2.000 personas murieron en España por la aplicación de la hidroxicloroquina, el medicamento impulsado por Trump y Bolsonaro
En el trasfondo de la lucha contra la pandemia de COVID19,un medicamento inesperado tomó el centro del escenario: la hidroxicloroquina. Este fármaco es utilizado comúnmente con la malaria y enfermedades autoinmunes, se convirtió en el banco de atención después de ser promovido sin pruebas científicos por lideres mundiales de extrema derecha como el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump o el ex presidente brasileño, Jair Bolsonaro. Un reciente estudio publicado en la revista Biomedicine&Pharmacotherapy ha revelado cifras impactantes, estimando que al menos 2.000 personas murieron en España debido al uso de este medicamento.
La hidroxicloroquina, derivado de la cloroquina, fue inicialmente utilizada contra el COVID-19 debido a la influencia del epidemiológico francés Didier Raoult, quién captó la atención de lideres populistas como Trump y Bolsonaro. Aunque históricamente ha demostrado ser efectiva contra cierta enfermedades, su aplicación en pacientes COVID19 generó un debate temprano. La profesora María Josefa Barrado, experta en Farmacología de la Universidad de Salamanca, destacó que la cloroquina no era ampliamente usada en España y subrayó sus efectos secundarios, incluyendo problemas gástricos, de piel y arritmias.
El Estudio recientemente publicado señala que en el momento en que se administró la hidroxicloroquina en España, el país contaba con 104.715 personas hospitalizada por COVID-19. De este grupo, 87.437 recibieron el tratamiento y según las estimaciones del estudio, 1.895 habrían fallecido con resultado directo del mismo. Este dato, aunque estimado, resalta la gravedad de la situación y sus implicaciones mortales.
El origen de la popularización de la hidroxicloroquina
El inicio de la popularización de la hidroxicloroquina en los últimos años se remonta a los primeros meses de la pandemia. La cloroquina fue sometida a pruebas experimentales en un intento por encontrar soluciones para frenar la propagación del virus. Su uso contra ciertas enfermedades como la Malaria, podía confirmarse utilidad, pero no fue así. El epidemiólogo Oriol Mitha, de la Generalitat de Cataluña, lideró un ensayo clínico con 3.000 personas, administrado la hidroxicloroquina a pacientes hospitalizados. Sin embargo, después de dos meses, el estudio demostró ser un fracaso, ya que no se observaron diferencias significativas entre los grupos tratados y no tratados.
En mayo de 2020, la cloroquina sufrió un duro golpe gracias a un controvertido estudio de la revista The Lancet. Este estudio concluyó que no solo carecía de beneficios para los pacientes hospitalizados con COVID, sino que también aumentaba el riesgo de arritmias y muertes. A pesar de esto, en España, La Agencia del Medicamente consideró que las conclusiones no eran los suficientemente solidas y la cloroquina continúo siendo administradora
La Organización Mundial de la Salud (OMS) suspendió temporalmente los ensayos clínicos de cloroquina en mayo de 2020, decisión que fue criticada por algunos expertos. Mientras tanto, España siguió administrando el medicamente, ignorando las señales de alarmas sobre sus riesgos. Este episodio demuestra la complejidad y enorme presión sobre los profesionales médicos para encontrar una cura valida en tiempo récord.
El medicamente de los negacionistas impulsado por la extrema derecha
Uno de los grandes impulsores de la cloroquina fue la extrema derecha internacional, que popularizó el medicamento y lo convirtió en una piedra filosofal para los negacionistas, que le atribuían todo tipo de propiedades. Entre ellos, destacan los entonces presidentes Bolsonaro y Trump. Ambos, sin respaldo científico, alentaron públicamente el uso de este medicamente, construyendo a su uso.
Ambos respaldaron la cloroquina como un tratamiento eficaz contra el COVID-19. Trump incluso anuncio que estaba tomando el medicamentoso medida preventiva. La influencia de estos líderes populistas contribuyó a que la cloroquina fuera conocida como el “medicamento de los populistas”.
En el caso de Bolsonaro, su relación con el medicamente llegó más allá. Llegando a visitar al epidemiólogo francés Raoult, quien promovía fervientemente le medicamente en su clínica en Marsella. Sin embargo, más tarde se demostró que Raoult falsificó el resultado de ensayos y que la administración de cloroquina causó graves efectos secundarios en algunos pacientes.
Así, esta combinación de respaldo político sin fundamentos científicos sólidos y la promoción de la cloroquina (y la hidroxicloroquina) por parte de los líderes ultras, aumento su popularidad a usando graves perjuicios. Hoy en día, grupos negacionistas siguen recomendando el uso de cloroquina para intentar “sanar” todo tipo de enfermedades y problemas de salud.
Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.