8 similitudes entre la España de los años 30 y la actual
España vive unos años convulsos y un ambiente que se ha tachado de guerracivilista, en medio de una constante polarización política. Pero ¿existen similitudes reales entre esta época y los años 30, durante el gobierno de la II República antes de que estallara la guerra civil?
Durante esta década, la política española ha sufrido un gran proceso de polarización, abandonando el moderado bipartidismo de las anteriores décadas por un sistema multipartidista.
Fruto de esto, el ambiente y el tono político se han enrarecido, incorporando en el discurso hacia el rival político palabras cada vez más graves, especialmente desde los partidos más conservadores.
Mucha gente ha comparado este enrarecimiento del entorno con el regreso de un contexto de confrontación y división similar al de los años 30 y a la reaparición del fascismo de la mano de la nueva extrema derecha de Vox.
Las manifestaciones de los últimos días parecen ir en consonancia con esto. Hemos visto, junto a las banderas de España, multitud de simbología fascista mostrándose como contraposición al actual ejecutivo progresista.
Pero, ¿es razonable comparar ambas épocas? Existen ciertas similitudes preocupantes que se exponen a continuación.
Contexto histórico: la II República Española
En muy resumidas cuentas, la II República Española fue un régimen de gobierno democrático que duró desde el 14 de abril de 1931 hasta el 1 de abril 1939. La aparición de la república en España supuso la ausencia del monarca por primera vez desde la muy breve experiencia republicana de 1873, hecho que se acompañó con un marcado ambiente revolucionario.
Este período, que se alargó durante los años 30, tuvo a su vez tres etapas diferenciadas, cada una encabezado por un gobierno diferente: un primer gobierno progresista (republicanos/socialistas), un segundo conservador (Radical/CEDA) y un tercer gobierno formado por el conjunto de las fuerzas de izquierdas, llamado de Frente Popular.
Todos ellos se sucedieron en un periodo de tan solo 5 años (de 1931 a 1936), lo que refleja la inestabilidad como un hecho clave de esta época.
Celebraciones de la proclamación de la II República Española en Barcelona, 1931. Fuente: Extraído de
los archivos federales de Alemania, Bundesarchiv, Bild 102-11543 (CC BY-SA 3.0.)
1. Grandes expectativas de cambio y gobierno de coalición Vs Crisis económica.
La II República trajo una enorme expectación. Empezaba una época nueva sin monarca que rompía con los restos del antiguo régimen y con la dictadura del general Miguel Primo de Rivera. De hecho, Alfonso XIII, rey en aquel momento y bisabuelo del actual, se marchó voluntariamente al ver el triunfo de los partidos republicanos en las elecciones municipales de 1931.
Aunque la República podía ser izquierdas o derechas, historiadores coinciden en que el ambiente general era revolucionario siendo las fuerzas progresistas las que mostraban el mayor optimismo en esta nueva época. Además, durante los años 30 estaba en auge del sindicalismo, especialmente el anarquista.
Las intenciones de República eran traer nuevos derechos y libertades a la ciudadanía de una España muy rural y atrasada, así como mejorar las condiciones de la clase obrera.
Estos deseos de mejora chocaron contra la realidad en forma de una crisis económica sin precedentes que golpeó la escena internacional, el conocido crack de 1929, y de la que el mundo no se recuperó hasta después de la II Guerra Mundial.
De igual manera, en estas últimas elecciones, el ejecutivo de coalición de PSOE-Unidas Podemos nació con muchas expectativas y un gran apoyo social que hacía que estos dos partidos superasen en escaños al resto de partidos de la derecha y la extrema derecha. El programa de gobierno que se planteaba era transformador, al menos en comparación a lo que el país había vivido después de 7 años de gobierno conservador del Partido Popular, hundido en la corrupción y impopulares medidas basadas en recortes presupuestarios.
Pero estas expectativas de cambio y de programa transformador se han tenido que aplazar debido a la mayor crisis sanitaria de la democracia y la mayor a nivel mundial desde la gripe española de 1918.
Y, tras esta crisis sanitaria que ya ha hecho temblar la economía mundial, llegará la crisis económica. Un período que no suele ser nada halagüeño para las mejoras de los derechos sociales y que tiende a producir descontento y agitación social con mayor facilidad.
Hacer paralelismos con los inicios de los años 30 es casi imposible.
2. Sistema político multipartidista, gobiernos débiles.
La II República estuvo marcada por una panorama político con un gran número de partidos políticos y plagada de gobiernos cortos con graves problemas para mantenerse en pie, con constantes cambios en el equilibrio del poder.
Desde 2015, una vez la política española se fragmentó en varios grandes partidos, la inestabilidad ha sido un signo del Congreso español. De la estabilidad de las anteriores dos décadas, se han llegado a celebrar 4 elecciones legislativas en apenas 5 años sin que ningún gobierno tuviera una mayoría clara.
Así, las actuales formaciones han necesitado constantemente el apoyo de una multitud de partidos para sostenerse. Esta dependencia de otras fuerzas políticas, especialmente regionalistas, provocó de hecho que prosperara la moción de censura a Mariano Rajoy quien, tras perder la confianza de las mismas, puso fin a su gobierno. Una situación muy diferente a su primera legislatura (2011 – 2016), en la que pudo gobernar cómodamente gracias a una holgada mayoría absoluta.
Acto de investidura de Pedro Sánchez en la XIV legislatura de España. Autor: Captura de pantalla el 25/05/2020 a las 12:04h.
Fuente: Wikipedia, datos de Congreso.es (CC BY-SA 3.0.)
El actual gobierno de coalición se encuentra en el mismo caso, ya que es igualmente dependiente de estos mismos partidos, e incluso de varios más. Y, ahora mismo, ya no tiene asegurados estos apoyos.
3. Choque de bloques.
Hasta hace unos años, solo dos partidos se disputaban el gobierno de España. Estos partidos se enfrentaban en la arena política y gobernaban en cómodas mayorías o con el puntual apoyo de fuerzas soberanistas.
La aparición de los nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, no supuso un gran cambio a este respecto. Podemos tenía como objetivo superar tanto al PP como al PSOE, llegando solo a acuerdos en materias necesarias si se daba el caso, mientras que Ciudadanos se ofrecía como apoyo para cualquiera de los dos grandes partidos.
Esto cambió radicalmente en 2019. Con el auge de la extrema derecha, la guerra entre partidos se transformó en una guerra de bloques: el Partido Popular ofreció ministerios a Vox, mientras que Ciudadanos declaraba al PP como su socio preferente. En la izquierda, Podemos y PSOE hablaban de gobernar juntos. Este cambio vino propiciado por el estallido del movimiento independentista catalán, otra de las similitudes que se verán más adelante.
La insuficiente victoria de la izquierda conformó un bloque unido solo por su rechazo a las fuerzas conservadoras. Desde los partidos, entidades y medios afines a la derecha y extrema derecha, de hecho, ya han llamado al conjunto de estas fuerzas «gobierno de Frente Popular».
Los años 30 se caracterizaron precisamente por una tremenda polarización de la sociedad española, una división ideológica que recuerda mucho al actual.
4. La cuestión catalana y el protagonismo de ERC.
Logo compacto de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en 2015. Autor: ERC. Fuente: Esquerra.cat.
El auge del movimiento soberanista de Cataluña fue uno de los primeros quebraderos de cabeza de las II República. En el nuevo marco de aparición de la República, un problema flagrante era como encajar la territorialidad catalana. Y sus demandas de autogobierno con la nueva Constitución.
De hecho, el mismo día que se proclamó la II República, Francesc Macià, fundador de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), proclamó a su vez la República Catalana desde el Palacio de la Generalidad de Cataluña.
Solo la rápida negociación de varios ministros hizo que Macià se retractase. A cambio, eso sí, de un Estatuto de Autonomía que le concediese amplias competencias y del nuevo gobierno de la Generalidad. Más tarde, el pueblo catalán aprobó en votación el estatuto de Cataluña.
Todo esto, causó una fuerte reacción de los partidos de derechas. El segundo gobierno de la República, el conservador dirigido por la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), empezó una batalla en todos los frentes contra el gobierno catalán que culminó con la suspensión de la autonomía catalana desde 1934 hasta 1936, cuando la izquierda recuperó el poder.
Indudablemente, los paralelismos son claros. El gobierno conservador de España con Rajoy enfrentó una batalla legal contra la Generalidad catalana que aumentó enormemente el apoyo al independentismo. Además, intervino el autogobierno de Cataluña por primera vez desde la dictadura con la aplicación del polémico artículo 155 de la Constitución Española. Otro paralelismo claro es que, si bien inicialmente fue el Partit Democràtic Europeu Català (PDeCAT) quien pareció liderar el movimiento, ha sido ampliamente relevado en apoyo popular por ERC.
La cuestión catalana también es un constante problema para el actual gobierno, quien depende de la izquierda independentista para sostenerse, al tiempo que no puede concederles sus peticiones.
Las derechas han usado este tema como un constante ariete, hasta el extremo de pedir la suspensión plena de la autonomía catalana.
5. La reforma agraria
Otro de los grandes problemas de aquella época fue resolver los grandes problemas que sufría el campo.
En aquel entonces, España era una potencia eminentemente agraria. El primer gobierno de la II República quiso traer mejoras de derechos para el campesinado. Estas mejoras supondrían aumentar su poder de negociación con los grandes latifundistas y propietarios, mejorar sus salarios y reducir sus jornadas laborales.
Esto puso en pie de guerra a los terratenientes, quienes protestaron enérgicamente y se opusieron a las reformas a lo largo de los años 30. Estos fueron actores y protagonistas en el alzamiento de la CEDA como bloque opositor al gobierno progresista. Cuando la CEDA ganó, organizaron una contrarreforma agraria que tampoco no se pudo completar por la corta duración del gobierno conservador.
Esta situación guarda clara similitudes con las protestas de los propietarios agrarios de enero y febrero de 2020 contra el gobierno de coalición a razón del aumento del SMI en el campo, capitalizadas por la derecha. Pese a que se han disimulado por la reforma gubernamental y la crisis de la CoVid19, las hostilidades entre la patronal agraria y el gobierno siguen parcialmente vigentes.
6. Convulsión social, manifestaciones y conflictos.
Como se ha comentado con anterioridad, los años 30 fueron extraordinariamente convulsos.
Aparte de los múltiples cambios de gobierno, las grandes manifestaciones y huelgas estuvieron presentes como forma de oposición a los distintos gobiernos y al mismo “statu quo”: desde la insurrección anarquista, a la huelga general de campesinos o las ocupaciones masivas de tierras. Es decir, por un lado había una fuerte oposición a las reformas y, por otro lado, la postura de que dichas reformas o no eran suficientes o no se aplicaban lo suficientemente rápido.
Campesinos de Badajoz llevando a cabo las ocupaciones de fincas en Marzo de 1936. 25 de marzo de 1936
. Autor: David Seymur. Fuente: He Aquí la Historia (CC BY-SA 4.0.)
En España, aunque no hemos tenido eventos de tanta envergadura, sí que se pueden considerar al menos dos grandes eventos que rompen con la placidez de las dos décadas anteriores: el Movimiento 15M y el referéndum de autodeterminación de Cataluña, donde la población desafió al estado.
Más recientemente, hemos visto manifestaciones contra el gobierno progresista que aún están en proceso de extenderse. Si se convierten en un hecho históricamente reseñable todavía está por ver.
7. “Enemigos de España”.
Las formaciones de derecha y extrema derecha españolas han usado este calificativo en el último tiempo con asiduidad para referirse a sus adversarios políticos, concretamente a los partidos soberanistas, pero también a casi cualquiera que no case con sus postulados políticos.
Vox ha aumentado considerablemente el uso de este término, con el que también se refiere a buena parte del gobierno de coalición representada por Unidas Podemos. También se ha referido a dicho gobierno ya en su conjutno como «enemigo de la libertad», especialmente en las últimas protestas ciudadanas que han convocado y/o alentado. Parecidas apelaciones se repitieron en marchas y concentraciones tradicionalmente conservadoras, como las realizadas en contra del matrimonio homosexual, contra el aborto o desde la educación privada concertada.
Pues bien, en la década de 1930, la CEDA ya usaba este lenguaje contra el gobierno progresista. Nombraba a los republicanos “enemigos de la patria”. A los socialistas, “enemigos de la propiedad, de la familia y del orden”. Una terminología preocupantemente parecida en un escenario de polarización social.
8. Petición de intervención del ejército y golpe de estado.
En 1934 ya se urdía en las sombras la conspiración para derrocar a la República. Pero esto era palpable en el ambiente. No en vano, España acumulaba una larga tradición de décadas de militares asumiendo roles de gobierno. Como el mismo Miguel Primo de Rivera, de hecho.
Las derechas se habían ido radicalizado progresivamente contra el gobierno de la II República. Renovación Española (RE), el partido ultraderechista de José Calvo Sotelo, quien fue ministro de Hacienda durante la dictadura de Primo de Rivera, pedía la intervención del ejército en las sesiones del Congreso.
¿Y qué ha pasado en los últimos años? Efectivamente, desde distintos diputados y cargos de la extrema derecha, se ha pedido la intervención del ejército.
Tuits oficiales de las cuentas de los diputados de Vox Rocío de Merr (arriba) y Hermann Tertsch (abajo).
Autor: Capturas de pantalla realizadas el 25 de Mayo a las 4:05h en sus cuentas de Twitter oficiales.
Fuente: Tuit de Rocío de Meer (arriba) el 19 de abril de 2020 y tuit de Hermann Tertsch el 2 de enero de 2020.
Renovación Española era un partido del que podemos destacar su carácter monárquico, tradicionalista, católico y nacionalista. Rasgos que nos valdrían también para la formación ultra Vox. Este partido tendría más tarde un papel activo en el golpe de estado contra la república en 1936.
Vuelta al presente
Estas 8 cuestiones de principios de los años 30 guardan sospechosos parecidos con la actualidad. Y lo que es más preocupante es que estos hechos tienen aún más relación con lo acontecido en el último año.
Lo que no resultada nada halagüeño es que España solo acaba de entrar en el inicio de lo que parece una larga crisis económica, por lo que es posible que las posiciones todavía se radicalicen más.
Por suerte esta es una época muchos más pacifica que las anteriores. El uso de la fuerza es una excepción extraña en las democracias consolidadas, por lo que la idea de una nueva guerra civil o revolución armada suena poco plausible.
No obstante, históricamente ante tiempos convulsos los escenarios poco plausibles pueden tomar fuerza. Los países saben cómo entran en las crisis, pero no como salen de ellas. Y la trasformación es un elemento clave de estos fenómenos. No hay que olvidar que la última crisis cambio el panorama político no sólo de España, sino de buena parte del mundo.
Nuestro país ya se encontraba bastante polarizado antes de que este evento transformador ocurriera. Así que mirando al pasado y siendo estrictos, no podemos descartar ninguna opción. ¿Volverá España a los infelices años 30?
Fuentes, enlaces y bibliografía:
– Foto destacada: Izquierda: Cartel de campaña promovida por Vox con el objetivo de protestar en coche contra el gobierno. Derecha: ilustración del 2 de octubre de 1938 apoyando al bando sublevado en la Guerra Civil Española. Autor: Cozzi. Fuente: Pinterest, de la revista infantil Pelayos (dominio público).
Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.