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«Nos espera un sufrimiento incalculable”, alertan científicos sobre el cambio climático mientras la ultraderecha niega sus efectos

Un reciente artículo de la prestigiosa revista BioSciente, dirigido por investigadores de la Universidad Estatal de Oregón, suscrito a su vez por 14.000 científicos, advierte del deterioro incondicional de la situación de la vida en La Tierra y cómo este proceso empeora con el paso de los años a marchas forzadas. «Nos espera un sufrimiento incalculable», han afirmado al tiempo que instan a los gobiernos de todo el mundo a abordar la situación de manera «radical».

En esta actualización, ya que el artículo original es de 2019, pero se evalúa cada pocos años, se estudia la posibilidad de la vida en La Tierra según 31 variables, como son la pérdida de masa glaciar, de selvas y bosques, el consumo de combustibles fósiles o la emisión de los gases de efecto invernadero.

Con esta actualización, los indicadores siguen mostrando un gran deterioro, con 18 de los 31 variables en nuevos máximos históricos, entre ellas, el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero o el consumo de combustibles fósiles, o en mínimos históricos en el caso del tamaño glaciar o del Amazonas fruto de la oleada de fuegos en Brasil.

Lo terrible de esto es que ni tan siquiera el gran parón mundial producido por la pandemia y que obligó a parar en seco la producción, el transporte y ralentizó el consumo ha sido insuficiente para mejorar los indicadores: “… la disminución colosal del transporte y el consumo no son suficientes y que, en cambio, se requieren cambios transformacionales en el sistema y deben elevarse por encima de la política».

Los científicos plantean distintas medidas para combatir de manera frontal este grave problema: restricciones a los combustibles fósiles, incluyendo su prohibición, implementar un precio global por la emisión de carbono, restaurar grandes ecosistemas y proteger la biodiversidad.

El gran problema: el negacionismo y la extrema derecha

Sin embargo, y a pesar de las constantes evidencias al respecto que son cada vez más claras, el negacionismo hacia el cambio climático ha crecido también de la mano del discurso de la extrema derecha, siendo el expresidente Donald Trump uno de los abanderados de este tendencia hasta el punto de provocar que Estados Unidos abandonara los Acuerdos de París sobre el clima. Además de este, personalidades como  Jair Bolsonaro (Brasil), partidos conservadores y de ultraderecha de todo el mundo (Vox en España, AfD en Alemania, La Liga en Italia…), sostienen discursos negacionistas en mayor o menor medida.

Así, la ultraderecha ataca sistemáticamente los discursos contrahegemónicos contrarios al statu quo y a los sectores sociales privilegiados, como el socialismo (o la izquierda en general), el feminismo y, por supuesto, el ecologismo. De hecho, una de sus armas argumentativas frente al movimiento ecologista es negar el cambio climático (entre otros fenómenos y otras acciones, como evitar la financiación de las energías renovables).

Dos argumentaciones básicas que sostienen el discurso negacionista son: o bien que no hay pruebas o evidencias suficientes (sosteniéndose en el cortoplacismo y la falsedad de datos), o bien que el cambio climático forma parte de los ciclos climáticos naturales de La Tierra y que el papel del ser humano en él no tiene absolutamente nada que ver (o, a lo sumo, tiene una influencia muy poco importante, por lo que en realidad no hay nada que se puede hacer al respecto).

La evidencia científica recopilada y comprobada hasta ahora indica que ambos argumentos (entre otros) son fácilmente desmontables. Uno de los mayores expertos en materia climática de España, Ramon Folch, doctor en Biología, socioecólogo y fundador de la consultoría ambiental estratégica ERF, así como profesor de la Universidad de Barcelona y de la Cátedra UNESCO/FLACAM y consultor ambiental de la UNESCO (París), explica cómo se deben superar estas dos falacias sobre el cambio climático:

El cambio climático debe ser abordado bajo estas premisas. Es un fenómeno complejo que afecta a un planeta complejísimo. Hay que entender, además, que ha habido muchos cambios en el clima del planeta, desde las relativamente recientes glaciaciones, cuando los primeros humanos corríamos la tierra, hasta la amplia paleta de temperaturas y precipitaciones registradas a partir del inicio de los tiempos, centenares de millones de años antes de que los humanos hiciésemos acto de presencia. Este es el detalle: El cambio climático que se nos viene encima es un modestísimo cambio climático, pero altera enormemente nuestras oraciones y, además, lo estamos provocando nosotros mismos al modificar las condiciones con que opera el efecto invernadero terrestre.

(Folch, 2011, p. 65)

Dada la gravedad y la evidencia al respecto, es fundamental combatir los bulos negacionistas sobre el cambio climático, pues cada vez queda menos tiempo.

Y es que, a la extrema derecha no le interesa ninguna postura política que vaya en contra de sus intereses. Detrás de estas posiciones se encuentran los intereses de (ciertas) grandes empresas e industrias: cárnicas, energéticas, petroleras… a las cuales no les beneficia nada aceptar un problema de tal magnitud, ya que la propia solución deriva en un cambio en la manera de producir y de consumir global, algo que las dejaría de lado.

Un futuro verde para Europa y EEUU… ¿pero el resto del mundo?

Emisiones globales de CO2 y resultados probabilísticos de temperatura de diferentes políticas. Autor: A.A. Fawcett, G.C. Iyer, L.E. Clarke, J.A. Edmonds, N.E. Hultman, H.C. McJeon, J. Rogeli, R. Schuler, J. Alsalam, G.R. Asrar, J. Creason, M. Jeong, J. McFarland, A. Mundra, and W. Shi, 2015: Can Paris pledges avert severe climate change?. Fuente: U.S. Global Change Research Program: Climate Science Special Report, Fourth National Climate Assessment (NCA4), Volume I, chapter 14.2.

Los países que conforman el llamado bloque occidental se han puesto manos a la obra para parar su enorme huella de carbono y emisiones. O, al menos, parece que esa es la dirección, independientemente de que se pueda hacer mejor y/o con mayor celeridad.

Los planes de recuperación fomentados por el gobierno de Joe Biden y desde otro lado por la Comisión Europea han incidido en una recuperación verde que transforme el rostro de sus países a unos sostenibles, y ya se han elaborado planes sobre ello, incluso con el apoyo de la ONU.

No en vano, el proyecto europeo se ha denominado New Green Deal, por el enorme peso que tiene en los fondos de recuperación europeos las partidas dedicados a inversiones sostenibles y para eliminar la huella de carbono.

Pero, ¿qué hay del resto de países? En este sentido, casi todas las miradas se dirigen a China, una de las principales potencias mundiales y también uno de los países que más contribuyen a los efectos devastadores del cambio climático. Sin embargo, parece ser que, poco a poco, y a pesar de que se necesitan medidas más contundentes, el gobierno chino va entendiendo la importancia de plantear un futuro sostenible.

Así, el pasado 18 de abril, China y Estados Unidos llegaron a nuevos acuerdos para acelerar los compromisos del Acuerdo de París de 2015. Aunque la comunidad científica sigue mirando con escepticismo lo que podría volver a ser poco más que una declaración de intenciones, este nuevo acercamiento tras las rivalidades comerciales suscitadas durante la administración de Trump marca un punto de inflexión en positivo.

En cuanto a América Latina, según un informe de Climate Analytics, prácticamente todos los países se encuentran lejos de acometer las reformas y medidas necesarias, incluyendo cuestiones básicas como monitorizar datos sobre contaminación. En este sentido, Cuba o Costa Rica serían de los pocos países que estarían en la buena dirección, mientras que México se mantiene en una situación ambivalente. Por otro lado, Chile, Argentina o Brasil se encuentran considerablemente lejos de sus objetivos.

Por su lado, Rusia presentó en 2020 un paquete de 30 medidas para aplacar los efectos del cambio climático. Sin embargo, no plantean dejar atrás los combustibles fósiles puesto que es uno de los principales ingresos del país. Incluso plantean aprovechar el deshielo de las zonas árticas para mejorar el transporte de mercancías, lo que hace pensar que no se toman demasiado en serio el problema.

Japón, sin embargo, parece que sí se ha tomado en serio los problemas del cambio climático. El gobierno nipón ha planteado reducir sus emisiones de carbono a cero para el año 2050, un objetivo bastante ambicioso para una de las principales potencias económicas del mundo. «Responder al cambio climático ya no es una limitación para el crecimiento económico», dijo el primer ministro, Yoshihide Suga.

Por su lado, y pese a las dificultades que plantea el país, India está apostando por las energías renovables para impulsar su economía. Aunque todavía queda lejos, organizaciones ambientalistas y ecologistas reconocen el esfuerzo que se está haciendo para desarrollar una economía verde.

Por el momento, todo indica que los mayores esfuerzos al respecto, salvo excepciones, están viniendo de Europa, lo cual sería insuficiente debido al poco peso relativo que tiene el subcontinente al lado de países como Estados Unidos, China, Rusia o India, y al lado de continentes tan bastos como América. No obstante, parece que poco a poco se va tomando conciencia del problema y se van tomando medidas.

Adrián Juste

Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

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