Bulos y "Fake News"

Franco, embalses y azudes: los bulos fluviales de la extrema derecha con la DANA

La reciente DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que azotó la Comunidad Valenciana trajo lluvias torrenciales y terribles inundaciones, afectando gravemente a personas y propiedades. Mientras la región intenta gestionar los daños, una narrativa ya conocida resurgió: desde redes sociales y sectores de la extrema derecha, comenzaron a circular acusaciones de que el Gobierno de Pedro Sánchez había ordenado la demolición de embalses y azudes, una supuesta acción que habría contribuido a las inundaciones. Personalidades ultras, como el líder de Vox Santiago Abascal, aprovecharon la ocasión para difundir esta versión, sosteniendo que el Gobierno “ha dinamitado” obras hidráulicas históricas construidas durante el régimen de Franco con el fin de prevenir catástrofes de este tipo. Además, Abascal dirigió sus ataques hacia la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, acusándola de estar detrás de esta supuesta “ley criminal de voladura de presas” y de ser “culpable” de las trágicas consecuencias de la DANA.

Sin embargo, estos hechos van contra la verdad y son un bulo. Expertos en recursos hídricos y el propio Ministerio para la Transición Ecológica han negado rotundamente estas afirmaciones. La demolición de presas y embalses en Valencia no es cierta, pues el Gobierno no ha eliminado infraestructuras significativas que pudieran haber evitado las recientes inundaciones. Las demoliciones han estado centradas en pequeños azudes, estructuras menores que ya estaban en desuso y cuya eliminación tiene como objetivo restaurar los cauces y mejorar la seguridad fluvial. Como explican los expertos, estas estructuras no afectan la capacidad de almacenamiento de agua y, por lo tanto, no tienen relación con los daños producidos por la DANA.

La rápida difusión de estas desinformaciones resalta, una vez más, el uso de tragedias como herramientas políticas por parte de ciertos sectores, creando confusión y polarización en un momento de crisis, a la par que sirven para exculpar de responsabilidades a las autoridades competentes, además de eliminar de la ecuación al cambio climático, el verdadero problema que está provocando efectos climatológicos cada vez más extremos.

Un caso sin evidencias: la realidad de las demoliciones de azudes en Valencia

Ante la circulación de información falsa sobre la demolición de presas, el Ministerio de Transición Ecológica emitió un comunicado en el que desmintió estas afirmaciones, aclarando que las obras recientes en Valencia se limitan a pequeños azudes. Estas estructuras, que son barreras de escasa altura usadas en el pasado para el desvío de ríos y riachuelos, no tienen la capacidad de almacenar grandes volúmenes de agua. Las demoliciones de estos azudes se deben a la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, una iniciativa que comenzó en 2005 y que pretende recuperar el flujo natural de los cauces para reducir los riesgos de desbordamiento. El Ministerio informó que solo cinco azudes han sido eliminados en Valencia en los últimos 20 años: cuatro de ellos en la rambla de L’Algoder en 2006 y el azud del Corindón en el cauce del Turia en 2017.

Las redes sociales, sin embargo, se inundaron de acusaciones de que estos trabajos son responsables del desastre actual, promovidas por líderes políticos como Santiago Abascal, de Vox. Además de difundir desinformación sobre las presas, algunos mensajes resaltan la supuesta negligencia del Gobierno central en el mantenimiento de estas infraestructuras. Sin embargo, como indican datos de la organización Dam Removal Europe, la eliminación de azudes y obstáculos fluviales menores es una práctica habitual en toda Europa. Estas barreras no solo son obsoletas, sino que, en caso de fuertes lluvias, pueden obstruir el cauce y agravar el riesgo de desbordamientos. Esta estrategia no busca perjudicar, sino mejorar la respuesta de los cauces ante fenómenos climáticos extremos.

Los azudes y el papel de los embalses actuales en la prevención de Inundaciones

Azudes
Azud de La Parra con agua proveniente de vertidos en el embalse de El Atazar. Autor:
Calima
, 01/02/2014. Fuente: Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0)

Contrario a las afirmaciones sobre la eliminación de embalses, los expertos señalan que los verdaderos aliados en la prevención de inundaciones son las grandes infraestructuras de retención, como el embalse de Forata en Yátova, que demostró su eficacia al almacenar hasta 20 hectómetros cúbicos de agua durante la reciente DANA. Este tipo de embalses tienen la capacidad de «laminar avenidas», un proceso que permite controlar el volumen de agua liberado para evitar inundaciones río abajo. Según el ingeniero de Caminos Ángel Gil, la función de estos embalses es liberar el agua acumulada de forma gradual, reduciendo el riesgo de desbordamientos catastróficos. La Confederación Hidrográfica del Júcar ha destacado que los azudes, en cambio, no cumplen con este rol y, de hecho, suelen representar un riesgo en situaciones de lluvia intensa, pues al estar en desuso pueden bloquearse y empeorar la situación.

El embalse de Forata y otros similares continúan desempeñando un papel esencial en la mitigación de eventos extremos, mientras que los azudes demolidos eran estructuras pequeñas y obsoletas que no ofrecían ninguna capacidad significativa de contención de agua. La Estrategia Nacional de Restauración de Ríos se enfoca precisamente en mantener solo aquellas infraestructuras que verdaderamente aportan seguridad, retirando los obstáculos innecesarios que, en el contexto de lluvias extremas, pueden actuar como barreras peligrosas en los cauces. Este enfoque asegura que los ríos y arroyos puedan gestionar su caudal de la forma más natural posible, minimizando los daños a las poblaciones en las zonas ribereñas.

Franco y el legado de la Riada de 1957: un mito recurrente

Francisco Franco. Autor: Marcos Castellano, 30/06/2004. Fuente: Flickr (CC BY-NC-ND 2.0).

Entre las narrativas que surgieron en medio de la DANA, una de las más persistentes fue la referencia a las obras hidráulicas del régimen de Franco tras la catastrófica riada de 1957 en Valencia. El proyecto, conocido como el Plan Sur, incluyó el desvío del río Turia y la construcción de embalses y otras infraestructuras para reducir el riesgo de futuras inundaciones. Sin embargo, a pesar de que esta obra evitó inundaciones en algunas ocasiones, su eficacia en el contexto de las actuales lluvias torrenciales es limitada. El Plan Sur se basó en un clima mucho más predecible y un modelo hidráulico que no contemplaba los efectos del cambio climático, que ha incrementado tanto la frecuencia como la intensidad de fenómenos como las DANAs.

Aún así, sectores de la extrema derecha continúan presentando estas obras como un modelo a seguir, insinuando que el Gobierno actual debería imitar el enfoque de Franco en vez de optar por políticas modernas de restauración fluvial. Expertos como el geólogo Nahúm Méndez sostienen que, aunque el Plan Sur pudo ayudar a evitar algunos daños, es insuficiente frente a las exigencias del cambio climático. Además, muchos proyectos propuestos en la época quedaron incompletos, como el embalse de Vilamarxant, cuya construcción se abandonó y que sigue siendo una demanda pendiente en Valencia. La invocación de estas obras del pasado apela a una nostalgia por un supuesto tiempo de estabilidad, pero se aleja de las soluciones efectivas para las crisis climáticas del presente, que requieren una combinación de tecnología moderna y un enfoque ecológico en la gestión del agua.

La estrategia de desinformación de la extrema derecha

La propagación de bulos sobre los embalses y la gestión hídrica en España no es nueva. Desde hace años, partidos como Vox han criticado la política de restauración fluvial del Gobierno, acusándolo de abandonar el control hídrico en favor de políticas medioambientales que, según ellos, pondrían en riesgo la seguridad de los ciudadanos. Estas afirmaciones ignoran que la restauración de los ríos es una práctica estandarizada en Europa y que España no está sola en esta estrategia. En este sentid, Dam Removal Europe ha documentado cientos de eliminaciones de azudes y otras barreras en países como Francia, Suecia y Alemania, países que también buscan mejorar el flujo natural de los ríos y reducir la vulnerabilidad ante inundaciones.

Estas declaraciones, sin pruebas verificables, presentan a menudo a España como el país que “más embalses destruye en Europa” en un intento de deslegitimar la estrategia de gestión hídrica. Sin embargo, el profesor Arturo Elosegui, de la Universidad del País Vasco, argumenta que la eliminación de azudes y otros obstáculos menores puede prevenir desbordamientos y mantener la seguridad de las poblaciones cercanas a los cauces. Estos mensajes de desinformación generan desconfianza hacia las políticas medioambientales y dificultan la adopción de medidas adecuadas frente al cambio climático. La narrativa promovida por estos grupos intensifica la polarización, apelando a la nostalgia de un supuesto pasado en el que la seguridad hídrica estaba garantizada, una visión que carece de base técnica y que ignora la complejidad del cambio climático actual.

Imagen principal: Imagen modificada de la Presa de Eiras con imágenes de Francisco Franco y Santiago Abascal // Imagen original: Presa de Eiras. Autor: Contando Estrelas, 20/06/2010. Fuente: Flickr (CC BY-SA 2.0).

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Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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