Europa

Ella es así: Ayuso, la Trump española

El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, fue entrevistado por Jorge Javier Vázquez hace semanas en el conocido programa de televisión Sálvame con motivo de la crisis que estaban viviendo en Madrid tras el azote del temporal de nieve.

El gran porcentaje de audiencia que suele tener el programa representa una gran oportunidad para ganar popularidad, más aún en el caso de políticos como Aguado cuyos índices de valoración y la intención de voto de su partido, Ciudadanos, no paran de caer.

Así, el vicepresidente aprovechó una pregunta del presentador a propósito de su compañera de gobierno, Isabel Díaz Ayuso, para lanzarle a esta un dardo envenenado: a la pregunta intencionada de Jorge Javier sobre si ‘’¿Isabel Diaz Ayuso es así o se lo hace?’’, tras una pausa, Aguado le contestó con un ‘’es así, es una persona que es como es’’.

Como no podía ser de otra forma, la respuesta rápidamente se hizo viral y al golpe de Aguado, el Partido Popular de la Comunidad de Madrid contestó con un vídeo de los mejores momentos de Ayuso.

Dejando aparte las múltiples reacciones que ha causado el vídeo, este es un ejemplo paradigmático de la forma de hacer política de Ayuso. De llevar las cuenta en Twitter de Pecas (el perro de Esperanza Aguirre) en 2017, Ayuso ha llegado a presidir la Comunidad de Madrid, colocar al PP como primera fuerza madrileña en las encuestas y frenar el intento de sorpasso de Ciudadanos.

Esto lo ha conseguido con un estilo muy particular, pero que no es exclusivo de ella, y que le ha reportado enfrentamientos tanto con el presidente del Gobierno Pedro Sánchez como en el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, como con diputados de Más Madrid y Unidas Podemos o hasta con sus compañeros de Ciudadanos del propio gobierno de coalición, causando varios ceses y dimisiones o incluso estando cerca de romper con el pacto de gobierno en la Comunidad.

Así, muchos han llegado a acusarla de ser la representante del trumpismo en España, lo que aquí se conoce desde José María Aznar como la derecha sin complejos, ganándose el apodo de la Trump española’, en alusión a las formas y acciones políticas del ya ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El lanzamiento de Ayuso al estrellato

Lo cierto es que la biografía de Ayuso da para una novela. Nacida y criada en el barrio de Chamberí en Madrid, estudió periodismo en la Universidad Complutense y al acabar la carrera en 2002 se especializó en comunicación política.

Mitin de Pablo Casado con Ayuso en el Templo de Debod. Autor: PP Comunidad de Madrid, 16/04/2019. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.)
Mitin de Pablo Casado con Ayuso en el Templo de Debod. Autor: PP Comunidad de Madrid, 16/04/2019. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.)

Después de un corto periodo de tiempo trabajando en el extranjero, volvió a España en 2004 para afiliarse al PP y entrar en Nuevas Generaciones que presidía por aquel entonces Pablo Casado.

Es destacable cómo los jóvenes aspirantes de las Nuevas Generaciones del PP pasaron en poco tiempo de la tercera o cuarta fila a presidir los órganos más relevantes del partido, en lo que se especula responde a un intento de salvar a la formación conservadora de los numerosos casos de corrupción que han salido a la luz (Gürtel, Púnica, Lezo, etc.) poniendo al frente del mismo a las personas que menos relación pudieran tener con estos.

Así, ante la reciente confesión de Luis Bárcenas sobre la financiación irregular del PP, más conocida como sobresueldos o ‘caja B’, los populares se defienden señalando que la actual directiva del partido no guarda relación con estos hechos, casi como si de un nuevo partido se tratara.

A pesar de ello, Isabel Díaz Ayuso sí que tuvo una estrecha relación con algunos de estos ex-altos cargos salpicados. Poco después de afiliarse, comenzó a trabajar como asesora de comunicación en el PP de Madrid y en 2006 la ficha para su departamento de prensa Alfredo de Prada (con el que ya estaba trabajando Pablo Casado), el que fuera consejero de Justicia e Interior del Gobierno de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madridy que está siendo ahora investigado por su papel en el escándalo del Campus de la Justicia.

Ayuso en la Fundación Villacisneros. Autor: PP Comunidad de Madrid, 02/04/2019. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.)
Ayuso en la Fundación Villacisneros. Autor: PP Comunidad de Madrid, 02/04/2019. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.)

Ayuso pronto se ganaría la confianza de Aguirre, por lo que pasaría a asesorarla y a llevar sus redes sociales, entre ellas las del ya mencionado Pecas. A la vez que colaboraba en las campañas virtuales del PP de Madrid, estuvo trabajando entre 2008 y 2011 en Madrid Network, una empresa creada por Aguirre para fomentar la investigación y el desarrollo con subvenciones públicas cuestionadas por los propios servicios jurídicos de la comunidad, o en otras palabras, un chiringuito del que Ayuso cobraba más de 4000 euros mensuales hasta que obtuvo un escaño en la Asamblea de Madrid.

Durante estos años fue escalando puestos en el partido gracias a llevar las redes primero de Aguirre pero luego también de Cristina Cifuentes (de la que llegó a ser Jefa de su campaña electoral en redes sociales), convirtiéndose en portavoz adjunta en la Asamblea de Madrid y en viceconsejera de Justicia.

Cuando los escándalos de corrupción salpicaron a Aguirre y a Cifuentes, Ayuso se desmarcó diciendo que su relación con ellas era la de cualquier militante del PP, pero queda más que demostrado que fue una estrecha colaboradora suya y persona de su confianza.

Con todo esto, fue nombrada por Pablo Casado en 2019 como candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid una vez superada la crisis de liderazgo tras la salida de Mariano Rajoy del Gobierno de España en 2018 y del partido, y se ha convertido en el ariete del PP contra Sánchez desde que consiguiera formar gobierno con Ciudadanos y el apoyo externo de Vox.

¿La Trump española?

Ayuso visitando el Hospital de Fuenfría. Autor: PP Comunidad de Madrid, 15/04/2019. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.)
Ayuso visitando el Hospital de Fuenfría. Autor: PP Comunidad de Madrid, 15/04/2019. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.)

Desde que Vox irrumpió en el panorama político español en 2018, no ha dudado en mostrar su simpatía por el expresidente de EEUU Donald Trump e incluso le ha copiado en numerosas ocasiones, pero quien se ha ganado el ‘honor’ de ser considerada como la Trump española, al menos por la prensa internacional, ha sido Isabel Díaz Ayuso.

Esto no quiere decir que el líder de Vox, Santiago Abascal, no sea digno de tan merecido obsequio, sino que la presidenta de la Comunidad de Madrid ha sabido ubicarse en la escena mediática como el azote de la izquierda, de las feministas, de los antirracistas, etc. mediante unas formas y un discurso irreverente que han copado más de una portada y más de una polémica.

En esta pugna por capitalizar el voto de ultraderecha en Madrid, parece que Ayuso está consiguiendo frenar a Vox, a diferencia de otras comunidades como Cataluña en las que la extrema derecha amenaza con el sorpasso.

Esto lo está consiguiendo recuperando el camino que ya le habían marcado personajes como Aznar o Aguirre, este es, el de la ‘derecha sin complejos’. Mientras Casado se haya en su enésimo viaje al centro, Ayuso se ha caracterizado por enarbolar la bandera del populismo conservador y por una gestión de la pandemia en la que se ha peleado por todo y con todos, tanto con la oposición como con sus socios de gobierno, y le ha quedado tiempo para enfrentarse a Sánchez e incluso a algún presidente autonómico.

Todo ello lo ha hecho revestida de un victimismo constante, postulándose como la odiada por el progresismo y llegando a decir en la Asamblea de Madrid que ‘’nadie ha reconocido tampoco el trabajo que ha realizado como política humilde y honrada durante toda su vida’’; y de un nacionalismo madrileño” exacerbado, que ha mutado del ‘’El Govern d’Espanya ens roba’’ de los nacionalistas catalanes al ‘’El Gobierno de España nos quiere arruinar’’ de Ayuso.

Un victimismo que ha tenido incluso su reflejo a nivel pictórico, con las famosas fotografías de Ayuso posando de negro como una virgen mártir y que fue una fuente continua de memes y de bromas en las redes sociales y en varios programas de televisión.

Este discurso de todos contra mí y yo contra todos es utilizado con frecuencia por los líderes de la nueva derecha radical o alt-right, que buscan erigirse como los defensores de los ‘incomprendidos’, de los que se preocupan por la inmigración o de los que desconfían de la clase política en general, consiguiendo aglutinar voto de diversa ideología a la vez que movilizan a su electorado.

Así, tanto los más conservadores y politizados como la gente más indecisa que no encuentra otra alternativa viable se sienten representados bajo un populismo entre conservador, nacionalista y antipolítico.

Es una estrategia complicada, pero que cuando funciona reporta grandes resultados, como se puede ver con el ejemplo de Trump, capitalizando por un lado voto del electorado rural blanco, pero también de la comunidad latina de segunda generación.

En España, de hecho, esta táctica tampoco es nueva: ya existió un antecedente, Jesús Gil, que hizo gala del apoliticismo tanto como pudo. De esta forma, Ayuso hace declaraciones que apelan a la ‘’superioridad moral de la izquierda’’, cosa en la que muchos pueden sentirse representados porque a nadie le gustan los moralistas, pero al mismo tiempo ha señalado a la población inmigrante de los barrios del sur por su ‘’modo de vida’’, que afirmaba los hacía contagiarse más (pasando por alto intencionadamente las condiciones de hacinamiento que sufre la clase trabajadora del sur de Madrid).

Así, son muchas las similitudes con el estilo trumpista. Al discurso victimista y populista, se le suman la anticiencia, que ha sacado a relucir en la pandemia con declaraciones como que el coronavirus se llamaba así porque hace referencia según ella a ‘’coronavirus, diciembre, 2019’’ o directamente que en los hospitales con techos altos como IFEMA ‘’los pacientes sanan muy bien’’; o las constantes salidas de tono y ataques a la izquierda, con ejemplos tan famosos como cuando propuso que ‘’el concebido no nacido sea considerado como un miembro más de la unidad familiar’’ para solicitar una plaza escolar o el reconocimiento de familia numerosa, cuando acusó a las mujeres de Podemos de pensar que el sexo masculino provenía de ‘’Satán’’ o cuando se preguntó en la Asamblea de Madrid si la exhumación de Franco del Valle de los Caídos supondría que ardieran las iglesias ‘’como en el 36’’.

Bajo toda esta retórica incendiaria y propagandística, Ayuso consigue implantar sin dificultades su agenda neoliberal. Mientras los medios de comunicación ocupan horas y horas de tertulia hablando sobre la última barbaridad que ha dicho la presidenta de la Comunidad de Madrid, como recientemente hicieron cuando Ayuso dijo que no entendía cómo cerraban la hostelería en Cataluña con el buen tiempo que hacía, casi de pasada se acaban de levantar las restricciones en el distrito de Salamanca que tiene zonas con una IA superior a 1200.

Así, siendo Madrid una de las comunidades con impuestos más bajos, Ayuso baja aún más el IRPF a las clases altas, o miles de familias siguen sin luz en la Cañada Real hasta llegar a la muerte de varias personas, que se sospecha que pueden estar relacionadas con la falta de calefacción durante la ola de frío.

Por no hablar de la gestión de las residencias de ancianos. Tras estar semanas culpando al Gobierno de España y señalar a Pablo Iglesias como el responsable debido al argumento de que tenía “el mando único”, la realidad es que, efectivamente, estaba en manos de Ayuso y su gobierno proveer de recursos, controles y personal a estos centros, y que el gobierno central aprobó medidas para facilitar estas gestiones a todas las comunidades autónomas.

Debido precisamente a la capacidad de tomar estas decisiones, ante el colapso de los sistemas sanitarios, varios gobiernos autonómicos decidieron imponer restricciones al traslado de pacientes a hospitales. Esto se aplicó en cuatro regiones: Castilla y León, Cataluña y la Comunidad Valenciana, además de en Madrid, con menor o mayor grado de restricción.

Si bien la Comunidad Valenciana fue una de las más restrictivas en cuanto a los protocolos descritos, en la práctica lo fue más la Comunidad de Madrid. Esto se observa al comprobar que el 57% de las muertes de residentes ocurrieron en la propia residencia en el caso de Valencia, pero en el caso de Madrid fue del 80%. Es decir, en esta región, 8 de cada 10 personas mayores enfermas de COVID19 murieron en la propia residencia.

Así, se dieron órdenes específicas al tiempo que se mantenía una imagen en los medios de que todo iba bien, se culpaba al gobierno del país y el equipamiento médico (en parte responsabilidad de la autonomía) no llegaba tampoco.

Isabel Díaz Ayuso acude a la localidad madrileña de Fuenlabrada y mantiene un encuentro con afiliados y simpatizantes del Partido Popular local. Autor: PP Comunidad de Madrid, 25/02/2019. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.)
Isabel Díaz Ayuso acude a la localidad madrileña de Fuenlabrada y mantiene un encuentro con afiliados y simpatizantes del Partido Popular local. Autor: PP Comunidad de Madrid, 25/02/2019. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.)

Mientras se ofrecía un discurso de unidad en el gobierno madrileño, existía un cisma abierto entre PP y Ciudadanos que acabó con la destitución del consejero para ser nombrado alguien del mismo partido de Ayuso.

De este modo, lo que debería ser un consenso después de la pandemia, esto es, que se necesitan unos servicios públicos de calidad para que haya salud y economía, se olvida permitiendo que las políticas neoliberales sigan deteriorando las instituciones y la sociedad.

Ayuso está consiguiendo recuperar el modelo que apuesta por la privatización y los pelotazos urbanísticos que, tras la crisis de 2008 ,mostró sus enormes carencias. Así, cuando se necesitaba aumentar el personal en la atención primaria para rastrear mejor el virus, Ayuso lanzaba un macrohospital (el Zendal) sin UCI, pero que ha costado el triple de lo presupuestado.

En definitiva, no son pocas las razones para galardonar a Ayuso como la Trump española, pero más importante que el apodo que se le ponga es dejar Al Descubierto las consecuencias de sus políticas extractivas y neoliberales y que cuentan cobijo y apoyo en la ultraderecha.

Vicente Barrachina

Articulista. Apasionado por la Sociología y la Ciencia Política. Periodismo como forma de activismo. En mis artículos veréis a la extrema derecha Al Descubierto, pero también a mí.

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