La pésima gestión de Jair Bolsonaro convierte a Brasil en el epicentro de la pandemia con más de 300.000 muertes
Con más de 300.000 fallecimientos desde el primer contagio detectado y un pico de más de 3.000 el pasado martes, Brasil se ha convertido en el centro mundial de la pandemia. En la diana se encuentra su presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, cuya gestión se ha caracterizado por su laxitud, por negar los aspectos más graves del coronavirus y por llevar la contraria a la comunidad científica.
Además, el ritmo de fallecimientos por Covid19 se ha disparado en los últimos meses. Las últimas 100.000 víctimas mortales se han producido en solo dos meses y medio, aproximadamente desde el 7 de enero hasta el día de hoy. Esto ha llevado a Brasil al borde del colapso en los centros de salud: en 25 de las 27 regiones del país, la tasa de ocupación de las UCI es superior al 80% y en algunos centros ya no hay espacio para personas con coronavirus.
Esta segunda ola es más grave en parte causada por la aparición de nuevas variaciones del virus, como la llamada variante brasileña, que al parecer es más contagiosa y provoca cuadros de la enfermedad más graves que el resto.
Según un estudio divulgado este miércoles por la Universidad Federal Fluminense (UFF), Brasil puede llegar a 5.000 muertes diarias a finales de abril o comienzos de mayo, cuando estará en el pico de la nueva ola de la pandemia.
Paradójicamente, Bolsonaro no parece muy dispuesto a cambiar de opinión, al menos no radicalmente.
El aumento de los contagios y las muertes tiene a gran parte de Brasil al borde de un colapso hospitalario, ya que en 25 de los 27 estados del país la tasa de ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) supera el 80%.
Falta de material sanitario
Al colapso sanitario se le suma la escasez de sustancias que se usan para los pacientes con cuadros graves de coronavirus, que incluye oxígeno, analgésicos, sedativos y bloqueadores neuromusculares, entre otros medicamentos.
El problema radica en la cada vez mayor saturación de los hospitales, lo que ha provocado que empiecen a escasear estos insumos médicos de vital importancia. El Frente Nacional de Alcaldes, que agrupa a los dirigentes municipales brasileños, advirtió que en al menos 76 ciudades las reservas de oxígeno están cerca de agotarse.
El discurso negacionista de Bolsonaro
En su momento, junto a líderes de extrema derecha como Donald Trump u otros conservadores como Boris Johnson, la estrategia de Jair Bolsonaro fue la de subestimar el impacto de la pandemia y rechazar las medidas para frenar los contagios bajo la estrategia de «priorizar la economía», lo que provocó serios enfrentamientos incluso dentro de su propio gobierno. Bolsonaro hizo polémicas declaraciones, tildando el virus de «gripecilla» y negándose a llevar mascarilla.
De hecho, varias medidas aprobadas por gobiernos regionales han sido llevadas a los tribunales por el propio Bolsonaro.
Sin embargo, ante la evidencia acerca de los pésimos resultados de la pandemia, parece que Bolsonaro ha moderado su discurso negacionista.
Bolsonaro, que llegó a cuestionar incluso la vacunación masiva de la población, se ha centrado ahora en apoyar esta estrategia y ha garantizado que el país tendrá el segundo semestre del año las dosis necesarias para vacunar a toda la población brasileña.
El pasado miércoles, compareció junto con los titulares de la Cámara de Diputados, Senado y del Supremo Tribunal Federal, así como con representantes de los gobernadores y el nuevo ministro de Salud, el cuarto desde que comenzó la crisis, Marcelo Queiroga, para anunciar la creación de un comité nacional junto con el Congreso y el Tribunal Supremo para combatir la pandemia.
Bolsonaro, cronología de una caída
Además de los malos resultados de su gestión de la pandemia, la pérdida de popularidad de Bolsonaro ha sido progresiva, al punto de que, durante las elecciones municipales, se reflejó ya un gran retroceso en el apoyo a las fuerzas políticas que apoyan su gobierno. Tampoco auguran nada bueno las últimas encuestas, donde Bolsonaro no deja de caer.
Además, el pasado 8 de marzo, el expresidente brasileño Lula da Silva provocó un terremoto político al haber salido de la cárcel y al poder postularse para las próximas elecciones presidenciales de Brasil, previstas para 2022.
Analistas coinciden en que, más que un repentino aumento de conciencia por la mala situación de Brasil, se trataría de una estrategia para poder ganar la reelección ante la cantidad de imprevistos que está sufriendo el mandatario ultraderechista.
Enlaces y fuentes:
– Foto de portada: Jair Bolsonaro, presidente de Brasil. Autor: Jeso Carneiro, 22/11/2018. Fuente: Flickr (CC BY-NC 2.0.)
Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.