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Viktor Orbán impulsa una alianza de la extrema derecha europea y superar al Partido Popular Europeo

El pasado jueves día 1 de abril, se celebró en Budapest una pequeña cumbre a la que acudió Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría y representante del partido ultraderechista Fidesz, su homónimo polaco Mateusz Morawiecki y líder de Ley y Justicia (PiS), y Matteo Salvini, líder de La Liga. Su objetivo es tratar de tejer una alianza con toda la extrema derecha europea para disputarle el puesto al Partido Popular Europeo (PPE), el cual lleva siendo el partido más apoyado durante aproximadamente veinte años.

Uno de los detonantes de esta estrategia fue, tras varias vicisitudes, encontronazos y vaivenes, la expulsión de Fidesz del Grupo Popular Europeo el 3 de marzo y el abandono Vicktor Orbán del partido unas dos semanas más tarde, en el cual llevaba ya varios años. Así, Orbán ha cargado duramente con el PPE, asegurando la vuelta de los valores conservadores europeos que, supuestamente, el PPE ha abandonado.

Orbán, Salvini y Morawiecki: así es la nueva alianza de la extrema derecha europea

Para ello, la intención es empezar creando una nueva plataforma con su núcleo central en estos tres partidos, pero con la idea de aglutinar a todo el panorama político que encaje dentro del espectro de la ultraderecha o la derecha conservadora descontenta con el PPE.

Viktor Orbán durante una sesión del Parlamento Europeo con Mariano Rajoy al fondo. Autor: Partido Popular Europeo. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.) extrema derecha europea
Viktor Orbán durante una sesión del Parlamento Europeo con Mariano Rajoy al fondo. Autor: Partido Popular Europeo, 17/10/2012. Fuente: Flickr (CC BY 2.0.)

Las líneas principales y comunes serán el euroescepticismo o la crítica a la Unión Europea, el ultraconservadurismo y la antiinmigración, entre otras cuestiones, alineadas con la estrategia de la nueva derecha radical o alt-right, la línea populista y ultranacionalista nacida en Estados Unidos de la mano de Steve Bannon, jefe de campaña de Donald Trump en 2016 y que ha sido la fuente de inspiración y principal think tank de la extrema derecha moderna.

Así, esta invitación se ha centrado en una nueva cita de esta iniciativa en mayo y que será o bien en Budapest o bien en Roma, la capital de los países de los otros dos fundadores del nuevo grupo político.

De tener éxito y conseguir que todas las formaciones similares se unan, ahora desperdigadas en los grupos parlamentarios Identidad y Democracia (La Liga, Partido Popular Danés, Partido de la Libertad de Austria, Agrupación Nacional de Francia…) y Conservadores y Reformistas Europeos (Vox, Solución Griega, Ley y Justicia, Movimiento Nacional Búlgaro, Alianza Nacional de Letonia, Hermanos de Italia…), podrían convertirse en el tercero más grande del Parlamento Europeo.

El discurso ultraderechista, asentado en el anticomunismo (y contra la izquierda en general), la xenofobia, el racismo, el antifeminismo, el supremacismo, el populismo de corte nacionalista y en la reducción de las libertades y derechos democráticos fundamentales, podría llegar a marcar la agenda política europea, como de hecho ha logrado en más de una ocasión Hungría y Polonia, por ejemplo, al bloquear las ayudas europeas para el coronavirus.

¿Es posible que la extrema derecha europea se una?

A pesar de que en prensa, tanto Salvini como Orbán, principales portavoces de la iniciativa, se han mostrado muy seguros de esta alianza, la realidad es que es muy difícil. Debido al ultranacionalismo y la desconfianza hacia el proyecto europeo que les caracteriza, la colaboración entre formaciones políticas de otros países se hace muy complicada, especialmente cuando se trata de países del este con los del oeste, y los del norte con los del sur.

De hecho, no es la primera vez que se intenta algo así. El propio Steve Bannon intentó tejer una alianza similar pero no únicamente de la extrema derecha europea, sino a escala internacional, tratando de aplicar lo aprendido en Estados Unidos para influir en las elecciones europeas de 2019.

Sin embargo, fracasó. A pesar de que consiguieron un mayor peso electoral, no lograron suficiente poder para marcar agenda política. Mientras que la extrema derecha europea se dividió por sus amplias diferencias, la derecha moderada y liberal consiguió unirse bajo el paraguas de Emmanuel Macrón, presidente de Francia, y su grupo Renovar Europa, que llegó a los 98 europarlamentarios.

Y es que, por ejemplo, Marine Lepen, líder de Agrupación Nacional, está llevando a cabo un giro discursivo adoptando postulados del discurso izquierdista en el cual le conviene alejarse de la extrema derecha europea; Mateusz Morawiecki se muestra escéptico ante la cercanía de Orbán y Salvini a Rusia, puesto que Polonia y el país de Putin no se llevan especialmente bien; el propio Salvini no parece muy cómodo con Hermanos de Italia, la formación de ultraderecha liderada por Giorgia Meloni que le pisa los talones y que está siendo hábil a la hora de buscarse aliados, como Vox en España…

Por otro lado, la pandemia ha afectado especialmente a la ultraderecha. Mientras que la postura a favor de la UE se ha reforzado, y los partidos tradicionales se han visto más apoyados, el haber adoptado un punto de vista discrepante, basado en «priorizar la economía», ha llegado a provocar la caída de Donald Trump, y muy probablemente a Jair Bolsonaro en Brasil le espera el mismo destino. Ante esto, la extrema derecha europea ya ha ido cambiando el tono de su discurso y centrándose más en «recuperar los valores tradicionales».

La alianza sería el tercer grupo más numeroso

Pese a todo, la ambición se puede entender pues, ahora que Fidesz se encuentra en el grupo de no adscritos, ha perdido considerablemente su influencia, una influencia que le venía muy bien a su principal aliado, el PiS.

Por el momento, la suma de los diputados de Fidesz (13), el PiS (25) y La Liga (27), suman 65, lo que ya los sitúa por encima del grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), que cuenta con 62, pero donde, además, el PiS domina ampliamente. Es por eso que esperan que el enorme peso del partido del primer ministro polaco atraiga a todo el grupo parlamentario a su causa, lo que les daría un saldo de 102 escaños, situándoles en el tercer puesto.

Y esto suponiendo que ningún partido del grupo Identidad y Democracia decida unirse también al llamamiento ultraderechista. De este grupo, Salvini es el que tiene más peso con sus 27 diputados, por lo que podría atraer a alguna fuerza política más, como Interés Flamenco de Bélgica, que cuenta con 3 escaños; o el Partido de la Libertad de Austria, que tiene otros 3 europarlamentarios. No obstante, Agrupación Nacional tiene un considerable peso también en dicho grupo al contar 23 escaños. Si la formación liderada por Lepen decidiera quedarse, tal vez Salvini se quedara solo.

No obstante, en el caso de mayor éxito, el nuevo grupo ascendería a la segunda posición con 150 escaños, quedándose a escasa distancia del PPE, el cual tiene tras la marcha de Fidesz 174 diputados. En este escenario, la extrema derecha europea tendría una fuerza considerable para influir en los asuntos políticos de la Unión Europea, lo que pondría en peligro el proyecto europeo.

Si, además, algún partido del propio PPE descontento con el grupo decide también unirse a la causa de Orbán, la situación podría torcerse incluso más. Las políticas de Viktor Orbán y que han motivado su expulsión del GPE ha sido la continua vulneración de los principios europeos como la independencia judicial, la libertad de expresión o el rechazo de cualquier discriminación, vulneración que ha venido de la mano de decisiones bajo el paraguas del concepto «democracia iliberal», un tipo de régimen que conservaría el parlamentarismo y el sufragio para legitimar un modelo de gobierno autoritario.

Por el momento, todo queda en una declaración de intenciones y la respuesta al llamamiento por parte del resto de partidos de extrema derecha todavía no ha sido explícita ni oficial.

Adrián Juste

Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

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