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Las bases de Vox se rebelan contra el liderazgo de Santiago Abascal y su núcleo duro

Un manifiesto interno titulado Manifiesto Pro Congreso Refundacional de Vox y que ha sido filtrado a la prensa por un sector del partido de extrema derecha emite duras críticas contra su líder Santiago Abascal y su núcleo más duro, al que acusan de falta de democracia interna y de participación activa, entre otras muchas críticas, de cara a la Asamblea General de la formación prevista para el 27 de enero.

Y es que el anuncio de Abascal de adelantar a apenas unas semanas el órgano donde se revalidará su liderazgo para otros cuatro años parece que ha terminado de encender la mecha de los sectores más críticos, sectores que no han dejado de aumentar de forma paralela al declive de Vox. De hecho, este adelanto coincide con los rumores publicados por el diario Libertad Digital acerca de hipotéticos movimientos de Javier Ortega Smith para hacerse con el liderazgo del partido (que poco después negó) y con las elecciones gallegas y europeas a apenas unos meses.

Este anuncio sorpresivo ha sido tachado por las bases críticas de «un golpe de mano a la venezolana» por parte del líder de Vox para anclarse en el poder junto a su núcleo de confianza, al que desde el manifiesto denominan el búnker, en una clara referencia al adjetivo con el que se llamó a los minoritarios sectores del franquismo que todavía se resistían a aceptar la transición a la democracia en los años 70 y 80 en España.

El texto del manifiesto ahonda en estas críticas, señalando que en Vox «la democracia interna es inexistente» y que existe «un enroque de la dirección nacional», desmarcándose del «talante bronco y antipático» de la misma. También afirman que «la libertad de opinión no existe y es perseguida» lo que conlleva que sea «imposible realizar ningún análisis ni exista libertad de iniciativa».

De hecho, la falta de democracia interna es una de las cuestiones más señaladas por este manifiesto, en teoría sostenido por las bases del partido y por concejales y cargos públicos de las diferentes provincias. Así, estos declaran verse «ninguneados», que «hay un férreo control sobre las redes sociales personales» y que «cualquier opinión personal es reprimida o reprendida». Añaden que la «única misión» de los cargos públicos es «obedecer a las órdenes de Madrid y callar».

El declive de Vox y el liderazgo de Santiago Abascal

Las críticas vertidas en ese manifiesto, en el que se pide un cambio de rumbo de Vox y también de los estatutos, van en la línea de las críticas vertidas tras diferentes crisis territoriales que se llevan dando en la formación desde años, sumándose «dudas públicas sobre el destino de los fondos económicos del partido no aclaradas». Este motivo es el que ha empujado a Vox a tener diferentes crisis en València, que ha incluido denuncias por acoso y amenazas, así como crisis en Extremadura o en Cantabria, donde llegó a dimitir casi la mitad de la dirección.

Y no es para menos. La decisión de convocar para el 27 de enero la Asamblea de Vox ha supuesto en la práctica una reducción de la cantidad de afiliación que podrá participar a la mitad por no cumplir con diferentes exigencias, como no estar al corriente de las cuotas, no tener una antigüedad mayor de 9 meses o porque tienen algún tipo de sanción interna que se lo impide. Así, de los 66.949 personas afiliadas, solo 31.400 podrán participar.

Como añadido, presentar una candidatura a la dirección de Vox implica la recogida de avales de las personas afiliadas, un total de un 10%, es decir, unos 6.000 aproximadamente en apenas dos semanas y media. Una cifra que no se consiguió en la última Asamblea General del partido y que, con esos tiempos, es muy difícil que alguna otra personalidad que no sea Santiago Abascal la consiga. De hecho, desde el manifiesto consideran esta convocatoria de «dudosa legalidad».

Sin duda, ha sido la gota que ha colmado el vaso de una formación que, entre 2019 y 2023, vivió la dimisión de casi la mitad de los concejales al tiempo que vivía crisis territoriales donde antiguos cargos tachaban a Vox de «chiringuito», de llevarse el dinero de las subvenciones públicas municipales (lo que, de ser cierto, incurriría en una irregularidad) o de falta de transparencia, entre otras cuestiones. Todo mientras el partido asume sus pobres resultados en las últimas elecciones generales, donde pasó de 52 a 33 escaños, y los sondeos de intención de voto le dan cada vez menos representación.

Esta crisis no se ha quedado en disputas territoriales y cargos menores. Desde la marcha de Macarena Olona, que se ha convertido en una de las grandes críticas a Vox por sus métodos, se han sumado las dimisiones de líderes significativos como Iván Espinosa de los Monteros, Víctor Sánchez del Real o, hace bien poco, Carla Toscano, mano derecha de Javier Ortega Smith en el Ayuntamiento de Madrid.

Estas dimisiones han supuesto, tal y como ex cargos del partido han señalado, en que el sector más ultraconservador y radical de Vox se haya hecho con el control de la dirección, el mismo al que desde el manifiesto denominan el búnker y al que diferentes medios se han referido como el «ala falangista» o «ala nacionalista» y que tiene como máximo exponente a Jorge Buxadé. También se encontrarían en esta «familia política» a Ignacio Hoces, Gabriel Ariza o Kiko Méndez-Monasterio.

A esta deriva claramente autoritaria y radical del partido se une lo que ha sido señalado como un interés particular por parte de sus líderes. Y es que la donación de al menos 7 millones de euros desde Vox a la Fundación Disenso, el think tank del partido y del que Santiago Abascal es presidente, ha granjeado numerosas críticas.

Desde las bases críticas de la formación lo tienen meridianamente claro y relacionan este declive de Vox con todas las críticas anteriores. Así, consideran que existe «una línea ascendente en el desapego de los españoles y descendente en las expectativas políticas de Vox» como resultado de lo que consideran un «evidente abandono de los principios contemplados en el manifiesto fundacional» y que se refleja en «la marcha voluntaria o forzada de personas de gran talla política, el enroque de la dirección nacional, el nuevo talante bronco y antipático, el apoyo a la algarada y la negativa a todo por sistema sin plantear alternativas».

Por el momento, este sector crítico, que reclama un cambio de liderazgo y una refundación de Vox, no tiene ninguna cara visible, pero amenaza con erosionar la figura de Santiago Abascal como líder de Vox. Una figura que, hasta hace poco, parecía intocable, pero que tarde o temprano iba a verse perjudicada debido a la cadena de crisis y malos resultados electorales que, incluso más allá de las malas decisiones de la formación, podría ser un indicativo del agotamiento del discurso ultraderechista en España.

Las bases de Vox se rebelan contra el liderazgo de Santiago Abascal y su núcleo duro

Adrián Juste

Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

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