El neonazi Partido Nacional Suizo anuncia su disolución después de dos décadas de actividad
Florian Gerber, líder del Partido Nacional Suizo, también conocido como Partido Suizo de Orientación Nacional (PNOS), ha sido muy claro al respecto: «Todo lo que sea viejo y, por lo tanto, esté en mal estado debe ser despojado». Así se ha despedido en una circular dirigida a cientos de militantes tras anunciar la resolución de la junta de disolver el partido de corte neonazi.
Según sus propias declaraciones transmitidas por la cadena suiza RTS, la decisión se ha tomado debido a su «mala imagen» y también por las dificultades que han tenido para poder hacer actividades a pie de calle y celebrar reuniones. En su despedida, afirmó estar abierto a «proyectos alternativos» futuros de cara a seguir su actividad política.
La escena neonazi suiza
La realidad es que el Partido Nacional Suizo llevaba años de capa caída y había protagonizado numerosos escándalos a lo largo de los años. Fue fundado en el año 2000 por Jonas Gysin y Sacha Kunz, miembros del conocido grupo neonazi skinhead Blood & Honour. Sacha, además, tenía un negocio de venta de ropa de ideología nazi. El partido se mantuvo en la zona germanoparlante de Suiza, la mayoritaria del país.
Prácticamente desde los pocos meses de su fundación, se convirtió en la organización referente de la escena neonazi en Suiza, especialmente por sus vinculaciones a Blood & Honour, del que prácticamente actuó como brazo político. De hecho, un año después de su fundación, fue calificado de «partido de extrema derecha» por las autoridades policiales suizas.
Así, se presentaron a varios procesos electorales durante todos sus años de existencia, pero sin demasiado éxito, consiguiendo representantes locales en la ciudad de Langenthal BE y en Günsberg SO, en la zona más al norte del país, desde 2004 hasta 2011, cuando perdieron toda representación.
Como tal, intentaron presentarse como un partido un tanto alejado de la estética skinhead, autodefiniéndose como defensores del «nacionalismo moderno», reivindicando los valores familiares, denunciando la explotación capitalista, señalando la inmigración como una invasión extranjera y, en líneas generales, adoptando el discurso fascista clásico.
Pese a su pobre apoyo electoral, fueron muy activos. A partir de 2004, empezaron a alcanzar cierta fama por sus concentraciones durante el Día Nacional de Suiza, donde varias decenas de personas marchaban todos los años, con varios altercados con las autoridades policiales que, no obstante, les hicieron acaparar portadas.
Un año antes, el PNOS fue condenado por el Tribunal de Distrito de Aarau por haber utilizado en las elecciones un cartel contra el Nuevo Orden Mundial donde atacaba a comunistas y judíos, siendo la primera condena judicial del partido.
En 2007 crearon una sección femenina, la KNA, enfocada en defender a las mujeres en su rol de género tradicional, como madre y ama de casa. Una de sus reivindicaciones más conocidas era exigir que el gobierno pagara un salario a las mujeres que se quedaban al cuidado de las tareas del hogar.
También publicaban una revista, Harus, donde defendían y hacían propaganda de sus ideas.
En 2011, crearon una filial en la zona francófona de Suiza, el Partido Nacionalista Suizo, dirigido por Philippe Brennenstuhl, personaje del mundo de la seguridad privada con prolíficas relaciones con empresarios y políticos, habitual en las concentraciones neonazis organizadas por el partido. En 1999 había fundado ya una asociación de corta ultranacionalista y conservadora, Verdad y Justicia. Fue condenado en 2002 por publicaciones racistas y xenófobas.
A partir de 2017, se llevó a cabo una fuerte remodelación del partido. Absorbieron al también de extrema derecha Partido de la Democracia Directa (PDS) y entraron en contacto con otros grupos ultraderechistas tanto suizos como internacionales. Así, invitarán a sus congresos a representantes de Pegida, una conocida asociación supremacista blanca; miembros de Alternativa para Alemania (AfD); o de Resistencia Helvética, un grupo neofascista.
Esto se debió a un intento por sumarse a la ola de la «derecha alternativa» o alt-right que catapultó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2016. Por ejemplo, en 2018 fue invitado el supremacista blanco Richard B. Spencer, uno de los ideólogos de la nueva derecha radical y presidente del think tank Instituto de Política Nacional.
Escándalos, fracasos electorales y nuevas caras
Sin embargo, el Partido Nacional Suizo nunca pudo librarse ni de sus contactos con la escena neonazi de Suiza, ni tampoco con su pasado más radical. De forma análoga a muchos partidos neofascistas europeos, como España 2000 en España o CasaPound en Italia, las formaciones políticas que adoptaron el discurso y las formas de la nueva derecha consiguieron reunir todo el voto de este lado del espectro.
En el caso de Suiza, el Partido Popular Suizo-Unión Democrática de Centro (SVP-UDC) es la formación política que ha asumido los principales postulados ultraderechistas, con un fuerte discurso antiinmigración, nacionalista, euroescéptico y tradicionalista. Este partido ganó las elecciones en 2015 y en 2019.
Además, múltiples escándalos en forma de denuncias han ido sacudiendo el partido. Por ejemplo, Tobías Steiger, jefe de la sección en Basilea, fue condenado en 2021 por sus declaraciones racistas. Como añadido, las concentraciones del partido en la calle se encontraban siempre con una fuerte resistencia de organizaciones antifascistas, a las cuales no podrían hacer frente.
Debido a esto, a partir de 2016, su presencia en las calles fue disminuyendo. En 2019, hubo una fuerte crisis interna que el nuevo liderazgo de Florian Gerber no ha podido resolver. Para 2020, muchas de sus estructuras carecían ya de actividad, con fuertes dificultades para atraer gente nueva. Que Gerber procediera del grupo neonazi Hammerskin tampoco ha ayudado demasiado.
Por si fuera poco, al viejo partido nacionalsocialista le ha salido un competidor: Junge Tat (Acción Juvenil), una organización supremacista asociada al movimiento identitario nórdico que ha tenido relativo éxito en los últimos años a la hora de atraer al público más joven a través del impulso de sus mensajes por redes sociales, especialmente canales de Telegram, y con un material más cuidado y moderno.
Así, la extrema derecha suiza más clásica sufre un importante revés. Sin embargo, tal y como advierten organizaciones antifascistas de Suiza, la ultraderecha se adapta y se transforma y, por mucho que se disfrace de modernidad, el autodenominado movimiento «identitario» de Junge Tat es tan radical como lo fue el ya desaparecido PNOS.
Organizaciones antifascistas de Suiza también alertan de cómo la extrema derecha ha pugnado por aprovecharse de la pandemia, acercándose al discurso del propio SVP: «Varios actores de la derecha están en ascenso por lo que el PNOS estaba en su lecho de muerte», dijo el colectivo antifascista de Berna a través de Twitter. «El SVP es capaz de integrar a estos sectores de la extrema derecha», afirmó. «Como en el pasado, las caras visibles de estas organizaciones han sido colocadas en cargos importantes».
En resumen, la desaparición de este grupo, si bien es una buena noticia, solo es señal de cómo el posfascismo se reinventa para seguir intentando implantar su agenda política en la sociedad.
Enlaces y fuentes:
– Foto de portada: Miembros del PNOS y CasaPound Autor: PNOS, 2017. Fuente: Facebook
– Blick.ch: blick.ch/news/altes-und-marode-gewordenes-gehoert-abgestreift-neonazi-partei-pnos-loest-sich-auf-id17221545.html
Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.