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Estados Unidos y Ucrania en contra de la resolución de la ONU para prohibir la glorificación del nazismo y neonazismo

La Asamblea General de la Naciones Unidas (ONU) aprobó el 17 de diciembre una resolución titulada “Combatir la glorificación del nazismo, neonazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia”.

Esta resolución pretende luchar contra la exaltación del nazismo y sus sucesores y condenar el revisionismo histórico que intenta redibujar la segunda guerra mundial.

Sobre el neonazismo advierte sigue vigente y que es “un fenómeno contemporáneo con fuertes intereses en la desigualdad racial que ha centrado sus esfuerzos en obtener un apoyo amplio para sus falsas afirmaciones de superioridad racial”.

En esta línea, la resolución condena también las formas de discriminación racial, pero también incluye las basadas en nacionalidad y religión.

La resolución advierte también del peligro general de la extrema derecha: “incluso cuando los neonazis o los extremistas no participan formalmente en el gobierno, la presencia en él de ideólogos de extrema derecha puede tener el efecto de inyectar en la gobernanza y el discurso político las mismas ideologías que hacen que el neonazismo y el extremismo sean tan peligrosos”.

Pese a ser una declaración que parecería que podía firmar cualquier país, este texto tuvo dos llamativos votos en contra: el de Estados Unidos y Ucrania. Además, la mayoría de países aliados de estas potencias se abstuvieron, encontrándose la totalidad de la UE, el Reino Unido y buena parte de la Commonwealth. En total 51 abstenciones.

Y es que hay razones geopolíticas pero también ideológicas en este voto. Por un lado, la propuesta fue presentada por Rusia, que la presenta cada año. Y suele tener la oposición de EEUU y sus aliados, con el habitual choque que suele haber entre estas potencias.

Además EEUU se excusa en que “la glorificación del nazismo” esta amparada por la libertad de expresión de EEUU y la primera enmienda.

Por su parte los motivos de Ucrania son más evidentes. El neonazismo tiene fuerza en la nación y fue relevante en la creación del primer gobierno ucraniano tras la destitución del prorruso Viktor Yanukovich y los eventos del Euromaidán.

EEUU: un país donde la glorificación del nazismo es algo sencillo

Estados Unidos tiene una legislación generosamente laxa con los grupos de odio.

A tenor de la primera enmienda de la constitución de EEUU, que ampara el derecho a la libertad de expresión, la glorificación del fascismo está totalmente permitida.

Por ello las medidas que prohibieran la exhibición de símbolos nazis o ultraderechistas de distinto signo serían ilegales, al ir contra la constitución del país.

Esto explica la gran cantidad de grupos fascistas que se mueven en el país con orgullo.

Además, esta exaltación fue a más cuando en 1977 el neonazi Frank Collin anunció una manifestación fascista en Skokie, la localidad que alberga la mayor concentración de judíos superviviente del holocausto tras Nueva York.

Tras este anuncio, la marcha fue prohibida por las autoridades. El grupo neonazi recurrió a la Unión Americana de Derechos Civiles (AUC), que les defendió en el proceso y finamente la Corte Constitucional de Illinois falló que la marcha era constitucional y que lo ilegal era prohibirla.

Aunque la marcha finalmente no se celebró, marco un peligroso precedente, que ha sido explotado por los neofascistas hasta la actualidad.

Esto explica también como celebraciones del odio, como la manifestación supremacista de Charlottesville, que acabó con varios muertos tras el ataque de un nazi, pueden celebrarse protegidas por la policía.

Ucrania: fascismo y nacionalismo tras el Euromaidán

El Euromáidan fue el proceso de manifestaciones y protestas sociales de carácter nacionalista y europeísta (muchas de ellas fuertemente violentas), que acabaron con el corrupto gobierno de Viktor Yanukovich.

Estas protestas se vieron como un combate geopolítico, donde Rusia defendía los intereses del expresidente y la EEUU y la UE el golpe blando.

Finalmente tras su destitución, surgió un nuevo gobierno, donde el fascismo y la extrema derecha tuvo un peso enorme.

El nuevo gobierno tuvo como líder a Arseni Yatseniuk, del partido liberal conservador “Patria”. Este primer ministro llamó a los rebeldes prorrusos subhumanos, término parecido al Untermensch nazis, usado para hablar de los “pueblos inferiores” (pueblos del este, gitanos, etc.)

Pero lo más llamativo fue la participación de Svoboda (Libertad), partido neonazi que originalmente se llamaba Partido Social-Nacional de Ucrania en referencia al nacionalsocialismo de Adolf Hitler.

El partido se transcribe como heredero de Stepan Bandera, el mayor aliado de la Alemania nazi en el país.

Svoboda obtuvo generosos puestos: Igor Tenyukh como ministro de defensa, Aleksander Sych  como viceprimer ministro para Asuntos Económicos, el terrateniente Igor Shvaika como ministro de Agricultura, Serhiy Kvit como ministro de Educación y Andry Moknyk como ministro de Ecología, entre otros grandes puestos.

Además las milicias han tenido un papel relevante en este contexto, destacando el  utlraderechista batallón Azov (que porta la runa wolfsangel en su escudo usada por los grupos neonazis), y que está participado mayoritariamente por organizaciones ultraderechista como el Práviy sector (Sector Derecho) o Svoboda. Esta fuertemente financiado con dinero público.

Desde la derrota de Yanukovich, la exaltación fascista en Ucrania ha ido a más, aumentado los honores y tributos a distintos colaboracionistas nazis o ultranacionalistas rusos.

Esto ha llegado incluso a los colegios, donde personajes como  Vasyl Bychko (Hermandad de la División Galitzia de las SS) da charlas en los centros escolares.

Esto no es ni mucho una excepción y explica bien porque Ucrania votó en contra de prohibir la glorificación del nazismo y el neonazismo.

Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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