¿Cuenta atrás del malestar en Argentina? Las medidas de Milei que hunden a la clase media
A pocos días de haber asumido como presidente de la República Argentina, cierto malestar recorre a la clase media argentina por las medidas de Javier Milei y su ministro de economía Luis Caputo sobre su programa económico de shock y ajuste, que tiene como objetivo reducir el gasto fiscal y la escalada inflacionaria. Estas dos medidas ya habían sido anticipadas por Javier Milei antes de su asunción, englobando su modelo económico en un proceso de estanflación.
El día 12 de diciembre el ministro Caputo anuncio sus medidas y al mismo tiempo se pudo corroborar lo que había sido advertido, el ajuste no iba ser hacia la “casta”, como Javier Milei dijo durante toda su campaña sino al contrario, las medidas impactan fuertemente hacia el poder adquisitivo, necesariamente porque aumenta el tipo de cambio llevado a un valor de 800 pesos 1 dólar, y por otro lado un fuerte aumento en el precio de la energía.
En una economía dependiente como la Argentina, trastocar el valor de ambas modifica por absoluto el esquema de precios de los bienes y servicios además de producir una reducción directa en los ingresos y salarios de todos los hogares. La incógnita que existe por parte parte de los consultores sociales (como es el caso del redactor de esta pieza) y económicos es ¿cuánto tiempo podrán soportar este ajuste la población, principalmente los sectores de clase media/media profesional?
Una breve descripción sociológica puede aportar luz a este interrogante; en Argentina actualmente existe un 40% de pobreza y un 9.3% de indigencia; por características, este sector social ha aprendido a convivir con su situación –lamentable, pero cierto- con lo cual aquellos que tienen servicios básicos mínimos como luz y agua lo tienen a través de conexiones ilegales y el gas lo consumen con la garrafa social, un tubo de diez kilos que cuesta $3100 pesos (unos 7,7€, el salario medio en Argentina son 146.000 pesos). En algunos casos sus ingresos se componen de los planes de asistencia social que otorga el estado o mínimos trabajos de carácter precarizado. El ministro Caputo, dentro de sus anuncios estableció mantener el subsidio para estos sectores.
Milei y la clase media
Distinto es el esquema para los sectores de clase media/media profesional. Para empezar, no viven en los mismos barrios, cuentan con todos los servicios básicos necesarios, como luz, agua y gas que pagan semestralmente en algunos casos y en otros mes a mes. Su destino de compra de alimentos es en hipermercados o supermecardos, donde mayormente utilizan tarjeta de crédito o débito para pagar. Además cuentan con servicios como Netflix, wifi, más de dos teléfonos móviles por hogar y sus consumo de alimentos son totalmente distintos al de los sectores más bajos: por mostrar un ejemplo, consumen coca–cola mientras que los más humildes lo hacen con gaseosas de segundas o tercer línea mucho más baratas.
Esta breve descripción basta para decir que desde el mismo momento en que se anunciaron las medidas económicas también comenzó la cuenta regresiva de la tolerancia social, principalmente de la clase media argentina. El gobierno caminará sobre un umbral bastante vidrioso en términos de lograr el equilibrio fiscal a costa del bienestar del mismo sector que lo voto. Y las medidas de Milei sobre la clase media impactan de lleno en su modo de vida, al retirar los subsidios a la energía y el transporte, eliminar las limitaciones a la inflación y modificar la ley de movilidad jubilatoria, que impactará de lleno en los trabajadores jubilados.
La génesis del apoyo logrado por Javier Milei era por un lado recortar los gastos de la casta política y por otro no subir los impuestos (en un programa de televisión había dicho que antes hacerlo se cortaría un brazo, ya que estos representaban un robo de la clase política al que se levanta a las 6 a.m para ir a trabajar) nada de eso se cumplió en los anuncios.
El domingo 10 de diciembre día del traspaso del poder, en un programa de televisión los presentadores y tertulianos hablaban con las personas que fueron a apoyar al nuevo presidente y se dieron algunas declaraciones algo llamativas. Al menos la mitad de los entrevistados eran empleados públicos. Las lógicas preguntas de los presentadores fueron «¿Pero no te da miedo perder el trabajo, según los ajustes dichos por Milei?», «¿Estás dispuesto a perder tu trabajo en pos del equilibrio fiscal?» Y la respuesta general fue “a mí no me va a pasar”, escudados en que ellos son buenos trabajadores y que el ajuste llegaría a la “casta política”. Indudablemente, el fervor del momento no ha permitido captar los alcances de ese ajuste. Pero posteriormente a los anuncios, ya en redes sociales comenzábamos a registrar un breve desencanto, reflexiones o comentarios tales como “Nos cobran impuestos a los que trabajamos y a los planeros le siguen regalando plata”, “Esperábamos una mejora para los jubilados” o “Señor presidente, que los impuestos los paguen los políticos”.
Empieza la cuenta atrás del malestar
Es cierto que esto es muy reciente, pero el impacto de las medidas de las medidas de Milei sobre la clase media va a llegar pronto. En una entrevista televisiva el presidente de la asociación de almacenes decía “Lo que más me preocupa es que vivo y trabajo en un barrio de clase media, es que el laburante va a tener que pagar al precio de colectivo más alto, sumado a todos los aumentos de los alimentos”.
Hay una realidad concreta, en Argentina la gente no vota por ideas o programas económicos, lo hace en función de sus deseos y necesidades, sencillamente vota «metiendo la mano en su bolsillo» (como decimos en Argentina), si las expectativas de consumo son buenas y estables es muy posible que el apoyo popular acompañe. En caso contrario, la cuenta regresiva comienza a correr cuando el combustible, los alimentos, la energía, la medicina prepago o directamente no poder ir a tomarse un simple café comienzan a impactar o licuar el bolsillo.
A estas horas es fácil pensar que la tolerancia social aún está dormida, hay que esperar las próximas hora, días y cuando empiecen a llegar las primeras facturas de los servicios. Como dato de interés, estas medidas estas tácticamente mal planteadas. Estamos a semanas de la navidad y en Argentina las fiestas representan un momento único de consumo, tanto para la cena y regalos; hoy se prevé que haya una caída del consumo navideño en un 37%.
El gobierno prácticamente no empezó y algunos tienen la sospecha de que nuevamente han sido estafados. Ahora empieza la cuenta atrás del malestar en Argentina.
Artículo de Ezequiel Rojas Frondiz, Sociólogo.