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La policía registra la sede del Partido Popular Europeo en una operación anticorrupción

La sede del Partido Popular Europeo, la organización que recoge a las principales fuerzas del espectro centroderecha-derecha, está siendo registrada en estos momentos por la policía.

El motivo es una operación anticorrupción iniciada en Alemania. Exactamente esta operación viene del estado de Turingia. El centro de esta investigación es Mario Voigt, líder de la Unión Democristiana (UCD) en la región y ex secretario general del partido. La investigación contra Voig estaría fraguándose desde hace un año.

Esta ha contado con un operativo de agentes de la región además de efectivos belgas que están ayudando en las pesquisas.

Desde el Partido Popular Europeo anuncian que se “está cooperando con total trasparencia” y ayudando en las autoridades en todo lo posible, si bien han preferido no hacer más declaraciones. En estos momentos, miembros del Partido Popular Europeo están reunidos, preparando el lanzamiento de un comunicado.

La situación preocupa en buena parte de la formación por las posibles conexiones de Voigt con el actual líder del Partido Popular Europeo, el también alemán Manfred Weber.

Y es que aunque Voigt no tiene escaño en el Parlamento Europeo, fue traído por Weber para trabajar en la campaña online a las elecciones parlamentarias de 2019.

El Partido Popular Europeo, corrupción y extrema derecha

Esta operación golpea al Partido Popular Europeo a tan solo un año de las elecciones que dirimirán las fuerzas en el Parlamento Europeo y donde a priori los conservadores parecían muy beneficiados.

Hace poco el Qatargate golpeó el parlamento, afectando especialmente a los socialdemócratas. Además, Europa ha vivido un giro a la derecha en los últimos tiempos tras el leve rebrote socialdemócrata que justo apareció antes de la pandemia, sufriendo estos nuevos gobiernos de centroizquierda lo peor de la crisis.

Mientras tanto, el Partido Popular Europeo sigue debatiéndose entre el cordón sanitario a la extrema derecha o el nacionalpopulismo, empezando a deslizarse hacia esta última dirección.

Hasta ahora la opción del cordón sanitario contra las fuerzas de la ultraderecha había sido la opción mayoritaria, en un bloque coordinado de populares, socialdemócratas y liberales con el apoyo de la izquierda alternativa.

El anterior líder del Partido Popular Europeo, el polaco Donald Tusk, se mantuvo fírmeme en esta línea, pero la entrada de Webber cambio esto. Aunque al principio amenazó con expulsar del partido a cualquiera que pactase con la extrema derecha, esta opción se ha relajado como se esperaba. Y es que Webber pertenece al ala dura de los populares.

Así ha ido bendiciendo los pactos de la formaciones clásicas de la derecha con las nuevas de extrema derecha, incluyendo al Partido Popular Español y Vox.

Y es que los populares están dándose cuenta que el nacionalpopuliosmo les funciona. De hecho, dos de las formaciones de derechas más exitosas de Europa, el Fidesz de Víctor Orbán y la polaca Ley y Justicia (PiS), no son partidos outsider de la extrema derecha, si no la reconversión de los grandes partidos de la derecha en formaciones extremistas.

Así, la tentación de que un giro iliberal, autoritario y reaccionario aumente su influencia es una realidad palpable.

Además, existe la duda de que pasará si en algún momento la suma del Partido Popular Europeo y las formaciones de la extrema derecha otorgan una mayoría absoluta.

Muchas voces internas ya hablan de la posibilidad de abandonar a sus viejos aliados socialdemócratas y liberales, dejándose seducir por el autoritarismo. Todas las señales apuntan en esa dirección.

La policía registra la sede del Partido Popular Europeo en una operación anticorrupción

Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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