Europa

La crisis en Ceuta: así se aprovecha Vox de un conflicto político

El pasado 17 de mayo se produjo una de las mayores crisis migratorias y humanitarias de la historia española reciente. El primer día, casi 3.000 personas, 1.000 de ellas menores de edad, se lanzaron al mar esquivando los controles fronterizos marroquíes hasta llegar a la Ciudad Autónoma de Ceuta. Fuentes cercanas señalaban la pasividad de las fuerzas de seguridad fronterizas marroquíes ante el suceso.

El hecho ocurrió después de unos días de escalada de tensión diplomática entre España y Marruecos. Tras el primer día, las llegadas fueron aumentando hasta alcanzar números cercanos a 10.000, según fuentes oficiales del gobierno; de todas ellas, unas 7.500 fueron devueltas a Marruecos.

El detonante de la crisis migratoria, política y humanitaria tiene que ver, como no podía ser de otra manera, con motivos políticos. Concretamente, la acogida de uno de los principales líderes de la oposición al gobierno de Marruecos, Brahim Galí, y toda la dispuesta geopolítica en torno a la región del Sáhara Occidental.

Las imágenes de las personas inmigrantes llegando desoladas a costas españolas abrieron noticieros y se hicieron virales. Las actuaciones de rescate de ONGs y de las fuerzas de seguridad españolas fueron en su mayoría aplaudidas y valoradas, pero en redes sociales un gran número de personas criticaba dichas operaciones de rescate mientras lanzaban mensajes de odio contra las ONGs y las personas inmigrantes.

En este sentido, Vox ha realizado una enorme campaña xenófoba y ultranacionalista usando todos los recursos posibles. Dicha campaña comenzó en redes sociales y desembocó en un intento de mitin fallido el pasado 24 de mayo.

Este mitin fue prohibido en un primer momento por las autoridades del gobierno por motivos de seguridad y, posteriormente, tras negarse Vox a acatar la orden ejecutiva, múltiples vecinos de la ciudad protestaron contra la presencia del partido ultraderechista, impidieron que este se produjera, una protesta que acabó en disturbios.

Vox ha utilizado una estrategia durante toda la crisis que conviene analizar, como referencias al discurso del expresidente Donald Trump y el uso de bulos y desinformación.

La cuestión del Sáhara Occidental y las relaciones entre España y Marruecos

Manifestación del Frente Polisario en Madrid. Autor: -jkb-, 11/11/2006.
Fuente: Wikimedia Commonsn(CC BY-SA 3.0)

La disputa en torno a la región del Sáhara Occidental tiene unas profundas raíces, remontándose su inicio a 1884 y 1885. En esos años se celebró una conferencia internacional, la Conferencia de Berlín, evento donde las principales potencias coloniales europeas, entre ellas España, pactaron el reparto colonial de la mayor parte del continente africano.

Al Estado español le correspondió, entre otras, el control del Sáhara Occidental debido a que se situaba dentro de la esfera de influencia española acordada. Desde ese día hasta el año 1976, la región permaneció bajo control español, pero tras la renuncia española sobre la región al dejar pasar a las tropas marroquíes de la Marcha Verde, siendo así ocupada por Marruecos.

Años atrás, en 1973, nacería el Frente Polisario, movimiento político que luchaba por la descolonización del Sáhara Occidental y el derecho de autodeterminación para el pueblo saharaui para lograr así su completa soberanía.

La descolonización de la región ya fue exigida por la ONU al dictador Francisco Franco, el cuál nombraría al Sáhara Occidental como provincia española para escapar legalmente de la obligación de la organización internacional: legalmente el Sáhara Occidental pasó de ser una colonia a ser provincia española.

Posteriormente, en 1967, España accedería a organizar un referéndum de autodeterminación debido a las constantes presiones de la ONU, pero este jamás llegaría a realizarse. Al mismo tiempo, sectores nacionalistas marroquíes soñaban con la anexión de la región para construir la soñada Gran Marruecos, si bien de fondo se escondían intereses económicos.

Tras el abandono español y la ocupación marroquí se desató un conflicto armado entre el Frente Polisario, que exige la autodeterminación saharaui, y el Estado Marroquí, que ocupa ilegalmente la región.

La guerra terminó teóricamente en 1988 tras un Plan de Paz de la ONU que fue aceptado por las 2 partes y que incluía el derecho a un futuro referéndum que tampoco llegaría a producirse. Lo que Marruecos si hizo fue dividir la región en 2 partes levantando un muro fronterizo de 2700 kilómetros que separaría lo que denominaron “zona libre” y la zona de soberanía marroquí.

La tensión volvió a aumentar el año pasado cuando el líder populista de derecha, Donald Trump, reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental antes de perder su cargo. Este reconocimiento lo concedió tras comprometerse el gobierno de Marruecos a mantener buenas relaciones diplomáticas con el socio prioritario de EEUU, Israel.

Ante este hecho Alemania, la UE y España han mantenido una actitud neutral, aunque más favorable a criticar el acto unilateral de Trump. Esta actitud de no apoyo no ha terminado de gustar en el seno del gobierno marroquí; de hecho, ante las críticas alemanas y su decisión de convocar una reunión en el Consejo de Seguridad de la ONU, Marruecos decidió retirar su diplomacia del país.

¿Qué ha ocurrido en Ceuta?

Lo ocurrido no se debe pues a las consecuencias de la “ideología progre” y el “buenismo” progresista, tal y como sostiene Vox y sectores de la ultraderecha, ni tampoco es consecuencia directa de las declaraciones emitidas por Pablo Iglesias sobre la autodeterminación del Sáhara, como han estado afirmando los sectores más cercanos a PP y Vox.

La clave para entender la escalada de tensión entre España y Marruecos tiene que ver con el hecho de que el gobierno español otorgó asistencia médica al líder independentista del Frente Polisario, Brahim Ghali, el pasado mes de abril tras entrar en el Estado español bajo identidad falsa tras meses sin tener noticias de su paradero.

El líder saharaui y actual presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, se vio obligado a entrar en el país por motivos sanitarios al encontrarse gravemente enfermo de COVID19 y de un cáncer digestivo. El gobierno marroquí negó la asistencia sanitaria al político de 71 años. El motivo por el que entró de forma irregular en el país se debe a que tiene abiertas causas judiciales en España por acusaciones de violaciones contra los Derechos Humanos.

El gobierno español, mediante declaraciones de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, justificó la acogida y asistencia médica de Brahim por “razones estrictamente humanitarias”.

Este hecho no gustó al gobierno marroquí, el cuál declaró a través de su embajadora en España que: “Hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir”. Días antes de estas declaraciones, casi 10.000 personas, muchas de ellas menores, empujadas por la crítica situación sanitaria y económica en Marruecos y el Sáhara, cruzaron la frontera entre Marruecos y España ante la aparente pasividad y permisividad de las fuerzas de seguridad marroquíes.

En total, dos días de crisis humanitaria que han quedado resumidos en drama humano, ataques cruzados entre gobierno y oposición, y una oportunidad de oro para que la ultraderecha expanda su discurso xenófobo y ultranacionalista.

Vox ante la crisis de Ceuta: la estrategia trumpista

Sin lugar a dudas el partido político más beneficiado de esta crisis migratoria y humanitaria ha sido Vox, el cual ha obtenido toda una semana de foco mediático para expandir su ideario xenófobo y justificar la inminente ruptura con el gobierno andaluz.

Para la crisis, Vox ha asumido el grueso del discurso trumpista, así como una de las grandes promesas que el neoyorkino hizo antes de su llegada a la Casa Blanca: la construcción de un muro fronterizo entre EEUU y México, el cuál prometía que sería pagado por el país centroamericano.

También aseguraba que la construcción de dicho muro retomaría la soberanía estadounidense, frenaría la “invasión” inmigrante procedente de Latinoamérica, y traería seguridad a las familias estadounidenses. Ideas que Vox no ha parado de repetir en las últimas jornadas.

Según Cas Mudde, uno de los mayores expertos del mundo en fenómenos de ultraderecha, una de las cosas que caracteriza a la nueva derecha radical es que han renunciado en su mayoría al uso de un racismo abierto (por las consecuencias negativas que tiene su uso para ellos) sustituyéndolo por una defensa de otro tipo de racismo encubierto, el nativismo o identitarismo.

El nativismo surge de la mezcla de ideas ultranacionalistas y xenófobas. El uso de este tipo de discurso ha sido una de las mayores herramientas políticas, primero de Trump en EEUU y posteriormente de Vox en España.

Según Mudde, el argumento que sostienen es el siguiente: los Estados deben de estar habitados de manera exclusiva por los miembros del pueblo nativo (en el caso español la población española cristiana y normativa) y los elementos no nativos, o “los otros” (en este caso los inmigrantes procedentes de África), son amenazas para la seguridad y la vida del Estado.

Esto se hace realidad cuando se ve que Vox no ha enfocado la crisis en términos políticos, humanitarios o de responsabilidad institucional, sino en términos de seguridad nacional: Ceuta, y por ende España, está siendo invadida por fuerzas extranjeras.

Estas ideas provienen, a su vez, de las tesis defendidas por la Nouvelle Droite (Nueva Derecha), una escuela de pensamiento e idea política surgida en los años 80 de la mano del think tank ultraderechista GRECE, fundado por Alain de Benoist en los años 60 y que buscaba redefinir a la extrema derecha para hacerla más aceptable. Si bien defendía que “no existían razas superiores a otras”, sí defendía que el desarrollo óptimo de cada etnia se lograba en sus lugares de origen. El ya tan manido “no soy racista, soy ordenado”, un antecedente claro de lo que estaba por llegar.

Así, las palabras más utilizadas por sus dirigentes, cuentas oficiales o satélites mediáticos esos días fueron: “asalto”, “invasión”, “afán de conquista”, “defender la soberanía y nuestras fronteras” … y la ya mencionada “seguridad nacional”.

Destaca otro mensaje muy repetido: “Civilización o barbarie”. A sus ojos, España representa la civilización y cultura desarrollada frente a otras culturas y civilizaciones menos desarrolladas que buscan conquistarla y destruirla: el famoso discurso de la Europa cristiana contra el Oriente musulmán, muy utilizado por Agrupación Nacional de Francia, la Liga Norte de Italia, así como el resto de fuerzas de ultraderecha europeas.

¿Quiénes son los culpables de esta situación? Pues según Vox, el “consenso progre” y el “buenismo” de la izquierda, representada por políticos, periodistas y poderosos: el famoso establishment utilizado por Trump.

Esta construcción entraña un fuerte componente populista, tratando Vox de hacerse ver como la única fuerza política que se representa los intereses del pueblo español frente a todos los partidos políticos, periodistas y personajes poderosos, pertenecientes a la élite poderosa y contraria al interés popular.

Si criticas o defiendes una postura diferente a la de Vox eres consiguientemente parte o defensor de dichas élites corruptas.

Esta construcción discursiva continúa con las soluciones que Vox ofrece a la crisis: construir un muro que separe de Marruecos de España, militarizar permanentemente las fronteras, repatriar a todas las personas inmigrantes que han cruzado la frontera, bloquear navalmente el estrecho y cesar la emisión de visados y nacionalidades.

¿La forma de hacerlo? Cualquier forma sería legítima puesto que la seguridad nacional está en juego. Incluso si vulnera los derechos humanos de esas personas, de nuevo, incluidos menores.

Por ese motivo Vox no ha dudado en defender el “empleo de la fuerza” o prácticas criticadas por los organismos internacionales pro Derechos Humanos como las devoluciones en caliente.

¿Cómo hacer estas prácticas defendibles? Pues mediante una estrategia sencilla, deshumanizar a las personas inmigrantes y enfrentarlos a los intereses de los españoles nativos.

Bulos y mentiras empleados durante la crisis en Ceuta

A lo largo de los días que ha durado la crisis en la ciudad ceutí, toda la maquinaría mediática de la ultraderecha española se encargó de lanzar noticias falsas y bulos con el objetivo de desinformar sobre lo que estaba ocurriendo en la ciudad autónoma.

El trabajo de la red de bots de la ultraderecha en redes sociales, así como la de los satélites mediáticos que se encargan de difundir los mensajes del partido, ha sido la de elevar el odio contra las personas llegadas a la ciudad, así como culpar y “desenmascarar” a cualquiera que se oponga al mensaje xenófobo que el partido ultra o sus líderes han estado introducir en el debate público.

Según la web Maldita.es, encargada de rebatir y controlar bulos lanzados en las redes sociales, han circulado hasta 22 bulos diferentes sobre lo que estaba sucediendo en la ciudad ceutí.

Muchos de estos bulos han sido difundidos por medios muy vinculados a Vox, como Estado de Alarma, web de ataques al gobierno dirigido por el polémico periodista Javier Negre, o Voz Populí, medio conocido por su editorial derechista y que a menudo tiende a la desinformación comprando bulos lanzados por la ultraderecha. También participaron en la difusión diferentes cuentas bots, de nuevo, relacionadas con Vox; o directamente mediante periódicos y figuras públicas oficiales, como el diario ABC o el periodista Jiménez Losantos. Además de, por supuesto, los medios de extrema derecha habituales como OkDiario y personalidades directamente relacionadas con la formación de Abascal como Hermann Tertsch.

La mayoría de los bulos se centraban en atacar a las personas inmigrantes llegadas a la ciudad, por un lado, y a negar la dimensión humanitaria de la crisis, por otro.

Algunos de estos bulos hablaban de colegios públicos, iglesias, o edificios incendiados por las personas llegadas a la ciudad, acusaciones de graves delitos a muchos de los inmigrantes recién llegados, o directamente, de violaciones o múltiples agresiones con arma blanca a la población residente en la ciudad.

Por supuesto, estas cuentas y medios afines a Vox se han dedicado también a atacar a las ONGs y a personalidades que no compartían su discurso. El caso más flagrante fue el de Luna, la voluntaria de la Cruz Roja que protagonizó un vídeo viral en el cual abrazaba a una persona migrante y que tuvo que cerrar sus cuentas en redes sociales debido al acoso recibido por su gesto.

Vox ante la crisis en Ceuta: oportunismo político

Santiago Abascal en Ceuta. Autor: Vox España, 24/05/2021.
Fuente: Flickr

Por otra parte, la crisis humanitaria de Ceuta ha permitido a Vox sacar rédito político de la situación.

Desde los primeros momentos Vox ya estaba inundando las redes sociales con mensajes, declaraciones y bulos sobre lo sucedido en Ceuta. Una oportunidad esencial para brillar en uno de los aspectos centrales de su programa político: el discurso y las propuestas antinmigración.

Por ese motivo, Abascal marchó inmediatamente a la ciudad autónoma, siendo anunciado por los medios cercanos y vinculados a Vox como una suerte de héroe nacional que marchaba a defender la patria.

Otro elemento populista según Mudde; la construcción del líder carismático que representa y defiende los intereses del verdadero pueblo. Además, las imágenes utilizadas para la propaganda sobre el viaje a Ceuta siempre, o casi siempre, incluían referencias a las fuerzas de seguridad del Estado o a las fuerzas armadas.

Esta estrategia no es nada nueva, ya que Vox siempre ha tratado de vincular su imagen con los símbolos nacionales hegemónicos (bandera, himno, fuerzas de seguridad…), siendo esta crisis una nueva oportunidad de oro para tratar de posicionarse en el imaginario colectivo como el único defensor del país y de sus fuerzas de seguridad.

Pero, al margen de su estrategia ideológica, Vox también ha sabido aprovechar esta crisis en lo referente a la batalla puramente política: les ha facilitado un pretexto para justificar su retirada de apoyo al gobierno andaluz y así allanar el terreno para un posible adelanto electoral en la región andaluza.

Esta estrategia es coherente por lo sucedido a principios de mes de mayo en Madrid, donde el adelanto electoral permitió al Partido Popular (PP) absorber la mayoría del electorado de Ciudadanos y a Vox aumentar su cuota de influencia al depender la durabilidad del gobierno de Isabel Díaz Ayuso directamente de ellos

Una repetición electoral en Andalucía podría significar la disolución total de Ciudadanos a nivel estatal y un gobierno en solitario del PP sostenido directamente por el partido ultraderechista; situación que beneficiaría enormemente a Vox, ya que actualmente su influencia en el gobierno andaluz se reduce meramente a cuestiones puntuales, no siendo su papel tan decisivo como querrían.

Su estrategia en estos días se ha resumido en realizar actos en la ciudad de Ceuta y actos en capitales de provincia andaluzas: primero lanzó amenazas al gobierno andaluz durante un mitin en la ciudad de Córdoba, para posteriormente anunciar que retiraba su apoyo al gobierno, culminando su estrategia en la capital andaluza, Sevilla, el pasado domingo.

Durante el acto Abascal anunció que retiraría el apoyo a los presupuestos andaluces que su partido apoyó y redactó junto con PP y Ciudadanos meses atrás. Esto significa que su entrada en vigor quedaba bloqueada, dejando al gobierno andaluz en una complicada tesitura para el resto de la legislatura.

El motivo con el que Abascal y Vox han justificado esta decisión no es otro que la decisión del gobierno andaluz de acoger a 13 menores inmigrantes no acompañados llegados a la ciudad ceutí durante la crisis migratoria.

Conclusiones

Al tenor de lo expuesto, Vox ha sido el partido político que más se ha beneficiado de la crisis migratoria en Ceuta. El foco mediático que los grandes medios, y sus medios cercanos, le facilitan al partido ultraderechista difundir cada vez más el discurso trumpista y xenófobo que caracteriza su formación y a la nueva hornada de organizaciones políticas de extrema derecha del panorama europeo y americano.

Además, la crisis le ha permitido desvincularse teóricamente del gobierno andaluz, por lo que en el mediano plazo podrán atacar al gobierno de Juan Manuel Moreno con el objetivo de debilitarle para el cada vez más inevitable adelanto electoral en la región.

Esta estrategia parece pretender remediar un problema que Vox sufrió en Madrid, y que aparentemente podría ocurrirle en Andalucía, que es la concentración de voto en el Partido Popular, hecho que le impediría exigir un rol mayor en un hipotético futuro gobierno de derecha.

Valentín Pozo

Articulista. Estudiante de cuarto de Ciencias Políticas y apasionado de la investigación. Experiencia en movimientos estudiantiles y sociales. En mis artículos intento ofrecer un enfoque analítico más orientado a las ideologías y teoría política.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *