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Organizaciones vinculan aumento de violencia racista en Portugal al auge del partido ultraderechista Chega

Portugal registra un llamativo aumento de incidentes racistas en los últimos meses. Estas elevadas cifras han llevado a la Red Europea contra el Racismo (ENAR) a pedir “una respuesta urgente de las instituciones del país”. De hecho, durante el año 2019, la comisión portuguesa para la igualdad y contra la discriminación recibió 436 quejas de incidentes racistas, lo que supuso un aumento porcentual de 26 puntos respecto al año 2018.

“Nuestro objetivo es matar a todos los extranjeros y antifascistas y usted está en nuestro punto de mira”. Este era el mensaje de la carta que Mamadou Ba, responsable de una organización contra el racismo en Lisboa, recibió el pasado verano.

Semanas más tarde, las advertencias no cesaron y amenazaron a su familia mediante una nueva comunicación. “Es evidente que la violencia ha escalado y que es una consecuencia del desarrollo del terrorismo de extrema derecha en Portugal en los últimos años”, sostiene el dirigente de la ONG SOS Racismo. Además, añade: “siempre hemos dicho que Portugal tiene muchos simpatizantes de la extrema derecha, pero ningún líder de la extrema derecha. Ahora, André Ventura se ha convertido en un megáfono institucional del racismo en el Parlamento”.

En otros casos, desgraciadamente, las agresiones violentas se han consumado. En enero de 2020 una mujer negra y su hija fueron atacadas por no tener un billete de autobús; en febrero, la policía arremetió contra dos mujeres brasileñas frente a un club de Cabo Verde; y, en el mismo mes, el futbolista Moussa Marega, natural de Mali, abandonó un partido tras escuchar insultos racistas por parte de la afición.

No obstante, la situación alcanzó un nuevo grado de intensidad cuando, en el mes de julio, tuvo lugar el asesinato de un actor negro, Bruno Candé, a quien dispararon seis veces en la espalda con un rifle. “En los últimos meses se ha registrado un aumento muy preocupante de los ataques racistas de extrema derecha en Portugal, lo que confirma que los mensajes de odio están avivando tácticas más agresivas dirigidas contra defensores de los derechos humanos de las minorías raciales” declara el ENAR.

Chega, el partido de extrema derecha de Portugal

Coalición partidista Chega para las elecciones europeas de 2019. Autor: Rodrigospascoal, 22/04/2019. Fuente: Wikimedia Commons. (CC BY-SA 4.0).
Coalición partidista Chega para las elecciones europeas de 2019.
Autor: Rodrigospascoal, 22/04/2019. Fuente: Wikimedia Commons. (CC BY-SA4.0).

Además, la red europea vincula este aumento de la violencia racista con el auge de la extrema derecha en los países europeos. En el caso concreto de Portugal, tras las elecciones generales del pasado mes de octubre, André Ventura, líder del partido ultraderechista Chega, obtuvo un escaño en el Parlamento.

La agenda política de este dirigente concuerda con la de muchos otros partidos de extrema derecha en el mundo. El foco de sus denuncias se encuentra sobre las élites políticas y la corrupción, la delincuencia encarnada en extranjeros (en el caso de Portugal, este racismo iría especialmente dirigido hacia los romaníes o afroportugueses), al mismo tiempo que apoya la reducción de las comunidades musulmanas en Europa.

Además, Ventura ha nombrado a antiguos miembros de grupos neonazis para ocupar puestos en la dirección de su partido, pese a haber afirmado que desconocía su pasado tras la asignación de los cargos. Según el ENAR, desde entonces “los activistas de extrema derecha se han envalentonado para cometer ataques racistas que constituyen delitos contra personas racializadas”.

A pesar del avance de la extrema derecha en Portugal y de Chega, los datos del Gobierno reflejan que la delincuencia en Portugal ha ido reduciéndose de forma progresiva pero constante, con un descenso del 20% en los últimos 12 años.

En el contexto de la relevancia global del movimiento #BlackLivesMatter, la comunidad negra de Portugal está intentando propiciar un debate sobre el racismo, lo que llevó a la celebración de la mayor marcha antirracista vivida en el país.

Esta conversación nunca se abordó tras la Revolución de los Claveles y la época de descolonización. Ventura, por su parte, intenta que así siga siendo, dado que lidera la oposición a esta iniciativa. De hecho, entre los participantes de la contramanifestación hubo quienes pintaron graffitis con esvásticas y amenazaron de muerte a académicos y parlamentarios a favor del debate.

ENAR remarca con preocupación que “la falta de respuesta institucional no hace sino reafirmar el sentimiento histórico de impunidad de los responsables de actos de violencia racista y negar la necesidad urgente de abordar el problema de racismo en Portugal”.

Por su parte, Ba hace alusión al estado de negación en que viven los portugueses, quienes parecen no querer reconocer el racismo estructural de su sociedad, al tomarse esta idea como una ofensa a título individual. “O reformamos las leyes para hacerlas más efectivas o tendremos problemas porque la facilidad con la que André Ventura se ha apropiado de los sentimientos más nefastos y oscuros del antiguo régimen podría ser la gasolina que impulse el crecimiento de la extrema derecha”.

El sociólogo Boaventura de Sousa Santos, en su análisis sobre la situación de la extrema derecha en Portugal, augura que la estrategia a futuro de Chega en el contexto actual, en consonancia con el conservadurismo de extrema derecha en Europa, se basará en la capitalización del descontento que probablemente provoque la crisis económica y social derivada de la pandemia de Covid19.

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