Cultura

Far Cry 6, un videojuego revolucionario y antifascista

En un momento donde la inclusión de elementos políticos o reivindicativos, por ligeros o sutiles que sean, provocan una reacción exagerada en contra, la nueva entrega de la exitosa saga de acción Far Cry de Ubisoft, Far Cry 6, ha conseguido librarse de la estricta mirada de ciertos sectores de la comunidad de jugadores que tachan de intromisión ideológica, por ejemplo, aumentar la visibilidad de personajes LGTB.

Esto se pudo ver con The Last of Us II, un videojuego con muy buenas críticas por parte de la prensa especializada, pero defenestrado por el público en buena medida por la inclusión de relaciones homosexuales y de un personaje transgénero, que incluso se tradujo en un aluvión de insultos y amenazas contra los desarrolladores y actores y actrices que doblaban a los personajes.

Y eso que Far Cry 6, de sutil, tiene más bien poco. El argumento se desarrolla en el país ficticio de Yara, una isla caribeña hecha a imagen y semejanza de la Cuba de los años 50 y 60, si bien los hechos transcurren en 2019.

La premisa es que la isla está gobernada de forma tiránica y dictatorial por Antón Castillo, interpretado por Giancarlo Espósito, actor conocido por interpretar a Gustavo Fring, uno de los principales villanos de la afamada serie Breaking Bad.

El personaje protagonista es Dani Rojas, cuyo género puede ser elegido a diferencia de las otras entregas de la saga Far Cry (a excepción de Far Cry 5: New Dawn), por lo que será una mujer o un hombre a elección del jugador, lo cual ya sienta un precedente interesante.

A partir de aquí, el artículo contiene detalles de la trama y del argumento de Far Cry 6.

El régimen fascista de Antón Castillo

Far Cry 6 comienza con Dani Rojas y sus principales amistades, como Lita, en la azotea de un edificio de Esperanza, la capital de Yara, un calco de La Habana, la capital de Cuba. Los tres tienen la idea de subirse a un barco para escapar de manera clandestina de la isla y llegar a las costas de Miami, en Estados Unidos, donde confían en tener un futuro mejor. O un futuro, simplemente.

Sin embargo, se declara el estado de emergencia y el ejército toma las calles, donde se impone una redada de la que habrá que escapar. Tras ser asesinado uno de sus amigos, Lita y Dani llegan al barco, que es hundido por el propio Antón Castillo, quien aparece para llevarse a su hijo Diego (interpretado por Anthony González), el cual estaba intentando fugarse también. El barco se hunde y llega a las costas de Isla Santuario, habiendo sobrevivido únicamente Dani Rojas.

Dani Rojas tendrá que encontrar entonces a Libertad, una organización de guerrilleros liderada por Clara García para poder romper el bloqueo naval de la pequeña isla y así poder coger un barco hacia Miami.

Es aquí donde llega el punto de inflexión de la historia. Libertad lucha por liberar a Yara del gobierno tiránico de Antón Castillo, personaje inspirado en el dictador cubano Fulgencio Batista, derrocado por Fidel Castro en 1959, y que además tiene el apellido del dictador fascista de Guatemala Carlos Castillo. De hecho, para desarrollar Far Cry 6, el equipo de Ubisoft viajó a Cuba para entrevistarse con antiguos guerrilleros.

En el juego, Antón Castillo tiene el objetivo de crear lo que él llama “el paraíso”. Esto consiste en conseguir convertir a Yara en una potencia económica a partir de la exportación de Viviro, un medicamento hecho a partir de un compuesto químico rociado a plantas de tabaco y que es capaz de combatir el cáncer.

La fabricación y exportación de Viviro está totalmente controlada por el ejército del régimen. José Castillo, comandante de las FND (Fuerzas Nacionales de Defensa) y el sobrino de Antón, controla Madrugada, el oeste del país, donde además se planta el tabaco que luego se usará en la producción del Viviro; María Marquessa, ministra de Cultura, controla el Valle de Oro, el noreste del país, y se encarga básicamente de la propaganda del régimen a través del control de los medios de comunicación; y, por último, la Almirante Benítez, comandante naval de las FND y que controla la exportación de Viviro al exterior desde El Este, la región más al sur de Yara. Aliado con Benítez está Sean McKay, un magnate estadounidense principal mediador en la exportación del Viviro y que financia el gobierno de Castillo.

Como añadido, la dictadura hace una constante referencia a lo que considera “verdaderos yaranos” y “falsos yaranos”. El juego no deja muy claro qué considera Antón Castillo un verdadero o un falso yarano, pero lo que sí puede verse es que el gobierno utiliza a reclusos, rivales políticos e incluso gente al azar como mano de obra esclava, ya sea para cultivar y fabricar el Viviro, o como sujetos de experimentos científicos.

Se hace referencia a estas personas como “parias”, visten con el mismo uniforme naranja y apenas interactúan en el juego con nadie. Es imposible no hacer un paralelismo con los campos de concentración de los regímenes de inspiración fascista como la Alemania Nazi.

De hecho, los paralelismos no acaban ahí. Gracias a Clara García y al propio desarrollo del juego, se desvela que Antón Castillo llegó al poder mediante unas elecciones democráticas prometiendo paz y prosperidad, que muchos de los protagonistas que se oponen a él le votaron e incluso, incluyendo Dani Rojas, pertenecieron al ejército de Castillo.

Al parecer, en Yara hubo una dictadura militar a manos de Gabriel Castillo, que fue derrocada en 1967 por una revolución guerrillera liderada por Santos Espinosa y apoyada por la Unión Soviética (URSS), usando a Juan Cortez, agente del servicio secreto soviético (la KGB), como apoyo.

Santos Espinosa instauró un gobierno comunista, pero las presiones de Estados Unidos le hicieron convertirse incluso en peor gobernante que su antecesor, vendiendo los recursos naturales de Yara a las grandes corporaciones americanas para poder sostener su gobierno.

Finalmente se instauró un sistema democrático, si bien se da a entender que la isla no terminó de prosperar. Antón Castillo, hijo de Gabriel, vio como su padre era ejecutado por los guerrilleros, y más tarde, tras ser encarcelado entre los 13 y los 15 años, trabajó hasta los 23 en una plantación de tabaco. De alguna forma, su forma de gobernar tiene mucho que ver con cuestiones personales más que ideológicas. Tiene la obsesión de imponer su particular versión de lo que debe ser una Yara próspera y para ello impondrá su voluntad a golpe de represión y asesinato.

Viva Libertad

Tras romper el bloqueo de Isla Santuario, Libertad instala su cuartel general en una isla del Archipiélago Zamok, desde donde pretende llevar a cabo una guerra de guerrillas aprovechando los escondites y rutas secretas creadas por la guerrilla del pasado.

Clara García y Juan Cortez, su mano derecha, confían en Dani Rojas para tratar de unir a los pequeños grupos de resistencia que operan en toda la isla y que combaten por separado.

Por un lado, está la familia Montero, una de las más importantes de Yara por dedicarse a la plantación del tabaco y que se ha visto perjudicada por las directrices del gobierno. Por otro lado, está Máximas Matanzas, un grupo de música que intenta hacer la guerra propagandística. Y, por último, las Leyendas del 67, un grupo conformado por guerrilleros que participaron en la revolución de 1967 y que son famosos y conocidos en toda Yara.

La familia Montero, afincada en Madrugada, está liderada por Carlos Montero, un patriarca un tanto cerrado de mente y celoso de cualquiera que no porte su apellido. Sin embargo, será Camila Montero, su hija, la que terminará liderando a la familia tras su asesinato por las fuerzas de Antón Castillo.

Máximas Matanzas está liderada por Paolo de la Vega, Talia Benavidez y Paz “Bicho” Duarte, un trío joven cuyas letras de rap están siendo censuradas por el gobierno. Si bien combaten con propaganda artística, no dudan en coger un arma si es preciso.

Las Leyendas del 67 están lideradas por El Tigre (cuyo nombre no se desvela), José Conseco “Lorenzo” y Teresa Moreno “Lucky Mama”. El grupo, escondido en las montañas de El Este, no lleva idea de unirse a la lucha armada, pero finalmente serán convencidos por Dani Rojas.

Además, aparecerá otro grupo, La Moral, una banda juvenil callejera liderada por Yelena Morales y su segunda al mando, Jonrón, especializada en espionaje y vandalismo. Al principio, La Moral y Las Leyendas del 67 se enfrentan por discrepancias basadas en cuestiones generacionales, pero acabarán cooperando.

Así, Dani Rojas irá realizando misiones y tareas por toda Yara para ayudar a los grupos armados a hacerse poco a poco con el control de la isla, derrocando a los principales aliados de Antón Castillo y consiguiendo a integrantes para la causa.

La familia Montero se hará con el control de Madrugada tras acabar con José Castillo y las explotaciones de Viviro; Máximas Matanzas acabará con María Marquessa y se apoderará de la radio y la televisión de Yara para difundir sus propios mensajes; y las Leyendas del 67 y la Moral ocuparán el puerto y los enclaves de exportación de Viviro tras derrocar a Benítez.

Por el camino, morirán varios personajes, como Carlos Montero, Jonrón o El Tigre en su intento por combatir las fuerzas de Castillo.

En cuanto al magnate McKay, queda a discreción del jugador si mantenerlo con vida o no. Juan Cortez le pide a Dani Rojas que no lo asesine para poder financiar el futuro gobierno de Yara, pero el jugador puede decidir no hacerle caso. De cualquier forma, la zona caerá bajo control de Libertad.

La Batalla de Esperanza

Las últimas acciones del juego tienen lugar, en un primer momento, en la Isla del León, ubicada más al norte y donde Antón Castillo tiene una gran finca privada. Ha tendido una trampa a Clara García, a quien pidió parlamentar para acordar los términos de una rendición pacífica, y la mantiene cautiva para atraer la atención de Dani Rojas.

Y es que, a lo largo del juego, Dani Rojas consigue una gran popularidad al recorrerse toda la isla animando a la gente a unirse a la guerrilla, además de por su gran pericia en combate. Como añadido, en un momento del juego, Dani Rojas tuvo la oportunidad de asesinar a Diego, el hijo de Antón, pero le perdonó la vida por ser un niño de 13 años y porque tampoco está de acuerdo con la forma de gobernar de su padre (por ese motivo intentó escapar al principio del juego). A cambio, consiguió que el dictador le perdonara la vida en un momento del juego en el que Rojas cae en una trampa. Desde ese momento, deja de ser una persona anónima para el principal villano de Far Cry 6.

Antón Castillo intenta persuadir a Dani Rojas de que se convierta en el líder de las FND a cambio de dejar viva a Clara. Sin embargo, Juan Cortez, quien está con un rifle francotirador viendo la escena desde lo lejos, intenta asesinar a Diego, pero Rojas se interpone y lo evita. Como respuesta, Antón Castillo asesina a Clara y consigue huir a la sede del gobierno en Esperanza.

El asesinato de Clara García, símbolo de la resistencia, provoca una crisis de liderazgo en Libertad. Juan Cortez apremia a Dani Rojas para que lidere la alianza ya que es la única persona capaz de hacerlo precisamente por ser el artífice de la misma antes de que todo se venga abajo. Acepta un tanto a regañadientes y, finalmente, los guerrilleros asaltan la capital de Yara.

A esas alturas, buena parte de las FND ha abandonado a Antón Castillo, visiblemente demacrado debido a la leucemia y al borde de la locura a causa de sus pérdidas frente a la guerrilla y a que, al parecer, el Viviro está perdiendo sus capacidades curativas. Tras recomendarle huir a Estados Unidos, Castillo decide negarse y atrincherarse en la sede del gobierno con su hijo Diego.

La batalla se desarrolla, por lo tanto, de forma relativamente rápida. La capital es tomada por Libertad y el resto de grupos en un movimiento de pinza y Dani Rojas se enfrenta directamente a Castillo, intentando que se rinda sin derramamiento de sangre. Castillo le cuenta a Rojas cómo fue tratado tras la Revolución de 1967, tras lo cual le promete que no le pasará nada a Diego. El mensaje es más profundo en realidad: lo que intenta transmitir Rojas es que Libertad pondrá fin a la violencia, a la venganza y a las represalias, pues esta era la visión de Clara al fin y al cabo.

Sin embargo, Antón no se lo cree y decide asesinarle a él y suicidarse después en una cruda escena donde Diego asume su muerte con absoluta entereza. «Está bien, Dani… está bien», deja escapar antes de fallecer.

En ese momento, aparecen los líderes guerrilleros. “¿Ahora qué hacemos?”, pregunta Paolo, de Máximas Matanzas. “Yara es tuya”, le dice Yelena a Dani Rojas quien, sin embargo, no tienen ningún interés en gobernar, rechazando además la idea de que sea una única persona la que tenga que tomar decisiones y ofrecer soluciones. Llevándose el cadáver de Diego, decide marcharse. “Yara es vuestra. No la caguéis”, dice antes de desaparecer por la puerta.

En las escenas finales, se puede escuchar un breve diálogo en el que Juan Cortez ultima una venta de Viviro a un contrabandista, dando a entender que la situación no ha cambiado demasiado.

Análisis político de Far Cry 6

Es más que evidente el carácter político de esta nueva entrega de la franquicia. El juego destaca por aunar cuestiones políticas tanto clásicas como modernas, así como amplias reflexiones filosóficas sobre el poder y la sociedad.

La causa de Clara García

Clara García, la líder de Libertad, es una mujer fuerte totalmente entregada a su causa que se ha convertido en todo un símbolo para la gente que aborrece el régimen de Castillo. Sin embargo, es criticada constantemente por el resto de grupos guerrilleros por ser demasiado idealista o por tener aspiraciones políticas, entre otros motivos.

Pese a estas críticas, la realidad es que Clara es muy consciente de la realidad de su país. En varios momentos del juego sabe perfectamente que el derrocamiento de Antón Castillo es solo el comienzo y que unas elecciones libres no van a solucionar nada. A lo largo del juego, donde se pueden leer panfletos y propaganda redactada por Clara, sus proclamas e ideas son bastante concretas al respecto.

Es más, Clara le confiesa a Dani Rojas que a Yara le espera una guerra civil y toda una generación sumida en violencia. En todo momento se hace un paralelismo con la Revolución de 1967, donde finalmente todo acabó bastante peor (y motivo por el cual la mayoría de Las Leyendas no quiere combatir). Es por ello que la causa y las ideas de Clara García para Libertad van más allá: ella quiere romper con ese ciclo de violencia y es por eso que da tanta importancia al diálogo, la diplomacia y la negociación. De hecho, a pesar de ser un juego de acción con alta dosis de violencia, Far Cry 6 hace una apología bastante contraria a su uso como herramienta política.

Además, Clara deja muy claro a Dani que sin la unidad de todos los grupos que se oponen a Antón Castillo, ninguna victoria será viable. Juan Cortez, cuya ética es más que cuestionable en varios puntos del juego, pese a todo lo deja muy claro tras su muerte: “Pueden haber muchos Juan Cortez y muchos Dani Rojas, pero solo una Clara García”.

Por último, el asesinato de Clara García y la toma del control de Libertad por Juan Cortez y el resto de líderes provoca una crisis de liderazgo que lleva a que, finalizado el juego, nada cambie: la guerra sigue y, de hecho, Libertad tiene que hacer frente a nuevos señores de la guerra que se alzan para vengar la muerte de Antón Castillo y ocupar su lugar y su visión.

Antifascismo en Far Cry 6

Aunque ha quedado claro, es más que evidente que el gobierno de Antón Castillo es de inspiración fascista. Desde la iconografía empleada (un león rugiendo en el caso del régimen de castillo y una estrella en el caso de Libertad) hasta las ideas mostradas, hacen más que evidente hacia qué espectro político responde cada grupo, si bien es cierto que no llegan a mencionarse directamente. No obstante, los yaranos que se oponen a Castillo lo llaman fascista en incontables ocasiones.

Por otro lado, que un empresario estadounidense como McKay apoye el régimen de Castillo es una clara referencia al Plan Cóndor, una operación de la CIA de los años 60 y 70 en la cual el gobierno estadounidense financió y apoyó dictaduras de extrema derecha en América Latina para frenar el avance de la izquierda. Antes de decidir si McKay vive o muere, el magnate deja muy claro en un monólogo interminable que la gente como él siempre gana debido a que puede comprar sus lealtades. Además, habla muy despectivamente y en tono clasista de Yara, con aires de superioridad, prepotencia y absoluto desprecio.

Pero esta cuestión no se queda ahí. Existe una parte del juego en la cual el jugador puede dar órdenes a pequeños grupos guerrilleros para que lleven a cabo misiones para ayudar a la resistencia y conseguir recompensas, como armas, dinero o información. Esto se hace en el panel de Operaciones de Los Bandidos.

De entre todas estas misiones, hay una que consiste en neutralizar a un líder político de extrema derecha estadounidense que está apoyando al régimen de Castillo. Aunque es cierto que lo describen como un político de poca importancia, las referencias a Donald Trump son bastante claras. A través de estas operaciones también se hace referencia al uso de bulos y «fake news» y de las nuevas tecnologías por parte de la ultraderecha actualmente.

Destacar también el papel de María Marquessa, cuya piel blanca y forma de vestir dan a entender que desciende de terratenientes de colonos españoles y que procede de clase pudiente. En sus intervenciones, hace gala de un clasismo incluso mayor que el del propio Castillo, haciendo comentarios muy despectivos hacia los “parias”.

Seguidamente, las técnicas de combate al régimen de Castillo están inspiradas en la lucha antifascista. No se trata únicamente del uso de la fuerza, sino también de la guerra cultural a través de los graffitis, cartelería, la música hip hop, vídeos subidos a Internet y otros aspectos contraculturales del ámbito antifascista. Por supuesto, las odas a los aires revolucionarios son constantes, como las reglas que definen a un guerrillero que cada cierto tiempo aparecen en pantalla y que son enunciadas por Juan Cortez. Por supuesto, la práctica totalidad de los guerrilleros, incluyendo sus líderes, son gente de origen humilde. Sin ir más lejos, Clara García era periodista, Dani Rojas un soldado, Talia y Paolo son artistas callejeros…

A modo de ejemplo, cuando Antón Castillo por fin es derrocado, Dani Rojas pronuncia la frase: «Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden», que es un extracto de un discurso pronunciado por el líder independentista puertorriqueño Pedro Albizu Campos. Albizu fue víctima de experimentos científicos con radiación llevados a cabo por el gobierno estadounidense en los años 50.

Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden, es la hora suprema, es la hora de la disciplina, es la hora de la intensa preparación, es la hora del silencio, del silencio que precede a las grandes tempestades. Cuando los pueblos se encierran en el silencio de sus almas, infunden temor a los más grandes déspotas de la tierra

La lucha feminista

Es cierto que Far Cry 6 no es demasiado sutil en sus planteamientos, pero sí lo es en este punto, ya que el juego no hace una mención expresa a la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres como sí lo hace en otras causas, salvo momentos muy excepcionales y sin demasiada carga argumentativa.

No obstante, hay que resaltar la forma de presentar a las mujeres en el juego, ya que estas cobran una gran importancia. Para empezar, el icono de la revolución es una mujer, Clara García, la líder de Libertad, que se da por sentado que presidirá el gobierno de transición tras el derrocamiento de Antón Castillo.

Pero no es el único liderazgo clave. La familia Montero, si bien al principio tiene como cabeza de familia a Carlos Montero, tras su asesinato es Camila quien toma el control de la familia y quien dirige a las fuerzas guerrilleras de Madrugada hasta Esperanza en la batalla final.

La banda de rap Máximas Matanzas también tiene como uno de sus máximos exponentes a Talia Benavidez, una chica joven que comparte liderazgo con su pareja sentimental Paolo, un hombre transgénero.

Interesante es el contraste entre La Moral y Las Leyendas del 67, donde se intenta reflejar los conflictos generacionales de la sociedad actual.

La Moral, por su parte, tiene como líderes a Yelenia, una mujer joven que destaca por su inteligencia, sus conocimientos y su capacidad de estrategia, y a Jonron, una guerrillera hábil con las armas y con gran valentía. Las Leyendas del 67, sin embargo, solo cuentan con una mujer entre sus cabecillas, Lucky Mama, quien ejerce por otro lado gran respeto en los demás.

Se puede decir, además, que Far Cry 6 ha intentado reflejar diferentes roles entre las mujeres protagonistas. Camila Montero es descrita como la típica mujer con carácter que se abre paso en un mundo de hombres, pero también alguien con bastante capacidad estratégica y con una gran destreza en combate, siendo capaz ella sola de derrotar a una veintena de soldados.

Talia tiene un comportamiento típicamente masculino, pero también plantea una gran complejidad en su personalidad al tener que decidir si es más importante su causa por Yara o su relación de pareja con Paolo, quien no está muy convencido de quedarse a luchar.

Yelena, quien acaba liderando La Moral tras el asesinato de Jonrón, confiesa que tuvo que elegir entre la vida de su amiga y la de su pareja en el pasado cuando fueron capturados y que decidió elegirla a ella porque la consideraba más valiosa para la causa, demostrando una gran frialdad, pero también mucho sentimiento de culpa. Tras perder a Jonrón durante el juego, le toca la difícil tarea de dirigir en solitario a La Moral y gestionar la compleja alianza con Las Leyendas del 67 y Libertad, para quien La Moral al principio es poco más que una banda callejera juvenil sin ideales.

Las villanas, Almirante Benítez y María Marquessa, son algo más planas, especialmente la primera, cuyo rol y aparición es limitado (y un tanto cómico), pero Marquessa es un personaje bastante carismático con un papel relevante dentro del argumento.

Y, por supuesto, que el juego permita elegir el género del protagonista es todo un punto a su favor.

Es también importante resaltar que, aunque se ven relaciones sexoafectivas en el juego, ni los personajes femeninos ni los masculinos son sexualizados, ni cobra relevancia ningún punto en este sentido. De hecho, las relaciones románticas cobran una importancia prácticamente nula en el argumento, más allá de plantear algún quebradero de cabeza puntual entre Talia y Paolo.

En resumen, Far Cry 6 ha puesto empeño en mostrar a las mujeres como personajes complejos y relevantes en el argumento alejados de roles típicos y como piezas claves dentro del mensaje político que se intenta transmitir, y tanto de un bando como del otro.

Representación LGTB

Si hay algún punto en el que Far Cry 6 no es sutil es en este. Uno de los protagonistas, Paolo de la Vega, es un hombre transgénero. Pero su aparición no se limita únicamente a hacer acto de presencia, sino que tiene relevancia dentro del argumento.

Y es que Paolo quiere marcharse de Yara al igual que Dani Rojas al principio del juego no únicamente por el régimen de Antón Castillo, sino porque entiende que ser una persona trans en Yara, gobierne quien gobierne, es un problema en sí mismo. Paolo cree que Estados Unidos es un país donde estará menos discriminado y por eso al principio no simpatiza con la causa de Libertad.

Esto le enfrenta a su pareja, Talia, hasta el punto de que Máximas Matanzas está a punto de romperse. Aunque Paolo finalmente decide quedarse y luchar contra Castillo, sentencia su situación en una frase lapidaria: “Recuerda que cuando tu revolución triunfe, la mía no habrá hecho más que comenzar”. Más adelante, cuando Talia consigue hacer frente cara a cara a María Marquessa, la culpable de muchas de las desgracias de la vida de Paolo y ella, la villana tacha de «perversión» la condición de transgénero de Paolo, tras lo cual es asesinada por Talia en un arrebato de furia.

Gilberto Rosario es otro personaje interesante dentro de la representación LGTB en Far Cry 6. Gilberto es hombre con evidentes rasgos afeminados quien, además, es drag queen, asumiendo el rol de Rosa Mel Paquete, una artista quien ejerce de figura propagandística para el régimen de Castillo a las órdenes de María Marquessa.

Sin embargo, Gilberto aprovecha ese rol para hacer de espía para La Moral cuando se da cuenta de la realidad detrás del régimen sanguinario de Yara. En varios carteles ubicados por todo el juego se puede ver a Gilberto en su rol de drag invitando a la gente a alistarse al ejército en una clara alusión al Tío Sam de Estados Unidos. Como espía, Gilberto encarga varias misiones a Dani Rojas, al que pasa abundante información.

Antirracismo

Las declaraciones antirracistas también son numerosas a lo largo de Far Cry 6. Por ejemplo, cuando Dani Rojas ayuda a Libertad a romper el bloqueo naval de Isla Santuario a cambio de conseguirle un bote para emigrar a Estados Unidos, Clara García intenta convencerle de que se quede en Yara a luchar contra Antón Castillo. Para ello, entre los varios argumentos que agita, le dice que aunque trabaje para ellos nunca será considerado por los estadounidenses como un igual.

Menciones y declaraciones similares se dejan caer a lo largo de todo el juego, pero una de las más evidentes es durante una entrevista que mantiene una periodista estadounidense con Antón Castillo organizada por María Marquessa. En esta entrevista, la periodista lanza preguntas de manera mordaz, siendo incisiva acerca de por qué el gobierno yarano no exporta Viviro a Estados Unidos y si es producido y recolectado por mano de obra esclava, los «parias».

Antón Castillo, en primer lugar, hace un alegato antiimperialista, echando en cara que Estados Unidos tiene que esperar «como todos los demás» y que fue uno de los primeros países en aprovecharse de la mano de obra esclava de «gente con mi color de piel». Ante la acusación de la periodista de estar hablando de hechos pasados, el dictador incide en que eso pasa actualmente: las cárceles estadounidenses están a rebosar de gente reclusa que trabaja por poco dinero, la industria textil es producida por menores de edad explotados en países asiáticos, etc., y que a muy poca gente le importa.

La entrevista queda sentenciada cuando Castillo asegura que, en cuanto el Viviro empiece a circular por Estados Unidos, las preguntas de los periodistas y los ataques incisivos del gobierno yanqui cesarán y entonces «nada importará», como sucede con otros productos vitales de procedencia poco ética.

A pesar de los evidentes tintes antirracistas y reivindicativos de Far Cry 6, desde algunos sectores se ha criticado que el actor Giancarlo Espósito interprete a un personaje latinoamericano a pesar de que él es de ascendencia danesa e italiana, tal y como sucedió de hecho cuando interpretó a Gus Fring en Breaking Bad. Y que lo ideal hubiera sido que fuera interpretado por un actor latinoamericano.

Ciertos periodistas estadounidenses especializados en el sector también criticaron a Far Cry 6 por representar a la población latinoamericana mediante estereotipos, relacionándolos con violencia, corrupción y pobreza. Se criticó, por ejemplo, que uno de los acompañantes animales que Dani Rojas puede llevar se llame «Chorizo». El equipo de Ubisoft se defendió diciendo que trataron de ser fieles a un contexto político y social determinado, pero que los personajes representan roles variados y diferentes entre sí.

El debate en estos dos últimos puntos está servido. No obstante, es una realidad que hay verdaderas declaraciones antirracistas y antiimperalistas que se explicitan y que pueden ser observadas por cualquiera que juegue.

Mencionar que también se hace referencia a otras causas, como el veganismo, ya que Jonrón es vegana y exige en un momento determinado del juego poder tener opciones para comer durante una celebración. Sin embargo, respecto a este punto, hubo también otra polémica, y es que uno de los muchos minijuegos del juego incluye peleas de gallos, lo que fue criticado por la conocida organización animalista PETA, que también tachó el juego de racista al vincular, según su punto de vista, las peleas de gallos como parte de la cultura latinoamericana.

Conclusiones

Sin dejar escapar el hecho de que no deja de ser un videojuego pensado para el consumo masivo por parte de una compañía que ha acumulado varias polémicas como es Ubisoft, y que por supuesto siempre se puede ir más lejos y profundizar más, lo cierto es que Far Cry 6 es un videojuego muy político que se enfrenta al discurso reaccionario, que critica el fascismo, el racismo, el imperialismo e incluso el capitalismo, que menciona las causas y discriminaciones más modernas como la LGTBfobia y que intenta ofrecer un argumento con personajes creíbles para sostener el conjunto.

Por el camino, incluye reflexiones muy interesantes sobre el poder, la violencia y la política, sobre las motivaciones detrás de líderes políticos y causas sociales, y sobre los problemas inherentes al contexto social, político y económico del entorno de América Latina, donde se han dado episodios de constantes golpes de estado e inestabilidades políticas donde se ha empleado una alta dosis de violencia, a veces desde diferentes ideologías.

En este sentido, se hace una crítica manifiesta también a las posiciones progresistas y a cómo, sin querer, se terminan perpetuando dinámicas que terminan llevando precisamente al punto del que se quería escapar.

En general, las críticas hacia el juego han sido muy positivas, tanto en el aspecto de la jugabilidad, como en los apartados técnicos, como en los mensajes políticos, donde se ha alabado que sean capaces de transmitir tanto, a menudo sin mencionar directamente ciertas ideologías. Así, queda patente la crítica hacia el fascismo y el ultranacionalismo, sin necesidad de señalar directamente a estas ideas.

En definitiva, un título inesperadamente político para los tiempos que corren, donde la mera inclusión de un personaje LGTB, ya sea en series o en videojuegos, llega a generar una ola de indignación muy poco justificada.

¡Viva Libertad!

Enlaces, fuentes y bibliografía:

– Foto de portada: Logotipo de Far Cry. Autor: Ubisoft. Fuente: Ubisoft / Dominio público

Far Cry 6, un videojuego revolucionario y antifascista

Adrián Juste

Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

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