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Seguidores de Bolsonaro asaltan un departamento de policía desatando el caos en Brasilia

Seguidores de Jair Bolsonaro, el ex mandatario brasileño, han causado fuertes disturbios con grandes daños materiales en uno de los episodios postelectorales más violentos desde la derrota del actual mandatario.

Las protestas empezaron el lunes por la noche en rechazo a la detención de un cacique indígena bolsonarista que había alentado actos antidemocráticos. Los seguidores de Bolsonaro, vestidos en buena parte con el amarillo y verde de la bandera de Brasil, desataron el caso en el centro de la capital Brasileña.

Allí quemaron varios autobuses y coches que se encontraban en la zona. Uno de los grupos empujo un autobús hasta dejarlo colgando por un viaducto superpuesto a dos de las grandes vías de la capital.

Los seguidores de Bolsonaro también intentaron asaltar una de las comisaría de la zona, siendo repelidos por la policía. El grupo actuó cerca del hotel donde se aloja Lula Da Silva, en el mismo día que adquiría el diploma que lo habilita como presidente.

La policía desplegó un amplío dispositivo alrededor del hotel, con policías, furgonetas y equipo antidisturbios. También con un helicóptero de evacuación que no tuvo que ser utilizado.

Desde el equipo de Lula da Silva, transmitieron que el líder izquierdista se encuentra bien y que no estuvo expuesto al peligro en ningún momento.

La detención del cacique como explosión de los acontecimientos

El motivo final que movilizó a los seguidores de Bolsonaro a este episodio violento fue la detención del cacique indígena bolsonarista José Acacio Serere Xavante. Xavante ha sido un férreo opositor a la victoria de Lula, promoviendo los actos golpistas y participando en actos de rebelión civil, como el bloqueo del aeropuerto de la capital.

También ha dado mítines en centros comerciales y en el mismo hotel donde se aloja Lula. Ante esto el juez del Tribunal Supremo y máximo encargado de la autoridad electoral, Alexandre de Moraes, ha ordenado su detención bajo los delitos de “amenaza, persecución y abolición violento del Estado Democrático de derecho”.

Tras esta detención, los disturbios comenzaron de manera paulatina pero claramente violenta por Brasilia.

La policía militarizada ha tenido que recurrir a los gases lacrimógenos y a las pelotas de goma para responder a los manifestantes de extrema derecha.

La respuesta del gobierno y el silencio de Bolsonaro

El gobierno de Bolsonaro ha tardado en responder a la gravedad de los hechos. En un escueto comunicado sin prácticamente condenar los hechos, ha declarado que se investigará los sucedido y se perseguirá a sus autores.

Bolsonaro sigue encerrado en la ambivalencia. Tras 40 días aun no ha reconocido la victoria de Lula, pero ha permitido la transición. Los escuetos mensajes o la ausencia de ellos han servido para alimentar a los grandes grupos de seguidores de Bolsonaro o desanimarlos, dependiendo del momento.

Tras los primeros paros de camioneros, Bolsonaro tardó en responder, diciendo que no era la respuesta de sus seguidores y que la violencia debía parar, eso sí, el enfrentamiento democrático contra Lula debía seguir.

Tras eso, permaneció 30 días en silencio, sin atender visitas, en teoría por una “enfermedad”. Durante este tiempo los camioneros cortaron carreteras, seguidores bloquearon aeropuertos y celebraron grandes manifestaciones en las zonas probolsonaro pidiendo un golpe de Estado del ejército contra Lula.

Su partido, el Partido Liberal, pidió anular las elecciones, recibiendo una multa histórica por parte del juez Alexandre de Moraes de 4,2 millones de dólares. Su reaparición fue silenciosas, sin pronunciar discurso y llorando en el desfile. Un día después, compareció en un desfile militar donde recordó su papel como jefe del ejército, habló de sus buenas relaciones con este y dijo que era la última fuerza para parar al comunismo de Lula.

Al día siguiente apareció ante sus seguidores .El discurso fue “decepcionante” para los seguidores de Bolsonaro. Le pidió que dejasen de exigir al ejército una intervención y que mejor pensasen que podían hacer ellos por salvar al país. A su lado iba un sacerdote que estuvo gritando consignas contra Lula.

Se cree que esto forma parte de una estrategia para que la justicia no pueda actuar contra Bolsonaro mientras sus seguidores pueden seguir tensando la situación.

Desde el Partido de los Trabajadores han denunciado la situación golpista, los constantes ataques antidemocráticos y han pedido una intervención de las autoridades para que cesen estos hechos.

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Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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