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El nuevo consejero de Cultura de Vox en CyL cobró de la Complutense por asesorar a una fundación que dirigía

Dudas sobre las actividades del nuevo consejo de Cultura de Vox en Castilla y León, Gonzalo Santonja, destapadas por elDiario.es, por presuntamente haber cobrado de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) por trabajos de asesoramiento a una fundación de la que ejercía como director.

Gonzalo Santonja era catedrático del Departamento de Filología Española II de la Facultad de Filología de la UCM, trabajo que compaginó con su cargo de director del Instituto de la Lengua, una fundación castellanoleonesa con fuertes vínculos con la administración. Esta fundación ha sido calificada siempre por la oposición como “chiringuito” y tiene una escasa proyección fuera de las fronteras de Castilla y León.

Lo relevante aquí es que el papel del nuevo consejero de cultura de Vox en esta fundación siempre se dio por altruista. Así lo atestiguan las universidades, la Consejería de Cultura y distintas administraciones locales.

La realidad es que Gonzalo Santonja percibió de manera dudosamente legal, una constante retribución en concepto de asesoría bajo el epígrafe de “asesoramiento sobre la dirección científica de contenidos de diversas exposiciones y proyectos culturales”.

Este puesto de asesoría científica respondía únicamente ante la gerencia, esto es el director y el patronato. Huelga decir que Gonzalo Santonja respondía primero ante Gonzalo Santonja, ya que coincidía en el la figura de asesor y director y luego ante el patronato, que se reunía dos veces al año.

Aunque debía realizar informes con sus labores y actividad. estos informes no se han encontrado por ningún lado.

Además, Santonja tenía un contrato de exclusividad con la Universidad Complutense que le impedía cobrar de otras organizaciones. Pero el actual consejero de cultura de Vox habría utilizado varios ardides para evitar esto, según lo expuesto por elDiario.es.

Chófer propio y sueldos desde el inicio de la actividad

Gonzalo Santonja ideó varios sistemas para poder cobrar de la fundación que dirigió durante 20 años.

Por un lado, regularizó su situación bajo el concepto de “asesor científico” desde 2016. Gracias a este contrato, firmado por 4 años, la Complutense recibía 96.000 euros del Instituto y, a su vez, pagaba a Santonja.

Así, la Complutense se quedaba con una pequeña parte de ese dinero, pero también corría con distintos gastos de Santonja. El actual consejero de cultura de Vox cobraba 18.000 euros anuales, a los que sumaba sus 85.000 euros anuales como catedrático.

Por otro lado, Santonja, tal y como afirman diversas fuentes, empezó a cobrar de la fundación desde el minuto uno y de manera poco transparente. Para ello, la fundación firmó diversos contratos con su empresa, Santonja S.L para el encargo de asuntos científicos o mediante modificaciones desde la gerencia de la fundación

En 2005, Gonzalo Santonja cobró gracias a una “actualización de honorarios” 25.000 euros. En 2006, se aprobó “atender a la situación socioeconómica del director” con una partida de 16.704 euros donde el director cedía varios derechos de propiedad intelectual a la fundación. Ese mismo año, también firmó un contrato de asesoramiento científico por valor de 14.400 euros más IVA. Estos contratos se repetirían en el futuro.

Además de esto, la fundación aprobó contratar un coche de renting para los desplazamientos de Santonja por Castilla y León. Este coche además, incluía al chófer al que presuntamente se contrató de una manera más opaca.

Preguntado por este tema, Santonja responde que el chófer y el coche se pone a disposición de la plantilla desde 2003 a 2012. Las actas de la fundación revelan una realidad bien distinta, donde especifica que el chófer es exclusivamente para el director.

Engaños, enfrentamientos del nuevo consejero de cultura de Vox

En 2019 la consejería de cultura caía bajo la dirección de Ciudadanos. Este partido pidió otro modelo de gestión para la fundación, dada su opacidad.

En aquel momento, desde Ciudadanos vieron que Santonja se jubilaba en pocos meses. Y fue ahí desde donde acordaron que Santonja abandonaría la dirección.

En 2020 el actual consejero de cultura de Vox había cambiado de parecer y se negaba a abandonar la fundación. El tono de las reuniones tenía cierta amenaza en algunos momentos:  “Yo estoy en una situación que podía haber creado un conflicto muy serio. Soy catedrático de la Universidad Complutense, nunca quise dejarla, eso es algo que le dije a Tomás Villanueva y a todos los consejeros de Cultura.”

Pese a eso era la voluntad del consejería, a través del consejero de cultura y presidente del patronato, Javier Ortega y José Ramón González director de Políticas Culturales de la Consejería, el eliminar la figura de director.

Finalmente, la sucesión se hizo sin Santonja, quien solía dilatar las reuniones y quien fue invitado a salir de ellas.

Tras eso, se informó a los patronos de los distintos emolumentos que había cobrado el director y que había intentado colar sin conocimiento de los patronos un último contrato en 2019 para seguir como director de la fundación 4 años más.  El consejero de cultura de Ciudadanos evitó esto.

Finalmente, meses después, se celebraría una siguiente reunión que eliminaría la figura del director. Pocos días antes, Santonja enviaría una carta a los miembros del patronato mostrando su voluntad de dimitir.

Ante los distintos medios, comunicó que no lo habían echado, si no que había dimitido.

La retórica de los chiringuitos y la realidad en los cargos de la derecha

Indudablemente, uno de los términos más exitosos introducido por la derecha y generalizado por la extrema derecha es el término “chiringuitos”.

Con esto, se ataca a cualquier estructura que se basa en fondos públicos y cuyo uso se vende como algo superfluo, lo sea o no.

Además, la denuncia de estas estructuras tiene más que ver con si se enfrentan a los intereses políticos de las derechas que sobre su utilidad o efecto.

Así, casi siempre estas denuncias caen sobre organismos, asociaciones u organizaciones que luchan a favor de la igualdad y contra los discursos de odio a favor de toda la sociedad, mientras se niega el adjetivo de “chiringuito” a auténticas organizaciones que luchan por intereses individuales de la derecha y que en muchos casos carecen de una finalidad.

De hecho el término chiringuito intenta ahora generalizarse a casi cualquier estructura del estado, con la intención de la extrema derecha, de reducir al máximo al estado, ya que es el principal inversor en políticas de igualdad y quien propone políticas que pueden afectar negativamente  a las élites económicas, seas mediante impuestos o mejoras en los derechos.

Pero las derechas suelen tener pocos problemas con auténticos “chiringuitos”, sin finalidad más que la ofrecer una generosa remuneración a sus ocupantes.

Este fue el aso de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social donde fue director Santiago Abascal durante años, cobrando un suelo de 82.419 euros. El mismo Abascal reconoció que esta fundación carecía de objetivos.

Un destino parecido vivió Isabel Díaz Ayuso en la asociación Madrid Network, una entidad público-privada creada bajo el gobierno de Esperanza Aguirre que sirvió para acoger a distintos cargos del PP.

Esta entidad fue regada por decenas de millones de dinero público, que a su vez, repartía en empresas y organizaciones ligados al PP.

Ene esta etapa, entre los años 2008 y 2011, Díaz Ayuso cobraba un sueldo de 4.219 euros netos mensuales.

Otro famoso caso de “chiringuito” ha sido el de Toni Cantó. El ex político de Ciudadanos dimitió de su cargo como portavoz de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana y se fue a hacer campaña por Ayuso en Madrid, incorporándose a las listas.

Tras ser expulsado de estas al no cumplir los requisitos de la junta electoral, Ayuso lo recompensó como director de la Oficina del Español, un nuevo organismo público con una finalidad difusa y escasa actividad.

Igual de llamativo es el caso de Vox. Este partido que ha hecho de la lucha contra los chiringuitos parte de su retórica no ha dudado en regar de dinero público organizaciones que defienden exclusivamente su ideario religioso, siendo especialmente llamativo las organizaciones antiabortistas.

De hecho en Madrid, ante la negativa a aprobar los presupuesto, se atrevió a publicar un cartel donde tildaba a la organizaciones que luchan contra la discriminación LGTB y ofrecen soporte a este colectivo como “chiringuitos LGTB” a la vez que defendía las actividades de la Fundación Madrina, sin tildarla de chiringuito, una organización contra el aborto ampliamente participada por el ultracatolicismo

– Foto de portada: Montaje: Logo de Vox y foto de Gonzalo Santonja en homenaje a Ponce. Autor: PP de Madrid, 18/05/2015. Fuente: Flickr / CC BY 2.0

El nuevo consejero de Cultura de Vox en CyL cobró de la Complutense por asesorar a una fundación que dirigía

Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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