La violencia contra las mujeres: la otra pandemia
Artículo original de Contrainformación: La otra pandemia: la violencia contra las mujeres
El 25 de noviembre fue fijado en 1981 (reconocido por la ONU en 1993) como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer debio al asesinato brutal de tres activistas feministas en 1960, las Hermanas Mirabal, durante la dictadura de Rafael Trujillo Molina en República Dominicana. Desde entonces, diferentes actividades, como manifestaciones, protestas, manifiestos… se han dado cada 25N para frenar la violencia contra las mujeres, muy especialmente tras el auge de la llamada Tercera Ola del feminismo.
Pese a todo, la violencia contra las mujeres está muy lejos de finalizar. Según informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la violencia de género en el ámbito de la pareja es el tipo más común de violencia machista: afecta a nada más y nada menos que a un 30 % de las mujeres en todo el mundo, es decir, 1 de cada 3 mujeres de todo el mundo sufre maltrato físico o psicológico por parte de su pareja sentimental.
Como añadido, las medidas para frenar los contagios del coronavirus ha supuesto un agravio más en la violencia contra las mujeres. Para la Agencia de Salud Sexual y Reproductiva de Naciones Unidas, si el confinamiento a causa de la crisis sanitaria por Covid19 continúa, en los próximos meses se producirán 31 millones de casos de violencia doméstica en el mundo que recaerán sobre las mujeres. Es decir, cada hora, unas 3.600 mujeres en todo el mundo estarán sufriendo violencia por parte de su pareja en un momento de mayor vulnerabilidad.
Así, el mensaje «quédate en casa» se convirtió para muchas mujeres en una sentencia de muerte en el peor de los casos y, en otros, en una violación de sus derechos. Durante la cuarentena domiciliar obligatoria, a las mujeres con historia de maltrato les tocó vivir las 24 horas junto a su agresor, aisladas, sin recursos y sin posibilidad de huir debido a las restricciones de movilidad, lo que en muchos casos resultó en muertes. Por no mencionar la saturación de los servicios sociales y públicos en general que sin duda dificultaría la asistencia y la ayuda en un porcentaje importante de estos casos, tal y como ha sucedido en los hospitales con enfermedades graves.
En el contexto de la pandemia y el confinamiento, socios locales de la ONG Manos Unidas han alertado del dramático repunte de feminicidios en el continente americano, con las parejas o exparejas de las víctimas como perpetradores de estos delitos. Por ejemplo, en Ecuador, El Salvador o Perú, este tipo de casos supera el 85 % del total de las muertes de mujeres, cifra que ha venido incrementándose en las actuales circunstancias.
En El Salvador, solo en el primer mes de cuarentena (de marzo a abril de 2020), se produjeron 26 asesinatos de mujeres a mano de sus parejas y, en México, 22 mujeres murieron en el mismo periodo y por las mismas causas. Esto significa que, de cada 10 fallecimientos de mujeres, 8 eran provocadas por asesinatos machistas.
Asimismo, hay otras consecuencias del confinamiento para las mujeres que han sufrido violencia y que las estadísticas no recogen, como son el deterioro de su salud, violaciones, depresiones, problemas de alcoholismo o infecciones de transmisión sexual, violencias que, estadísticamente, afectan de manera más contundente a las mujeres; consecuencias que no están siendo atendidas por unos sistemas sanitarios enfocados casi exclusivamente en la lucha contra el virus.
El confinamiento en América Latina también ha revelado la debilidad de los Estados y de los sistemas de protección para frenar la violencia contra las mujeres y defender sus derechos. Como informan algunas de las organizaciones apoyadas por Manos Unidas, aquellas mujeres que han buscado ayuda ante las autoridades se han enfrentado a oficinas policiales centradas en el cumplimiento de la cuarentena, así como a juzgados cerrados y desatención de denuncias.
Si ya de por si en la gran mayoría de países y lugares del mundo la atención en este sentido es precaria o, en el mejor de los casos, susceptibles de mejora, la pandemia ha supuesto sin duda un duro traspiés.
Diferentes formas de violencia contra las mujeres
Se estima que el 35% de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero sentimental (estas cifras no incluyen el acoso sexual) en algún momento de sus vidas.
Sin embargo, algunos estudios en España demuestran que hasta el 70% de las mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante toda su vida. Los hechos demuestran que las mujeres que han sufrido este tipo de violencia presentan tasas más altas de depresión y más posibilidades de tener un aborto o de contraer el VIH que las que no. Se trataría de que 7 de cada 10 mujeres se encontrarían en un estado de especial vulnerabilidad incluso sin tener en cuenta el resto de discriminaciones habituales (brecha salarial, techo de cristal, etc.).
Y las consecuencias van más allá. De acuerdo con un estudio realizado en cuatro países de Oriente Medio y en África del Norte, cuyos resultados son similares a los de otras regiones, los hombres que durante su infancia presenciaron un comportamiento violento de su padre hacia su madre o sufrieron alguna forma de violencia doméstica presentan una probabilidad notablemente superior de actuar de forma violenta como compañeros sentimentales en las relaciones mantenidas en su vida adulta. Por ejemplo, en Líbano, . durante su infancia que en el caso de los que no presenciaron esta situación.
Se estima que de las 87.000 mujeres que fueron asesinadas globalmente en el 2017, más de la mitad (el 58%, unas 50′.000) fueron asesinadas por sus parejas o miembros familiares. Lo que quiere decir que 137 mujeres alrededor del mundo son asesinadas a diario por un miembro de su familia. Más de un tercio (unas 30.000) de las mujeres asesinadas en el 2017 lo fueron por su actual pareja o por su expareja.
Las mujeres adultas representan casi la mitad el (49%) de las víctimas de trata de seres humanos detectadas a nivel mundial. En conjunto, las mujeres y las niñas suponen cerca del 72%, siendo las niñas más de tres de cada cuatro víctimas infantiles de la trata. Más de cuatro de cada cinco mujeres y casi tres de cada cuatro niñas víctimas de trata lo son con fines de explotación sexual. Es decir que 6 de cada 10 víctimas de trata de seres humanos son mujeres y niñas para ser explotadas sexualmente.
La lacra de la mutilación genital femenina y la violencia sexual
Las medidas de confinamiento, así como el cierre de las escuelas, han significado que muchas niñas se vieran obligadas a volver a casa de sus padres, un lugar que no siempre es seguro para ellas. En Sierra Leona, por ejemplo, ONGs como Save the Children pusieron en marcha un programa para dar de comer a niñas vulnerables que viven en asentamientos informales en las zonas más pobres del país.
El objetivo era evitar el aumento de embarazos de adolescentes que se produjo durante la pandemia del Ébola en 2014. En aquel momento el número de embarazos en menores aumentó un 65%. La mayoría de estas niñas habían sido forzadas a tener sexo a cambio de comida y agua.
En Uganda y Kenia, expertos han detectado un aumento de embarazos en mujeres adolescentes debido a la convivencia de niñas con personas (familiares en muchos casos) que han abusado sexualmente de ellas o las han coaccionado para intercambiar sexo a cambio de cubrir necesidades básicas. En el caso de Uganda, en un intento de luchar contra esto, se ha creado un Comité de Protección Infantil con la colaboración de organismos internacionales como World Vision en áreas con una mayor incidencia.
Otro dato impactante es que se calcula que hoy hay en el mundo 650 millones de mujeres y niñas que se casaron antes de cumplir los 18 años. Aunque es cierot que, durante la última década, la tasa mundial de matrimonios infantiles se ha reducido. En el sudeste asiático ocurrió la mayor reducción durante este período, del 49 al 30 por ciento. Sin embargo, 12 millones de niñas menores de 18 años son casadas cada año en África Subsahariana (donde esta práctica nociva es más habitual) y casi 4 de cada 10 mujeres jóvenes se casaron antes de cumplir 18 años. El matrimonio infantil suele dar lugar a embarazos precoces y al aislamiento social, interrumpe la escolarización, limita las oportunidades de las niñas e incrementa de manera muy notable su riesgo de sufrir violencia doméstica.
Como mínimo, 200 millones de mujeres y niñas entre 15 y 19 años de edad han sufrido la mutilación genital femenina en los 30 países en los que existen datos representativos sobre prevalencia. En gran parte de estos países, la mayoría de las niñas fueron mutiladas antes de cumplir los cinco años. Más de 20 millones de mujeres y niñas en tan sólo siete países (Egipto, Sudán, Guinea, Dijbouti, Kenya, Yemen y Nigeria) han sufrido la mutilación genital femenina a manos de un proveedor de cuidados médicos.
Debido a los movimientos de población, la mutilación genital femenina está adoptando una dimensión internacional, sobre todo entre las mujeres y niñas migrantes y refugiadas.
Además, unos 15 millones de muchachas adolescentes de entre 15 y 19 años de todo el mundo han sido obligadas a mantener relaciones sexuales forzadas (coito u otras prácticas sexuales forzadas) en algún momento de sus vidas. En la inmensa mayoría de los países, el principal riesgo para las adolescentes es verse obligadas a mantener relaciones sexuales por su pareja o expareja, ya sean novios, compañeros sentimentales o maridos. Según los datos recogidos en 30 países, solamente el 1% de ellas ha buscado ayuda profesional.
En la Unión Europea (UE), 1 de cada 10 mujeres denuncia haber experimentado ciberacoso desde los 15 años de edad. Esto incluye la recepción de correos electrónicos o mensajes por teléfono móvil no deseados, ofensivos y/o sexualmente explícitos, así como contactos ofensivos o inapropiados en redes sociales. El riesgo más elevado se registra entre las jóvenes de 18 a 29 años.
En Oriente Medio y Norte de África, entre el 40 y el 60% de las mujeres han experimentado acoso sexual en las calles. En un estudio en varios países, las mujeres afirmaron que el acoso consistía principalmente en comentarios de carácter sexual y en personas que las acechaban, las seguían, las observaban o las miraban lascivamente.
Entre un 31 y un 64% de los hombres reconocieron haber llevado a cabo actos de este tipo. Los hombres jóvenes, con mayor nivel educativo y aquellos que experimentaron violencia en la niñez tenían mayor probabilidad de cometer acoso sexual en las calles.
En cinco regiones, el 82% de las parlamentarias denunció haber experimentado algún tipo de violencia sexual durante su mandato. Esta incluía comentarios, gestos e imágenes de naturaleza sexista o sexualmente humillante, amenazas y acoso laboral. El 65% había sido objeto de comentarios sexistas, principalmente por parte de diputados hombres.
La mayoría de estos estudios, divulgados por la ONU, concluyen que la violencia contra las mujeres no solo continúa en sus múltiples formas en todas partes, sino también que se ha agravado debido a las medidas llevadas a cabo para frenar la pandemia. Quizá, aunque sea como motivo del 25 de noviembre, habría que reflexionar sobre la «otra pandemia»: una lacra que afecta a las mujeres de todo el mundo.
Enlaces, fuentes y bibliografía:
– Foto destacada: Chica con mascarilla en la calle durante la epidemia de coronavirus en Rusia en marzo de 2020. Autor y fuente: https://www.vperemen.com (CC BY-SA 4.0.)