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España se convierte en el tercer país de Europa occidental con un gobierno participado por la extrema derecha

El partido de extrema derecha Vox continúa accediendo a puestos de poder en el Estado español, y en esta ocasión su presencia será aún más significativa, ya que conformará junto al PP de Alfonso Fernández Mañueco el próximo Gobierno autonómico de Castilla y León.

El acuerdo entre ambas formaciones se materializó finalmente en la mañana del día de ayer tras semanas de tiras y aflojas, siendo anunciado por el propio Mañueco a través de sus redes sociales:

El PP, envuelto en una enorme crisis interna a nivel estatal, no cerraba la puerta a gobernar junto a la ultraderecha, pero su preferencia (según relataban ellos mismos) pasaba por gobernar en solitario con apoyos externos procedentes de las fuerzas regionalistas. Vox, por su parte, defendió en todo momento una entrada proporcional en el Gobierno regional con respecto a su representación parlamentaria, amenazando con bloquear la investidura y condenar a la comunidad a unas segundas elecciones.

Finalmente, ambas formaciones alcanzaron el puto en común a una hora y media de que comenzase el pleno de elección del presidente de las Cortes castellanoleonesas; el propio candidato y parlamentario de Vox por la Junta de Castilla y León Juan García-Gallardo se encargó de reconfirmarlo en sus redes:

Esta será la primera vez que Vox entre de lleno en un Gobierno español, ya que en otras comunidades autónomas la presencia de la extrema derecha se vio materializada a través de pactos de legislatura sin entrada al Gobierno (Andalucía o Madrid, por ejemplo) u ostentando alguna consejería, tal y como ocurre actualmente en Murcia, donde el partido controla la cartera de educación, pero con una participación muy mínima en el gobierno.

La entrada además será por lo grande, ya que Vox pasará a controlar tres consejerías aun por confirmar, la vicepresidencia de la Junta y la presidencia de la mesa de las Cortes legislativas de la comunidad.

La felicidad mostrada entre ambas formaciones contrasta de lleno por las críticas y tristeza de la oposición regional, cuyo principal representante, el socialista Luis Tudanca, ha definido la noticia como un “día para la infamia”. Otros partidos, como los regionalistas o Unidas Podemos, han declarado sentirse “engañados” por la política de pactos del Mañueco o estar profundamente preocupados por el avance institucional de la ultraderecha.

Pacto con la extrema derecha: antesala recortes de derechos sociales

Ambos partidos han publicado el acuerdo general que han conseguido lograr, y que funcionará como guía para el futuro del ejecutivo de coalición. Este documento guía es relativamente corto (solo 5 páginas) y presenta cuáles serán las líneas estratégicas de Gobierno estableciendo “11 ejes de Gobierno” con “32 acciones”.

El documento ratificado por el Partido Popular asume muchas de las exigencias dispuestas en el programa político del partido ultraderechista y que venía imponiendo como líneas rojas para lograr un acuerdo. Por otro lado, muchas otras de las exigencias del partido no aparecen en este primer acuerdo, aunque es necesario señalar que el presidente popular se ha negado a responder en rueda de prensa si el ejecutivo las llevará a cabo en el futuro.

Entre estas exigencias no recogidas en el documento se encuentran las siguientes: derogar el Decreto de Memoria Histórica, colaborar con los cuerpos policiales para expulsar a personas inmigrantes en situación no regulada o eliminar las subvenciones a sindicatos y diversas organizaciones sociales.

A pesar de ello, el Partido Popular sí ha aceptado llevar a cabo otra serie de medidas propias del partido liderado por Santiago Abascal.

Primero, ambos partidos se han comprometido a dictar una “Ley de Violencia Intrafamiliar”, que presuntamente sustituirá a la normativa autonómica en materia de violencia de género. Mañueco evitó hacer alusión a los términos “violencia de género” o “violencia contra la mujer”, mencionando que la nueva ley tratará todos los tipos de violencia y a todas las víctimas.

Esta ley y la negación de la violencia de género es uno de los pilares de la ideología reaccionaria de Vox, que busca invisibilizar o minimizar la violencia exclusiva que las mujeres sufren por simple hecho de ser mujeres.

En segundo lugar, el pacto de legislatura también asume las posturas de la ultraderecha en materia de inmigración, ya que a pesar de suavizar las exigencias programáticas de Vox si menciona conceptos e ideas propias de la extrema derecha como “inmigración ordenada”, “integración cultural” o “lucha contra las mafias ilegales”, estigmatizando la realidad de la inmigración y poniendo el foco sobre la seguridad y el orden público y no sobre la cuestión humanitaria o estructural de las mismas.

Y, en tercer lugar, asumiendo ciertas cuestiones culturales en diferentes materias.

Por ejemplo, en materia educativa se hace referencia a la educación “libre de adoctrinamiento ideológico”, mantra defendido por Vox y que tiene como objetivo final señalar a la educación sexual, afectiva y en valores cívicos y de diversidad de los centros educativos. Además, en materia de memoria histórica se utilizan palabras como “reconciliación”, “historia común” o “división entre españoles”, comúnmente instrumentalizadas por los sectores derechistas para blanquear la dictadura y los crímenes del franquismo y para eludir la compensación a sus víctimas.

Un acuerdo de legislatura criticado en toda Europa

El Partido Popular Europeo, agrupación comunitaria a la que el Partido Popular pertenece, se ha desmarcado del acuerdo suscrito entre los conservadores y la ultraderecha, considerándolo una “capitulación”.

En esta línea se ha pronunciado Donald Tusk, jefe del Partido Popular Europeo y expresidente del Consejo Europeo, quien ha afirmado que el acuerdo ha sido para él “una triste sorpresa”, lanzando un aviso con olor a amenaza: “Espero que sea solo un incidente o un accidente, y no una tendencia en la política española”.

Otro miembro de los conservadores europeos, Michel Barnier, exnegociador europeo para el Brexit y conocido centroderechista francés, ha hecho referencia al “cordón sanitario” que en su país se aplica a la extrema derecha, y que durante años la ha alejado de ocupar puestos de poder en el país: “En Francia tenemos una posición muy clara”, declaró.

A las mencionadas críticas por la derecha se han sumado más repulsas, como la procedente de la socialdemocracia europea, quien a través de su presidenta, la eurodiputada española Iratxe García, ha calificado como “¡Acuerdo vergonzoso!”, el pacto de coalición.

Curiosamente, y contrastando con las críticas nacionales e internacionales, tanto de conservadores, socialdemócratas, izquierdistas, verdes y liberales, el que seguramente será el futuro líder y candidato a las elecciones por el Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha abrazado el pacto con la ultraderecha, remarcando la “legitimidad” del pacto y lanzando comparaciones equidistantes entre alcanzar pactos con la “extrema izquierda populista” y Vox.

El acuerdo ha supuesto que España se convierte en el tercer país, después de Italia y Suiza, con un gobierno con fuerte participación de la extrema derecha, el noveno teniendo en cuenta todo el subcontinente y el séptimo si solo se tienen en cuenta los países de la UE.

extrema derecha

Valentín Pozo

Articulista. Estudiante de cuarto de Ciencias Políticas y apasionado de la investigación. Experiencia en movimientos estudiantiles y sociales. En mis artículos intento ofrecer un enfoque analítico más orientado a las ideologías y teoría política.

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