¿Bolivia sufrió un golpe de estado?
En junio de 2020 están programadas las elecciones generales en Bolivia. Sería un acontecimiento normal en cualquier país democrático, incluyendo el aplazamiento de las mismas debido a la pandemia de coronavirus. Sin embargo, hay una cuestión que en este caso le otorga cierta relevancia. El ex-presidente Evo Morales, así como su familia y varios ex-ministros, siguen viviendo en México y Argentina en calidad de “refugiados políticos” tras huir del país después de que el ejército y la policía le retiraran el apoyo en medio de multitud de protestas instigadas por sectores de la oposición.
Aunque las noticias ya no bombardean noche y día con la cuestión, lo cierto es que Evo Morales fue forzado a dimitir y a huir de su propio país en medio de diversos escándalos y controversias. Así, según el artículo 169.I de la Constitución Política del Estado, habiendo dimitido el vicepresidente del Estado, el presidente y vicepresidente de la Cámara de los Senadores y la presidenta de la Cámara de los Diputados, es Jeanine Áñez, del partido Movimiento Demócrata Social, como vicepresidenta de la Cámara de los Senadores, la que asumió la presidencia interina el 11 de noviembre de 2019 con el mandato de convocar nuevas elecciones.
Cuando esto sucedió, casi de manera automática, tuvo el reconocimiento de diferentes países, como Estados Unidos o Brasil, mientras que suscitó una polémica que recordaba a las acciones de Guaidó en Venezuela. ¿Era legítimo lo sucedido o, de nuevo, un golpe de timón de intereses y lobbies económicos auspiciados por potencias extranjeras?
En anteriores artículos, se repasó el papel de la extrema derecha y la derecha radical en general como instrumento de élites económicas, propias y foráneas, para frenar el crecimiento de movimientos alternativos. Bolivia, evidentemente, no es una excepción. Conviene primero pues entender pues la historia de este país brevemente.
Antecedentes históricos
Bolivia es un país que ha destacado económicamente por la industria minera, concretamente, de plata. Comerciantes y terratenientes explotaban estas minas e imponían su ley a través del Partido Conservador. Este partido se mantuvo en el poder entre 1880 y 1899 gracias a alianzas con el Partido Demócrata y el Partido Constitucional. Y también llevando a cabo maniobras contra el Partido Liberal, el principal de la oposición. Un ejemplo de esto lo tenemos en la detención de 8 diputados liberales en 1892 para que Mariano Baptista pudiera ser nombrado Presidente de Bolivia.
La Guerra Civil
Campesinos y población indígena durante la Guerra Civil de Bolivia en 1899. Autor: Desconocido (dominio público).
Sin embargo, el Partido Conservador comenzó un serio declive después de adoptar una política “pacifista” frente a las amenazas de países como Chile o Brasil, que reclamaban territorios a Bolivia. Una de estas consecuencias fue la pérdida de salida al mar en favor de Chile en la Guerra del Pacífico en 1884. El Partido Conservador, apoyado por la oligarquía minera, las fuerzas armadas y la élite religiosa, tenía poderosos lazos económicos con Chile. No convenía pues una guerra con ellos a pesar de la pérdida de territorios. A este se le suman las pérdidas económicas derivadas de este conflicto y del comienzo de la Guerra del Acre con Brasil en 1898. Chile tuvo el apoyo de Reino Unido, con grandes intereses en el mercado del salitre de la región de Antofagasta.
Con el tiempo, el comercio del estaño se fue volviendo más rentable. Esto beneficiaba al sector liberal y a sus relaciones con Perú, lo que facilitó que creciera. Apoyado por el campesinado, la población indígena, intelectuales y pequeños y medianos empresarios, el Partido Liberal se hizo fuerte en La Paz y ciudades cercanas. El Partido Conservador lo era más en Sucre y las zonas mineras.
Estalló entonces la Guerra Civil de Bolivia. La gota que colmó el vaso fue la Ley Radicatoria de 1899. Conservadores y liberales llevaban tiempo en pugna por la cuestión de la organización territorial. Los primeros querían un estado centralizado con sede en Sucre y los segundos un estado federal con sede en La Paz. Tras intentos de llegar a un acuerdo, el gobierno conservador aprobó esta ley, que hacía realidad sus pretensiones. Al mismo tiempo, los liberales constituyeron la Junta Federal en La Paz y se levantaron contra el gobierno.
Un año después consiguieron ganar la guerra. Sin embargo, durante el proceso, reforzaron la opresión y la utilización de las poblaciones indígenas pues, entre los liberales, había también latifundistas. La guerra fue aprovechada para ejercer una represión brutal y afianzar en el poder al Partido Liberal. Fue el comienzo también de la dependencia económica del estaño y de que surgiera poco a poco una nueva oligarquía.
La Revolución Nacional
Mural de la Revolución Nacional de Bolivia de 1952. Fuente: Museo de la Revolución Nacional de Bolivia, 2018. Autor: Issagahan para Wikimedia Commons, bajo licencia CC BY-SA 4.0.
El descontento llevaría a la creación del Partido Republicano en 1914, escisión del Partido Liberal. La Guerra del Acre, mencionada anteriormente, se había saldado en 1904 con pérdidas territoriales en favor de Brasil. Y los gobiernos liberales se negaban a confrontar a Chile. A pesar de todas las reformas llevadas a cabo por estos gobiernos, durante las elecciones de 1920, se suscitó una revolución arropada por los republicanos y tomaron el poder. En 1921 se dividirían en dos: el Partido Republicano Genuino, con ideas liberales; y el Partido Republicano Socialista, con ideas más izquierdistas. En 1926 se creó el Partido Nacionalista, otra escisión, que mantuvo influencia en el gobierno republicano hasta que fueron expulsados del mismo en 1939.
No obstante, esa década estuvo marcada por continuas tensiones sociales y políticas con la aparición de partidos y organizaciones socialistas. En 1932 estalló una nueva guerra por disputas territoriales, esta vez con Paraguay, en la llamada Guerra del Chaco. Las fuerzas armadas aprovecharon su creciente poder a lo largo de esta guerra para hacerse con el control de los gobiernos sucesivos. La pérdida del 75% territorio en favor de Paraguay, la influencia de Estados Unidos a la hora de forzar la paz y los estragos de la Gran Depresión de 1939 hicieron crecer un profundo descontento.
Es aquí donde aparece el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FTSMB). Ambos se disputaron encauzar el descontento de la población ante los gobiernos militares. Finalmente, el MNR, que tejió una alianza con el antiguo Partido Nacionalista, sectores obreros, indígenas y las clases medias, ganó las elecciones en 1951. Un año antes, se había fundado el Partido Comunista, que fracasó a la hora de conseguir un apoyo suficiente.
El MNR recogió el espíritu de los movimientos de extrema derecha europeos, adoptando el antiliberalismo y el anticomunismo. No obstante, prometió una reforma agraria, dar tierras a los indígenas, introducir mejoras democráticas y nacionalizar el sector del gas y de la minería. Esto le hizo ponerse en contra a la oligarquía, con lo que rápidamente el gobierno creó una Junta Militar y se opuso. Esto terminó por desatar una auténtica revolución, la llamada Revolución Nacional.
Cabe realizar un breve inciso aquí pues, en 1937, se había fundado la Falange Socialista de Bolivia (FBS), de clara inspiración nacionalsindicalista y fascista. Sin embargo, la carrera para conseguir apoyos ultraderechistas la terminó ganando el MNR.
Pero como suele pasar con este tipo de partidos, si bien el MNR adoptó el sufragio universal o una reforma educativa importante, ni nacionalización de las minas se llevó a cabo completamente ni tampoco el reparto de tierras. Y todo lo que se logró fue gracias a la creciente presión de la FSTMB, constituida junto a otras organizaciones sindicales en la Central Obrera de Bolivia (COB). Tanto es así, que Estados Unidos intervino en la economía, siendo conscientes de que el MNR era cercano a sus ideas pese a que se enfrentaran a antiguas instituciones y oligarcas del estado. Por su parte, la Falange se opuso al MNR por sus relaciones con potencias extranjeras, que consideraban una traición.
Este punto de inflexión fue el reflejo del enfrentamiento en los años posteriores de las clases obreras contra la derecha y la extrema derecha, apoyadas por distintos sectores. El MNR vivió un acercamiento progresivo hacia el sector militar y económico del país.
La dictadura de Barrientos
René Barrientos durante un evento cívico religioso al pie del Obelisco en la ciudad de La Paz, Bolivia, segunda mitad del S. XX. Fuente: Archivo Alcoreza, 2019 (dominio público).
Diversas huelgas y protestas obreras sucedieron en 1964. Fueron aprovechadas por el vicepresidente, René Barrientos (militar nombrado por el MNR), para apartar del poder a Víctor Paz Estenssoro e instaurar una dictadura. Barrientos abrió las puertas da la inversión extranjera, se alió con las élites económicas y reprimió duramente a rivales políticos, obreros y mineros. Es en 1966 cuando Ernesto Che Guevara trata de formar una guerrilla para derrocar esta dictadura con el apoyo de sectores del Partido Comunista, pero es apresado y fusilado en 1967. Una vez más, Estados Unidos tuvo un papel activo en la sofocación de esta insurgencia. En la práctica, por lo tanto, el gobierno del MNR fue una dictadura.
Es este año cuando Barrientos nombra al Klaus Barbie, un criminal de guerra nazi, como asesor de los servicios de inteligencia. Sus “escuadrones de la muerte”, según Amnistía Internacional, asesinaron entre 3.000 y 8.000 personas, en buena medida obreros del sector de la minería. Además, tejió profundas redes con el narcotráfico que duraron décadas.
Juan José Torres, el militar izquierdista
Juan José Torres en un acto público, 9 de julio de 1971. Fuente: Dutch National Archives, The Hague, Fotocollectie Algemeen Nederlands Persbureau (ANEFO), 1945-1989 bekijk toegang 2.24.01.04 Bestanddeelnummer 924-7197. Autor: Desconocido, bajo licencia CC0 1.0
En 1969 murió en extrañas circunstancias y le sucedió su vicepresidente, quien fue derrocado por el General Ovando cinco meses después. Éste dio un golpe de timón, profundizando en algunas mejoras democráticas. No obstante, sus reformas no se estimaron suficiente y el Jefe del Estado Mayor, Juan José Torres, apoyado por los sectores obreros, mineros, intelectuales y estudiantiles, tomó el poder en 1970.
Adoptó una política izquierdista apoyándose en la Central Obrera de Bolivia (COB). Incrementó el presupuesto de las universidades, nacionalizó las minas, se alejó de Estados Unidos y se acercó a Chile (gobernado por el socialista Salvador Allende), a Cuba y la URSS. Convocó una gran asamblea con sindicatos, partidos y amplios sectores sociales al estilo de los sóviets para instaurar políticas socialistas.
Hay que destacar la amplia tradición que existe en la cultura latinoamericana de militares con papeles políticos. Los países latinoamericanos deben en parte su soberanía a los procesos de independencia del S. XIX, llevados a cabo por milicias que se opusieron a oligarquías. Por lo tanto es habitual encontrar élites económicas enfrentadas y ejércitos divididos por ideologías izquierdistas y conservadoras.
También existe, al menos en Bolivia, una tradición política basada en extrañas migraciones ideológicas. El MNR adoptó en distintos momentos posiciones ultraderechistas y en otros más izquierdistas; o los propios Ovando y Torres, quienes eran militares que se llegaron a enfrentar a Ernesto Guevara, más tarde asumieron gobiernos muy izquierdistas.
La dictadura de Hugo Banzer
General Hugo Banzer Suárez como presidente de Bolivia. Autor: Ezarate (dominio público).
La toma del poder por el General Torres, como es de imaginar, lo puso en el punto de mira de Estados Unidos, quien había iniciado el llamado Plan Cóndor, ya mencionado en este artículo. Fue una operación financiada por este país en los años 70 para frenar movimientos izquierdistas en América Latina. Y, en el proceso, aliarse con fuerzas y dictaduras de extrema derecha.
En 1971, el militar Hugo Banzer Suárez, quien fuera Ministro de Educación durante el gobierno de Barrientos, se hizo con el poder tras un golpe de estado. Su base política fue una alianza entre el MNR y el FSB en el Frente Popular Nacionalista, acción que recuerda vagamente al Decreto de Unificación de Francisco Franco con la creación de la FET y de las JONS. Y que, en ambos casos, supuso una traición para el sector falangista. También se apoyó en altos cargos militares.
El gobierno de Banzer fue ampliamente dictatorial. Prohibió los partidos, reprimió muy duramente a opositores, permitió la corrupción y el narcotráfico y se alió con las dictaduras de Chile y Argentina. Aunque al principio prometió recuperar el orden y convocar elecciones generales, terminó declarando el estado de sitio para sacar el ejército a las calles y parar las constantes huelgas obreras. Para 1974, el gobierno era enteramente militar y tanto el MNR como el FSB se habían apartado del gobierno. En 1976 fue asesinado en el exilio Torres, lo que aumentó el descontento en el país.
Finalmente, tras varias huelgas de hambre del sector minero, Banzer convocó elecciones en 1978. Sin embargo, lo tenía todo preparado: constituyó una alianza de partidos derechistas y ultraderechistas, la Unión Nacionalista del Pueblo (UPN) que incluyó al MNR, al FSR, al Partido Liberal (sorpresa), al Partido Revolucionario Auténtico (una escisión del MNR fundado en 1960), el Partido de la Unión Republicana Socialista (resultado de la fusión del Partido Republicano Genuino con otros partidos), el ultraderechista Partido Social Cristiano y otros. El candidato escogido para preservar la paz y la seguridad de Bolivia fue Juan Pereda Asbún.
Gobiernos militares breves
Tuit de Evo Morales el 24 de noviembre de 2018. Autor: Captura de pantalla el 19/05/2020 a las 17:20h. Fuente: Twitter.
El fraude electoral fue tan evidente a su favor que el gobierno no tuvo más remedio que desautorizar las elecciones. Pero Asbún, no muy dispuesto a dejar escapar esta oportunidad, organizó un golpe de estado (sorpresa, otra vez) contra Banzer. No estaría ni tres meses en el poder cuando un General de División, David Padilla, lo apartó del poder mediante otro golpe, que destaca por saldarse con cero víctimas.
Tras meses de aplicar algunas reformas y mantener el orden, convocó elecciones generales en 1979. Walter Guevara, uno de los fundadores del MNR, fue nombrado presidente tras varias disputas con la misión de organizar nuevas elecciones. Padilla, tras esto, se retiró de la vida pública. Fue el primer militar en trece años en entregar el poder a un presidente constitucional. Hugo Banzer se presentó en las elecciones con el partido Acción Democrática Nacionalista (ADN), queriendo recoger la herencia de la coalición Unión Republicana Socialista, quedando en tercera posición.
Ni tres meses duró. Fue derrocado por Alberto Natusch, Ministro de Agricultura con Banzer quien, tras sembrar el terror durante dos semanas y provocar numerosas protestas, no recibió el apoyo de absolutamente nadie. El Congreso Nacional nombró presidenta a Lidia Gueiler. Militante del Partido Revolucionario de la Izquierda Nacionalista (PRIN), escisión del ala izquierdista del MNR, desde 1963 e integrada en el Frente Revolucionario de Izquierda (más tarde, en 1977, en la Unidad Democrática Popular) junto al Partido Comunista y el Partido Obrero Revolucionario, con Lidia Gueiler se inicia un periodo de democracia liberal constitucionalista. Como Walter Guevara, tenía la misión de presidir provisionalmente el gobierno hasta las siguientes elecciones.
Antecedentes próximos
En ese momento, la popularidad de Hernán Siles, de la Unidad Democrática Popular, estaba en auge. De hecho, se estima que pudo haber ganado las elecciones de 1978 y 1979 si no hubieran sido truncadas por golpes de estado. En 1980, poco antes de las elecciones, parte de las fuerzas armadas argentinas y Klaus Barbie, el nazi nombrado por Barrientos como jefe de los servicios secretos, organizaron un atentado contra Siles. El atentado fracasó, pero catapultó su popularidad, con lo que arrasó en las elecciones. Así que, de nuevo con el apoyo de Argentina, se organizó un nuevo golpe de estado. Las malas lenguas dicen que quizá había algo en contra de que asumiera el poder.
Hernán Siles y la transición al bipartidismo
Hernán Siles jura el cargo de presidente de Bolivia en 1982. Autor: Rafael Archondo, 2017 para Wikimedia Commons, bajo licencia CC-BY-SA
Las tensiones en Bolivia eran crecientes: por un lado, una economía con una deuda externa gigantesca contraída durante la época de los gobiernos militares; por otro lado, huelgas y protestas continuas en las calles. Por no hablar de los efectos del narcotráfico. Con una guerra civil a las puertas, los sucesivos gobiernos militares decidieron retornar al sistema democrático y permitir la investidura de Siles en 1982. Además, en un contexto donde poco a poco los países del mundo iban democratizándose y se veía el final de la Guerra Fría.
Su gobierno fue controvertido. Aunque no pudo poner solución a la grave crisis económica del país, consiguió mantener el orden constitucional en una época difícil para toda América Latina. Ante la pérdida progresiva de apoyos dentro de su coalición, pactó con la oposición un acortamiento de su mandato y convocó elecciones en 1985.
Tras esto, a lo largo de los siguientes 20 años, se sucedería un intercambio de gobiernos entre el MNR y el ADN, ambos partidos derechistas, que llevarían a cabo la receta neoliberal ya conocida hoy en día: privatizaciones de las principales empresas, recortes de servicios públicos y financiación externa por parte del FMI y del Banco Mundial. Entre 1997 y 2001, Banzer volvió al poder, esta vez elegido democráticamente. La oleada de protestas que vivió, en parte por el movimiento sindicalista del sector de la coca, le llevó a aprobar un nuevo estado de sitio. Por motivos de enfermedad, dimitió. Murió al año siguiente.
La aparición del Movimiento Al Socialismo
Evo Morales como presidente de Bolivia. Autor: Joel Álvarez, 2008, para Wikimedia Commons.
En estos años, en 1987, una escisión del ala izquierdista de la Falange fundó el Movimiento Al Socialismo-Unzaguista (MAS-U). Su objetivo era defender el sector cocalero, en la práctica, explotado por población indígena, históricamente maltratada. Reconvertido en el MAS para huir de su pasado falangista, se unió al sindicato Confederación de Trabajadores del Trópico Cochambino, liderado por Evo Morales. Así, formaron el partido Movimiento Al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos. En 2002, consiguieron representación.
En 2003 estalló lo que se denomina la Guerra del Gas. Como se ha ido viendo el artículo, a lo largo de la historia de Bolivia, injerencias extranjeras han tratado de explotar sus recursos naturales. Primero la plata, lo que lleva a un enfrentamiento con Chile y Reino Unido. Más tarde, el estaño. Luego, la coca, que lleva a conflictos con Estados Unidos y alienta el narcotráfico.
El descubrimiento de los yacimientos de gas volvería a levantar estas ampollas. El gobierno del MNR de Gonzalo Sánchez de Lozada, empresario boliviano, buscaba exportar el gas a Chile y de ahí a otras partes del mundo. El sector minero y campesino, esta vez apoyado por el MAS de Evo Morales, se opuso radicalmente, al menos hasta asegurar la demanda interna del país.
Las protestas y manifestaciones de este periodo le llevaron a convocar elecciones anticipadas en 2005, que dieron la victoria a Evo Morales. Destacar que las fuerzas partidarias del MAS se hicieron fuertes en La Paz y las fuerzas opositoras en Sucre, reforzando las diferencias entre norte y sur surgidas en el Siglo XIX.
El gobierno de Evo Morales
Saludo de los Presidentes Evo Morales y Rafael Correa, Cochabamba (Bolivia), 4 de Junio 2012, en el margen de la 42 Asamblea General de la OEAFoto: Fernanda LeMarie – Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio e Integración para Flickr, bajo licencia CC-BY-SA 2.0
El MAS gobernaría Bolivia durante 14 años. Analizar su mandato no es el objetivo de este artículo. Si bien hay controversias importantes, como la expansión de una economía basada en hidrocarburos y el sector minero con amplia afectación al medio ambiente y a tribus indígenas, lo cierto es que el gobierno de Evo Morales llevó a cabo reformas muy importantes.
Retomó las viejas reivindicaciones del Partido Liberal y reformó la Constitución con una modernización de los derechos civiles e indígenas. Nacionalizó sectores económicos privatizados, como el del, petróleo, el gas y los latifundios para favorecer la demanda interna con un sistema mixto para permitir inversión privada. Aumentó el presupuesto y alcance de la educación y la sanidad. Convirtió Bolivia en un estado laico, oponiéndose frontalmente a la jerarquía eclesiástica. En su último periodo, algunos problemas como el desabastecimiento de alimentos o la hiperinflación, se fueron reduciendo. Se estima que durante su periodo la economía de Bolivia creció como nunca antes.
Durante su gobierno, los partidos MNR y ADN se hundieron en la irrelevancia. Sus sedes fueron saqueadas durante las protestas de la guerra del gas. La oposición fue tomando forma alrededor del socioliberal Frente de Unidad Nacional (fundado en 2003) y el histórico Partido Demócrata Cristiano, tildado de extrema derecha. En 2013 es cuando surge el derechista Movimiento Demócrata Social (MDS), que se presentó en 2014 en coalición con el Frente de Unidad Nacional. El apoyo al MDS, no obstante, siempre ha sido testimonial.
Actualidad
Hasta la actualidad, se ha analizado en este artículo el recorrido histórico de Bolivia y en el que se ven claramente los conflictos entre clases y grupos sociales. Mineros y campesinos contra terratenientes y empresarios; población indígena contra población blanca; religiones minoritarias y tradicionales contra la jerarquía católica; norte contra sur; soberanía nacional contra injerencias externas.
La elecciones de 2019
Manifestaciones en La Paz, Bolivia en contra el fraude electoral y el gobierno de Evo Morales, 23 October 2019. Autor: Paulo Fabre para Wikimedia Commons, bajo licencia CC-BY-SA 4.0.
En 2019 es cuando se sucede el conflicto que llevó a Evo Morales a huir del país. En un intento por volver a postularse como candidato por cuarta vez, llevó a cabo un referéndum en 2016 para reformar la Constitución que perdió por estrecho margen. Sin embargo, el Tribunal Constitucional en 2017 determinó que presentarse a las elecciones era su derecho inherente en función del artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Si bien este Tribunal contaba con mayoría de miembros partidarios de Evo Morales, cabe destacar que son elegidos por sufragio universal (elecciones cuestionadas por la oposición). Así, en 2018 se dictamina que Evo Morales puede presentarse por cuarta vez a las elecciones presidenciales, lo que divide y genera conflictos en el país, históricamente polarizado.
Para las elecciones de 2019, se conforma la coalición Comunidad Ciudadana, apoyada por el Frente Revolucionario de Izquierdas, el Frente de Unidad Nacional y Soberanía y Libertad. Liderada por Carlos Mesa, su objetivo era oponerse a esta resolución y logró quedar segunda fuerza en las elecciones de 2019. El Partido Demócrata Cristiano quedó tercera fuerza y el MDS cuarta, con apenas el 4% de los sufragios.
Durante el conteo rápido de votos hubo un parón de 24 horas con más del 80% escrutado. La posterior reanudación dio la victoria a Morales (47,07%) frente a Mesa (36,52%). Éste último denunció fraude, llamando a la gente a salir a la calle a protestar. La Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea señalaron irregularidades, aun antes de realizar las auditorías correspondientes. El MIT y el CEPR, por su parte, emitieron un contrario a la OEA. Después de llegar a un acuerdo para realizar esta auditoría, la OEA concluyó que hubo vulnerabilidades en el recuento y en el sistema, por lo que se llegó al acuerdo de renovar el Órgano Electoral y repetir de nuevo los comicios. Así, Evo Morales tendió la mano a los grupos opositores para alcanzar una salida dialogada al conflicto. Carlos Mesa declaró “no tener nada que negociar con Evo Morales”.
En realidad, ningún organismo cuestiona la victoria de Evo Morales sobre Carlos Mesa. La disputa se encuentra en la diferencia de un 10% de los votos entre ambos candidatos. Según el sistema electoral boliviano, con una diferencia superior a ese porcentaje, no es necesaria una segunda vuelta. Las diferencias de criterio entre la OEA y el CEPR se basan en impresiones estadísticas sobre esta cuestión: la OEA considera que es improbable que esta diferencia exista y el CEPR lo ve perfectamente viable.
Protestas y exilio
Evo Morales en una conferencia de prensa en México ya en el exilio, 13 de noviembre de 2019. Autor: EneasMx para Wikimedia Commons, bajo licencia CC-BY-SA 4.0
Sin embargo, las protestas alentadas por la oposición, incluso con el empleo de “fake news”, se habían vuelto constantes y violentas. Cargos públicos del MAS habían recibido amenazas directas, así como medios de comunicación y miembros de sindicatos. La propia casa de Evo Morales fue asaltada por manifestantes.
Finalmente, Williams Kaliman, Comandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia, le sugirió a Evo Morales que huyera del país con su familia al no poder garantizar su integridad física. El 10 de noviembre de 2019, presentó su renuncia y huyó a México, donde se le concedió asilo político. Al día siguiente, Jeanine Áñez, de un partido que contaba sólo con el 4,27% de los sufragios, asumió la presidencia interina el 11 de noviembre de 2019 con el mandato de convocar nuevas elecciones. Quedaron anulados todos los resultados de las elecciones anteriores, por lo que ni siquiera el partido de Carlos Mesa tenía representación parlamentaria. El 23 de noviembre, la familia de Evo Morales recibió asilo en Argentina.
Estos sucesos han estado y siguen estados marcados por una profunda polémica. La entrada de Jeanine Áñez en la Asamblea Legislativa de Bolivia con una biblia en la mano, el claro apoyo de los lobbies económicos y católicos del país, de las fuerzas armadas y de las potencias occidentales dan que pensar sobre los intereses tras estos sucesos.
Conclusiones
La historia de Bolivia ha estado marcada por este conflicto social, sucedido a través de golpes de estado y maniobras poco o nada democráticas, auspiciadas por potencias extranjeras. Cabe reflexionar hasta qué punto es justificable la violencia, ataques y amenazas sufridas a un partido que, haya propiciado o no un fraude, contaba con mucho más apoyo que cualquier otra fuerza de la oposición, incluyendo el MDS que hoy en día ostenta el poder. Hasta qué punto es justificable que el apoyo fuerzas armadas condicionen una salida dialogada y pactada a una crisis política. O hasta qué punto el papel de las organizaciones internacionales se han mostrado partidarias de uno u otro bando y no han velado por la integridad del país. O si podrán celebrarse este año unas elecciones generales libres teniendo en cuenta la persecución sufrida al MAS a manos de los grupos opositores.
En este artículo, ha quedado demostrado que, la extrema derecha, apoyada históricamente por intereses ajenos al país, ha aprovechado estos sucesos para afianzarse en el poder. Y, como siempre, las oligarquías que antaño apoyaron al Partido Conservador, al Liberal, al MNR, a los gobiernos militares y al ADN, siguen estando detrás. El MDS, con Jeanine como su máximo exponente ahora mismo, ya ha protagonizado diversas polémicas que dejan entrever su radicalismo político.
No se trata de defender o no defender la gestión de Evo Morales. Tampoco de establecer si hubo o no hubo fraude. Se trata de entender los intereses ocultos detrás de estos movimientos y de la escasa legitimidad de los mismos.
¿Acabarán las elecciones generales de 2020 con un triunfo de las fuerzas derechistas? Sólo el tiempo lo dirá.
Fuentes, enlaces y bibliografía:
Foto destacada: Jeanine Áñez asume la presidencia de Bolivia el 12 noviembre de 2019. Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=ArIDayi_JrE. Autor: Todo Noticias. Bajo Licencia CC SA 3.0
Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.