Artículos de Humor

Vox: nostálgicos patriotas con sentido común

Disclaimer: Este artículo está escrito en tono satírico. Nos disculpamos de antemano por posibles malentendidos.

Nostálgicos, patriotas, sentido común (“que es el menos común de los sentidos” hay que responder con el palillo en la boca y la barra del bar bajo el brazo”),  constitucionalistas, fachas… mucho son los apelativos que tenemos hoy en día para referirnos a la gente de bien, a la que quiere salvar a nuestra patria de los socialcomunistasbolivarianos (un poco largo, con lo conseguido que está “rojos”). Y poca gente más de bien hay en España que el extremo centro/extrema necesidad de Vox.

¿Que no?¿Cómo que no son de extremo centro?¿Que son fascistas? Falacias. Como mucho nostálgicos. Posiblemente un invento de #PedroElSepulturero que con 15 millones de euros ha comprado a todas las televisiones (que sabiendo que solo el sueldo de los colaboradores de Sálvame es de unos cuatro millones de euros peseta arriba peseta abajo, significa que ese día las televisiones están de saldo).

Hay miles de pruebas de que la moderación y la sensatez es marca de la casa verde. Echemos un vistazo.

Un pasado de moderación

El pasado intachable de la gente que forma parte de Vox es uno de los argumentos que podemos usar para desmentir cualquier relación del partido con el fascismo.

Como sabemos, parte de sus nostálgicos cuadros vienen del Partido Popular, un partido centrista (incluso izquierdista) que poco tiene que ver con la derecha conservadora. Lo abandonaron porque era muy blando (la «derechita» cobarde). Y eso aunque fuera el único partido de derechas a nivel estatal durante varias décadas.

Aunque no todos sus miembros provenían de él. Algunos jamás habían estado en política. Otros provenían de formaciones como La Falange (no sabemos cuál de las cinco que hay) o relacionadas con ella. Eso sí, personas poco representativas del partido. Como el Secretario General del partido, Javier Ortega Smith, o el portavoz en el europarlamento, Jorge Buxadé. Por supuesto, Jorge Buxadé ya dijo que se arrepentía: «Me arrepiento de haber estado en el PP, no en Falange”. Bueno quizás no dijo exactamente eso, pero se entiende, ¿no?

También Santiago Abascal, líder del partido, presidió Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES), una organización ultranacionalista y conservadora cuyas ideas y principios puede ver cualquiera en su sitio web. Pero eso no quiere decir nada sobre que Abascal sea ultranacionalista ni mucho menos conservador. Solo nostálgicos. Solo sentido común.

Pero bueno, al fin y al cabo son cosas del pasado que no tienen por qué marcar el futuro. Quizás lo nuestro es una correlación espuria, es decir, dos hechos que van unidos pero que en verdad no guardan relación. Como el aumento del cambio climático y la desaparición de los piratas. Solo una mancha de aceite en un mar de aguas cristalinas.

Unos resultados electorales que nada tienen que ver con la extrema derecha

Imagen de la campaña electoral de Vox del año 2019. Vox se representa a sí mismo enfrentándose a diferentes colectivos activistas, sindicales y medios. Autor: Vox España. Fuente: Cuenta de Twitter de Vox
Imagen de la campaña electoral de Vox del año 2019. Vox se representa a sí mismo enfrentándose a diferentes colectivos activistas, sindicales y medios. Autor: Vox España. Fuente: Cuenta de Twitter de Vox

Sin duda alguna en los resultados electorales podemos comprobar que Vox tiene poco que ver con la extrema derecha e incluso poco con la derecha. Ellos son solo patriotas nostálgicos. Patriotas que buscan el bien de España y acabar con cualquier traición que ponga en peligro a la patria y a las buenas gentes que la pueblan.

Es cierto que, si miramos el mapa por voto, los lugares donde Vox más triunfó resultaron ser anteriores feudos del Partido Popular. Muchos de ellos de una alta renta per cápita. De hecho, en general, a mayor renta, mayor es el voto a Vox. Una curiosa coincidencia.

También es remarcable que España 2000 anunciase por primera vez que no se presentaría a las elecciones de abril de 2019 para no perjudicar a «aquellos partidos que, con posibilidad de obtener escaños, defiendan la unidad de España, la contención de la inmigración y la defensa de las tradiciones e identidad valenciana». Justamente en esas elecciones fueron las primeras en las que se presentó Vox. Otra curiosa coincidencia. Como también lo fue la sustitución de la mayoría de concejales de esta organización por los de Vox tras las elecciones municipales del mismo año.

Pero no por eso podemos llegar a conclusión alguna. Aunque también es verdad que la organización neonazi Hogar Social, comentó que tenían puntos en común y que los consideraban rivales políticos porque compartían electorado. Pero seguro que dirían lo mismo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) o de Unidas Podemos (UP). Quien lo duda.

Para mostrar el desacuerdo de Vox con las formaciones de extrema derecha señalar que el primer alcalde de España 2000 fue ungido por el PP y el propio Vox. Pero mejor eso a que gobiernen los rojos.

Amigos nostálgicos y moderados.

“Dime con quien andas y te diré quién eres”. Pues qué mejor que echarle un ojo a las amistades de Vox para poder excusar cualquier señal de fanatismo.

Vox fue fundado en 2014. Y recibió una generosa aportación de más de un millón de euros (el 80% de los gastos de campaña de las elecciones europeas de 2014) de la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (por sus siglas en inglés, PMOI) y su brazo armado Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNRI) organización política iraní ex-terrorista responsable de entre 10.000 y 17.000 muertes. No son el mejor ejemplo de moderación.

Por otro lado, una de las primeras plataformas que han apoyado a Vox es el grupo Hazte Oír y su página de noticias Actuall.

Pero es verdad que estas (y otras) organizaciones que promueven un ideario tan moderno como ”El IPF pide la derogación de las leyes de violencia de género, de aborto y de divorció u Otro guiño LGTBI de Disney: un beso lesbiano en la última de Star Wars” resultan ser (oh, ¡sorpresa!) pantallas satélites de una organización, la secta ultracatólica y paramilitar El Yunque. Nada que nos pueda sonar ultraderechista.

¿Qué me estás diciendo?¿Que hay una secta ultracatólica en España apoyando a los movimientos más conservadores? Imposible. Tan solo hay una sentencia judicial que así lo afirma. Aunque quizás la jueza sea roja. Como todo lo malo de este mundo, por lo visto.

También hay algunos testigos, posiblemente todos rojos también, como el cardenal Rouco Varela o el obispo Monseñor Munilla, que confirmaron en juicio que la secta existía y han alertado varias veces de ella. Pero bueno, esta gente es experta en creer en cosas que no existen. 

Seguro que hay otras organizaciones más moderadas que apoyan a Vox, por ejemplos los kikos y el Opus, organizaciones modernas y demócratas, que han abandonado el PP en favor de Vox… parece que la derechista cobarde se les ha quedado pequeña.

Bueno, es verdad que sus relaciones no parecen muy moderadas. A ver quienes le apoyan actualmente más allá de nuestras fronteras.

International ultracenter friends

Vox al principio no tenía muchas amistades internacionales que confiaran en su éxito. Digamos que era el patito feo de la ultraderecha los nostálgicos europeos. Aunque el partido verde siempre mostró elogios a demócratas cabales como Donald Trump o Jair Bolsonaro.

No obstante, pronto se convirtió en un precioso cisne cuando sus resultados electorales le permitieron entrar en los parlamentos, y especialmente cuando se convirtió en tercera fuerza.

Así, varios cargos públicos nostálgicos de toda Europa les mandaron saludos, como la centrista Marine Le Pen (Agrupación Nacional, Francia), el moderado Matteo Salvini (Liga, Italia) o el nada islamófobo Geerts Wilders (Partido de la Libertad, Países Bajos).

Enfadado con que se les pudiera relacionar con la ultraderecha europea, Vox dio un sonoro portazo y se unió al Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos. Un grupo al que Marine Le Pen no quiere unirse por considerarlo demasiado conservador. Objetivo conseguido.

Este grupo de aparentes centristas moderados de sentido común cuenta entre sus miembros con partidos con nombres tan amigables como Ley y Justicia (Polonia), Solución Griega, Partido Conservador Croata o Movimiento Nacional Búlgaro. Todos ellos considerados ultraderecha por las instituciones europeas y expertos en ciencia política. Esos rojos de Bruselas e intelectuales, siempre vilipendiando.

Ah, se nos olvida. Vox también recibió felicitaciones por su éxito de una organización constitucionalista y demócrata de bien como el Ku klux Klan. Aprovechamos para mandar un cordial saludo a Bertrand Ndongo.

Profundo rechazo al fascismo español

Volvamos a España, que es lo que nos importa. Porque, ¿que mé importa a mí lo que pase más allá de las fronteras donde Vox opera? ¡Ni que viviéramos en un mundo globalizado e interconectado, por favor!

Ante las continuas críticas hacia la formación y las personalidades que rodean al partido, así como ciertos vínculos y simpatías con grupos relacionados tradicionalmente con la ultraderecha, Vox siempre ha querido desvincularse del pasado franquista de España. Y, para ello, ha movido carros y carretas (expresión directamente venida de la posguerra).

Francisco Franco, quien gobernó entre 1939 y 1975 tras hacer un golpe de estado a la II República y ganar una sangrienta guerra civil, tenía un ideario profundamente nacionalista, religioso y conservador. Hechos que todos sabemos que nada tienen que ver con Vox. De hecho, Franco bautizó la guerra como una «Cruzada» contra «los enemigos de España». Nada que ver tampoco con que Santiago Abascal se refiriera a sus primeras victorias electorales como una «Reconquista». Minucias.

Y, aunque es cierto que Vox fue el único partido que se pronunció contra la exhumación del dictador de su mausoleo en el Valle de los Caídos, en verdad el tema no le importaba mucho. Lo hacía por fastidiar. Porque son solo nostálgicos.

Que luego presentara un recurso ante los Tribunales para frenar su exhumación es una simpática anécdota. Total, tan solo hablamos de un genocida, fascista y asesino que está enterrado en un monumento (en parte construido con presos políticos) y que servía de peregrinación de fascistas de todo calibre. O a lo mejor si les molestaba. Pero solo un poquito. 

Parece que hay algún que otro franquista en el partido. Para aclarar dudas, Santiago Abascal dijo que “los que defienden la obra de Franco tienen cabida en Vox». Y es normal, ya que Jaime Alonso, presidente de la Fundación Nacional Francisco Franco, financió a Vox con generosas donaciones. ¿Pero no son fascistas eh? Quizás un poco nostálgicos.

Por el triunfo de la democracia y contra cualquier intervención del ejercito

Bueno, es verdad que Vox quizás tenga algo que ver con Francisco Franco. Pero este llegó al poder a través de un golpe de estado y una guerra civil apoyada por Adolf Hitler y Benito Mussolini en los años 30. Son contextos y momentos distintos. No parece que este partido esté a favor del uso de la violencia y de las armas para hacerse con el poder, respetando al máximo así las instituciones democráticas. ¿No?

Vale, quizás hay alguna que otra persona importante afiliada a Vox que sí que lo está. Pero total, son solo palabras. No podemos decir que Vox haya llevado a las instituciones a un solo militar franquista. Porque lo cierto es que ha llevado a dos: el General de Brigada de Infantería de Marina Agustín Rosety Fernández de Castro y el General retirado del Ejército de Tierra Alberto Asarta Cuevas. Entonces, ¿por ser militares (y por que según estudios el franquismo sea la ideología militar mayoritaria en el ejército) ya son franquistas? En verdad no.

Pero podemos decirlo por ser dos de los firmantes del manifiesto titulado Declaración de respeto y desagravio al general Francisco Franco Bahamonde. Por eso sí.

Aunque que Vox arrase entre militares y la Guardia Civil es otra de esas casualidades que nombramos más arriba. Otra correlación espuria.

Manifestaciones cívicas

Por último, queremos destacar el carácter armonioso, pacífico y demócrata de las manifestaciones de nostálgicos convocadas por Vox.

Es cierto que se vieron a bastantes personas portar la bandera española con el símbolo del aguilucho. Pero bueno, lo vintage es moda hoy en día. Y no podemos criticar a los chavales (y no tan chavales) por ser unas fashion victims. Y por parar algún taxi de más para llevarles a casa, quizá de forma demasiado enérgica.

Lo único malo de estas manifestaciones es que se dieron algunos actos de LGTBfobia, pero seguro que nada relacionados con el partido. Por citar un ejemplo, un chico iba paseando con la bandera LGTBI+ por ser ese el Día Internacional del Orgullo y se encontró unos cacerolos que se le acercaron amablemente para decirle que se fuera, rodeándole y zarandeándole. Son sus costumbres y hay que respetarlas.

Del mismo modo, en la caravana organizada por VOX en Barcelona, un buen hombre sobre su coche daba unas concienzudas indicaciones sobre el callejero a un chico con la bandera LGTBI+ que debía haberse perdido: “baja, marica; baja, hijo de puta. Espero que encontrase la calle marica e hijo de puta tras tan acertadas indicaciones. Se comenta que el hombre se ha presentado para sustituir a la voz del GPS de Google Maps.

En fin, no me ha quedado muy bien. Queriendo demostrar que Vox no tiene nada que ver con el fascismo, ahora pienso que quizás sí tenga algo que ver, por lo que estoy algo confundido (tan confundido que me golpeo a mí mismo).

Posiblemente sean todo casualidades y correlaciones espurias, sin importancia. Muchas. Pero lo importante es que hay que respetarse. Hay que aceptar que cada uno piense lo que quiera, porque es legítimo.

Al fin y al cabo no hay diferencia entre pegar a un negro y defender a un negro. Ambos son extremos. Y los extremos se tocan. Quédese en el centro. Allí encontrará a los nostálgicos, recordando el pasado en la plaza de Oriente. Ahí sí que había libertad.

Fuentes, enlaces y bibliografía:

– Foto destacada: Manifestación Fascista Pza Urquinaona. Autor: Fotomovimiento, 12/10/2013. Fuente: Flickr (CC BY-NC-ND-2.0).

Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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