Si no naces en España, no eres español: así criminaliza la extrema derecha a los inmigrantes

La extrema derecha se configura política y electoralmente en las instituciones públicas a través de una serie de marcos y posiciones relacionadas con el odio y los elementos reaccionarios hacia personas y colectivos vulnerables o en riesgo de discriminación por parte de la sociedad, como son las personas inmigrantes, extranjeras o minorías étnicas.

La criminalización de la comunidad migrante constituye el odio y el ejercicio de la violencia, en este caso institucional, por parte de una formación política ultraderechista. Utilizan el odio para la exclusión social y establecer parámetros para deshumanizar a personas que vienen a nuestro país a simplemente vivir con dignidad. Cuando hablan de violaciones, agresiones, robos, ocupaciones por parte de migrantes tienen un único objetivo: poner a la comunidad como sujetos de batalla total frente a la cúpula pública. Así, se ha construido una estrategia discursiva de violencia institucional hacia las personas migrantes que viene dada principalmente por grupos y partidos políticos de la extrema derecha.

En España, Vox, como representante político principal de ese espacio, ha sido el artífice de la discriminación hacia los migrantes, legitimar las acciones xenófobas cuyo principal objetivo para su criminalización es deshumanizarlos. El partido recoge elementos del nativismo (español es quien nace en España) para establecer su estrategia discursiva en la comunicación política, la cuál se esclarece fundamentalmente mediante redes sociales.

La islamofobia y el discurso contra la comunidad no nativa ha ido fortaleciéndose tras los atentados del 11-S a nivel global y el 11-M en el marco europeo, así como los atentados de La Rambla de Barcelona en 2017. Esa comunicación concluye con la búsqueda de la idea de ir contra lo “políticamente correcto” y el “establishment”.

La ultraderecha busca con la construcción de estas posiciones, que la sociedad civil tenga la percepción de que, realmente, esta formación política se excluye del sistema, aunque la realidad es que utilizan esos elementos para esculpir una barrera de división entre dos bloques sociales: nativos y migrantes. Las formaciones políticas de este marco ideológico utilizan a las personas migrantes (en situación de vulnerabilidad o pobreza económica y no occidentales) como sujetos para hacerlos servir como chivo expiatorio y así criminalizarlos como supuestos protagonistas de la degradación socioeconómica de los países y de Occidente.

Nativismo como arma de la extrema derecha contra los inmigrantes

El nativismo adopta una visión restrictiva de ciudadanía, agregando los derechos democráticos sólo a una parte de la población, ya que la parte no nativa, según ellos, son usuarios y no ciudadanos de pleno derecho, mostrándose por ende en contra del principio de inclusión y de la propia democracia liberal. Por tanto, en referencia a la extrema derecha, para construir un grupo de pertenencia (nosotros) es necesario definir cuáles serán los grupos externos (ellos). Por tanto, la población migrante no nativa queda mediante sus discursos excluidos del sistema.

El discurso está eminentemente relacionado con el nacionalismo e identitarismo, el cual se basa en la exclusión de parte de la comunidad y la supuesta superioridad de ciertas etnias frente a otras. En la era de los datos, este identitarismo se alimenta en parte de la desinformación por redes sociales por medio de la polarización social y la estigmatización del migrante. La comunicación para el establecimiento de una discriminación hacia la comunidad migrante se puede constituir de forma oral, escrita, audiovisual o por medio de Internet y esta encaminado a formalizar un marco de emociones y sentimientos frente al uso de la razón para dividir y poner sobre una lona el odio hacia estas personas que solo quieren dignidad y libertad para construir sus proyectos de vida.

Este discurso de “temática única” no tenía cabida en un espacio político determinado antes de la década de los 2000. Es tras la crisis económica de 2008 cuando por parte de grupos, asociaciones y partidos se constituyen bajo el ideario de la extrema derecha para esparcir marcos emocionales hacia la población civil para expandir su comunicación política de rechazo hacia la multiculturalidad y la diversidad de etnias en los Estados.

Las clases sociales de los Estados, tras el periodo de crisis global les afecta en un modo de malestar social, todo lo que se salga de la cultura establecida en un país. Por tanto, estos elementos son recogidos por la extrema derecha para su posterior estrategia discursiva a largo plazo.

Discursos que están siendo legitimados institucionalmente por parte de grupos y que provocan espacios de violencia hacia los migrantes. La extrema derecha construye una falsa amenaza sobre los sujetos de la comunidad no nativa, el nacionalismo excluyente se enmarca en plataformas y partidos políticos que mantienen su red de comunicación entre la calle y las instituciones, partidos que prometen la idea de marginar y expulsar a las personas inmigrantes residentes de Estados no occidentales, cuyo objetivo es preservar la cultura y los espacios de la nación que quieren proteger.

El odio se ha hecho un espacio en las instituciones. Quienes niegan el racismo, niegan una realidad social, existente; y son partícipes a su vez de la legitimación de los discursos de odio.

Autor: Hugo Gil Santa

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