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El candidato ultraderechista José Antonio Kast gana la primera vuelta de las elecciones de Chile

Ayer se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Chile, jornada electoral donde los ciudadanos del país latinoamericano tuvieron en su poder hasta 4 papeletas: presidente, diputado, consejero regional, y en algunas circunscripciones también senador.

Los 2 candidatos más votados, y los cuáles se enfrentarán en segunda vuelta el próximo día 19 de diciembre ante la ausencia de una mayoría absoluta, serán Gabriel Boric, candidato izquierdista del Frente Amplio, y José Antonio Kast, representante ultraderechista del Partido Republicano chileno.

Con una participación del 47,19%, cifra baja y en línea con los resultados de abstención que el país mantiene desde el año 2012, el candidato ultraderechista Kast quedó primero en esta primera vuelta tras recibir el 27,91% de los votos. Por otro lado, y, en segundo lugar, el candidato izquierdista Boric quedó segundo con un 25,82%.

Otra sorpresa de la jornada la dio el economista libertario Franco Parisi, candidato residente en EEUU y que no puso pie durante la campaña en el país chileno, quién con un 12,8% de los votos escrutados se posiciona en tercer lugar.

No avanzará a la segunda vuelta, pero sus votos pueden ser decisivos para decantar la balanza entre Kast y Boric el 19 de diciembre.

Por otro lado, Sebastián Sichel, candidato oficialista del partido del actual presidente Sebastián Piñera, sufrió un brutal castigo popular y quedó relegado al cuarto lugar con un 12,78%. Yasna Provoste, candidata centroizquierdista, quedó en cuarto lugar tras obtener un 11,6% de los votos; los cuáles ya ha declarado que pondrá a disposición de Gabriel Boric para la segunda vuelta.

Finalmente, los candidatos progresistas y de izquierda radical, Marco Enríquez-Ominami y Eduardo Artés, quedaron relegados a los últimos puestos con, respectivamente, un 7,6% y un 1,5% de los votos totales.

Elecciones presidenciales de 2021: una de las más polarizadas que se recuerdan

Esta convocatoria electoral será recordada como una de las más trascendentales y polarizadas de la historia del país, y no es para menos, ya que se enfrentarán 2 visiones de país radicalmente diferentes.

Chile, uno de los países con mayor estabilidad y progresión económica de Latinoamérica, llega envuelto en un clima de incertidumbre política y social desde el año 2019, momento en el que se desataron una serie de protestas estudiantiles que acabaron convirtiéndose en toda una revolución social.

La mecha comenzó a prender cuando jóvenes universitarios comenzaron a manifestarse contra la subida de los precios del Metro de Santiago, capital del país chileno. En un primer momento todo parecía apuntar a un momento transitorio de protesta juvenil, pero cada vez más jóvenes comenzaron a sumarse a las acciones reivindicativas, llegando incluso a ocupar el metro, destrozarlo y enfrentarse a las fuerzas de la policía.

El lema “No son 30 pesos, son 30 años”, en referencia a que la actual Constitución chilena fue redacta, y no derogada, por el dictador ultraderechista Augusto Pinochet, fue tomando peso, y más gente comenzó a sumarse a las reivindicaciones estudiantiles.

Tras varios días de protestas, enfrentamientos con la policía y violencia por la capital, el presidente derechista Sebastián Piñera decretó el Estado de Emergencia en la ciudad y la noche acabó con tanquetas militares custodiando el Palacio de la Moneda, lugar de residencia del presidente del país.

Con el paso de los días más y más personas fueron sumándose a las movilizaciones y protestas, comenzando a forjarse todo un movimiento trasversal.

La situación pasó de ser una simple protesta estudiantil a ser todo un movimiento social que reunía a personas de todas las edades, principalmente ciudadanos de clase obrera y media afectados por el deterioro de los servicios públicos y de la calidad de vida como consecuencia de años y años de política neoliberales.

La represión contra los protestantes fue brutal, y las imágenes de exceso de fuerza por parte de las fuerzas armadas dieron la vuelta al mundo. El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) constató 3063 casos de violaciones de derechos humanos por parte de los agentes, dejando 34 manifestantes muertos y 460 personas heridas graves.

Finalmente, las demandas de los protestantes vieron la luz, y en octubre de 2020 se celebró un referéndum popular para validar o no la redacción de una nueva constitución en el país.

El sí ganó con casi el 80% de los votos, votándose el pasado mes de mayo la creación de una Asamblea Constituyente encargada de la redacción de una nueva Carta Magna; una Asamblea con cuotas de género y cuotas para los pueblos indígenas, y donde los candidatos independientes e izquierdistas fueron elegidos mayoritariamente.

José Antonio Kast y Boric: 2 proyectos de país radicalmente distintos

En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales no solo se vota un nuevo presidente, sino que se vota un proyecto de país: un proyecto que continue el legado de las revueltas sociales del año 2019, y un proyecto que implique poner fin al ciclo revolucionario abierto en dichos años.

Por un lado, tenemos al candidato izquierdista Gabriel Boric, figura joven (35 años) y que se presenta como heredero y representante del descontento social. Líder del movimiento estudiantil chileno fue uno de los protagonistas de las movilizaciones de 2011, donde se reclamaron mejoras en el sistema educativo del país.

Elegido diputado en el año 2014, muestra una fuerte simpatía por Unidas Podemos y por su líder Pablo Iglesias, y para su proyecto político defiende el diálogo y un aumento del Estado social: aumento de salario mínimo, subida de impuestos a las grandes riquezas, reforma del sistema de pensiones, condonación de los créditos universitarios, implementación de un sistema único de salud…

Por otro lado, el candidato José Antonio Kast, de 55 años y diputado desde hace 16, ha mantenido un discurso político clásico de derecha radical populista, con temáticas en torno a la seguridad, a la inmigración y al orden público.

Su aumento de popularidad se debe a que ha sabido canalizar el descontento de ciertos sectores de la población del país con respecto al gobierno de Piñera, y su candidato presidencial Sebastián Sichel, y con la violencia y desorden público fruto de las protestas del año 2019.

La figura de José Antonio Kast no ha podido evitar ser vinculada con el pinochetismo, debido principalmente a una serie de declaraciones realizadas durante su campaña electoral, a los halagos a lideres ultraderechistas como Jair Bolsonaro, a la defensa de exmilitares del régimen de Pinochet condenados por crímenes de lesa humanidad, y por los lazos de su familia con la herencia pinochetista (su hermano fue primer ministro civil durante la dictadura y su padre pertenece al movimiento Schoenstatt, similar al Opus Dei español).

Valentín Pozo

Articulista. Estudiante de cuarto de Ciencias Políticas y apasionado de la investigación. Experiencia en movimientos estudiantiles y sociales. En mis artículos intento ofrecer un enfoque analítico más orientado a las ideologías y teoría política.

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