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Diputada de Vox se queja de la discriminación a hombres afganos al destacar la preocupación por las mujeres

«Todo el consenso progre con las mujeres afganas. A los hombres en riesgo de sufrir amputaciones o de ser ejecutados, que les den». Estas fueron las palabras de Carla Toscano, la portavoz adjunta de Vox en la Comisión de Igualdad del Congreso, en un tuit a través de su cuenta oficial en la red social Twitter.

La diputada de extrema derecha, en la línea de Vox de sostener que existe algún tipo de plan en la sombra para defender ideas progresistas que consideran inaceptables, ha señalado en su tuit al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (PP), a la vicealcaldesa Begoña Villacís (Cs), a la líder de Podemos Ione Belarra e incluso a Pablo Casado como parte de ese «consenso progre» por haber defendido lo que a todas luces parece lógico: la igualdad de las mujeres en un nuevo régimen como el talibán que supondrá un prejuicio especialmente para ellas en Afganistán.

«Esto no es ni solidaridad ni gaitas. Esta discriminación sangrante es la utilización de un drama para promocionar el feminismo. Y punto», añadía la diputada ultraderechista para cerrar su mensaje.

Esta interpretación de Vox de lo que supone defender la igualdad en un régimen fundamentalista islámico destaca que, o bien no tienen conocimiento sobre la situación, o bien están buscando obtener rédito político de un conflicto internacional. Y es que si fuerzas políticas de todo el espectro se ponen de acuerdo en un punto no es porque exista un plan en la sombra para excluir las ideas de Vox, sino porque la realidad es obvia: aunque el nuevo régimen talibán impondrá una dictadura religiosa que afectará a toda la ciudadanía de Afganistán, las mujeres serán muy especialmente afectadas.

Mujeres y hombres: una realidad en Afganistán

La idea de sociedad de los talibán se basa en interpretaciones estrictas de lo que debe ser la vida de un musulmán basadas en un tipo extremista de fundamentalismo islámico, con el fin de combatir lo que ellos consideran el «libertinaje», considerado habitual en las sociedades occidentales que, por otro lado, no dista mucho del ultracatolicismo que defienden sectas como El Yunque o incluso regímenes como el de Francisco Franco en España.

Los talibán consideran que el valor más fuerte en la sociedad afgana es el honor, y este se protege mediante la aplicación del Código de conducta Pashtunwali, que establece tres reglas: la melamastia, el nanawatey y el badal. Estas normas velan teóricamente por el respeto al honor individual de los hombres y colectivo (grupos de hombres), establecen valores referentes a la hospitalidad, el asilo y la protección que la población debía brindar tanto a los miembros de su familia como con personas ajenas, y también abogan por la defensa del honor mediante la venganza y la justicia. Este código de conducta tiene profundo arraigo en la comunidad afgana.

La combinación entre las tradiciones pastunes y la interpretación radical (y muy particular) del Islam deriva en una serie de reformas restrictivas de la libertad de acción y decisión de las mujeres. Las reformas regulan principalmente la forma de vestir de las mujeres, su comportamiento en público, la libertad de tránsito y sus responsabilidades con la sociedad.

La discriminación a las mujeres en Afganistán

Afganistán es una sociedad tradicional en donde la masculinidad ha estado siempre arraigada a su cultura, pero la reformas de los talibán delegaron a las mujeres la obligación de hacerse cargo de las tareas domésticas, entre las cuales estaba el cuidado y educación de sus hijos o utilizar diariamente la burka, una prenda de vestir que envuelve todo el cuerpo.

Se prohíbe trabajar a las mujeres, excepto en el sector sanitario, pero la mujer que trabajara en el sector médico no debía sentarse en el asiento siguiente al del conductor.​ Tampoco se les permite trabajar fuera del hogar, se controlaban sus desplazamientos y se les prohíbe salir sin escolta. Se suspende la educación femenina y se cierran las escuelas mixtas puesto que hombres y mujeres no podían estudiar juntos.

Se prohíbe que las mujeres convivan con otros hombres que no fueran sus familiares. Las mujeres deben caminar con calma y abstenerse de golpear sus zapatos en el suelo, para no generar ruido. Ninguna mujer afgana tiene el derecho de ser transportada en el mismo coche que los extranjeros.

Las mujeres tienen terminantemente prohibido practicar algún deporte, bailar, aplaudir, volar cometas, representar seres vivos, la fotografía o la pintura en el régimen talibán.

¿A qué se exponen los hombres en Afganistán?

Para los hombres es obligatorio llevar turbante, barba, pelo corto y shalwar-kamiz. Evitar toda ropa de tipo occidental. Rezar cinco veces al día, preferiblemente en la mezquita. ​Se prohíbe la música y la interpretación visual de cualquier forma humana o animal. Se separa el transporte público en dos, uno exclusivo para el traslado de hombres y otro para mujeres.

También hay reglas para aplicar castigos, tanto para hombres como para mujeres. Por ejemplo el adulterio se castigaba con la lapidación, la amputación de la mano por robo, la flagelación para el bebedor de alcohol y el asesinato o ejecución con arma de fuego a manos de un familiar de la víctima.

Aplican además castigos que no figuran en el Corán, lo que da una idea del extremismo, como la muerte al ser sepultados bajo un muro de ladrillos para los homosexuales.

Por lo tanto, queda claro que las mujeres son las primeras perjudicadas en esta nueva forma de gobierno, y las declaraciones de Carla Toscano no hacen sino reflejar la profunda disonancia cognitiva de un partido totalmente alejado de la realidad.

Adrián Juste

Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

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