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El Senado estadounidense juzga a Trump tras rechazar la inconstitucionalidad del ‘impeachment»

Comienza el segundo juicio por el impeachment de Donald Trump. El Senado, que ha rechazado el alegato de inconstitucionalidad presentado por la defensa de Trump, tendrá que decidir por mayoría cualificada de dos tercios si en esta ocasión lo condena por el asalto con violencia al Capitolio estadounidense el pasado 6 de enero, después de que fuera absuelto de los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso hace un año.

Al abrir la sesión, el líder de los demócratas, Chuck Schumer, afirmó, ante la Cámara en que su partido cuenta con mayoría, que se trata de “la acusación más grave presentada nunca contra un presidente en la historia de Estados Unidos”.

No obstante, el ajustado resultado de la primera jornada, en que se decidía sobre la constitucionalidad de celebrar un juicio por el «impeachment» de un presidente que ya ha abandonado el cargo, apunta a que será difícil lograr una condena para el expresidente. 56 votos a favor contra 44, con solo 6 senadores republicanos a favor de continuar con el procedimiento, que en principio se quedarán muy lejos de la mayoría cualificada de dos tercios que pretendían lograr los demócratas.

“Nuestro caso está basado en hechos fríos y claros. Quieren evitar que el Senado escuche siquiera los hechos”, lamentó el congresista por Meryland, Jamie Raskin, en su primera intervención frente a los gestores del impeachment, el equipo de legisladores enviado por la Cámara baja para ejercer de acusación. A continuación, planteó que cuestionar la constitucionalidad del proceso implicaría que “si un presidente comete un delito en los últimos días de su mandato, lo hace con impunidad constitucional”.

En esta misma línea se pronunció el respetado abogado constitucionalista Charles Cooper, un conservador que, a través de un artículo de opinión en The Wall Street Journal, pidió a los senadores republicanos que reconsideraran defender las alegaciones de inconstitucionalidad, dado que sugerir que el Senado no pueda juzgar y condenar a expresidentes para impedir que puedan volver a ocupar un cargo público “desafía la lógica”.

Por su parte, los abogados de la defensa, Bruce Castor Jr. y David Schoen, remitieron un escrito a los gestores del impeachment en el que afirmaban que “el Senado carece de jurisdicción sobre el 45º presidente porque este no ostenta cargo público alguno del que pueda ser destituido, lo cual convierte al artículo del impeachment en irrelevante”.

Asimismo, en su primera exposición en nombre de la defensa, Schoen ha declarado que este juicio no es sobre Trump, sino sobre la propia Constitución. A lo que ha añadido que “esto es sobre abusar del poder del «impeachment» para un beneficio político”.

Por otro lado, Castor ha recordado que la mayoría de los presentes iban a haber vivido tres «impeachments»: el de Clinton en 1999 y los dos de Trump. De este modo, pretendía poner el énfasis sobre los peligros de convertir un procedimiento excepcional en algo de carácter prácticamente cotidiano.

Ahora, una vez resuelto el tema de la constitucionalidad, tratado de forma más política que legal por parte del bando republicano, toca examinar los hechos tras las acusaciones al expresidente, que se enfrenta al cargo de “incitación a la insurrección”.

En primer lugar, la Cámara de Representantes tendrá que determinar si Trump incitó el asalto al Capitolio para intentar revertir el resultado electoral. Respecto a este asunto, el congresista Joe Neguse, otro gestor del impeachment, ha afirmado que “los presidentes no pueden inflamar la insurrección en su última semana de mandato y después irse tranquilamente. Tienen ustedes que permitir que los juzguemos”, solicitaba a los republicanos.

Un partidario de Trump en el interior del Capitolio. Autor: Nicolás Lupo, 07/01/2021. Fuente. elDiario.es (CC BY-NC 2.0.)
Un partidario de Trump en el interior del Capitolio. Autor: Nicolás Lupo, 07/01/2021. Fuente. elDiario.es (CC BY-NC 2.0.)

Bien es cierto que las heridas abiertas podrían provocar un viraje en las votaciones, puesto que, al fin y al cabo, muchos de los senadores, ahora convertidos en miembros del jurado, fueron testigos y víctimas del asalto armado.

Además, el juicio comienza con un Capitolio rodeado de vallas, alambradas y cientos de soldados, que no dejan de recordar la violencia que originó iniciar esta segunda causa abierta.

De hecho, al inicio de la sesión se reprodujo un vídeo de 13 minutos que combinaba el acalorado mensaje que envió Trump previamente a sus seguidores con las imágenes más violentas del asalto, lo que conmovió a los senadores al recordar los hechos vividos. “Nunca recuperaréis nuestro país si sois débiles. Debéis mostrar fuerza”, exclamaba el presidente en su discurso.

Por otro lado, la defensa aún tiene que explotar sus argumentos. El primero de ellos, según los documentos que ha hecho públicos, era la presunta inconstitucionalidad del juicio. Una vez descartada la misma, le queda refugiar el discurso que Trump dirigió a sus seguidores el día 6 de enero bajo el amparo del derecho a la libertad de expresión, recogido por la primera enmienda.

En caso de que nada de esto funcione, su última estrategia sería acusar a los demócratas de que están intentando orquestar un “teatro político”.

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