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Enfrentamientos, división y simbología ultraderechista en la manifestación contra la amnistía en Barcelona

La manifestación del 8 de octubre en Barcelona fue un reflejo de las tensiones y divisiones que definen el actual paisaje político tanto en la derecha como en la ultraderecha. La presencia de simbología fascista y algunas reyertas aisladas pusieron la tilde a una concentración que, si bien consiguió a un buen número de asistentes, no cumplió con las expectativas de los convocantes, que buscaban protestar contra investidura de Pedro Sánchez y contra la amnistía a los presos del procés catalán.

La convocatoria y el desarrollo del evento

El 8 de octubre de 2023 no quedará grabado en la memoria de Barcelona como una jornada histórica de protesta. La manifestación convocada por Societat Civil Catalana (SCC) bajo el lema No en mi nombre: ni amnistía, ni autodeterminación buscaba unificar voces en contra de una posible ley de amnistía, producto de las negociaciones aún en curso con los partidos independentistas catalanes para la investidura de Pedro Sánchez (actualmente presidente del Gobierno de España en funciones) como jefe del ejecutivo de la nueva legislatura

La manifestación ha comenzó a las 12:00 horas entre Paseo de Gracia y la calle Provenza y marchó hasta la Gran Vía. La presidenta de SCC, Elda Mata, intervino declarando que esta manifestación «no va de partidos políticos» sino de «transversalidad, de democracia, de valores y dignidad». Además, ha pedido a los políticos que asistan que no “deformen” el encuentro porque hay “personas de izquierda” a las que les da “respeto” asistir a estos encuentros, pero que “sí irán”. También ha defendido que utilizaría «el castellano o español, lengua oficial común, que todos tenemos el deber de conocer y el derecho a utilizar».

Y lo cierto es que el evento estuvo marcado por una multitud heterogénea de participantes con variadas ideologías y motivaciones. Desde la extrema derecha hasta sectores más moderados, la manifestación se convirtió en un crisol de opiniones discordantes. Entre los asistentes, se observó la presencia de banderas preconstitucionales y emblemas con simbología franquista, elementos que generaron un ambiente cargado de tensión y controversia.

Las declaraciones de los líderes políticos en el marco de la manifestación, que se dieron al final de la misma, ofrecieron un vistazo revelador a la polarización que prevalece entre las familias de la derecha y la ultraderecha. Santiago Abascal, líder de Vox y figura destacada dentro del espectro de la extrema derecha, caracterizó la posible amnistía como la «mayor imagen de corrupción posible» perpetrada por Pedro Sánchez. Abascal enfatizó la necesidad de resistir este supuesto intento de golpe a la Constitución.

Por otro lado, Alberto Núñez Feijóo, del Partido Popular (PP), arremetió contra el PSOE, acusándolo de buscar la Presidencia del Gobierno a expensas de votos independentistas. Feijóo tachó esta estrategia como una «cacicada impropia de la democracia», subrayando la gravedad de lo que considera una desviación del estado de derecho. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, se sumó al coro de voces críticas. Para Ayuso, una ley de amnistía equivaldría a una manipulación flagrante de las leyes del estado de derecho, describiendo tal perspectiva como «tirana».

Curiosamente, la concentración finalizó con alabanzas al ex presidente socialista Felipe González, quien con sus declaraciones se ha opuesto a las acciones políticas y a la gestión de Pedro Sánchez junto a otros antiguos pesos pesados del partido como Alfonso Guerra, lo cual aparentemente no agradó a algunos de los presentes.

Aunque los convocantes cifran en 300.000 asistentes el acto, las imágenes que han trascendido ponen difícil dar crédito a estas cifras. La Guardia Urbana por contra rebaja estos números a unas 50.000 personas llegadas de toda España. El comunicador de ultraderecha Javier Negre se quejaba en Twitter de esta baja afluencia señalando a «compañeros de profesión» que habían jaleado la convocatoria.

Pese a estas cifras y algunas declaraciones de asistentes, otros medios como El Mundo han calificado de «éxito» la convocatoria, citando que quien da las cifras de 50.000 asistentes es «la policía del Ayuntamiento controlado por el PSC». Otros medios que calificaron de éxito esta convocatoria fue El Toro TV de Julio Ariza o EDATV de Javier Negre o Libertad Digital, que curiosamente tildó de fracaso una convocatoria soberanista que había reunido a unas 100.000 personas. La gran mayoría de medios rechazaron hacer valoraciones.

También se criticó que Telemadrid, la televisión pública de la Comunidad de Madrid, publicara imágenes erróneas de la manifestación, que decidió cubrir en directo.

Por otro lado, una concentración que ha intentado reunir a gente de toda España incluso con 300.000 personas se quedaría pobre ante la manifestación por la sanidad pública que sacó a alrededor, según convocantes, a 600.000 madrileños contra la gestión de Isabel Díaz Ayuso (250.000 según Delegación de Gobierno). Como añadido, han sido bastantes menos manifestantes que la movilización de octubre de 2017, donde otro domingo 8 de octubre la Guardia Urbana cifró en 300.000 personas las asistentes, un millón según SCC.

En este sentido, la capacidad de movilización y unidad dentro del llamado «bloque constitucionalista» continúa en entredicho y en descenso, con lo que tildar de «éxito» o «fracaso» la convocatoria, más aún teniendo en cuenta los conflictos internos y el contexto global, queda en terreno de lo subjetivo.

Simbología nazi, banderas preconstitucionales y reyertas internas

Uno de los aspectos más inquietantes de la manifestación contra la amnistía fue la presencia explícita de simbología fascista. Entre los asistentes se divisaron banderas españolas adornadas con esvásticas y banderas preconstitucionales. Estos símbolos, lejos de pasar desapercibidos, avivaron el debate sobre la verdadera naturaleza de la protesta y sus participantes.

La exhibición de estas imágenes históricamente asociadas con el fascismo y el franquismo arroja luz sobre las divisiones ideológicas y la diversidad de perspectivas dentro de los convocantes de la manifestación, donde han convido desde la defensa de la unidad de España hasta la crítica abierta al sistema de valores democráticos, la amalgama de símbolos refleja una profunda fragmentación latente en la propia derecha que llegó a explotar saldándose con un enfrentamiento de grupos monárquicos contra una asistente por su pancarta contra el rey Felipe VI exigendole disolver las cortes terminado esta siendo retirada y detenida por los Mossos d’Esquadra.

Sin embargo, los enfrentamientos no se han dado únicamente entre asistentes a la convocatoria contra la amnistía. Ha transcendido una grabación colgada en la red social Twitter donde varios manifestantes impiden a un equipo de TV3, la televisión pública catalana, hacer la cobertura en directo de la manifestación, tapando la cámara con una bandera de España y colocándose delante de la misma y alrededor gritando consignas.

Y es que, a pesar de su declaración de ser una entidad transversal, SCC ha sido objeto de controversia y debate. La manifestación del domingo ha evidenciado que, aunque pretende representar una amplia gama de opiniones, la presencia de la extrema derecha más radicalizada es innegable. De hecho, tal y como ha informado elDiario.es, la presencia de personas de izquierdas o progresistas en la manifestación contra la amnistía ha sido inexistente o, en todo caso, muy testimonial.

Así, finalmente el acto ha servido para poner de relieve que pese a su puesta en escena SCC no es tan transversal como proclama. Además de sus lazos con entidades como Falange Española de las JONS (FE de las JONS), Soberanía y Libertad (SyL), Vox, MSR, Somatemps, la Comunión Tradicionalista Carlista, PxC, Casal Tramuntana, la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Barcelona o las Brigadas Blanquiazules (BBBB), su vicepresidente Javier Marín dimitió en 2021 al considerar que se había acercado excesivamente a Vox y que los independentistas “han aprendido la lección”.

Fracaso de la manifestación contra la amnistía en Barcelona

Denis Allso

Articulista. Estudiante de Ciencias Políticas. Activista y cofundador en varias organizaciones sociales y sindicales de izquierda valencianista. Primer coordinador de BEA en la UMH y ex-rider sindicado. Analizar al adversario es la única forma de no perder la perspectiva de lo que se hace y es un deber moral cuando de ello dependen las vidas de las personas más vulnerables.

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