Europa

El migrante como chivo expiatorio: cómo la ultraderecha usa el miedo para hacer política

Los candidatos electorales de la derecha radical, engloban y enmarcan su comunicación política bajo el paraguas de la identidad nacional. Este elemento comunicativo está íntimamente relacionado con otros dos elementos complementarios: seguridad e inmigración. Los valores constituidos muchas veces sometidos ante el llamado pueblo español se establecen bajo referencias sujetas en la seguridad de las fronteras y culpabilizando del desorden público y la inseguridad ciudadana al migrante. Es decir, extrae al inmigrante de la comunidad política y del propio sistema, y lo sostiene como una especie de chivo expiatorio, criminalizando y exponiéndolo al descrédito público de la sociedad.

Chivo expiatorio: ellos y nosotros

Migrantes ante una valla fronteriza. Autor: Sandor Csudai. Fuente: Agencia Nova (CC B-NC-ND 4.0)

Autores como Ramón Sáez Valcárcel ya mencionan esa correlación y la utilización del miedo como parte del lenguaje. Desde su punto de vista, el miedo nos atrapa y nos justifica para excluir y tratar con desigualdad a otras personas. El autor hace una alusión al género literario de la metáfora exponiendo que “el vicio es basura, la suciedad es desorden y el ideal, la pureza”. En este caso, al inmigrante, la sociedad lo reconoce como basura y lo crea como fantasma para su miedo. La suciedad de aquella basura (migrante) crea un desorden y el estado ideal (lo puro) se sostiene sin la existencia de esta. “El extraño, el otro, es el prototipo de basura. Por eso el inmigrante que pasea por nuestras calles, identificable por su aspecto físico, negro, árabe o indio, personifica la basura, una basura que se desplaza” (p.4).

Vox y sus consiguientes representantes establecen una criminalización del migrante siguiendo el discurso público clásico del (ultra) conservadurismo político. Por tanto establece una causalidad: la inseguridad existente por la delincuencia y el crimen está generada por el factor de la inmigración irregular. Este ideario escoge el planteamiento de que cuanto más se refuercen los cuerpos del orden público y se dificulte la entrada de personas extranjeras al país, los problemas de seguridad disminuirán en la sociedad.

Por otra parte Ruth Wodak en La política del miedo, también comparte de algún modo la idea de Valcárcel de que la estrategia política discursiva en el populismo de derecha se basa en la construcción del chivo expiatorio y el discurso del miedo. Este autor incide en el término y la representación del otro. Los partidos representados en el espacio político de la derecha radical circunscriben su comunicación en el uso del miedo para legitimar posiciones políticas (generalmente sobrepostulados de oposición a la inmigración), apelando a las necesidades de instaurar seguridad pública y social.

«Ellos» son extranjeros, definidos por su «raza», religión o idioma. «Ellos» son élites. Las fisuras y divisiones importantes dentro de una sociedad, como la clase, la casta, la religión, el género, etc., se ignoran al centrarse en estos «Otros» o se interpretan como el resultado de «conspiraciones elitistas». Las estrategias discursivas de «inversión víctima-agresor», la «búsqueda de chivos expiatorios» y la «construcción de teorías conspirativas» pertenecen, por lo tanto, al «conjunto de herramientas» necesario de la retórica populista de derecha. En resumen, cualquiera puede ser potencialmente construido como un «Otro» peligroso, si resulta conveniente para fines estratégicos y manipuladores específicos.

Para Wodak, los representantes de los partidos de derecha radical proponen chivos expiatorios como los migrantes, usados para culpar a los propios males de la sociedad y construyéndose como amenazas externas a los Estados-nación. Así, vemos cada vez más una renacionalización de los valores de los Estados en contextos populistas y conservadores (p.1).

De esta forma, autores como el señalado en el párrafo anterior entienden que para los populismos conservadores, los términos ellos y nosotros se establecen bajo una especie de dicotomía aliados – amenazas. El discurso populista se plantea bajo apoyos de los aliados y la oposición firme contra aquellas amenazas externas representadas en áreas como la oposición política hacia estos representantes y la inmigración.

La otredad: de aliados y amenazas

Manifestante con el lema ultra «Remigración». Autor: Kai Schwerdt, 23/03/2025. Fuente: Flickr (CC BY-NC 2.0).

El discurso populista de la derecha radical busca canalizar el miedo y la violencia mediante aquellas amenazas imaginarias, las cuáles no existen en la realidad. Cas Mudde y Cristóbal Rovira Kaltwasserr en Populismo: una breve introducción, describen dos elementos estrictos que son utilizados por la extrema derecha para configurar su oratoria: pueblo puro y la élite corrupta. Este espacio ideológico se basa en la lucha y definición de estos dos elementos. El pueblo puro representado en la etnia, los valores y la cultura busca erigirse como fuerza superior y la cuál hace frente a la élite corrupta, representada en los adversarios políticos, organismos y entes globalistas o en los propios migrantes.

Para ellos, el migrante es productor del peligro, es un desestabilizador social y opera en los límites del ruido. No son dignos, son menos y deben de tomar alguna acción heroica para ser merecedores de respeto.

La comunicación es poder y quien gana el relato, gana la narrativa general que se instala en la sociedad. Delincuencia, violaciones, palizas, robos… estás palabras calan en la propia comunidad y nos hace despertar emociones tan básicas como la ira.

Lo ocurrido en Torre Pacheco no es odio aislado, no son energúmenos. La forma de tomar acción por parte de los agresores a los migrantes es producto de la emocionalidad expuesta por representantes institucionales o ante la no consideración de algunos actores políticos en tomar acción en el asunto. Los agredidos son víctimas de la extensión del clima de odio general.

Alejo (2018) describe las aptitudes y marcos en los que se mueve la extrema derecha: populismo, nacionalismo, movimientos identitarios excluyentes y nativismo. Sobre este último concepto el autor lo define como la dotación de cierta comunidad política de un orgullo de pertenencia arraigado al territorio. Lo que conduce a que esa comunidad apueste por la defensa del mismo. La instrumentalización de este concepto conlleva el aumento y creación de tensiones entre la población extranjera y la población nativa (pp. 187-189).

Estas tensiones se traducen muchas veces en discursos públicos que buscan simplificar una realidad totalmente compleja con fórmulas como la del chivo expiatorio, estableciendo para ello varios relatos que van impregnando poco a poco en el vocabulario y mentes de un sector de los ciudadanos: el inmigrante es culpable de la violencia, de los robos, de tu precariedad laboral o de tu despido. Se busca así un punto objetivo al que atacar y excusar las situaciones personales: el inmigrante es culpable de lo que te ocurre, sin más allá pensar ni cuestionar lo expuesto.

Artículo de Hugo Gil.
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