Un aliado político de Bolsonaro dispara y lanza granadas contra la policía para evitar su detención
Escándalo en Brasil provocado por un aliado político de Jair Bolsonaro a una semana de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El ex diputado federal Roberto Jefferson fue protagonista de este escándalo el pasado domingo por la noche. La Policía Federal se trasladó a su casa a detenerlo por orden del juez Alexandre de Moraes, miembro del Supremo Tribunal Federal y ahora máxima autoridad electoral del país, por un presunto delito de corrupción. Como nota, De Moraes es también uno de los máximos objetivos de los ataques a la justicia por parte de Bolsonaro y sus aliados.
Jefferson se negó a esta orden, atrincherándose en su cara durante horas y repeliendo a los agentes con disparos y granadas de mano. Disparó al menos 50 balas y lanzó tres granadas, dejando dos agentes heridos. Finalmente, sobre las 19:00 horas y tras varias mediaciones, se entregó a la policía.
Un caso que ha causado conmoción en el país, golpeado por actos violentos de militantes de ambos bandos, aunque más numerosos en el caso de los seguidores del candidato de extrema derecha.
Bolsonaro y su tándem presidencial, el general Hamilton Mourao, salieron rápidamente a pronunciarse conscientes del daño que les podía hacer. Los policías son uno de los colectivos que más apoya a Bolsonaro.
Así, ambos repudiaron “la acción armada” de su aliado para inmediatamente después cargar contra el juez Moraes, acusándole de haber instruido este proceso sin respaldo constitucional. Todo un juego de equilibrio con sus votantes más radicales.
Por su parte, el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula Da Silva ha salido a condenar la acción, señalando que la “violencia bolsonarista” está llegando a niveles alarmantes. “Tenemos que acabar con el odio” sigue un anuncio del PT publicado poco después donde condena el repunte de armamento civil que se ha dado estos años favorecido por los discursos de sus rivales políticos.
Roberto Jefferson, un aliado político de Bolsonaro contra la justicia
Roberto Jefferson ha sido un aliado político de Bolsonaro de referencia además de un viejo conocido de la política brasileña, empezando su participación en esta en 1971.
Jefferson fue diputado y ocupaba el puesto de líder del Partido Laborista Brasileño (PTB) una formación que en sus inicios era de carácter socialdemócrata pero que en los últimos tiempos giro hacia un férreo conservadurismo y nacionalismo brasileño. En los último año se ha destacado como uno de los grandes defensores de Bolsonaro y sus políticas, virando hacia la extrema derecha.
Los conflictos con la justicia de Jefferson vienen de largo. En 2005 fue detenido por corrupción al aceptar un soborno del PT, en el conocido como caso Mensalao. Actualmente y con su posición como candidato del PTB, se encontraba muy cerca de Bolsonaro. Como el presidente, era normal verlo atacar a la justicia y a los rivales del actual presidente.
Cumplía prisión domiciliaría desde principios de año, bajo la condena de pertenencia a una “organización delictiva contra el Estado Democrático de Derecho”.
Durante esta condena tenía prohibido ser entrevistado, recibir a dirigentes de su partido o tener visitas en general. Tampoco podía compartir noticia falsas sobre la justicia brasileña. Fue el quebranto de esta ley la que instigó al juez Alexander de Moraes a ordenar su detención bajo el cargo de “dificultar, frustrar o impedir el proceso electoral”.
Pero incluso en este momento de agresión abierta a la policía recibió el apoyo de Bolsonaro. Este envío al Ministro de Justicia, Anderson Torres, a mediar a su casa y convencerle de que se rindiera. Algo que según la justicia podría ser una interferencia ilegal al darle Bolsonaro un trato privilegiado.
El temor a la oleada de violencia
Este ataque a las autoridades, además de la crisis política, ha desatado el miedo a la reacción violenta de los seguidores de Bolsonaro si finalmente pierde las elecciones. El ambiente electoral está muy caldeado, con varios asesinatos o intentos de realizados por seguidores de Bolsonaro a miembros del PT. También hay temor a las acciones conspirativas para que el actual presidente se mantenga en el poder.
El mismo Jefferson tenía un arsenal en casa y según el diario Carioca, tenía un plan para desestabilizar el país los días previos a las elecciones.
Esto se suma a los complots que la justicia ha descubierto, como el chat de varias de las grandes fortunas brasileñas que hablaban abiertamente de apoyar un golpe de Estado si Bolsonaro perdía las elecciones. Existe el miedo de que haya otros tantos sin descubrir.
Además Bolsonaro no ha aceptado que vaya a reconocer el resultado electoral si pierde. De hecho sigue amenazando con la posibilidad de enviar el ejército a los colegios electorales y en sus mítines sigue hablando de hacer “lo que haya que hacer” para defender al país del “comunismo”.
Toda una declaración de intenciones en un país donde Bolsonaro ha animado a sus seguidores a armarse. Y lo han hecho. Durante este mandato se ha facilitado el acceso a las armas, disparándose en un 473% los registros de cazadores, tiradores y coleccionistas. Hay 4,4 millones de armas en manos de particulares.
Un polvorín letal que podría ocasionar arrebatos violentos si Bolsonaro pierde por un margen muy estrecho y utiliza la narrativa del fraude electoral.
Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.