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La teoría de la Tierra Hueca y otras absurdas conspiraciones

Artículo original de Eulixe: La teoría de la Tierra Hueca y otras locas conspiraciones

Actualmente, la Humanidad vive en la era de la sobreinformación, en la tiranía de la posverdad y de las «fake news». Es un hecho. Hoy en día ya no se sabe lo que es verdad y los que es mentira, y es difícil saber en quién o en qué confiar. La información cruza nuestras vidas a una velocidad fugaz, moldea a las personas y sigue su curso.

Internet se ha convertido en algo indispensable en las vidas de la gente con el paso de los años. A día de hoy, la mayoría de las personas se informa informa cada vez más mediante el consumo de medios y contenidos digitales, redes sociales, etc. siendo estos los principales generadores de información para millones de personas alrededor del planeta, al tiempo que los medios tradicionales, como la impresión en papel, la televisión o la radio caen en desuso, obligados a reinventarse.

La democratización que ha traído Internet ha servido para que los agentes que se quedaban fuera de lo mainstream creasen sus propios espacios de difusión, pero a su vez ha provocado que la Red se sobresature de información falsa, engañosa, no contrastada etc., informaciones que alteran la narrativa de la verdad y a una velocidad pasmosa.

Estas redes han sido hábilmente aprovechas por la extrema derecha que tiene una larga historia de uso de las teorías de la conspiración y el revisionismo histórico que vienen del propio nazismo. 

En la actualidad, ciertas teorías discutidas y aceptadas por la comunidad científica, como la evolución de las especies o el cambio climático, se ponen en duda por presidentes de gobiernos, líderes de opinión, comunidades, etc. Locuras sin sentido, mil veces desbaratadas científicamente, encuentran miles de seguidores en la Red.

Se ha vivido este proceso con la teoría de la Plandemia, la gran teoría de la conspiración sobre la crisis sanitaria por coronavirus que recibió un apoyo masivo en redes y tácito en la vida real por parte de las fuerzas ultraderechistas. Y es que en la actualidad hay una relación innegable entre teorías de la conspiración y la extrema derecha.

De hecho, y todavía más cercano, se ha visto cómo la derrota electoral de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos de noviembre trajo toda una serie de teorías de la conspiración y bulos sobre la victoria del presidente que sus seguidores aún manejan.

Al respecto, los terraplanistas, aquellos que afirman que «La Tierra es plana», han saltado a la fama mundial por sus alocadas manifestaciones y por intentar demostrar su «teoría» utilizando todo tipo de medios para ello, desde barcos hasta cohetes, con consecuencias dramáticas en algunos casos.

Sin embargo, los terraplanistas no son los únicos que creen en conspiraciones relacionadas con el planeta Tierra. Hay otro grupo, aún más alucinante, que cree que La Tierra es hueca por dentro y que es habitada por seres vivientes catalogados como «intraterrestres». Bienvenidos a la (loca y absurda) teoría de la Tierra Hueca.

La teoría de La Tierra Hueca

En 1662, cuando no existían los medios científicos para ponerlo a prueba, el científico Edmond Halley, que puso nombre al famoso cometa, formuló una teoría en la que decía que la Tierra «estaba formada por varías esferas concéntricas huecas, con un centro de lava que hacía las veces de sol interior». Tres años después, el sacerdote y científico Atanasius Kircher teorizó una hipótesis completamente psicodélica en la obra Mundus Subterraneus quo universae denique naturae divitiae: «la Tierra era hueca y estaba habitada en su interior».

En 1818, el militar estadounidense John Symmes, un firme defensor de la teoría de la Tierra Hueca, proclamó su teoría, similar a la de Halley, e intentó propagarla entre las más altas autoridades. Se hizo tan popular que tiene su propio monumento en Ohio.

Ilustración de la teoría de las esferas concéntricas de Symmes. Autor: Symmes, Americus & Symmes, John Cleves, 1878. Fuente: Babel
Ilustración de la teoría de las esferas concéntricas de Symmes. Autor: Symmes, Americus & Symmes, John Cleves, 1878. Fuente: Babel

Desde la literatura, más concretamente desde la ficción, el escritor que mejor ha reflejado la teoría del planeta hueco ha sido Julio Verne, con su Viaje al Centro de la Tierra (1964), donde los protagonistas encontraban dinosaurios, monstruos gigantes y otros seres en el interior del planeta, comunicado con el exterior a través de los cráteres de los volcanes y géiseres.  

Otros grandes escritores como Edgar Allan Poe, Edgar Rice Borroughts, H. P. Lovecraft o Robert E. Howard, ambientaron algunos de sus relatos en reinos y ambientes ocultos en el interior de la Tierra.

En las últimas décadas, uno de los «iluminados» que más ha contribuido a mantener vivo el mito de la Tierra Hueca ha sido el escritor italiano F. A. Giannini, que en 1958 publicó Los mundos más allá de los polos. Afirmaba que Richard E. Byrd, un aviador americano que había intentado llegar al Polo Norte volando, había penetrado más de 2.300 millas con su avión en el interior de la Tierra, había visto un mamut vivo y hablado con un ser de otro mundo. En 1996 se encontró el verdadero diario de Byrd, donde no aparecía nada de esto.

A día de hoy, con un una rotundidad absoluta, la comunidad científica sostiene que la Tierra no es ni puede ser hueca. Sin embargo, la teoría que afirma que la Tierra está hueca y que en su interior vive «una raza de seres superdotados», los «intraterrestres», sigue siendo defendida por algunos. Por ejemplo, si se introduce la expresión «Hollow Earth» en Google, se obtienen más de 4.5 millones de resultados.

Los defensores afirman que existe «un mundo prácticamente igual al nuestro» con sus cordilleras, sus mares y su vida salvaje pululando justo debajo de nuestros pies, mientras que nosotros desarrollamos nuestra vida en la superficie. Además, sostienen que, en lo que sería el núcleo del planeta, lo que hay es un sol (uno pequeñito).

Por otro lado, los terrahuequistas  defienden que hay (al menos) dos enormes agujeros situados en los polos que comunican ambos mundos. Argumentan que, teóricamente, podría haber más accesos (túneles y cuevas), y que «los gobiernos están confabulados para ocultarlo controlando los accesos al polo y sobornando a todos los astronautas que han podido verlos». Sí, a todos.

Recurren a V838 Monocerotis, una estrella variable situada unos 20.000 años luz que en 2002 exhibió una explosión muy llamativa. Basta con ver la imagen que rescató el telescopio Hubble el 17 de diciembre de ese mismo año para entender por qué el movimiento la considera una «prueba irrefutable» de que todos los planetas son huecos y contienen una estrella.

Luz eco alrededor de V838 Monocerotis. Autor: NASA, ESA and H.E. Bond (STScI), 17/12/2002 Fuente:  Hubblesite
Luz eco alrededor de V838 Monocerotis. Autor: NASA, ESA and H.E. Bond (STScI), 17/12/200.2 Fuente: Hubblesite

Las imágenes de satélite, la Estación Espacial y los cohetes espaciales nos han mostrado la Tierra desde todos los ángulos, y no hay ningún agujero en los polos, ni nada que conecte con el interior. ¿Entonces? Fácil: hay una conspiración entre los gobiernos y los reptilianos o quien quiera que habite en el interior de la Tierra, para que los oprimidos no sepamos la verdad. Una conspiración en la que están inmersos la NASA, Google Earth, etc. Incluso existe un grupo secreto llamado Los Controladores, que crean pistas falsas. Y como pruebas citan sucesos como los terremotos, las auroras boreales, que por lo visto es la luz que proviene del sol interior o la aparición de mamuts que parecen haber muerto recientemente. En efecto, se han encontrado mamuts en excelente estado de conservación, pero porque el hielo de Siberia es un inmejorable conservante –  Juan Antonio Pascual Estapé

La teoría de la Tierra Cóncava

Otra teoría aún más psicodélica es la formulada por Cyrus Read Teed en 1869, un médico y alquimista ecléctico estadounidense que se convirtió en líder religioso y «mesías».

Teed aseguraba que La Tierra es hueca, sí, pero que «nosotros no vivimos en el exterior (el lado convexo) sino que en el interior (el lado cóncavo)». Defendía que habitamos en el interior de una Tierra cóncava con el Sol en el centro y todos los planetas girando a su alrededor, dentro de una gran bóveda.

Mapa del interior de La Tierra según las teorías de La Tierra Hueca. Autor: C. Durand Chapman.
Fuente: The Goddess of Atvatabar de William Bradshaw (1892). Dominio público.
Mapa del interior de La Tierra según las teorías de La Tierra Hueca. Autor: C. Durand Chapman. Fuente: The Goddess of Atvatabar de William Bradshaw (1892). 
Dominio público.

En la década de 1870, fundó en Nueva York la Unidad Koreshan, una comuna cuya regla de conducta se basaba en sus enseñanzas. Otras comunidades similares se establecieron en Chicago y San Francisco. Después de 1894 el grupo se concentró en el pequeño pueblo de Estero en Florida, buscando construir una «Nueva Jerusalén» en ese lugar, alcanzando un máximo de 250 habitantes durante la primera década del siglo XX. Tras la muerte de Teed a fines de 1908, el grupo entró en declive y finalmente desapareció en 1961.

¿Quiénes son los intraterrestres?

Según afirma Juan Antonio Pascual Estapé, la mayoría de las teorías de la Tierra Hueca no buscan descubrir cómo es la Tierra, sino justificar la existencia de todo tipo de seres vivos que viven en su interior.

Una tendencia reflejada en la literatura, es que en el interior del planeta viven las «civilizaciones mitológicas« que se describen en los relatos antiguos como la Atlántida, Lemuria, etc. Seres humanos inteligentes y más avanzados que nosotros, en resumidas cuentas.

Portada del libro “Los Hijos de Matrix”. Autor: David Icke.  Fuente: Amazon.
Portada del libro “Los Hijos de Matrix”. Autor: David Icke. Fuente: Amazon.

Teóricamente, estos seres se comunicarían a través de «puertas oceánicas» como el Triángulo de las Bermudas, o «centros de energía» como Stonehenge. También viven allí seres que creíamos extinguidos pero «no lo están», como los mamuts o los gigantes.

Otros afirman que en el interior de la Tierra viven «Reptilianos» o “Annunaki” seres inteligentes con cuerpo de réptil, venidos de otro mundo o terrícolas desarrollados mucho antes que la raza humana, que en realidad serían los «verdaderos dominadores» del mundo.

Según los defensores, la existencia de intraterrestres en el interior del planeta explicaría los supuestos avistamientos de OVNIs a baja altura, sin que se detecten naves en el espacio. O, por otro lado, que las civilizaciones antiguas como la egipcia eran tan avanzadas.

La Tierra Hueca y el nazismo

Una de las raíces del nazismo durante los años 20 y 30 procede de sociedades secretas ocultistas que sostenían todo tipo de teorías disparatadas. Desde entonces, muy buena parte de la extrema derecha utiliza simbología que proviene de esas creencias.

Fundada en 1918, la Sociedad Thule fue una de tantas. Llegó a agrupar a centenares de personas, normalmente de la oligarquía alemana. Si bien el grupo llamó especialmente su atención por justificar ideas racistas, xenófobas y ultraconservadoras (incluyendo formas de combatir a la población judía), también compartían creencias esotéricas, como que La Tierra era hueca o de que la raza aria procedía de un continente perdido.

Otras ideas que compartían era el darwinismo social (la teoría de que la supervivencia del más apto se aplicaba también a las sociedades y a los pueblos), un fuerte nacionalismo alemán (ideología conocida como völkisch), la eugenesia (idea que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante la intervención humana, por ejemplo, esterilizando o evitando la reproducción de ciertos colectivos) y el anticomunismo.

Todos estos rasgos se convertirían en característicos de la extrema derecha, lo que refleja lo disparatado de las creencias que sostienen y que llegan a llevar hasta las últimas consecuencias.

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