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El exdiputado Juan Luis Steegmann abandona Vox por su deriva «neofalangista» y «antiliberal»

El exdiputado Juan Luis Steegmann ha decidido dejar Vox, alegando una preocupante «deriva antiliberal y neofalangista». Steegmann, conocido como el médico de Vox durante la pandemia, ha expresado sus críticas a través de una carta dirigida a varios cargos y excargos de la formación. En la misiva, no escatima en reproches hacia Jorge Buxadé y la nueva estrategia del partido, especialmente por su discurso antivacunas en el evento Viva 24.

Según Steegmann, Vox ha estado apartándose de su vertiente más liberal en favor de un enfoque más cercano al neofalangismo. «Desde hace años, Vox está prescindiendo de la parte más liberal de su programa y de sus diputados. Es más, ha continuado un viaje nocturno que se acerca al neofalangismo», afirma en su carta. El exdiputado también menciona que esta tendencia se ha intensificado bajo la influencia de Buxadé, quien tiene un pasado falangista y, según Steegmann, ha llevado al partido a un discurso anticientífico.

Steegmann, quien fue un defensor ferviente de las vacunas durante la pandemia, criticó duramente los comentarios despreciativos de Buxadé sobre las vacunas en el evento Viva 24. Para él, estos comentarios reflejan un peligroso alejamiento de la ciencia y una adopción de posturas antivacunas. «Me fue insufrible que el señor Buxadé mencionara despreciativamente a las vacunas. Suena al discurso anticientífico que ha sido fomentado en los medios de opinión cercanos a Vox«, subraya en su carta.

El exdiputado también señala que Vox ha desviado su rumbo original, que incluía la reducción del tamaño del Estado y la defensa de la propiedad privada y la libre economía de mercado. «El distribucionismo, el estatalismo y el neofalangismo van contra la base fundacional de Vox», añade Steegmann, lamentando que estos cambios han transformado al partido de manera fundamental. Esta evolución, junto con el acercamiento a figuras como Javier Milei, a quien califica como un «disfraz liberal de un acto mayoritariamente antiliberal», ha hecho imposible para Steegmann seguir apoyando a Vox.

Steegmann y la fractura interna de Vox

La salida de Juan Luis Steegmann de Vox ha puesto de manifiesto las tensiones internas del partido. La crítica de Steegmann no solo es un reflejo de su descontento personal, sino también un indicativo de una creciente fractura dentro del partido entre las llamadas alas liberal y falangista. Esta división, siempre negada por Santiago Abascal y la dirección del partido, ahora es imposible de ocultar.

Steegmann ya había dado señales de su descontento el pasado verano, cuando renunció a ocupar el escaño dejado por Iván Espinosa de los Monteros. Ahora, su desvinculación total llega en un momento crucial, justo antes de las elecciones europeas del 9 de junio, lo que añade presión adicional a la dirección de Vox.

En su carta, insiste en que el partido ha abandonado sus principios fundacionales. «La lealtad hacia los que tienen que liderar, y, por tanto, ser mejores, se fundamenta en avisarles cuando crees que se desvían en su camino», concluye, enviando un claro mensaje a Santiago Abascal para que rectifique el rumbo del partido.

La salida de Steegmann ocurre en un momento en que Vox ha conseguido mantener sus resultados electorales y frenar momentáneamente el declive que supuso las elecciones generales del 23J. Sin embargo, este freno no ha sido suficiente para ocultar las tensiones internas y las críticas a la estrategia del partido.

La consolidación del Ala Falangista de Vox

En el ascenso de Vox ha sido crucial su habilidad para unificar a las distintas facciones de la extrema derecha española, algo que ninguna formación había logrado desde la disolución de Fuerza Nueva en 1982. Esta fragmentación, junto con la pasividad policial, permitió a la extrema derecha sembrar una década de violencia en las calles. Sin embargo, esa misma dispersión impedía a estos grupos realizar un proyecto político sólido. Muchos extremistas se enfrentaron a la disyuntiva de integrarse en un Partido Popular que buscaba moderar su discurso para alcanzar el poder o mantenerse en partidos minoritarios como España 2000, sin lograr más que unas pocas concejalías.

La irrupción de Vox en la escena política cambió este panorama, pues logró atraer a varias corrientes ultraderechistas, creando un proyecto unificado.

Pese a esto, las corrientes internas son habituales en los partidos y en Vox se pueden identificar dos alas principales: una neoliberal, enfocada en el desmantelamiento del Estado del Bienestar, liderada por figuras como Iván Espinosa y Rocío Monasterio, y una falangista, representada por Javier Ortega-Smith y Jorge Buxadé. Santiago Abascal, el líder del partido, actúa como mediador entre estas dos facciones.

La influencia falangista en Vox

La reciente rearticulación del organigrama de Vox sugiere que el ala falangista está consolidando su posición y haciendo valer una suerte de políticas antiliberales y centralistas. La formación ha vivido una crisis interna con numerosos exmilitantes denunciando este autoritarismo y centralismo del partido. Alejandro Hernández, presidente de Vox en Córdoba, dimitió recientemente acusando al partido de convertirse en una «red clientelar». Este fenómeno ha llevado a la pérdida de cerca de la mitad de los concejales de Vox en la anterior legislatura.

Macarena Olona se ha convertido en una crítica vocal de la dirección del partido tras su salida. Denunció la falta de primarias y el control centralizado de los recursos económicos, apuntando a posibles ilegalidades. También reveló que su campaña en Andalucía, que resultó en un fracaso electoral, fue dirigida desde Madrid y que su salida del partido fue orquestada por la facción falangista, señalando específicamente a Buxadé y Ortega-Smith.

El ala falangista ha ganado prominencia con figuras como Javier Ortega-Smith, conocido por su implicación en la acusación popular de Vox en la causa del procés y por sus políticas autoritarias, y Jorge Buxadé, exmilitante de Falange y actual líder de Vox en el Parlamento Europeo. Ambos tienen un pasado falangista y tienen una influencia muy importante en la formación.

Además, otros miembros del partido también tienen antecedentes en organizaciones falangistas y neonazis, como Jorge Cutillas, Kiko Méndez-Monasterio y José María Ruiz Puerta, lo que refuerza la presencia y la influencia del ala falangista en Vox.

Así, este Ala parece estar ganando la pugna interna en Vox, desplazando a la facción neoliberal.Esto se refleja en propuestas políticas ultraconservadoras y en la marginalización de figuras liberales dentro del partido. Aunque Vox sigue manteniendo una política económica neoliberal, la influencia de su ala falangista está cada vez más presente, llevando al partido hacia una radicalización progresiva. Este fenómeno no es único en España, sino que sigue un patrón observado en otros partidos de extrema derecha en Europa, como Alternativa para Alemania (AfD), que también ha experimentado una radicalización similar.

Un cambio predecible, sabiendo que la extrema derecha está aquí por lo cultural, no por los valores económicos. Y queda claro que cuando ambas corrientes internas chocan, el alma liberal es la que pierde.

El exdiputado Juan Luis Steegmann abandona Vox por su deriva

Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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