que una nueva guerra no sería algo deseable, muy al contrario del ambiente previo a la Primera Guerra Mundial. La única excepción a esto fue precisamente Italia.

Los soldados de asalto se reincorporaron torpemente a la vida civil. La guerra es una experiencia horrible. Muchos estaban traumatizados por lo vivido, por lo que perdían la cabeza o quedaban retraídos. Pero, como señala la profesora y escritora Joanna Bourke en su libro Le seduzioni della guerra otros tenían cierta añoranza del tiempo vivido y de los llamados placeres de la guerra: la camaradería, el poder sobre la vida y la muerte, los privilegios y las experiencias adrenalíticas.

Sea porque volvían rotos o porque sentían una añoranza (inconfesable ante sus comunidades), la vida de los veteranos cambiaba.

nosotros queríamos los asaltos furiosos, desencadenados bajo el fragor de la artillería, al canto de himnos soberbios, sin esperas ni pausas; […] las masacres horribles que siembran de cadáveres los campos y sacian con sangre la sed del guerrero. – Giudici, ex arditi

Además, había un profunda insatisfacción en los vencedores de la guerra. El Tratado de Londres firmado por Italia con la Triple Entente (alianza formada por Reino Unido, Francia y el Imperio Ruso) hizo que el país entrara en la guerra contra el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Alemán a cambio de ciertos territorios, abandonando la alianza que tenía con estos países.

Una vez acabada la guerra, estos términos se rompieron bajo la excusa de la menor participación italiana, generando un profundo rechazo en la sociedad, que se sentía engañada y menospreciada.

Del fascismo de los Arditi…

Logo del partido socialista italiano en las elecciones de 1919. Autor: desconocido Fecha: 4 de Septiembre de 2019 Fuente: Wikimedia Commons. Dominio Público
Logo del Partido Socialista Italiano en las elecciones de 1919.
Autor: Desconocido, 04 /09/2019. Fuente: Wikimedia Commons. Dominio Público

Después de la Guerra, Mussolini seguía con su agenda para crear el germen del partido fascista italiano. Y los Arditi le dieron una buena oportunidad, al menos en un primer momento.

Los excombatientes tenían necesidades especiales y se organizaron. En enero de 1919 se fundó la Asociación Nacional de Arditi de Italia por iniciativa del ultranacionalista Mario Carli en Roma. Poco después otra nació en Milán y se confederaron a nivel estatal.

Mussolini convocó una reunión de carácter nacionalista en Milán en marzo de ese mismo año. En la reunión participaron personas de distintas corrientes desde la derecha hasta la izquierda, atraídas por el lenguaje obrero que el fascismo empezaba a usar, apropiándoselo de la izquierda, como una táctica recurrente de la extrema derecha. En junio, Mussolini promulgó su ideario llamado el programa de San Sepolcro”, que sentó el marco del fascismo. Mientras que este ideario fue tímidamente recibido por los excombatientes, los Arditi en cambio se sumaron rápidamente a él.

En dicho programa, marcó a los socialistas y a los anarquistas no intervencionistas como sus principales enemigos.

Esto llevó al primer ataque punitivo a gran escala, en concreto sobre el periódico socialista Avanti!, un ataque que encabezaron los Arditi. Hay que tener en cuenta que en esta época la violencia física entre facciones o corrientes ideológicas distintas no era algo extraño y formaba parte del juego político.

Sorprendentemente, en vez de ser visto como un acto revolucionario, recibieron el apoyo de muchas élites sociales, entre ellas industriales y latifundistas. El ministro de Guerra, el general Enrico Caviglia, incluso propuso transformar a los Arditi en una unidad de orden público. Esto fue respondido con un artículo de Mario Carli “Arditi non gendarmi” negándose a esto.

…al antifascismo

Der italienische Herzog d' Aosta nimmt als Beauftragter des Königs eine faschistische Parade in Mailand ab! Vorbeimarsch italienischer Frontkämpfer vor dem Herzog d' Aosta in Mailand.
Emanuele Filiberto de Saboya, Duque de Aosta, asiste a un desfile fascista frente al Palazzo Marino en Milán, en noviembre de 1928.
Autor: Desconocido. Fuente: Wikimedia Commons. (CC-BY-SA 3.0.).

Durante 1919, los Arditi participaron en múltiples actividades revolucionarias, generalmente de carácter antisocialista. Paralelamente, en cambio, en junio de ese mismo año se publicó un artículo de Vittorio Ambrosini bajo el pseudónimo “Ardito Rosso” en el que se llamaba a la revolución social y a luchar junto al proletariado. Esto refleja la indefinición y heterogeneidad ideológica de un grupo de origen que al fin y al cabo tenía un origen militar.

Mientras tanto el fascismo mostraba sus auténticas cartas: de ser un movimiento socialista-patriótico paso a ser antisocialista y antiproletario, recibiendo el apoyo de la élites económicas y de los sectores más conservadores de Italia.

Los camisas negras de Mussolini, uno de los primeros escuadrones milicianos fascistas, empezó a actuar durante estos años, sembrando el terror en las calles, atacando y amedrentando a rivales políticos y buscando enfrentar a los movimientos izquierdistas. Debido a esto, muchos Arditi se fueron alejaron del fascismo progresivamente.

La situación se precipitó en 1921 tras el bombardeo de Fiume ordenado por el gobierno de Giolitti en alianza con Mussolini. La Asociación Nacional de Arditi finalmente proclamó su neutralidad ante los movimientos subversivos (de carácter revolucionario o reaccionario) y pidió a sus miembros abandonar los fascio de combate de Mussolini.

Pese a ello, una minoría no estaba conforme con esta equidistancia. Así, se fundó en junio de 1921 en Roma los Arditi del Popolo. Estas unidades se usarían para luchar frontalemnte contra las escuadras fascistas que luchaban impunemente por Italia.

Los Arditi del Popolo se adscribieron al movimiento proletario. Su primera presencia importante en las calles se dio el 6 de julio en una gran manifestación convocada contra el fascismo. Tras la participación obrera, los Arditi desfilaron, pudiendo ser considera esta como la primera marcha antifascista de la historia.

Tras esto, los Arditi del Popolo se multiplicaron por toda Italia, recibiendo miles de adhesiones y llegando a los 20.000 miembros en muy poco tiempo.

Los Arditi del Popolo recuperaron los símbolos y el lenguaje bélico. Como símbolos, escogieron una calavera con una corona de laurel y un puñal entre los dientes, con el lema “a noi!”. El color de sus ropas y símbolos era negro (por entonces más unido al movimiento anarquista que al fascista). También surgió el símbolo del hacha partiendo el fascium, la imagen más usada por el movimiento fascista.

Rechazo izquierdista y fin

Fotografia Malatesta con los Arditi del Popolo. Autor: desconocido Fecha: desconocida Fuente: Wikimedia Commons. Dominio Público
Fotografia Malatesta con los Arditi del Popolo. Autor: Desconocido. Fecha: Desconocida.
Fuente: Wikimedia Commons. Dominio Público.

Como hemos comentado al principio, sus integrantes eran principalmente comunistas, anarquistas, socialistas y en menor medida republicanos. Los comunistas eran mayoritarios.

Los Arditi del Popolo, a diferencia de los Arditi originales que tenían una amplía extracción burguesa, eran principalmente proletarios. Sus integrantes eran principalmente comunistas, anarquistas, socialistas y, en menor medida, republicanos, siendo la ideología comunista la más predominante.

Lamentablemente para los Arditi, la izquierda optó por la vía de la no violencia y del entendimiento con el fascismo, cosa que la Historia marcó como un error y el principio de la purga del izquierdismo en Italia.

Así tanto el Partido Socialista Italiano (PSI) como el Partido Comunista Italiano (PCI) rechazaron apoyar a los Arditi del Popolo. De hecho, el PSI aun contaba con llegar a la paz con Mussolini por lo que pactó con el Partido Nacional Fascista un “pacto de pacificación”.

No obstante, los Arditi del Popolo seguía combatiendo a los fascistas en las calles. En Viterbo y Sarzana organizaron las defensas de las ciudades, derrotándolos. También tuvieron éxito en Parma en 1922, cuando 350 hombres resistieron un ataque de nada menos que 20.000.

Pese a esto, el «pacto de pacificación» supuso el final de los Arditi del Popolo. Se inició una ofensiva legal para ir desarmando a todas las milicias que no fueran fascistas, ya que este era el último punto para no romper el “pacto de pacificación”. Como consecuencia, fueron menguando en número y sus líderes fueron perseguidos y represaliados, generalmente en connivencia con las fuerzas del orden.

El hambre de poder de Mussolini, por supuesto, no tenía fin. En 1922 perpetró su primer asalto al poder, acompañado por 40.000 camisas negras en la llamada Marcha sobre Roma, que más tarde inspiraría a Adolf Hitler en el Putsch de Munich. En 1924 se convirtió en primer ministro y, tras aprobar varias medidas legales, concentró el poder en su persona hasta convertirse en dictador y transformar Italia en un estado totalitario. Tras esto, gozando ya de amplios poderes, siguió la purga de la izquierda que había sido tan dócil con el fascismo.

Los Arditi del Popolo desaparecieron oficialmente en 1924. La iconografía de los Arditi originales se incorporó durante muchos años al ideario fascista para ser restaurada tiempo después.

Logo recreado de los Arditi del Popolo. Autor: página Arditi del Popolo Fecha: 7 de octubre de 2009. Fuente: Facebook La imagen pertenece a sus respectivos dueños.
Logo recreado de los Arditi del Popolo. Autor: Página Arditi del Popolo, 07/10/2009.
Fuente: Facebook. La imagen pertenece a sus respectivos dueños.

Muchos Arditi del Popolo participaron posteriormente en las brigadas internacionales y su nombre se usó en movimientos de resistencia antifascistas.

La historia nos lega una importante lección que debemos recordar: ser dócil o llegar a acuerdos con el fascismo no vale de nada, ya que una vez asalte el poder, cambiará las reglas del juego. Y está encantado de usar la violencia. Una lección que hoy no se puede dejar de recordar.

Enlaces, fuentes y bibliografía:

– Foto de portada: Bandera de los Arditi del Popolo. Autor:  Flanker, 12/10/2008. Fuente: Wikimedia Commons (CC BY 3.0.).
Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 15, 2016, pp. 73-97. De «caballeros de la muerte» a la «lucha por la vida». Los arditi italianos, de la guerra a la militancia antifascista. Eros Francescangeli. Università di Perugia. @eros.francescangeli@tiscali.it

Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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