Rechazada por gran mayoría la nueva Constitución de Chile que pretendía desterrar a Pinochet
Este pasado domingo día 4, Chile votaba por fin la nueva Constitución que había redactado la Asamblea Constituyente, a su vez elegida por la ciudadanía en 2020 por plebiscito y donde un 78% de la gente estaba a favor de reformar la carta magna. Sin embargo, la propuesta surgida de dicha asamblea no ha cosechado el éxito esperado y ha sido rechazada por aproximadamente el 62% de los votos escrutados, lo que significa que, por el momento, continuará el texto impuesto en 1980 por la dictadura de Augusto Pinochet (con las reformas que se le han ido aplicando posteriormente).
El rechazo ha sido unánime en las 16 regiones en las que se divide el país, incluyendo las más progresistas y donde el actual presidente, Gabriel Boric, obtuvo más votos, como es Valparaíso o Metropolitana, donde ha ganado el «Rechazo» con un 57,6% y un 55,4%, respectivamente. En regiones más conservadoras, la negativa al nuevo texto ha superado el 70%.
¿Constitución que no convence a la mayoría o campaña de desprestigio?
Tras años de protestas en Chile, una inmensa mayoría de la sociedad necesitaba un nuevo texto que reflejara sus demandas, lo que dio como resultado un órgano elegido por la ciudadanía, con paridad de género y con asientos reservados para el colectivo indígena. La nueva Constitución presumía de ser la más progresista, feminista y vanguardista del mundo, había sido señalada por la derecha por varias cuestiones controvertidas.
Estas cuestiones eran, por ejemplo, definir a Chile como un Estado de carácter plurinacional, incluir el derecho a la interrupción voluntaria de embarazo, la posibilidad de reelección presidencial, el sistema de justicia o la eliminación del Senado. Además, también se ha señalado el hecho de que se incluían numerosos artículos en referencia a los derechos de la población indígena y la gestión de sus territorios, mientras que otros asuntos como la economía o la seguridad ciudadana fueron menos abordados.
Ante estas críticas, desde los partidos políticos del gobierno (Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático) se comprometieron a hacer una revisión de dichos aspectos y moderar las cuestiones más controvertidas una vez aprobada la Constitución.
Sin embargo, desde la derecha (y la extrema derecha), estas semanas se ha llevado a cabo una verdadera campaña de desprestigio contra el nuevo texto, señalando al gobierno chileno por supuestas conexiones con el narcotráfico, por su incapacidad de conseguir seguridad en las calles y tachando a sus socios, el Partido Comunista, de llamar a la violencia. También se ha recurrido a las acusaciones de posible intervencionismo y fraude en el referéndum, haciendo un llamamiento a la gente a fiscalizar y denunciar cualquier irregularidad y lanzando bulos como que las personas fallecidas podrían votar.
Campañas de desinformación en la que participaron numerosos bots y cuentas falsas, empujadas desde sectores ultraconservadores y organizaciones afines a Atlas Network, además de personalidades relacionadas con el pinochetismo, tal y como demostró el experto en redes sociales Julián Macías Tovar, como es la Fundación Nueva Mente.
Gabriel Boric, presidente de Chile y partidario del «Apruebo», ha reconocido públicamente esta derrota y ha anunciado que comenzará a trabajar con «la sociedad civil y el Congreso» para buscar una nueva alternativa que une a la sociedad chilena y se consiga aprobar una Constitución que represente a la mayoría. Así, ha confirmado que los resultados «exigen a nuestras instituciones que trabajemos hasta arribar a una propuesta que nos interprete a todos» y «que dé confianza».
También ha realizado un llamado a la unidad «independientemente de la opción que cada uno haya tomado» en el plebiscito para «abordar unidos la construcción del futuro» de Chile. Por su parte, sus socios comunistas de gobierno, ha enfatizado que la Constitución del año 80 «ni les une ni les representa», y han llamado a la calma y a estar «orgullosos del trabajo realizado».
«Un texto que no une al país»
Por su parte, desde la oposición al nuevo texto de la Constitución, han celebrado el resultado. Desde el Partido Demócrata Cristiano, uno de los más moderados, con representación en el Senado y que se había desmarcado del texto, sumándose a la campaña por el «Rechazo», recalcó que es un texto que «no une al país, que nos enfrenta» y que «parece más bien un programa de Gobierno».
José Antonio Kast, líder del Partido Republicano y que se enfrentó a Boric por la presidencia de Chile, simplemente reseñó en redes sociales que «Chile es una gran nación y después de esta noche, un país más libre y con más esperanza». Kast, considerado de extrema derecha y con fuertes lazos con el pinochetismo, lideró buena parte de la campaña de desprestigio contra la nueva Constitución, dedicándose a compartir contenido en redes sociales donde acusaba al Gobierno de ser indulgente con la criminalidad.
Francisco Chahuán, líder de Renovación Nacional, partido de la derecha chilena y uno de los más importantes de la oposición, celebró también la derrota de una propuesta que «dividía a los chilenos», si bien mostró su compromiso para «continuar el proceso constitucional» e iniciar un diálogo con el ejecutivo chileno y un proceso de «escucha activa» para llegar a acuerdos y aprobar una «buena y nueva Constitución que realmente nos una y represente a todos».
Javier Macaya, líder de Unión Demócrata Independiente (UDI), una de las formaciones opositoras con más lazos con el pinochetismo y relacionada habitualmente con sectores ultraconservadores, se pronunció en un sentido similar, diciendo que ·el triunfo del rechazo es el triunfo del sentido común y no de un sector político. Se rechazó un texto que nos dividía. Hoy el compromiso es con una nueva oportunidad para Chile, un nuevo pacto social y una buena constitución que una a nuestro país». El partido fue fundado en 1982 por Jaime Guzmán, colaborador de Pinochet, y en su momento defendió la dictadura militar.
Además, cientos de personas, especialmente de los barrios más acomodados de la capital, han salido a las calles a celebrar el resultado, con banderas chilenas y entonando el himno nacional, fotografías que han compartido a través de redes sociales los principales partidos y líderes opositores.
El rechazo a la nueva Constitución de Chile ha tenido reacciones más allá de las fronteras, como era esperable. Una de las primeras personas en reaccionar ha sido Gustavo Petro, presidente de Colombia, donde, a través de sus redes sociales, declaró que «revivió Pinochet». “Solo si las fuerzas democráticas y sociales se unen, será posible dejar atrás un pasado que mancha a toda América Latina y abrir las alamedas democráticas”, ha expresado posteriormente.
Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.