Opinión

Autoayuda: una guía básica para ser tu propio jefe

Decoran las estanterías de todas las librerías del mundo. A menudo, decenas de ellas. Se publicitan en multitud de anuncios, en incontables ocasiones de la mano de un gurú que puede llegar a llenar salas de conferencias o colapsar un vídeo de YouTube con cientos de miles de visitas. La autoayuda, ese concepto de moda que ha colonizado cada ápice de la sociedad actual.

Sé tu propio jefe. ¿Alguna vez has soñado con ganar dinero sin trabajar? ¿Quieres trabajar menos y ganar el doble de lo que ganas actualmente?¿Quieres aprender idiomas en tiempo récord?¿Deseas tener el cuerpo ideal en tan solo 6 meses?¿Quieres invertir en el mundo de las criptomonedas donde podrás rentabilizar en un 200% tus ahorros?¿Sabes cómo montar tu propia empresa con tan solo un euro y ganar dinero en un tiempo récord?

Frases reales de anuncios o campañas que, de primeras, no deberían ser malas de por sí. No obstante, en el presente artículo vamos a reflexionar sobre dichos métodos y como la cultura hegemónica de hoy en día se oculta detrás de una gran guadaña individualista que divide y genera problemáticas en las percepciones colectivas de una sociedad a su merced. Lo que se podría catalogar dentro de la cultura neoliberal.

La autoayuda: un concepto neoliberal

Vayamos paso a paso, “partido a partido”, marcándonos objetivos reales y siendo constantes. Ese es uno de los consejos clásicos de la autoayuda neoliberal. En apenas la segunda frase ya tenemos un término fundamental para comprender qué se esconde detrás de la ideología capitalista actual: autoayuda.

Autoayuda: una guía básica para ser tu propio jefe

Esta palabra es paradójica de por sí. En realidad, la ayuda se define como una acción que una persona hace de manera desinteresada por alguien para facilitarle, paliar o aliviar alguna situación de riesgo hacia esta persona necesitada. Por lo tanto, desde la primera definición del concepto, la ayuda necesita un mínimo de dos personas para poderse llevar a cabo.

Sin embargo, la ayuda que nos facilita la cultura capitalista es una “ayuda” individualista, una ayuda que nos proporcionamos a nosotros mismos. Puede que incluso este planteamiento pueda ser interesante de primeras, ¿no? Aprender a no depender de los demás para poder solucionar o resolver aquello que te hace daño.

Pero, sí, obvio, hay un pero: la autoayuda podría ser un complemento de la ayuda en general. Hasta aquí bien. Sin embargo, no tiene mucha lógica que acabe siendo una idea que incluso socave la lógica fundamental de la ayuda: el apoyo mutuo, colectivo y desinteresado.

Sigamos yendo por partes, siendo nuestros propios jefes, tomando las riendas de nuestra vida y todo eso. ¿Por qué motivo siempre que se nos habla de autoayuda o de métodos para conseguir objetivos está todo relacionado con la productividad? Consigue ser más rico, más guapa, más listo, más productiva, más exitoso. Aquí sale otro gran término mantra de la cultura neoliberal: el éxito.

¿Qué es el éxito? Concepto con una dosis de subjetividad extra, pues el éxito depende de la percepción de nuestro entorno respecto a los logros que conseguimos. ¿Has tenido éxito en la vida?¿Qué haces redactando aun Álvaro?¿Ya eres tú propio jefe?¿De qué sirve estar escribiendo esto un sábado por la tarde cuando podrías estar haciendo miles de cosas más productivas y que quizá te serían más rentables?

Es cierto, cuando escribo esto, en realidad yo también busco éxito, me autoexploto, busco vuestra aprobación, busco reforzar mi autoestima y busco conseguir una meta (o no, y lo hago porque me gusta nada más y me lo paso bien, aunque no sea rentable, esto para mí también es un éxito personal).

Muchas veces nos preguntan por redes sociales. ¿Qué tal?¿Cómo va? Y respondemos: aquí… perdiendo el tiempo. Lanza, cuchillo, y tenedor; nos tienen atrapados con ese pensamiento. Y me diréis: venga… no seas tan exagerado… Sí sí, nos tiene atrapados, ataditos de pies y manos.

No hay mayor certeza de que el panóptico foucaultiano (lo que viene siendo que nuestra mente ya ha sido programada para hacer de poli de la productividad), funciona a la perfección en nuestra psique si nos sentimos culpables a la mínima después de estar toda la semana trabajando y encajamos los ratos libres con un “estar perdiendo el tiempo”.

Porque ahora sí que sí, atended todo el mundo: no hay mayor «pérdida de tiempo» seguramente que la que hacemos en horario laboral, la gran mayoría de personas asalariadas, en esta sociedad enferma de productividad.

Parece que nos encontramos en una especie de “sociedad del cansancio” como Byung Chul-Han bautizaba, o también una “sociedad líquida” como Zygmunt Bauman nombraba a la época actual. Son tiempos oscuros para la estabilidad mental, tiempos opacos para todo aquello que no sea ser molido por el engranaje de la productividad.

Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes… lunes, martes, miércoles, jueves, viernes… Pilas. ¿Somos eso? Es posible, y cuando nos desgastamos, como toda pila recargable, nos ofrecen la gallina de los huevos de oro: la autoayuda.

Vivimos tiempos de productividad nociva, de premisas hegemónicas y de culturas que no tienen freno y que se esparcen en todas las lógicas de nuestra vida.

El capitalismo ganó hace mucho y ahora la salud mental paga las consecuenciasLa cotidianidad de la clase obrera se ha vuelto una trituradora de cerebros. Cada vez que leéis o intentáis implementar una premisa de la autoayuda neoliberal estáis comprando un discurso que os pone precio: el precio de lo que sois capaces de producir.

Nuestro valor como personas no tiene nada que ver con lo que podemos aportar a una cultura consumista, superficial y enferma en mucho de sus aspectos más básicos. El valor de cada una de nosotras y nosotros es subjetivo y, por tanto, variará dependiendo de quien nos mire. ¿Solución? Rodéate de quien te conozca y te quiera, quizá esas personas puedan ayudarte o quizá no, seguramente no hay fórmulas mágicas para encontrar sentido o para estar mejor.

Al final, casi acabo sonando como un libro de autoayuda. Pero con una gran diferencia: que yo te voy a exigir que te aburras mucho, que seas lo más aburrida posible y, si puede ser, que en el trabajo holgazanees un poco, total, puestos a ser improductivos que mejor lugar que doblando el lomo como si fuéramos nuestras propias jefas.

Autoayuda: una guía básica para ser tu propio jefe

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