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La policía rusa asalta locales gays después de que el Tribunal Supremo declarara el movimiento LGTB «organización extremista»

Las autoridades policiales llevaron a cabo varias redadas a locales gays en Moscú el pasado viernes, justo un día después de que el Tribunal Supremo declarara al «movimiento LGTB» como «organización extremista», tal y como reportaron dos medios del país, Sota y Ostorozhno Novosti, a través de sus canales en Telegram.

En concreto, las redadas habrían tenido lugar en, al menos, tres locales de la capital rusa bajo el argumento de estar llevando a cabo una búsqueda de estupefacientes. Estos locales fueron el Secret Club, cerca de la estación Kurskaya; el Mono Bar, probablemente el más conocido de Moscú; y en a fiesta pop-up que se celebraba en el pub Hunters Party, cerca del Kremlin, al tenor de lo declarado por un empleado del local gay Central Station, también de la capital. El medio Ostorozhno Novosti aclaró, además, que hubo varias personas detenidas.

Mientras que desde el Secret Club, hasta el momento, no se han hecho declaraciones, tanto desde la Hunters Party como el Mono Bar han negado esta versión. Por su parte, el gerente del Mono Bar, Alexey Khoroshy, directamente declaró que no hubo redadas en su local y que únicamente sucedió en la Hunters Party, y que se trataba únicamente de una redada antidrogas. Otra fuente relacionada con Hunters Party reafirmó estas mismas palabras al medio CNN.

Sin embargo, según afirmaron testigos a estos medios, los agentes «pararon la música y empezaron a entrar en las salas» y en las saunas, obligaron a la gente a tumbarse boca abajo en el suelo y, además, «fotografiaron los pasaportes de los visitantes». Los citados medios publicaron, además, material audiovisual que corroboraba esta versión.

El medio Sota publicó un vídeo de un testigo presencial que describía una escena aterradora: «Yo estaba allí. Sinceramente, me cagué encima cuando paró la música y dijeron que había una redada policial. Pensé que eso era todo, que me encarcelarían durante 12 años. A la salida me hicieron una foto del pasaporte. Para que lo entiendas, 300 de nosotros estábamos desnudos, sólo en ropa interior, y esperábamos a que alguien nos trajera ropa, y nadie entendía lo que estaba pasando».

Milana Petrova, conocida bloguera transexual rusa y activista LGBT, publicó información sobre las redadas también en su canal de Telegram.

El Ministerio del Interior del gobierno ruso ha negado tales acusaciones y ha insistido en que fueron redadas antidrogas. De dichas redadas no se registraron más incidentes ni se ha informado que se encontraran estupefacientes.

La prohibición del movimiento LGTB en Rusia

“Reconocer el movimiento internacional cívico LGBT como una organización extremista y prohibir sus actividades en territorio de Rusia”. Es la sentencia leída por el juez Oleg Nefédov, según la agencia Interfax. Este fue el resultado de una demanda solicitada por el Ministerio de Justicia el pasado 17 de noviembre, donde alegaba “indicios y manifestaciones de orientación extremista, incluida la incitación a la discordia social y religiosa». Aunque no se presentaron pruebas al respecto, según Associated Press (AP).

El dictamen se traduce en que, de inmediato, se prohíbe la propaganda y publicidad relacionada con el movimiento LGBT, incluyendo informar sobre el tema o animar a la gente a hacer activismo en favor de los derechos de las personas LGTB. Así, Rusia daba un paso más a la hora de empujar las relaciones homosexuales al ámbito totalmente privado, siguiendo una línea que el ejecutivo de Vladimir Putin lleva adoptando en los últimos años.

Solo unas horas después, tuvieron lugar estas redadas. Además, desde Sota también se informó que varios locales gays van a cerrar a causa de esta ley, ya que se está utilizando como pretexto para que los dueños de los inmuebles no renueven el alquiler, como es el caso del club Central Station de San Petersburgo, donde se han dado la mayoría de estas clausuras.

Otro cliente habitual de estos locales declaró a estos medios que esta presión policial precisamente lo que busca es infundir el miedo en el colectivo para que no acudan a este tipo de clubes. «La gente teme ser identificada, deja de acudir, el sitio cierra y así ahorra al Gobierno las molestias de clausurarlo», asegura este testigo a Sota.

A pesar de que la ONU ya se ha manifestado abiertamente en contra de esta decisión, la deriva del Gobierno de Putin en esta materia ha sido imparable. Aunque la homosexualidad se despenalizó en 1993, desde el año 2013 se llevan aprobando medidas legislativas que constriñen los derechos de las personas LGTB hasta relegarlas a ciudadanos de segunda bajo la excusa de frenar «la decadencia de los valores de Occidente».

En 2013 se aprobó una ley que prohibía difundir información sobre las relaciones homosexuales. Esto incluye las manifestaciones públicas. De hecho, el desfile del Orgullo Gay en 2014 fue duramente reprimido. En 2022, esta ley se extendió a todas las edades, lo que implica de facto devolver las relaciones homosexuales al ámbito privado.

Activistas LGTB han señalado que esto envía un mensaje muy homófobo a la sociedad para que carguen con total impunidad contra el colectivo. De hecho, los asesinatos y crímenes de odio están a la orden del día. Además, una encuesta del Centro Ruso para la Investigación de la Opinión Pública en 2018 desveló que el 63% de la ciudadanía rusa afirmaban que existía una conspiración para destruir los valores espirituales rusos a través de propaganda homosexual.

Así, la deriva del gobierno de Putin y su partido Rusia Unida, así como la organización Frente Popular Panruso (y que prácticamente agrupa a todas las formaciones políticas del país), continúa en el camino de la represión, el autoritarismo y la violación de los derechos humanos, tal y como han denunciado también organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch.

La policía rusa asalta locales gays después de que el Tribunal Supremo declarara el movimiento LGTB "organización extremista"

Adrián Juste

Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

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