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El grupo neonazi Bastión Frontal, sin dinero y sin militantes, se disuelve

El grupo neonazi Bastión Frontal, uno de los más activos de España, se ha disuelto. Esta organización, con una convulsa historia detrás, ha llegado a su fin después de ser considerado el grupo neonazi con más actividad de España y uno de los más violentos de Madrid, tras varios intentos por expandirse por Catalunya y València.

Bastión Frontal nació en 2020 en el contexto de la pandemia de COVID19 junto a muchos otros grupúsculos neofascistas que aprovecharon la crisis sanitaria y el crecimiento de las teorías de la conspiración y negacionistas para revestir su imagen y ganar popularidad, hecho documentado en el informe de la Fundación Rosa Luxemburgo De los Neocón a los Neonazis.

El objetivo principal de Bastión Frontal era enfrentarse a las restricciones de la pandemia, una estrategia del neofascismo para intentar crecer que se ha repetido en buena parte de Europa y de América. Así, utilizaba esta excusa para extender su ideario sin ambages, siendo habitual el tradicionalismo, la homofobia, el antisemitismo y la xenofobia, entre otros.

De esta manera, el grupo, además de acciones contra las restricciones higiénico-sanitarias para frenar los contagios (especialmente en lo que respecta a las restricciones de movilidad y el confinamiento domiciliario), llevó a cabos cacerías de inmigrantes, además de palizas, extorsiones, ataques a personas LGTB y antifascistas entre otras.

Tras un ambicioso plan de expansión, donde Bastión Frontal tuvo visibilidad en los medios debido a varias acciones, como encararse contra Pablo Iglesias en el madrileño barrio de Coslada, el grupo ha implosionado. Así lo comunicaba en un mensaje de WhatsApp el día 15 de septiembre, según Caso Abierto. En este mensaje, el portavoz de Bastión Frontal anunció que “Bastión Frontal se disuelve”. Los motivos eran que: “no hay personas ni dinero para pagar el local”, refiriéndose a su sede de Madrid.

Así, los neonazis afirmaban que el grupo quedada “disuelto y desconectado”, si bien tenían esperanza que el grupo pudiera resurgir en el futuro bajo otro nombre.

El rápido crecimiento de Bastión Frontal

Bastión Frontal se hizo rápidamente famoso por una conjunción de factores.

Por un lado, sus tácticas eran muy agresivas y llamativas, buscando la agitación y los golpes de efecto. Su grupo era juvenil, contando con personas muy movilizadas, tiempo libre y que podían ser convencidas de usar la vía violenta.

También dos de sus líderes ayudaron enormemente a su fama: en primer lugar, la falangista Isabel Peralta; en segundo lugar, Rodrigo Miguélez (alias Rodrigo Bastión).

La primera se hizo inmensamente conocida por su discurso antisemita señalando como enemigos a los judíos. La joven fue entrevistada por varios medios e incluso se le dio irresponsablemente muchos minutos de televisión en programas como Equipo de Investigación. Después de varias polémicas, Peralta fue “becada” por un grupo neonazi alemana, El Tercer Camino, para recibir formación en agitación y propaganda, pero tuvo problemas en la frontera alemana al llevar libros de temática nazi y fue expulsada del país. A su vuelta, abandonó la formación.

Por su parte, Rodrigo Miguélez era especialmente conocido en redes sociales, con una agresividad tanto virtual como física. Miguélez encabezó el escrache contra Pablo Iglesias y también intentando reventar una marcha a favor de la Sanidad Pública.

De la misma manera, intentaron hacerse un hueco en la derecha española, yendo a la gran manifestación de Madrid, donde se hizo una foto con el youtuber libertariano Libertad y lo que Surja.

Intentaron participar en marchas junto a Vox con escaso éxito.

Mientras que Peralta simplemente dejó de pertenecer a la formación, Rodrigo acabó encarcelado por la brutal paliza que propinó a otro neonazi catalán tras una discusión en Valencia.

De la expansión a la decadencia

Bastión Frontal tuvo un gran éxito inicial que los llevó a anunciar que tenían una amplia base de unas trescientas personas en Madrid (si bien la mayoría de analistas coincidían con que esta base apenas superaría el medio centenar).

El impulso inicial y la fama de los medios los impulsó a la idea de expandir el proyecto por diversas comunidades. Los ultraderechistas intentaron llevar el proyecto a Valencia y Andalucía. Pero esto no llegó a cuajar y fueron incapaces de abrir sedes, demostrando el alcance real del proyecto.

Entonces, Bastión Frontal puso sus ojos sobre Catalunya, intentando un ambicioso proyecto de implantación en varias ciudades. Uno que en su momento ya parecía dado al desastre. Y así fue. El movimiento neonazi intentó establecerse en Barcelona y Lleida. Allí tuvieron que combatir y compartir espacio contra otros grupos neonazis como el Front Nacional de Catalunya (FNC) o el Moviment Identitati Català.

También estaban fuertemente vigilados por los Mossos d’Esquadra y Policía, acostumbrados a tratar con este tipo de movimientos.

Esto junto a los problemas internos acabaron por hacer implosionar al grupo catalán, que tuvo fugas hacia otros movimientos identitarios como el también juvenil Hacer Nación o incluso el Boixos Nois, si bien estos fueron descabezados por las autoridades.

Así, Bastión Frontal anunció su retirada de Catalunya, lo que sería la antesala de la desaparición de la formación a nivel estatal.

El grupo neonazi Bastión Frontal, sin dinero y sin militantes, se disuelve

Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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