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‘Hola 2021’, desmontando el vídeo viral de Tatiana Ballesteros

El pasado martes día 2 de marzo, se hizo viral un vídeo subido el 25 de febrero a la plataforma YouTube por una mujer llamada Tatiana Ballesteros con el título ‘Hola 2021’. Dicho vídeo se compartió hasta la fecha unas 200.000 veces en YouTube, moviéndose por Facebook e Instagram donde alcanzó las 3 millones de reproducciones, pero también por Whatsapp e incluso Telegram.

Horas después de viralizarse, muchas personas comenzaron a indagar quién era Tatiana Ballesteros y qué se escondía detrás de dicho vídeo. No en vano, muchas de las grabaciones virales relacionadas con la pandemia han resultado ser o bien falsas, o bien interesadas. O ambas.

Así, en poco tiempo, lo que parece un emotivo alegato de indignación ciudadana, se revela en realidad como un discurso interesado en favor de una determinada línea política y de unos postulados ideológicos muy alejados de la intención que el propio vídeo intenta vender, sostenido sobre la base de mentiras y medias verdades con el único objetivo de apelar a las emociones.

El vídeo de Tatiana Ballesteros

En el vídeo, de dos minutos y medio de duración y con una edición bastante profesional, aparece Tatiana Ballesteros hablando a la cámara con una música de fondo en la que, básicamente, hace un alegato contra la gestión de la crisis sanitaria por parte del gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos, al que no se menciona, pero del que se puede deducir debido a las continuas referencias a sus supuestas decisiones políticas.

La grabación podría dividirse en tres partes.

En una primera parte, sin dar nombres ni siglas, eso sí, critica las medidas y las acciones llevadas a cabo por el Gobierno, como el confinamiento, el cierre de la hostelería o la educación vía telemática, así como la falta de recursos para hacer frente a la crisis durante los primeros meses como la falta de EPIs para el personal sanitario, aludiendo a la obediencia de la ciudadanía.

Seguidamente, señala algunos sucesos como la subida de la factura de la luz en enero o el aumento del salario a los diputados como hechos criticables e imputables al Gobierno.

“Os pedimos que no subáis la luz en plena ola de frío. Os pedimos que no aumentéis la cuota de los autónomos cuando llevan meses sin trabajar. Os pedimos que no paralicéis el 20% en investigación pública porque nos seguimos muriendo de cáncer. Os pedimos que no os subáis el sueldo cuando España se muere”, dice textualmente.

En la última parte del vídeo, hace alusión a la mayoría de la ciudadanía, que piden “respeto, dignidad y honor”, ahondando en la crítica hacia el Gobierno cuestionando todas las medidas anteriores y concluyendo en que España es “un barco que navega a la deriva” y que “necesita un capitán” que lo dirija. “Somos 47 millones de españoles y, vosotros, solo unos pocos”, remata al final.

El vídeo concluye con una despedida que alude directamente al título del vídeo: “¡Ah! Hola 2021”. Tatiana Ballesteros, sonriente, se da la vuelta y desaparece por un camino, con un clásico fundido en negro al tiempo que la música de fondo se incrementa y aparece una conocida cita de Abraham Lincoln.

“Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”

Y, quizá aventurando lo que podría pasar, Tatiana Ballesteros coloca un revelador aviso donde reza “Nada de lo que se dice en este vídeo atiende a ninguna ideología política. Tan solo a la razón y ética humana. Por un mundo mejor”.

¿Quién es Tatiana Ballesteros?

Para poder entender el vídeo, es imprescindible analizar a su autora. Sin embargo, para el gran público, Tatiana Ballesteros es una gran desconocida.

Sus únicas declaraciones al respecto las dio en el programa Todo es mentira, conducido por Risto Mejide, donde volvió a insistir que no había ninguna intención ni ideología detrás del vídeo. Insistió que se trata de “un grito de ‘basta ya’ a la situación que tenemos. Veo que a mi madre le cuesta pagar la cuota de autónomos, y que amigos sanitarios se ven desbordados, viendo cómo se están riendo de nosotros” y que “no hay nada raro detrás. Que se den cuenta de que estamos cansados”.

En sus redes sociales se ha justificado también en diversas ocasiones, negando que sea afín a la ultraderecha.

Más allá de eso, Tatiana Ballesteros tiene redes sociales y un sitio web personal donde ha plasmado una pequeña biografía que es muy reveladora.

Según describe, Ballesteros es una criminóloga de 28 años, con estudios complementarios en psicología, que se dedica a la escritura y a la producción audiovisual. Ha escrito dos libros que se ha autopublicado: Matar a una puta sale gratis y La locura de lo eterno.

El punto más interesante de la biografía es el siguiente:

“Formaba parte del equipo radiofónico de La noche de autos, donde comparte micrófono con abogados, expertos en anatomía patológica y guardias civiles, entre otros. Este programa, que consigue una audiencia espectacular termina creando el proyecto en libro del programa, comenzando así su primera publicación La noche de autos.”

La noche de autos es, efectivamente, un programa radiofónico emitiado por Radio Ya, un medio fundado por Rafael López-Dieguez Gamoneda en 2017, actualmente consejero de la sociedad tras la emisora. López-Dieguez Gamoneda es a su vez yerno de Blas Piñar, quien fuera diputado por el partido de extrema derecha Fuerza Nueva entre 1979 y 1982 y referente de la ultraderecha durante la Transición española, vinculado a grupos como los Guerrilleros de Cristo Rey.

López-Dieguez Gamoneda también está vinculado a 13TV, cadena ultraconservadora del Grupo COPE, conglomerado mediático de la Conferencia Episcopal.

Su director actual es Javier Garcia Isac, locutor de radio colaborador y tertuliano de El Toro TV (antes Intereconomía), la cadena COPE o EsRadio, vinculado al partido derechista Foro Asturias, que también ha escrito artículos en El Correo de Madrid, El Mundo Financiero o Mediterráneo Digital.

En Radio Ya presenta Cita con la Historia y ha publicado un libro bajo el mismo nombre sobre la historia de España cuyo prólogo firma José Utrera Molina, un abogado y político español de extrema derecha que tuvo un papel destacado durante la dictadura de Franco, con cargos de subsecretario del Ministerio de Trabajo, de ministro de Vivienda y de ministro-secretario general del Movimiento Nacional.

Álvaro Romero Ferreiro dirige el programa Seamos Francos y su director de programas es el exmilitar retirado José Antonio Ruiz de la Hermosa, vinculados a El Correo de España y El Diestro.

Álvaro Romero es, de hecho, gerente de El Correo de España, un periódico digital de temática variada fundado en 2013 por el grupo Sierra Norte Digital SL que es a la vez una editorial (SND Editores) que destaca por publicar libros sobre Blas Piñar, amén de otras publicaciones calificadas como de revisionismo histórico que ensalzan a Francisco Franco o a Jose Antonio Primo de Rivera, líder de la Falange Española.

El Diestro, por su parte, es un portal digital de temática variada fundado en 2016 que se define como “diario de referencia de la derecha”. La empresa que está detrás, El Diestro Editorial, S.L., es dueña también del portal Hispanidad Católica.

Todas estas personas proceden, a su vez, del entorno de Diario Ya. Velo de Antelo y de Antelo Santiago, también consejero en Radio Ya, fundó Diario Ya en 2008 inspirado en la publicación Ya, un periódico editado por Editorial Católica entre 1935 y 1996 de ideología ultraderechista y franquista del que ha cogido incluso la tipografía de la marca.

En su Consejo Asesor y buena parte de sus colaboradores proceden o participan de medios tradicionalmente conservadores, como la cadena COPE y el periódico ABC, además de vinculados a asociaciones católicas. De hecho, existe una relación clara entre Diario Ya, Radio Ya, 13TV y el Grupo COPE a través de sus colaboradores y cargos dentro de las sociedades limitadas que están detrás.

Entre sus colaboradores también están personalidades como Pío Moa, conocido por su revisionismo histórico sobre el franquismo y la Guerra Civil española, así como autores que han colaborado con medios como Mediterráneo Digital, conocido por difundir bulos y “fake news” de sesgo ultraderechista.

Un rápido vistazo a los contenidos de Radio Ya es suficiente para ver que su orientación falangista y franquista, lo que no es de extrañar teniendo en cuenta las redes que existen detrás. En el propio programa donde colaboraba Tatiana Ballesteros, aparecen como firmas el propio Pío Moa y falangistas conocidos como el juez Fernando Fermín Calamita inhabilitado por homofobia; Manuel Parra Celaya, vicepresidente de la Fundación José Antonio; o José María García de Tuñón Aza, escritor de libros que hacen apología del falangismo.

Todo sea dicho, el programa La noche de autos no trataba cuestiones políticas, sino que se dedicaba al análisis de casos forenses en la cual Tatiana Ballesteros actuaba en calidad de experta, en principio sin vinculación directa con Radio Ya.

Al respecto, ha declarado que “nunca he pensado en la ideología que tenga una radio” y que si precisamente se fue de allí fue porque se “sentía incómoda, muy incómoda”.

Pese a ello, conocer el trasfondo de la autora del vídeo ofrece información para el análisis en sí del vídeo “Hola 2021”.

Análisis del vídeo

Un análisis completo del vídeo incluye necesariamente dos aspectos: por un lado, el relato del vídeo, es decir, si es cierto o no lo que está diciendo o parte de premisas erróneas o falacias argumentales; y, por otro lado, el discurso, es decir, que se puede interpretar de la retórica, de las afirmaciones, etc.

El relato del vídeo

En cuanto al relato, es importante ir punto por punto.

En la primera parte, Tatiana Ballesteros hace un resumen bastante simplificado de las acciones llevadas a cabo por el Gobierno durante los primeros meses de la pandemia de coronavirus.

Nos pedisteis que nos quedáramos en casa, y lo hicimos”.

En este punto, se hace referencia al confinamiento domiciliario decretado por el estado de alarma que entró en vigor el 14 de marzo de 2020 y duró hasta el 21 de junio del mismo año.

Estas y otras medidas se llevaron a cabo en multitud de países, incluyendo en Europa, como medida sugerida por las autoridades sanitarias, incluyendo la propia Organización Mundial de la Salud (OMS).

Aunque fue dura, muy especialmente durante el mes de abril cuando se decretó el cierre de toda actividad económica no esencial, dio resultado: España pasó de tener así 10.000 casos detectados al día el 15 de marzo a tener unos 300 el 21 de junio. Es más, bien aplicada, esta medida fue el comienzo del control de la pandemia en la inmensa mayoría de los países en los cuales se aplicó.

Nos pedisteis que nos pusiéramos una mascarilla, con su valor añadido, y lo hicimos”.

Este otro punto hace referencia a una de las tantas medidas higiénico-sanitarias sugeridas por la OMS, junto a la distancia de seguridad o el uso de gel hidroalcohólico, de obligatorio cumplimiento a partir del 20 de mayo de 2020.

En este punto, Tatiana Ballesteros hace referencia, además, al hecho de que el Gobierno no bajó el Impuesto del Valor Añadido (IVA) de las mascarillas. Sin embargo, obvia que el 21 de abril de 2020, se fijó el precio máximo de las mismas, además de la obligatoriedad a las empresas de proporcionársela a sus trabajadores. El 12 de noviembre de 2020, este precio máximo se bajó de 0,92 a 0,72 euros.

Nos pedisteis que cerráramos nuestros negocios, y lo hicimos”.

Junto al estado de alarma y las diferentes medidas para frenar los contagios, la práctica totalidad de todos los países del mundo han llevado a cabo restricciones en la actividad económica y productiva del país.

Concretamente, en España se limitó la actividad a lo estrictamente esencial entre el 30 de marzo y el 9 de abril y, además, se han llevado a cabo otras variaciones a lo largo de la pandemia, especialmente en el sector servicios por ser el que más contacto directo está con el público.

Estas medidas, de nuevo, han dado sus frutos, que se han notado especialmente durante el último pico de contagios. En solo un mes, se ha pasado de una media de 1.200 casos por cada 100.000 habitantes a unos 150.

Nos pedisteis como docentes que educáramos a las nuevas generaciones vía online, sin ayuda de nadie, y lo hicimos”.

Esta frase hace referencia a que, durante los meses que duró el confinamiento, las clases de colegios, institutos y universidades se hizo en casa, vía telemática.

Aunque la infraestructura educativa no estaba preparada para ello, hoy en día existen ya aplicaciones y sistemas que muchos centros educativos utilizan, a modo de aula virtual, y que desde la dirección de los mismos han acelerado su implantación, es falso que el profesorado haya estado “sin ayuda de nadie”. Además, buena parte del personal docente y el alumnado se quejaron de que durante la tercera ola no se aplicase de nuevo la educación online debido al aumento de casos, como de hecho se ha seguido haciendo en países como Reino Unido.

Lo cual, tiene sentido, teniendo en cuenta los riesgos que entraña dar clase en lugares cerrados, en pleno invierno, con aulas masificadas y con la parte de la población con mayor tendencia a no mostrar la sintomatología de la enfermedad.

Nos pedisteis como sanitarios que dobláramos nuestros turnos, con una bolsa de basura como protección, y lo hicimos”.

Es cierto que, especialmente durante los primeros meses de la pandemia, la situación fue especialmente precaria para el personal sanitario. La falta de EPIs y de personal provocó que, en ciertos hospitales y en ciertos momentos, hubiese un desbordamiento. Esta situación fue especialmente grave los meses de marzo y abril.

Sin embargo, aquí la falacia es culpar al Gobierno de esta situación. La crisis sanitaria provocó, en pocas semanas, un aumento de pacientes en los hospitales no solo de España, sino de todo el mundo. De hecho, la situación de las bolsas de basura se repitió también, por ejemplo, en Reino Unido.

Simplemente, el país no estaba preparado y, hasta que se consiguió el personal y el equipo suficiente y se controlaron los contagios, España sufrió las consecuencias no solo de lo que significa una pandemia, sino también de décadas de recortes presupuestarios y de privatización de la sanidad pública.

Por otro lado, el Gobierno “no pidió” estas situaciones. Fueron aplicadas por la dirección de los hospitales, a su vez dependientes de los departamentos de las autonomías correspondientes como consecuencia de la falta de recursos. Es más, la gestión de residencias o de centros sanitarios en todo momento siguió en manos de los gobiernos autonómicos, a pesar de las falacias de la derecha y de la extrema derecha al respecto.

En resumen, se está imputando al Gobierno una situación provocada por un conjunto de factores de los cuales tiene una leve responsabilidad. Y, al mismo tiempo, a los políticos en general de un contexto explicado por multitud de variables.

Nos pedisteis como empresarios que enviáramos a miles de personas al ERTE, y lo hicimos”.

Esta afirmación resulta extraña en tanto en cuanto el ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es una herramienta regulada en el artículo 47 del Estatuto de los Trabajadores que precisamente otorga facilidades a los empresarios.

Se trata de un “despido temporal”, en el cual el Estado se encarga de pagar una prestación al trabajador y, en función del caso, la empresa se libra parcial o totalmente de pagar las cotizaciones a la Seguridad Social de los salarios.

La paralización o reducción de la actividad productiva debido al estado de alarma se consideró y se considera causa de fuerza mayor total, por lo que la aplicación del ERTE, cuyos trámites fueron facilitados por el Gobierno, que además ha ido aprobando la prórroga de los mismos, beneficia directamente a las empresas, e indirectamente a los trabajadores al no perder su empleo, ya que la empresa está obligada a incorporar en plantilla al personal una vez finalice el ERTE.

¿Por qué entonces el vídeo lo plantea como una cuestión negativa? Pues porque para los trabajadores el ERTE ha supuesto un verdadero calvario, en primer lugar porque los trámites han colapsado la administración y en muchas ocasiones ha estado plagado de errores (incluyendo los cometidos por las propias empresas) y, en segundo lugar, porque durante el ERTE se cobra un 70% del salario los primeros 180 días y, después, un 50%.

Es decir, es mucho más inteligente plantear en una misma afirmación a empresarios y a trabajadores como víctimas del Gobierno que asumir la realidad de forma objetiva: los empresarios se han beneficiado de los ERTE.

Y lo hicimos porque sabíamos que era lo mejor para nosotros”.

Esta afirmación hace más una apelación a la moralidad que a la realidad para construir una dualidad discursiva.

De hecho, una parte importante de la población niega o rechaza buena parte de las medidas aplicadas durante la pandemia, ya sea por exceso o por defecto, e incluso hubieron manifestaciones en contra del estado de alarma en mayo promovidas por Vox, o también de negacionistas de la pandemia que provocaron altercados en septiembre.

Sin embargo, no se hace absolutamente ninguna crítica ni apelación a estos sectores de la sociedad (o incluso de entre los políticos) que, aunque más bien minoritarios, han tratado de evitar cumplir las normas higiénico-sanitarias o las de confinamiento.

Os pedimos que no subáis la luz en plena ola de frío”

Con esta afirmación se hace referencia al aumento de la factura de la luz en enero de 2021 de un 20,7% respecto a diciembre de 2020 y un 24,9% con respecto al mismo mes del año anterior.

No obstante, el Gobierno no tiene absolutamente ninguna responsabilidad en la subida del coste de la luz. El coste tiene que ver con las dinámicas de mercado, en el cual los comercializadores compran y venden a los consumidores la electricidad en base a la oferta y a la demanda, un modelo que además ha sido criticado por haber inflado los precios artificialmente en ocasiones con el llamado “déficit tarifario”, ya que el 80% de la potencia eléctrica instalada en España sigue estando en manos de las 5 grandes compañías que integran UNESA (Asociación Española de la Industria Eléctrica): Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, E.ON y EDP Hidrocantábrico.

En un mercado liberalizado, una ola de frío como la sufrida en España produce un aumento en la demanda que sube los precios, como de hecho pasó recientemente en Texas, donde la privatización de absolutamente toda la red de suministro provocó el aumento de hasta 16.000 dólares de la factura de la luz.

Por contrapartida, el precio de la luz bajó a un mínimo histórico con un descenso del 98% a finales de enero con respecto al año anterior. Por otro lado, 2020 fue el año con el precio medio de la factura de la luz más bajo de los últimos 15 años.

Pese a todo, hubo reacciones en el seno del Gobierno. Unidas Podemos, para evitar que esto volviera a suceder, especialmente en momentos de necesidad, propuso bajar el IVA de la factura de la luz y crear una empresa pública para compensar estos vaivenes del mercado, pero el PSOE se negó.

De hecho, Barcelona Energía, la comercializadora de energía de titularidad pública del Ayuntamiento de Barcelona creada en 2018 por Ada Colau (Barcelona en Comú), no subió los precios como en el resto del país.

Os pedimos que no subáis la cuota de los autónomos cuando llevan meses sin poder trabajar”

Tatiana Ballesteros habla aquí del hecho de que las personas autónomas en España deben pagar una serie de cotizaciones a la Seguridad Social por su actividad, la llamada cuota de autónomos que, de hecho, es cierto que cada año sube un porcentaje.

Pero, ¿por qué sube este porcentaje y a razón de qué? El Real Decreto-ley, de 28 de diciembre de 2018, aprobado por Pedro Sánchez cuando gobernaba el PSOE en solitario, contempla un incremento de los tipos de cotización por contingencias profesionales y cese de actividad en 2019, 2020 y 2021.

Así, se establece un aumento del tipo de cotización del 0,8% de 2020 al 0,9% en 2021 en el caso del cese de actividad y del 1,1% hasta el 1,3% por contingencias profesionales. Esto implicaría una subida de entre 3 y 12 euros al mes en enero de 2021. A las personas autónomas que se benefician de la bonificación de la llamada “tarifa plana” no se les aplica.

Sin embargo, pese a que el cambio de 2020 debería haber entrado en vigor al comenzar el año, no fue hasta octubre del año pasado cuando se aplicó la subida. De hecho, durante la mayor parte de 2020, los autónomos estaban pagando el 30% de su base de cotización, en lugar del importe correspondiente al 30,3%.

Con la aprobación del nuevo estado de alarma, el Gobierno ha vuelto a congelar la subida de la cuota, que finalmente no subirá en 2021.

Además, tanto a nivel estatal, como autonómico y municipal, se han aprobado diversas líneas de ayudas para pequeñas empresas y personas autónomas afectadas por las restricciones aprobadas para frenar los contagios, sentado un precedente en España al respecto.

Por lo tanto, la afirmación de Tatiana Ballesteros es falaz e incompleta.

Os pedimos que no paralicéis el 20% del presupuesto en investigación pública porque nos seguimos muriendo de cáncer”

Esta afirmación de Tatiana Ballesteros es una de las más abstractas, ya que no se sabe muy bien a qué hace referencia.

Los Presupuestos Generales del Estado presentados en octubre de 2020 incluían un aumento del 59,4% en investigación en I+D+i, el mayor incremento de la historia de España con 1.204 millones de euros. El total sería de 3.232 millones.

La cifra más similar y que podría constituir un hecho de crítica es que la inversión pública en investigación está un 25% por debajo respecto a la de 2009, pues en 2010 empezó la política de recortes presupuestarios del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) impuesta desde la Unión Europea por la crisis financiera de 2008.

No obstante, el presupuesto del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), que entre sus programas se encuentra la investigación del cáncer, sube a 402,7 millones de euros, un 48% más que en 2020, y por encima de los 369 millones que eran su máximo en 2009. Es decir, en España se investiga más en cáncer que nunca.

También es cierto que, según la previsión, en 2021 el total de la inversión en ciencia podría ser de 1,6% del PIB, frente al 1,25% de ahora, lejos del 2% que reclama buena parte de la comunidad científica. Además, según Eurostat, España sigue estando por detrás de países como Hungría (1,52%) o Portugal (1,36%), y muy por debajo de la media europea (2,18%).

Una cifra también interesante es que, desde 2018, los fallecimientos por cáncer se han reducido en un 1,3% en España.

Más allá de eso, se trata de una mentira.

Os pedimos que blindéis los contratos de las personas que estuvieron en primera línea de batalla”

Tatiana Ballesteros parte de una premisa cierta: la inestabilidad, la temporalidad y la precariedad laboral del personal sanitario en España, especialmente en el ámbito de la enfermería.

Según datos oficiales de las comunidades autónomas, al menos el 45% se encuentra contratado en régimen temporal, llegando a casi el 60% en la Comunidad Valenciana y al 80% en la Comunidad de Madrid.

Según el último informe de la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2019 hasta 134.400 profesionales del sector firmaron un contrato laboral con duración inferior a un año, el 25 % de los 518.400 que se contrataron.

Es por eso que, desde diciembre de 2020, el Gobierno está en contacto con sindicatos y asociaciones representativas del sector para estudiar un plan de estabilización del empleo.

Además, desde Unidas Podemos, se presentó una Proposición No de Ley (PNL) con dos objetivos: el retorno de los profesionales sanitarios que han emigrado para trabajar en otros países y la reducción de la temporalidad en el Sistema Nacional de Salud. Esta medida también ha sido reclamada por Ciudadanos y otros partidos políticos del hemiciclo.

También hay que decir que esta situación viola la norma de la UE sobre la temporalidad laboral y que, desde 2017, se está llevando a cabo un proceso de regularización para estabilizar el empleo público. Estas últimas proposiciones tienen como objetivo acelerar lo que ya es de obligado cumplimiento.

Por otro lado, las competencias en materia de Sanidad y, por tanto, de la contratación del personal sanitario, recae en las comunidades autónomas. Es por eso que existen cifras tan dispares: el 38% de temporalidad en el Osakidetza (sistema vasco de salud), el 49,4% en Navarra o un 40% en Galicia. No tiene demasiado sentido responsabilizar únicamente al Gobierno.

Además, la temporalidad y la precarización se han dado también como consecuencia directa de la crisis sanitaria. Por ejemplo, en Galicia, se ha duplicado la contratación temporal, pasando de un 23 a al 40%.

Y es que resulta mucho más rápido establecer contratos de interinidad que consolidar el empleo público. Aunque no es justificación, a menudo se recurre a la contratación temporal para cubrir necesidades puntuales para después, o bien reconvertir esas plazas, o bien no renovar los contratos.

Por lo tanto, la crítica de Tatiana Ballesteros, aunque parcialmente cierta, está sesgada.

Que apreciéis el arte y la cultura de este país”

Probablemente esta sea la frase más desconcertante de todo el vídeo de Tatiana Ballesteros.

Por un lado, porque no tiene absolutamente nada que ver con la temática del vídeo. Aunque entra dentro de las críticas que Ballesteros considera imputables al Gobierno, no está relacionada con la gestión de la pandemia.

Por otro lado, porque apela directamente a cuestiones subjetivas basadas en una interpretación personal. Es decir, es una apelación a la persona como tal, y no a una hipotética labor de gestión.

¿Por qué entonces Tatiana Ballesteros lo introduce en el vídeo? Para establecer una analogía entre una (hipotética) mala gestión y un (hipotético) odio a España. La premisa completa que Tatiana intenta vender es: “El Gobierno nos obliga a esto y encima hace mal su labor porque no quiere este país ni a su gente”. Esto se conoce popularmente como falacia del hombre de paja, mientras que la apelación personal se conoce como falacia ad hominem.

Dado que Ballesteros en su vídeo no ofrece ningún tipo de dato ni justificación acerca de por qué considera que el Gobierno no aprecia el arte y la cultura de España, resulta difícil ofrecer un análisis más exhaustivo.

Que entendáis que la hostelería es importante para todos”

Tatiana Ballesteros posiblemente considera que el Gobierno piensa que la hostelería no es importante, probablemente debido al cierre o la limitación de la actividad del sector durante diferentes momentos de la pandemia, especialmente entre el 30 de marzo y el 9 de abril.

Limitaciones que, a partir de la aprobación del estado de alarma del 25 de octubre, están en manos de las comunidades autónomas, las cuales han aprobado diferentes medidas en función de su criterio y de sus casos particulares. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid apenas ha aplicado limitaciones, mientras que en la Comunidad Valenciana la hostelería ha estado cerrada desde el 21 de enero hasta el 1 de marzo.

La defensa de la apertura de la hostelería aun en pleno pico de la tercera ola ha sido defendida por sectores de la derecha política, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lo cual ha generado multitud de críticas.

Y es que la hostelería ha sido cerrada en muchos países. Alemania, Francia, Portugal o Reino Unido son buenos ejemplos. De hecho, en casos como en Reino Unido, las restricciones en general han sido bastante superiores.

Es decir, no se trata de que el Gobierno piense o no piense que la hostelería sea o no importante. Se trata de dar prioridad a la salud pública en medio de la peor pandemia en cien años. Por no hablar de que, en última instancia, estas restricciones no han venido de la mano del Gobierno.

O a lo mejor Tatiana Ballesteros se refiere a la falta de ayudas o desamparo del sector. Sin embargo, aunque es posible que la gestión haya podido (y puede) ser mejor, las empresas hosteleras, además de acogerse a todas las ayudas y bonificaciones económicas aprobadas, se aprobó en diciembre de 2020 el Plan de Refuerzo precisamente destinado a la hostelería, además de otras líneas de ayudas autonómicas y locales, como el Plan Resistir de la Comunidad Valenciana.

En la frase de Tatiana Ballesteros se hacen dos afirmaciones: la primera, que el Gobierno piensa que la hostelería no es importante y que por eso aplica las medidas que aplica; y, la segunda, que toda la sociedad española no está de acuerdo con ello. Ambas cuestiones son categóricas, subjetivas y, por ende, rotundamente falsas.

Sin embargo, el apoyo de PP, Cs y Vox al sector hostelero ha sido una de las armas arrojadizas más habituales para hacer oposición, sumándose a todas sus manifestaciones, que incluso se intentaron capitalizar por parte de grupos de extrema derecha en Valencia, generando críticas dentro del propio sector.

La afirmación de Tatiana Ballesteros no es más que una redundancia impregnada de emocionalidad a esas mismas críticas.

Os pidamos que no os subáis el sueldo cuando España se muere”

Tatiana Ballesteros hace referencia a un bulo difundido por el partido de extrema derecha Vox en el cual la Mesa del Congreso, supuestamente, aprobaba para los diputados el 20 de octubre la subida del 0,9% de las retribuciones económicas que se aplica al personal funcionario en concepto de la revalorización de los salarios para ajustarse al nivel de vida (igual que se hace con las pensiones).

Sin embargo, todos los partidos votaron en contra de la aplicación de este 0,9% a los diputados, que decidieron congelar los salarios de los diputados debido a la situación del país por la crisis sanitaria.

Por lo tanto es un bulo al que se ha incorporado un elemento con una fuerte carga emocional, mencionando las muertes por coronavirus, dando a entender que al Gobierno le da igual que la gente fallezca mientras puedan subirse el sueldo.

El resto del vídeo lo conforman una serie de declaraciones de intenciones cargadas de subjetividad, emotividad y populismo que no se pueden ajustar a un análisis argumental.

El discurso del vídeo

En cuanto al discurso del vídeo, en realidad se puede extraer una variedad interesante de análisis.

Apelación a las emociones a través de la ambigüedad y la posverdad

Lo primero que llama la atención es que el vídeo está basado en un montón de falsedades y medias verdades mezcladas con cierta subjetividad, emotividad y una simplificación categórica (es decir, sin matices de ningún tipo, sin grises) de diferentes problemáticas que parten de premisas al menos parcialmente verídicas.

Se hace referencia directa a una serie de cuestiones que, incluso cuando no las crees del todo, resulta fácil identificarse con ellas por la carga simbólica y emotiva que llevan detrás.

Es decir, el discurso es lo suficientemente ambiguo como para que cualquiera se pueda sentir identificado pero al mismo tiempo las cuestiones más concretas apelan a creencias relativamente bien asentadas socialmente.

Así, el discurso apela a la unidad y a la rebeldía, a la crítica por la mala gestión política e incluso a cierto orgullo patrio. Cuando se habla de muertes, del sufrimiento de los sanitarios, de la hostelería o del cáncer, es muy difícil no empatizar, porque son sucesos que, en mayor o menor medida, son realidades palpables. Poco importa que el cierre de la hostelería esté justificado: la gente lo pasa mal, unos por no poder facturar y otros por no poder disfrutar de la vida social que antes gozaban. El vídeo apela así a ese malestar y no a la parte racional.

Tampoco importa si es cierto o no del todo en lo que se dice: la indignación por acciones políticas que no se han hecho bien o por cargos públicos que abusan de su poder es, en general, compartida. Y ese es parte del truco del vídeo: apelar a un malestar compartido aprovechando recursos comunicativos y el contexto del momento para dirigirlos a un punto concreto.

Pero, ¿rebeldía y unidad de quién y hacia a quién?

El nacionalismo populista de la derecha radical

Esta sería la segunda parte que llama la atención. La ambigüedad del vídeo de Tatiana Ballesteros incluye el no referirse a políticos concretos. Es fácil pensar que es un alegato contra la clase política en general. La propia Tatiana Ballesteros lo recalca al final: el vídeo no atiende a “ideología política alguna” sino a “la razón y la ética humana”.

Sin embargo, un análisis más profundo permite encontrar analogías claras entre el discurso nacionalista y populista que caracteriza a la nueva derecha radical.

Ballesteros hace una diferencia clara: el “nosotros” contra el “ellos”. El “nosotros” no hace ninguna referencia a los trabajadores, ni a las mujeres, ni a las personas LGTB, ni apenas a ningún tipo de colectivo vulnerable. Cuando habla de “nosotros” está hablando de “España”, como una aparente identidad, indivisible y concreta. En cambio, cuando habla de “ellos”, está hablando de los que se oponen al bien de “España”. De el «nosotros» que el vídeo intenta construir.

Esto se ve muy claro en varios fragmentos, especialmente los del final:

“Os pedimos algo muy sencillo. Os pedimos respeto, dignidad y honor. Si algo hemos dejado claro, es que España está muy por encima de vosotros….”

Se presenta una idea de España, pues, que se contrapone a las ideas y a las acciones políticas que Ballesteros critica en la primera parte del vídeo, que además está repleta de falsedades.

Acciones que hacen alusión directa al Gobierno, pues son aspectos que han estado reflejando los discursos de partidos como PP o Vox, incluyendo bulos sostenidos por estos partidos como el de la subida salarial.

Una frase clave que refleja esto es cuando, en la segunda parte del vídeo, dice que la ciudadanía pide “que apreciéis la cultura y el arte de este país”, pues a menudo una de las críticas de la derecha y la ultraderecha hacia la izquierda es que no respetan la cultura o las tradiciones de España, o incluso, que directamente no les gusta España o que se ponen del lado de los que quieren romper España. Todo el que no comparte la idea de España como nación única e indivisible es tildado de «enemigo» por la ultraderecha.

Cuando el discurso del vídeo recoge parte de las críticas de la derecha hacia el Gobierno, indirectamente, aunque no se les mencione, se está haciendo una referencia al Gobierno. Pero no solo al Gobierno, sino también a las medidas aprobadas para frenar el coronavirus, a la gestión de la pandemia y a la gente que hay detrás apoyándolas.

El “vosotros” no es otro que los políticos pero, además, unos políticos muy concretos. Esa dislocación de España, como entidad personificada que “se muere”, contra los políticos y sus ideas, que no solo están fuera de esa idea de España sino que además se contraponen, es un recurso muy utilizado por el populismo ultranacionalista, ya empleado por José Antonio Primo de Rivera, creador en 1934 del partido Falange Española de las JONS, el partido de inspiración fascista de España.

A pesar de que la realidad es que tanto PSOE como Unidas Podemos como el resto de grupos políticos que sostienen el Gobierno de España tienen la mayoría de los votos, no forman parte de esa idea de España en la que el discurso intenta englobar.

Otro de los fragmentos donde se ve claro es cuando hace mención a los empresarios. A pesar de que, a menudo, buena parte de los problemas de España vienen dado por la precariedad y la desigualdad laboral, se intenta englobar a los empresarios como las víctimas, además víctimas de un mecanismo como el ERTE que les beneficia directamente.

Por lo tanto, de lo que se trata es de apropiarse del concepto de España para apoyarse en una globalidad, en una mayoría inexistente, que permita contraponer el «nosotros» contra el «ellos» y, de forma aparente, sostener mejor el discurso de fondo.

En definitiva, de vender la idea de que la inmensa mayoría está de acuerdo en unas ideas, tiene razón y que, por lo tanto, está justificada cualquier actuación. De que 47 millones de españoles son ese «nosotros», esa «España». La propia Ballesteros lo dice al final: «no se trata de ideologías», sino de «razón y ética».

Sin embargo, esa idea ignora multitud de realidades dentro del territorio del Estado español que no son incluidas en la retórica. Esa homogeneización de los grupos sociales de un país, ignorando, por ejemplo, otras nacionalidades, maneras de entender el país o ideologías, es una de las máximas del nacionalismo. Y, por lo tanto, muy escorado a la derecha del tablero político.

El discurso de la antipolítica

También es interesante el fragmento donde dice “Y ahora, nos pedís que votemos. ¿A quién?¿A cuál? Está claro que España necesita un capitán para un barco que navega a la deriva, pero no está entre vosotros.”.”Somos 47 millones de españoles… y vosotros, solo unos pocos”.

En dicho fragmento, en primer lugar se apela a la desafección política. Todo el mundo ha dudado alguna vez de a quién votar, precisamente por la gran cantidad de casos de corrupción, desinformación e incoherencias de los partidos políticos, más aún en una sociedad tan crispada y en un momento de especial crisis.

Este primer fragmento, además, ha sido recogido por ideologías y grupos de todo el espectro político, tanto de izquierdas como de derechas. Sin embargo, el siguiente fragmento cambia totalmente el tono de todo lo demás. “Está claro que España necesita un capitán”. ¿Por qué España necesita un capitán?¿Por qué está claro?¿Quién ha decidido que esto sea así?

Las apelaciones a la necesidad de un líder al tiempo que se sostiene una línea antipolítica son características inherentes del discurso ultraderechista.

España tiene un Gobierno escogido a través de las urnas, que lo puede estar haciendo mejor o peor y, de hecho, tiene muchos aspectos criticables. Una crítica basada en la democracia y en el progresismo suele hacer referencia a colectivos vulnerables, a élites dominantes y a una necesidad de horizontalidad y de medidas a adoptar.

El Movimiento 15-M, nombre dado a las protestas desarrolladas entre 2011 y 2014, por ejemplo, buscaba desarrollar un sistema político alternativo a través de movimientos horizontales, donde los portavoces fueran meras correas transmisoras.

De hecho, en general, la izquierda suele hacer énfasis en la lucha de clases, en la igualdad y en la justicia social, aspectos que no solo se nombran en el discurso, sino que en algunos puntos de contraponen.

En resumen, se puede interpretar que lo que quiere decir Tatiana Ballesteros en su vídeo es que “los políticos no sirven, todo lo hacen mal porque no aman a España y solo miran por sus intereses, por lo que necesitamos a un líder fuerte que resuelva los problemas”.

La alternativa de Tatiana Ballesteros no es mejorar la democracia, adoptar un proyecto político u otro, o ni siquiera criticar el funcionamiento del sistema. El problema son “los políticos”, al tiempo que se necesita un líder que, además, “no está entre vosotros”. Similar al mantra de “todos los políticos son iguales” o “ni de izquierdas ni de derechas”. Una crítica a los partidos y a las propias elecciones, pero vacía, sin alternativa, más allá de un «capitán».

Es cierto que Tatiana Ballesteros sí hace varias peticiones concretas, pero son cuestiones demasiado específicas como para constituir una alternativa, quitando el hecho de que parten de premisas falsas. En cambio, una de las principales peticiones es “dignidad, respeto y honor”. Una vez más, una apelación ambigua y cargada de emocionalidad. En los subtítulos incluso aparece en mayúsculas.

A este tipo de discursos se le conoce como “antipolíticos”, pues no tiene como objetivo proponer un proyecto alternativo o realizar críticas constructivas, sino únicamente atacar a “los políticos” al presentarlos como “enemigos de la nación”. Ni de izquierdas, ni de derechas, de “lógica y sentido común”, “sin ideologías”, “todos los políticos son malos”… todo forma parte de la misma premisa que al final lo que busca es una aversión a los mecanismos democráticos que permita crear el caldo de cultivo que justifique acciones alejadas de dichos mecanismos.

Aunque pueda parecer inofensivo o incluso exagerado, los males que han rodeado históricamente a muchas democracias se han usado y se usan como justificación de prácticas reprobables. La democracia es más frágil de lo que parece.

Se ha visto hace poco con la justificación de la elusión de impuestos por parte de youtubers que se marchan a Andorra. Se vio en marzo cuando Santiago Abascal pidió un «gobierno de concentración nacional» con el ejército dirigiendo los servicios públicos. Se vio durante el fallido golpe de estado del 23 de febrero de 1981. El desapego al sistema político es una oportunidad que, históricamente, la extrema derecha ha aprovechado mediante discursos como el de Tatiana Ballesteros.

Y todo parte del mismo sesgo y de las mismas falacias.

¿Por qué el vídeo funciona?

Es indiscutible que el vídeo ha funcionado muy bien. Se acerca a las 200.000 reproducciones en YouTube y más de 3 millones en Instagram. Y es que cumple con ciertas premisas comunicativas que han favorecido que llegue a gustar a gente de diversa ideología y de grupos sociales muy diferenciados.

Joseph Goebbels fue un prominente miembro de la alta jerarquía del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, por sus siglas NSDAP o, simplemente, partido nazi, al que se le atribuye muy buena parte del éxito de las estrategias de comunicación y propaganda del partido para implantar la agenda e ideología del nazismo en la sociedad alemana a finales de los años 20 y principios de los 30 a partir de una serie de principios básicos.

A través del estudio de sus discursos, sus escritos y sus métodos, los expertos han identificado hasta 11 principios ideológicos que guiaban la propaganda del partido nazi.

11 principios que, de hecho, se ajustan al vídeo de Tatiana Ballesteros y que pueden explicar su buen funcionamiento, amén de la edición, la música, el tono y otros recursos comunicativos.

1. Principio de simplificación y del enemigo único

La estrategia de la extrema derecha se basa, entre otras cuestiones, en hacer una diferencia entre el “nosotros” y el “ellos”, sobre los cuales hay ciertos prejuicios ya asentados, o bien rivales políticos de ideas consideradas contrarias, a los cuales se les culpa de todos los problemas del país.

Así pues, para que la sociedad pueda identificar a ese enemigo, se intenta simplificar al máximo, tanto en su extensión como en su denominación.

El vídeo de Tatiana Ballesteros se basa, de hecho, en este principio. “Somos 47 millones de españoles y, vosotros, solo unos pocos”. La contraposición entre “España” y “los políticos”, una separación dislocada artificialmente para cargar de populismo el discurso. Y, por supuesto, los políticos son los que tienen la culpa de todo. No las grandes empresas, no el sistema económico, no las desigualdades estructurales. No. Los políticos.

Partidos como Vox utilizan este mismo principio para atacar al Gobierno, a la izquierda, etc.

2. Principio del método de contagio

Este principio muy en línea con el anterior. Se trata de que el “enemigo” (o enemigos) señalados intenten conformar categorías lo más homogéneas e inclusivas posible.

Tatiana Ballesteros menciona una gran variedad de críticas que, en realidad, están tergiversadas y cuya responsabilidad está repartida. Es decir, hay muchos tipos de políticos: estatales, autonómicos, locales… y la gestión de la pandemia ha sido muy dispar según de quién se trate y según el momento.

A Tatiana Ballesteros esto no parece importarle. “Vosotros” incluye todo aquello que es malo y que viene de la mano de los políticos, todo aquello que perjudica al “nosotros”.

Vox hace lo mismo, por ejemplo, cuando tilda de comunista o de terrorista a personas o partidos que, estrictamente, no entran en esta definición. Santiago Abascal, líder de Vox, en 2014 llegó a tildar al PP de “neocomunista”, por citar un ejemplo.

3. Principio de la transposición

Probablemente sea uno de los principios más utilizados por la propaganda ultraderechista. Se trata de deshacerse de los adjetivos negativos, defectos u errores propios e incluso inherentes a la propia extrema derecha y hacer que se asocien con los adversarios políticos o con ese “enemigo único”.

Este principio en el vídeo de Tatiana Ballesteros es más sutil que evidente, pero se puede deducir cuando habla de “un capitán” que “dirija España”. Ahí deja claro que, aunque ataque a “los políticos”, en realidad no están todos en el mismo saco.

Es decir, todo lo negativo proviene de “los políticos”, pero de una parte concreta. Por supuesto, ese “capitán” está completamente libre de dichas acciones, sea quien sea.

Vox, por ejemplo, hace esto mismo cuando acusa de nazismo y xenofobia al movimiento independentista catalán, o incluso culpa a la izquierda del asalto al Capitolio de Estados Unidos por seguidores de Donald Trump el pasado 6 de enero.

4. Principio de la exageración y desfiguración

Este principio en realidad es básico. Consiste en exagerar todo lo posible un hecho para convertirlo en un suceso de gravedad al que hay que atender de manera inmediata.

La exageración y la dramatización de los hechos es una estrategia muy utilizada por la extrema derecha para, a partir de la anécdota o la excepción, establecer generalidades que construyan una realidad que no es tal que les permita justificar su agenda política.

Tatiana Ballesteros se permite estas licencias cuando dice que “España se muere”, cuando señala el uso de mascarillas como un hecho criticable, o cuando pide “respeto, dignidad y honor”. El vídeo intenta vender la idea de que los políticos, con sus medidas para frenar el coronavirus y con sus fallos en la gestión de la pandemia, están traicionando a España y faltando al respeto a la gente, y no porque lo hayan equivocado, sino porque lo han hecho mal a propósito al estar más pendiente de sus intereses.

Vox hace esto constantemente, tildando de “traidores a la patria” a sus rivales políticos por la adopción de casi cualquier medida que no encaje con su idea de “nación”.

​5. Principio de la vulgarización

El principio de la vulgarización establece, en líneas generales, que la estrategia de comunicación debe ser lo más populista posible, adaptando los mensajes a un nivel intelectual muy bajo. Este principio puede resumirse en la siguiente cita:

“Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”

Así, la extrema derecha usa mensajes y lógicas terriblemente simples. Un gran ejemplo puede verse en el tweet que escribió Santiago Abascal llamando “socialcomunistarra” al Gobierno de España. La ultraderecha no está preocupada por el debate político, sino por convertir sus mensajes en píldoras fácilmente digeribles.

El vídeo entero de Tatiana Ballesteros es una oda al principio de vulgarización, así como todas y cada una de las ideas que intenta transmitir. No hay absolutamente ningún análisis profundo de ninguna problemática, ni una crítica constructiva, ni nada parecido. Es un alegato completamente vacío repleto de emocionalidad, subjetividad y pura tergiversación.

6. Principio de orquestación

Este principio es también muy básico y conocido. Se trata de que las campañas de comunicación se reduzcan a un número limitado de ideas pero que se repiten una y otra vez.

Si se repite una y otra vez que los políticos se subieron el sueldo durante la pandemia, al final la gente se lo cree. Si se repite una y otra vez que la culpa de todo es de los políticos, la gente se lo cree. El vídeo de Tatiana Ballesteros se limita, de hecho, a unas pocas ideas y a una muy general, que es una réplica de un discurso que sostiene la extrema derecha en España, con reducidas diferencias.

Esto se ha aplicado (y se aplica) a la financiación ilegal de Podemos y a su relación con Cuba, China, Venezuela, Corea del Norte o Irán.

Este mantra, repetido una y otra vez por parte de la derecha y la ultraderecha, se ha chocado contra el hecho de que no existe absolutamente ninguna prueba de esta supuesta financiación ilegal. Desde la fundación de Podemos en 2014, hasta diez denuncias han sido archivadas, es decir, que ni siquiera han sido admitidas a trámite.

7. Principio de renovación

Este principio establece que las informaciones y argumentos deben estar en renovación y actualización continua. Es lo que se conoce popularmente como “marcar la agenda del debate político”, es decir, ir un paso por delante de tal forma que, cuando dichas informaciones o argumentos se hayan desmentido, ya no le importe a la mayoría de la gente porque el foco está en otra cuestión.

El propio vídeo de Tatiana Ballesteros es un bombardeo de ideas, algunas de ellas un tanto inconexas, demasiado simples y ambiguas como para que induzcan a una reflexión más profunda.

Porque no importa que la información sea real o no, o que sea desmentida o no: lo importante es generar un imaginario colectivo, una sensación más emocional que racional, una suerte de posverdad: los políticos son el problema.

8. Principio de la verosimilitud

Este principio es uno de los más complejos y difíciles de detectar. Consiste en que las afirmaciones vertidas utilicen fuentes o datos reales o parcialmente reales.

Es decir, aunque se esté mintiendo o sosteniendo una tergiversación, si es posible, hay que partir de algún dato, incluso aunque el mismo dato esté tergiversado. Una técnica similar a la que usan las pseudociencias para sostener una falsa verosimilitud.

Tatiana Ballesteros, de hecho, en cada una de sus críticas y señalamientos a “los políticos”, parte de críticas e incluso premisas que son reales, al menos parcialmente. Y que incluso están en el imaginario colectivo. El problema es, precisamente, que se trata de “medias verdades”, pero que se utilizan para sostener un discurso.

9. Principio de la silenciación

El principio de silenciación no es más que desviar la atención sobre los temas que no interesa tratar.

Por supuesto, el vídeo de Tatiana Ballesteros se centra precisamente en aquellos puntos que más pueden tocar la fibra e ignorando las partes positivas de la gestión de la pandemia, e incluso difundiendo el bulo sobre la subida del sueldo.

Pone el foco donde le interesa para poder vender un discurso que no es “ni de izquierdas ni de derechas”, pero que casualmente copia las formas y la agenda de la extrema derecha.

10. Principio de la transfusión

El principio de transfusión establece que el relato político se asiente sobre prejuicios y creencias preexistentes para que así los argumentos apelen a cuestiones más emocionales y primitivas que racionales.

Cuando el fascismo italiano de los años 20 y 30 apelaba a la glorificación del Imperio Romano o el franquismo lo hacía con el Imperio Español y los Reyes Católicos; o cuando Adolf Hitler culpaba de todos los males a la población judía y al comunismo, estaban haciendo uso de este principio.

Evidentemente, sin las creencias asentadas acerca de los políticos, sin el contexto y sin la crispación social que existe actualmente, el vídeo de Tatiana Ballesteros habría pasado totalmente desapercibido.

El vídeo es una apelación constante a cuestiones que tocan puntos sensibles: la muerte, el cáncer, las bolsas de basura con las que se protegían los sanitarios, el calvario de los ERTE y de la enseñanza telemática… todo va directo a la emocionalidad, que luego en la segunda y tercera parte del vídeo redirige hacia donde le interesa: el “vosotros”.

Viene a decir “¿ves todo esto malo que sientes? Es por culpa de esta gente, que no cumple porque no quiere a España y encima te pide que votes”. No busca la reflexión. Busca el impulso.

11. Principio de la unanimidad

El último principio, el de la unanimidad, se basa en un detalle que parece nimio: vender la idea de que el discurso o el relato que justifica la agenda política es una realidad compartida, además, por “todo el mundo”.

Esto incluye actuar como si los hechos fueran ciertos y comprobados y, por lo tanto, no sujetos a discusión o debate. Afirmar, por ejemplo, que todos los habitantes de un país están preocupados por un problema en concreto también sería una aplicación del principio de unanimidad.

Es probablemente, el principio que más claramente se aplica en el vídeo de Tatiana Ballesteros.

En la primera parte, en cada una de las afirmaciones, utiliza la primera persona del plural “nos”, y acabo con un “y lo hicimos”. En este punto, el vídeo ya lo deja claro: Tatiana Ballesteros habla por toda la ciudadanía española, o eso quiere transmitir.

En la segunda parte, el fragmento “Y lo hicimos porque sabíamos que era lo mejor para nosotros”, establece la premisa de que toda España se ha sacrificado y lo ha hecho por igual: empresarios, trabajadores, mujeres, hombres, jóvenes, mayores… El “nosotros” ha cumplido. El “vosotros” no. Y por eso están enfrentados.

Además, establece una serie de peticiones en las cuales, de nuevo, se engloba a toda la ciudadanía española: “Os pedimos que…”. O también se ve claro cuando dice que “la hostelería es importante para todos”.

Sin embargo, es en la tercera parte donde más se ve el uso de este principio. “España está por encima de vosotros”. “Está claro que España necesita un capitán…”.

Por supuesto, son todo falacias. Ni todo el mundo se sacrificó por igual, ni estaba de acuerdo en lo mismo, ni vivió las mismas experiencias, ni está de acuerdo con que la gestión de la pandemia fuera negativa, ni piensa que la hostelería sea tan importante, ni tiene claro que haga falta un «capitán», ni tampoco que España sea «un barco que navega a la deriva».

El argumento para sostener esta falacia es que se está «apelando a la unidad», pero en el momento en el que se excluyen opiniones y puntos de vista, es una unidad excluyente. Una España donde, en realidad, no están todos.

Conclusiones

El vídeo de Tatiana Ballesteros no es más que un alegato populista asentado en medias verdades que se alinea con el ultranacionalismo y la antipolítica repleta de la falsa rebeldía característica de la alt-right, que a su vez se basa en varios de los mismos principios comunicativos del fascismo clásico.

Sin embargo, esto no convierte a Tatiana Ballesteros en ultraderechista. Es probable que su vídeo haya estado orquestado e ideado a imagen y semejanza de la extrema derecha como parte de algún tipo de estrategia de marketing, pero también es probable que no, que Tatiana simplemente haya hecho un vídeo que ha sabido encajar en el imaginario colectivo.

Es decir, es probable que, con sus conocimientos en el ámbito audiovisual, el vídeo de Tatiana Ballesteros haya puesto un espejo frente a la sociedad y haya sacado a relucir las debilidades que están haciendo que la extrema derecha esté en auge en medio mundo.

Es relativamente fácil que una persona al azar piense de manera muy similar y/o comparta aspectos, racionales o emocionales, con ese vídeo. Existe desafección, crispación, sensación de desamparo y multitud de problemas que están siendo aprovechados por la derecha radical que, sin descanso, da la batalla cultural a la izquierda con sus brazos mediáticos y sus organizaciones y personalidades afines para implantar, precisamente, esa suerte de posverdad, esa burbuja falsa, más repleta de sensaciones que de hechos, que empuja a la gente en última instancia a abrazar el fascismo.

Puede que la viralidad del vídeo de Tatiana Ballesteros sea precisamente una señal de que están teniendo éxito en esa empresa. Y de que, quizá, la izquierda no está sabiendo estar a la altura de las necesidades de la gente.

Desde un punto de vista objetivo, hay pocas pruebas que relacionen a Tatiana Ballesteros con el ambiente de la extrema derecha, más allá de haber participado hace años en una emisora de radio falangista como colaboradora y haber publicado un libro sobre estos programas.

Probablemente no sería justo, de hecho, aunque existan evidencias de cierta vinculación en el pasado, asumir las creencias ideológicas de nadie, sobre las cuales ella tiene y tendrá siempre la última palabra.

Sin embargo, que su discurso se acopla perfectamente a la estrategia de la extrema derecha, concretamente a la antipolítica, al nacionalpopulismo y a la retórica comunicativa, es un hecho que resulta fácilmente contrastable y del que se pueden extraer todavía varias lecturas.

Juzgar si Tatiana Ballesteros es una víctima o una verdugo (o un poco de ambas) es otra cuestión. Ella sigue insistiendo no solo que no es de ultraderecha, sino que repudia estas ideas y al lugar donde estuvo trabajando. A través de Instagram, ha recalcado varias veces su rechazo a la ultraderecha y ha incidido en que su grabación obedece a cuestiones personales. Considerar esta posibilidad sería también muy interesante desde un punto de vista de análisis sociológico.

Mientras tanto, personalidades de la derecha mediática como el youtuber Rubén Gisbert, ya han elogiado el vídeo y se han apresurado a utilizar a la criminóloga para reforzar sus ideas mediante su participación en tertulias o entrevistas.

Probablemente, la semana que viene casi nadie recuerde a Tatiana Ballesteros, pero su vídeo ya ha quedado Al Descubierto.

Tatiana Ballesteros en su vídeo 'Hola 2021'. Autor: Captura de pantalla realizada el 03/03/2021 a las 20:46h. Fuente: YouTube
Tatiana Ballesteros en su vídeo ‘Hola 2021’. Autor: Captura de pantalla realizada el 03/03/2021 a las 20:46h. Fuente: YouTube

Adrián Juste

Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

Un comentario en «‘Hola 2021’, desmontando el vídeo viral de Tatiana Ballesteros»

  • «Adrián Juste

    Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.»

    El fascismo por más buenista que sea, sigue siendo fascismo…

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