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La mayoría absoluta de la extrema derecha permitirá a Giorgia Meloni gobernar Italia

El pasado domingo se celebraron las elecciones generales en Italia, unos comicios anticipados tras la ruptura del pacto de gobierno que sostenía a Mario Draghi el pasado mes de julio. Tras una turbulenta campaña, la coalición conformada por el partido neofascista Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, la ultraderecha Liga de Matteo Salvini, el derechista Forza Italia de Silvio Berlusconi y la derecha democristiana de Nosotros Moderados de Maurizio Lupi ha arrasado obteniendo el 44% de los votos en las dos cámaras legislativas italianas. Así, la candidatura liderada por Meloni obtiene una cómoda mayoría absoluta con la que podrá gobernar sin dificultad, con entre 227 y 257 diputados (con más del 95% del escrutinio).

Sin lugar a dudas, la figura central de estas elecciones ha sido la propia Giorgia Meloni, primera mujer en ser favorita para ser nombrada por el jefe del Estado (actualmente Sergio Mattarella) para formar gobierno en toda la historia de Italia. Su partido, Hermanos de Italia, pasa del 4,3% al 26,2% de los votos, multiplicando por seis los resultados de las últimas elecciones, en el año 2018. Además, la derecha volverá a liderar un gobierno después de diez años, cuando estaba Berlusconi en el poder y Meloni era ministra de Juventud. Salvini, que salva los muebles gracias a su pacto con Meloni, se queda con el 9% de los votos.

En segunda posición, ha quedado la coalición de izquierdas, liderada por el Partido Democrático, que ha presentado candidatura liderada por Enrico Letta junto al partido centrista Más Europa, Alternativa Verde y Lista Cívica Popular, fuerzas políticas de escasa representación que refleja la debilidad de un arco progresista que no ha sido capaz de llegar a acuerdos mayores que le permitieran disputar el puesto a la extrema derecha, obteniendo alrededor del 20% de los votos y probablemente entre 78 y 98 escaños.

Así, el Movimiento 5 Estrellas (M5S), con Giuseppe Conte a la cabeza, se ha presentado en solitario, obteniendo un 15% en ambas cámaras legislativas aproximadamente y entre 36 y 56 asientos. El partido que naciera como alternativa política a raíz de la crisis financiera de 2008 y que llegó a gobernar Italia tras las elecciones de 2018, se deja la friolera de 7 millones de votos, cuando obtuvo el 32% de los sufragios. Un batacazo que ya se veía venir en las encuestas para una formación que incluso llegó a pactar con la extrema derecha.

En cuarto lugar, ha dado cierta sorpresa la coalición centrista Acción – Italia Viva, dos formaciones nacidas en 2019 que, presentando candidatura con Carlo Calenda al frente, ha conseguido la nada desdeñable cifra de aproximadamente el 8% de los votos. La izquierda alternativa y ecologista reunida en la coalición de Izquierda Italiana y Europa Verde, liderada por Angelo Bonelli, ha conseguido el 3,6% de los votos. Dos candidaturas que tampoco llegaron a acuerdos con el Partido Democrático y que habrían podido dar el estoque final al neofascismo representado por Meloni.

Otro dato que es relevante es la gran abstención que ha habido, especialmente en el sur de Italia. La participación se ha quedado en un escueto 64%, 9 puntos menos que en las elecciones pasadas, lo que refleja la desafección y el desinterés de la política por parte de la sociedad italiana, en parte probablemente debido a la polarización y a la inestabilidad que lleva sufriendo el país a nivel político desde la crisis económica. Una abstención que analistas políticos aseguran que ha reforzado a la extrema derecha, cuyo mayor caladero de votos se encuentra en el norte de Italia.

El neofascismo fagocita a la derecha democrática en Italia

Estas elecciones reflejan una tendencia que ha caracterizado a la política italiana en los últimos años: el avance de la extrema derecha a costa de quitar el espacio de la derecha clásica y de imponer sus marcos de debate al resto de fuerzas políticas.

Así, el blanqueamiento de la ultraderecha ha sido la tónica ya desde que Silvio Berlusconi alcanzara el poder en 1994, ya que se apoyó en partidos como Liga Norte de Salvini (hoy simplemente Liga) o en Alianza Nacional, uno de los partidos sucesores del Movimiento Social Italiano, la formación creada por antiguos militantes del Partido Nacional Fascista de Benito Mussolini en 1946 cuando éste fue ilegalizado tras la Segunda Guerra Mundial.

Una de las pruebas de este blanqueamiento es que la coalición liderada por Giorgia Meloni se llama «coalición de centro derecha», y así es referenciada por la inmensa mayoría de los medios de comunicación del país, muy a pesar de que Hermanos de Italia o Liga, los principales partidos de ultraderecha de Italia, hayan protagonizado numerosas polémicas, como tener cuadros de Mussolini en las oficinas municipales, hacer el saludo fascista en sesiones plenarias o elogiar a Hitler. Incluso el lema de la campaña de la coalición, «dios, patria y familia», fue un lema del partido fascista de Mussolini.

Como añadido, incluso los partidos políticos de la izquierda han comprado este marco de debate, centrándose en los aspectos y en las cuestiones que más beneficiaban a la extrema derecha, como la vinculación entre inmigración y delincuencia, una lectura que han adelantado personas expertas en política italiana como Alba Sidera. Partidos de izquierda que no solo no han sabido crear un proyecto propio para el país, sino que tampoco han conseguido construir un bloque fuerte que dispute el liderazgo del neofascismo.

Así, la sociedad italiana ha dejado de percibir, progresivamente, cómo la ruptura de los consensos sobre los avances sociales no tiene que ver con el radicalismo y el extremismo. Que casi la mitad de los votantes italianos apueste por Giorgia Meloni tiene que ver, por un lado, por la desafección política, el hartazgo por la inestabilidad, la situación económica y un largo etcétera, pero también con la normalización del discurso más radical del que casi todos los partidos y medios de comunicación son y han sido responsables.

Porque Giorgia Meloni no es ninguna desconocida. Su militancia en las juventudes del Movimiento Social Italiano es conocida, pasando más tarde a Alianza Nacional, el sucesor legal del partido neofascista, que terminaría integrándose en El Pueblo de la Libertad, una formación creada por Silvio Berlusconi junto a su partido Forza Italia y que le valió a Meloni una cartera ministerial durante su gobierno (desde 2008 a 2011). Fue también presidenta de las juventudes de este nuevo partido. Finalmente, en 2012, inició su propio proyecto político: Hermanos de Italia, que ha conseguido llevar al poder en tan solo una década. Actualmente es también presidenta del Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), el partido político europeo que reúne a buena parte de las formaciones políticas de extrema derecha europeas, como Vox.

El ascenso de Meloni se ha visto empujado también por ser la única oposición en los últimos años y liderar el único partido que no ha sufrido el desgaste de gobernar. Así, ha sabido posicionarse como la única alternativa, comiendo terreno en los dos últimos años a Salvini y al Movimiento 5 Estrellas. Ascenso que se ha visto combinado con un discurso populista cada vez más descarado y con un cierre de filas alrededor de buena parte de la derecha italiana.

Paralelamente, Meloni también ha sabido moverse en el entorno europeo, estableciendo alianzas con partidos políticos como Vox en España, acudiendo a cerrar la campaña electoral de las elecciones andaluzas, y ofreciendo una imagen institucional frente a los medios.

Giorgia Meloni: el fascismo alcanza el poder en Italia

El complejo sistema electoral y político en Italia ha provocado que la formación de gobiernos sea complicada, al requerir siempre grandes acuerdos de varios partidos políticos, lo que ha tenido como consecuencia que la jefatura del ejecutivo se haya ido alternando entre los grupos políticos que formaban parte del dichos pactos. Así, quien gana las elecciones no se convierte necesariamente en presidente del gobierno.

Sin embargo, la mayoría absoluta tan aplastante de la coalición de neofascistas, ultraderechistas y conservadores parece que romperá con esa tendencia y que catapultará a Giorgia Meloni al poder en Italia, siendo el Partido Democrático la principal fuerza de la oposición. La última vez que el ganador de las elecciones fue presidente del gobierno fue en 2008 con Silvio Berlusconi.

Como suele ser habitual, las primeras declaraciones de Meloni han sido en clave de unidad: «Es la hora de la responsabilidad y de unir a todos los italianos», declaró tras los resultados. «Cuando haya pasado esta noche -dijo Meloni-, tendremos que recordar que no estamos en un punto de llegada, sino un punto de partida. Las condiciones en las que Italia y la Unión Europea se encuentran son particularmente complejas, necesitamos la contribución de todos y un clima sereno, así como el respeto mutuo», sentenció en un discurso de unos 10 minutos de duración que se ha compartido a través de redes sociales.

Discurso que contrasta con fuerza con otras declaraciones en campaña, como cuando dijo que, una vez alcanzaran el poder, «podrán decir lo que durante tantos años habían estado callando», en lo que se ha interpretado como una clara referencia sus raíces fascistas.

La victoria del neofascismo en Italia, que se veía venir a raíz de los sondeos de intención de voto, ha provocado una esperada reacción a nivel internacional. Mientras la mayoría de las fuerzas políticas de la derecha y de la extrema derecha han felicitado a Giorgia Meloni, muy buena parte del espectro político ha señalado el enorme peligro para los derechos humanos que supone su victoria, citando los ya conocidos ejemplos de Hungría y Polonia.

Tras una campaña electoral donde la polarización de la sociedad y la radicalización de la derecha han sido protagonistas, Italia ha amanecido con la vuelta al poder del fascismo. Tan solo hace cien años, en octubre de 1922, el dictador Benito Mussolini se hacía también con el poder en el país, lo que tendría atroces consecuencias no solo para Italia, sino para Europa e incluso el mundo entero. Consecuencias que podrían repetirse si no se pone remedio.

La extrema derecha gana las elecciones en Italia con mayoría absoluta

Adrián Juste

Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

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