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Lula encabeza un acto por la democracia a un año del Asalto al Congreso de Brasil

A un año del 8E, el asalto al Congreso de Brasil (también conocido como Asalto a la Plaza de los Tres Poderes), el presidente  Luiz Inácio Lula da Silva (Lula) encabezó una emotiva ceremonia en el Congreso para conmemorar el intento de golpe de Estado. Bajo el lema «Democracia Inquebrantable», el evento reunió a 500 invitados entre representantes de los distintos poderes, gobernadores y personalidades políticas. Sin embargo, algunas figuras de la oposición, como el gobernador de Sao Paulo, Tarcisio Freitas, optaron por ausentarse, resaltando la división política del país, promovida por los sectores bolsonaristas. La seguridad fue reforzada con más de 2.000 policías militares, marcando una diferencia significativa con el día del asalto al Congreso de Brasil en 2023. La ceremonia buscó ser un acto prodemocracia, pero las tensiones políticas siguen vigentes.

Durante el evento, Lula anunció la creación de un comité nacional para la preservación de la memoria democrática, destinado a documentar y archivar testimonios, imágenes y objetos relacionados con el asalto. Este proyecto tiene como objetivo no solo recordar el pasado reciente, sino también educar a las futuras generaciones sobre la importancia de la democracia y los peligros de la intolerancia política. El museo «Memoria, Democracia y Reconstrucción» será parte integral de esta iniciativa, sirviendo como un espacio dedicado a la preservación de la historia y la promoción de los valores democráticos en Brasil.

8E, el asalto al Congreso de Brasil, Presidencia y el Tribunal Supremo

El 8 de enero de 2023 quedó marcado en la historia de Brasil cuando partidarios del expresidente Jair Bolsonaro asaltaron la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia, saqueando y vandalizando los edificios del Congreso, la Presidencia y el Tribunal Supremo. La violencia buscaba expresar el rechazo a la derrota electoral de Bolsonaro en octubre de 2022, exigiendo una intervención militar. Este asalto quedó renombrado como un “Asalto al Congreso de Brasil”, por sus similitudes con el evento ocurrido en Norteamérica incitado por Donald Trump.

Las consecuencias del asalto se tradujeron en más de 2.000 personas detenidas, con 66 aún en prisión y más a la espera de juicio. Entre los condenados, 30 recibieron sentencias, mientras persiste la búsqueda de los autores intelectuales del movimiento revolucionario.

Además, las imágenes inéditas del asalto, publicadas durante la ceremonia recordatoria, revelaron la magnitud del caos y la destrucción. Testimonios de testigos presenciales describen escenas de caos  mientras los manifestantes irrumpían en las instituciones. La revista ‘Veja’ dio a conocer un audio de autoridades de seguridad del Distrito Federal minimizando las acciones, indicando una posible falta de preparación y subestimación de la gravedad del asalto.

Estos hallazgos alimentan más los indicios de cierta alianza entre las fuerzas de seguridad y el bolsonarismo. De hecho, ya se ha comprobado como al igual que el Asalto al Capitolio de EEUU, este evento no tuvo nada de casual, si no que fue financiado y armado por afines al bolsonarismo.

La extrema derecha que reniega de la culpa del golpe

Las consecuencias del asalto han sido significativas, con más de 230 personas aun esperando juicio y más de 30 condenadas por diversos delitos, incluido el intento de golpe de Estado. Jair Bolsonaro, fue señalado como responsable directo por el presidente Lula y una comisión de investigación del Congreso.

Bolsonaro se encuentra fuera del país desde su derrota, negando su implicación y calificando el asalto como una «trampa tendida por la izquierda». La sociedad brasileña muestra un rechazo masivo a los disturbios, pero la polarización persiste, evidenciando la profunda división política. Además, las declaraciones del juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes revelaron detalles escalofriantes, incluyendo un plan para ahorcarlo en la Plaza de los Tres Poderes, lo que pone de manifiesto la gravedad de la amenaza.

En cuanto a la investigación, se reveló que miembros de la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin) seguían los pasos de Alexandre De Moraes, añadiendo un nivel adicional de complejidad a la trama.

Lula, primer año de mandato

En el primer año de su mandato, Lula enfrenta el desafío de liderar un país dividido tras el asalto al Congreso de Brasil y el fallido liderazgo de Bolsonaro. A pesar de sus esfuerzos por conmemorar el acto como un hito pro democracia, la ausencia de representantes de la oposición y las convocatorias de manifestaciones de extrema derecha en las redes marcan la separación y polarización política alimentada por los ultras.

La polarización sigue siendo una realidad en la sociedad brasileña, con el ministro de Defensa, José Múcio Monteiro, llamando a acelerar las investigaciones sobre los actos golpistas para eliminar la desconfianza sobre las Fuerzas Armadas. Lula, por su parte, busca recomponer las relaciones con el sector castrense, que originalmente se puso del lado de Bolsonaro, obteniendo la mitad de los puesto en el Consejo de Ministros y multitud de dadivas hasta que la mala gestión de la crisis del COVID-19 causó la retirada de la cúpula.

La decisión de los comandantes de las Fuerzas Armadas de asistir al acto en el Congreso se considera significativa, señalando un reconocimiento institucional de la democracia y del liderazgo de Lula. Todo mientras el bolsonarismo hace lo que puede para poner los palos en las ruedas del mandatario brasileño, mientras los buenos números económicos del país destacan cada día. Números que han hecho escalar al país en el ranking mundial y lo han convertido en la 9ª economía del mundo.

Lula encabeza un acto por la democracia a un año del Asalto al Congreso de Brasil 

Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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