Joe Biden: ¿puede un demócrata común ganar a Trump?
Joe Biden ha protagonizado una campaña atípica. En noviembre, poco después de conocerse su candidatura, lideraba tímidamente los sondeos para las primarias demócratas. En febrero se le consideraba un “cadáver político”. Hoy es el candidato del Partido Demócrata y rival directo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2020.
Hablar de Joe Biden no es precisamente hablar de nueva política. Veterano político de 77 años, se ha presentado tres veces a presidente y ha ocupado diversos puestos en la administración hasta llegar a ser Vicepresidente con Barack Obama.
Un candidato además que representa a la parte moderada del partido, el clásico establishment demócrata. Un perfil sospechosamente parecido al de Hillary Clinton. Pero que por alguna razón, funciona.
La novedad de lo común
El senador estadounidense Bernie Sanders habla con los asistentes a la Convención Demócrata del Estado de California de 2019.
Fuente: Gage Skidmore, 02/06/2019 (CC BY-SA 2.0.)
Joe Biden se enfrentaba a un amplio elenco de rivales demócratas en las primarias. Aquellos con más proyección eran: Bernie Sanders, veterano político izquierdista; Peter Buttigieg, alcalde de South Bend; y la senadora afroamericana Kamala Harris.
Cada uno de estos candidatos tenía un proyecto novedoso y un enraizamiento mayor con la sociedad progresista de los EEUU actuales.
– Bernie Sanders: representante del ala más izquierdista del partido. Este veterano político se define como socialista. Lleva en su programa el deseo de convertir la sanidad en EEUU en universal, a la vez que una fuerte agenda verde y juvenil.
– Peter Buttigieg: alcalde de South Bend, millenial y abiertamente gay. Un perfil novedoso que encontró un amplia significación con el ciudadano estadounidense promedio, con su pasado cotidiano, su paso en las fuerzas armadas y un matrimonio feliz. Optaba a conseguir el voto joven y por su perfil moderado, tenía el visto bueno de Wall Street.
– Kamala Harris: de madre india y padre jamaiquino, la senadora se identifica como afro-americana. Dio una dura batalla en las primarias demócratas. Se presentaba como una de las pocas mujeres rivales en un país que nunca ha tenido una presidenta y con la baza de poder representar a los EEUU multirraciales.
Joe Biden, quien partía como favorito inicialmente, tuvo una campaña complicada y su estrella se fue apagando velozmente. El izquierdista Bernie Sanders, representante de un partido demócrata radicalizado y con una enorme conexión con el electorado joven, iba a ser el vencedor según las estimaciones de febrero.
Pero la sorpresa de las primarias llegó en Carolina del Sur. En el llamado supermartes, donde votan 14 estados (algunos de ellos muy importantes para los demócratas como California) consiguió aunar todo el voto de centro sobre su persona y derrotar a Bernie Sanders. El resto es historia.
El EEUU diverso del S.XXI y la importancia racial
La sociedad estadounidense profundamente diversa. Su población está compuesta de un crisol de etnias con amplia representación, es un país con índice de igualdad hombre-mujer relativamente alto y con leyes protectoras de la diversidad sexual.
Y, como ganador de las primarias, un hombre blanco de casi 80 años podía parecer poco proclive para ser el representante de un partido con un enorme electorado afroamericano/latino, joven y femenino.
En la memoria queda el intento de Hillary por identificarse con estos grupos: sus intentos por parecer una mujer sencilla y abierta no hacían olvidar su pasado como primera dama, su pertenencia al alto funcionariado estadounidense y su posición económica privilegiada. Fracasó estrepitosamente y perdió las elecciones.
Entonces, ¿por qué Biden supera en hasta 9 puntos en las encuestas a Donald Trump? Hay varios factores.
La comunidad afroamericana parece ser uno de ellos ya que representan una buena parte del voto del Partido Demócrata. Y Joe Biden fue vicepresidente durante 8 años de Barack Obama, al que se refiere como “mi buen amigo”. Presidente quien mantuvo siempre un alto índice de popularidad y con una alta aprobación por parte de dicho electorado.
Del mitin de Barack Obama-Hillary Clinton en Orlando, FL. 20 de octubre de 2008, 16:51.
Autor: Nathan forgoten para African Americans for Obama, (CC BY-SA 2.0.)
Así pues, Joe Biden, a diferencia de Hillary Clinton, sí ha conseguido mantener este apoyo a amplios niveles. Sin duda, uno de los principales motivo de que ganase las primarias demócratas.
Una sorprendente demografía a su favor
Unas de las virtudes de Bernie Sanders en su carrera a la Casa Blanca era su capacidad para ganar al público joven con un discurso social e igualitario. La sorpresa es que Biden no sólo capta al público joven de una manera similar a Bernie Sanders, con escasa diferencia porcentual. El candidato demócrata consigue también un alto índice de aprobación entre la población mayor de 65 años.
Mientras este colectivo era una de las bazas de Trump en 2016, ahora parece que es Biden quien destaca en él.
El acuerdo demócrata
El vicepresidente Biden felicita al senador Bernie Sanders en el Senado en la Cámara del Antiguo Senado.
3 Enero de 2013, 13:24:31. Fuente: SENADO DE ESTADOS UNIDOS, (CC BY-SA 2.0)
Otra de las virtudes de Joe Biden ha sido tender la mano a todos sus rivales políticos e intentar implicarlos en su campaña.
Como representante del centro político, Biden no tiene problemas en atraer al votante moderado, pero genera mucho menos entusiasmo en el sector izquierdista, cada vez con más fuerza dentro del partido.
Por esta razón, ha implicado en su campaña a la popular demócrata Alexandra Ocasio-Cortez y ha firmado un amplio acuerdo con Bernie Sanders para trabajar juntos y crear un programa político compartido, con amplia relevancia del cambio climático, la sanidad o la educación.
Pero también Donald Trump
Indudablemente, el indefinible presidente y candidato de la alt-right estadounidense también tiene algo de culpa en la pérdida de votos.
La indiscutible caída de Trump en los sondeos se debe a su errática gestión de la crisis del coronavirus. El presidente Trump en todo momento ha intentado mantener la economía como el bien último a proteger, minusvalorando el problema sanitario. Esto le ha hecho perder enteros entre la población mayor de 65 años. La razón de esta estrategia es que el punto fuerte del mandatario para su reelección era la buena marcha de la economía estadounidense.
Pero, con la crisis de la Covid19, esta estrategia se viene abajo. Todos los buenos resultados desde 2016 se han esfumado, con una tasa de desempleo que llegó al 14,7% desde un 4,4%. Entonces la popularidad de Trump estaba en mínimo, con Joe Biden sacándole hasta 13 puntos.
Ahora la tasa de desempleo se encuentra en un 8,4% con una ligera mejora en la economía, lo que ha ido recortando distancias entre ambos candidatos, pero parece que sigue siendo insuficiente para Trump.
Y es que en un Estados Unidos cada vez más polarizado, la economía cumple un papel menos decisivo para elegir candidato.
George Floyd, Black lives Matter y las milicias urbanas
El 25 de mayo 2020, un hombre negro de mediana edad, George Floyd, moría asfixiado por la rodilla de un agente de policía blanco.
La grabación de ese momento reavivó las tensiones raciales en un país donde el racismo estructural sigue omnipresente y donde, además, abusos policiales de este tipo se han ido repitiendo en los últimos años de forma contínua.
Inicialmente las protestas, encabezadas por el movimiento nacido en 2013 #BlackLivesMatter, contaban con un marcado nivel de reivindicación y pacifismo, aunque estaban impregnadas por la rabia y la indignación. Recibieron un amplio apoyo social, siendo respaldadas por la mayoría de votantes.
Pero las protestas fueron aumentando progresivamente, en muchos casos tomando un cariz revolucionario y menos pacifista. En esta tesitura, fueron aprovechadas por distintos grupos para organizar saqueos. Y así EEUU se vio sacudida por la peor oleada de disturbios raciales en 52 años, cuando el Movimiento por los Derechos Civiles convivía con diferentes formas de discriminación racista al amparo de la legalidad.
En ese contexto, la popularidad del BLM bajó considerablemente, a la vez que a Trump se le apareció la oportunidad de reconducir su errática campaña y realizar una nueva basada en el clásico “ley y orden”.
Mientras esto ocurría, aparecieron milicias blancas, generalmente supremacistas, patrullando las calles donde aparecían las protestas del BLM. Esto degeneró en fuertes enfrentamientos y muertes, como las de los 2 jóvenes asesinados por Kyle Rittenhouse o el ultraderechista Aaron Danielson, partidario de los Patriot Prayer (los patriotas que rezan).
Donald Trump, por supuesto, echó más leña al fuego, lamentando las muertes de los hombres blancos e ignorando el resto, aludiendo al derecho de autodefensa y criminalizando las protestas antirracistas. Y así, a las apariciones de milicias de supremacistas blancos le sucedió la aparición de milicias negras.
Un ambiente de tensión que ha ido contra Joe Biden, rebajando los 11 puntos que lo separaban de Trump hace unos meses y dando cancha al actual mandatario
Unas elecciones aún inciertas
Como parecía probable en abril donde la distancia entre ambos candidatos era amplia, la distancia se ha recortado. Y la campaña de Joe Biden sigue manteniendo ciertos problemas.
El primero de ellos es la edad del candidato, que se ha mostrado como un hecho más relevante de lo esperado en las últimas semanas. De acceder a la presidencia, Biden sería la persona más vieja en hacerlo en toda la Historia de Estados Unidos.
Además, ha dado muestras de tener ciertos problemas de oratoria y de recordar datos en determinados mítines. Así, la importancia de un segundo al mando competente que podría sustituirle cobra todavía más relevancia. Y si bien Kamala Harris, como mujer negra y carismática, genera simpatías entre ciertos sectores de la población, no las genera tanto en el estadounidense medio, hecho que Trump ha azuzado tachándola falsamente de izquierdista o de radical.
Otro hecho más preocupante es el bajo entusiasmo que causa entre los votantes. La gente que va a depositar su voto por él lo hace más contra Trump que por lo que le inspira el candidato demócrata. Y esto puede causar que el día de las votaciones se queden en casa, un problema clásico del Partido Demócrata.
En cambio, el presidente Trump presenta un electorado enormemente motivado con amplias cotas de aprobación al presidente.
Junto a esto, algunos votantes ven mejor a Trump para parar la violencia que sacude al país, que a un moderado Joe Biden. En un ambiente política y socialmente polarizado, las candidaturas más moderadas suelen perder fuelle frente a las más radicales. Y este podría ser el caso.
Y por último, queda la duda de si Biden ganará otra vez el voto popular pero no el voto por colegios, como le pasó a Hillary Clinton. En 2016 la ex candidata reunió casi 3 millones de votos más que Trump, pero perdió las elecciones por el sistema de colegio mayoritario de EEUU.
Sin embargo, a diferencia de esa vez, Biden se ha concentrado en hacer campaña en los llamados estados en disputa (swing states), es decir, en los estados que cambian su voto de elección en elección y que podrían decantar la balanza hacia uno u otro lado, como Ohio o Florida.
Así, a poco más de un mes para las elecciones, las posibilidades empujan en la dirección de Joe Biden, aunque Trump esté consiguiendo recortar en las encuestas poco a poco. Ahora mismo, les separan 8 puntos percentuales.
En un EEUU azotado por el coronavirus, el paro y las protestas raciales, el proyecto de Trump pierde fuelle. Pero, a su vez, en este mismo escenario polarizado, los datos macro importan menos y se vuelven más relevantes los sentimientos individuales y las afinidades ideológicas. Y, en este terreno, el presidente parece tener ventaja.
Y, con las milicias presentes en un EEUU que supera los 200.000 muertos por la Covid19, el ambiente se radicaliza cada día. De hecho, muchos analistas hablan de un ambiente preguerra civil, con la polarización social, la especialidad de la extrema derecha, por todas partes.
¿Será capaz Joe Biden de quitarle la presidencia a Trump? Desde luego no será por lo novedoso. Pero los números de momento parecen hablar a su favor. Aunque un mes en campaña puede parecer toda una vida. Hasta el 3 de noviembre de 2020 no se sabrá qué dirección tomarán los acontecimientos.
Fuentes, enlaces y bibliografía:
– Foto destacada: El ex-vicepresidente de los Estados Unidos Joe Biden hablando con los asistentes a la Presidential Gun, Iowa. Autor: Gage Skidmore, 10/08/2019. Fuente: Flickr (CC BY-SA 2.0.) / El presidente Donald Trump rinde honores durante el ejercicio del inicio de la 136ª Academia de la Guardia Costera en New London, Connecticut. Autor: Guardia Costera. Fuente: Flickr.
Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.