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Charles Chaplin, un ejemplo para el antifascismo

Charles Chaplin ha sido y sigue siendo uno de los personajes cinematográficos más conocidos y talentosos de la historia del cine, siendo ampliamente reconocido y recordado más de cuatro décadas después de su fallecimiento.

Chaplin nació en Londres el 16 de abril de 1889, siempre estuvo ligado al mundo del espectáculo, y a lo largo de su carrera trabajó de actor, director, humorista, guionista, productor e incluso de escritor y editor.

La vida de Chaplin tiene sus inicios en el seno de una familia de artistas del music-hall, un tipo de espectáculo característico del Reino Unido compuesto por una mezcla de canciones populares, baile y comedia.

La infancia y juventud de Chaplin no fueron fáciles. Nació en una familia muy humilde, su padre acabó muriendo por culpa del alcoholismo a una edad temprana, y su madre fue internada en numerosas ocasiones a causa de problemas psiquiátricos. A causa de esto, Chaplin pasó parte de su juventud en distintas instituciones para jóvenes sin tutela.

No obstante, a pesar de las adversidades, Chaplin consiguió prosperar y empezó a trabajar en diversas obras de teatro a partir de 1903 y, finalmente, emigró a los Estados Unidos.

De esta manera, Chaplin es contratado en el año 1907 por la compañía estadounidense de mimos de Fred Karno. Este fue el primer paso para la consecución de su exitosa carrera. Entonces tenía apenas 18 años.

Así pues, Chaplin comenzó asentarse en el mundo de la actuación recorriendo la geografía estadounidense y diversos países como Francia o Canadá.

Finalmente, acabó convirtiéndose en una figura histórica del séptimo arte, protagonizando y dirigiendo películas icónicas como En Tiempos Modernos, El Gran Dictador, Luces de la ciudad, El niño o Candilejas.

Charles Chaplin y su legado artístico: de Charlot al Gran Dictador.

El sombrero, el bastón y los zapatos del famoso personaje de Chaplin, el vagabundo
El sombrero, el bastón y los zapatos del famoso personaje de Chaplin, el vagabundo

La aparición del personaje del vagabundo, conocido como Charlot en el mundo hispanohablante (y en algunos países como Francia, Grecia o Turquía), ha sido y es la seña más identificativa de Chaplin. Hoy en día, Charlot es uno de los personajes más icónicos de la historia del cine.

Charlot, el vagabundo, es un personaje profundamente dickensiano. Este término que hace referencia a los contextos de vida desfavorables que el famoso escritor británico Charles Dickens describía en sus novelas. En el Cambridge Dictionary el término dickensiano es definido como: relacionado o similar a algo descrito en los libros de Charles Dickens, especialmente las condiciones de vida o de trabajo que están por debajo de un estándar aceptable.

De esta forma, el personaje de Charlot fue mostrando el poso reivindicativo que la dimensión artística de Chaplin tenía. El cómico inglés siempre usó la sátira como herramienta de critica social, y sus obras son a la vez divertidas y punzantemente criticas con la sociedad que le tocó vivir.

Charlot es una persona algo torpe, que peca muchas veces de ingenua, pero que tiene un gran corazón. Pese a ser un vagabundo, alguien marginado por la sociedad, siempre se esfuerza por tener buenos modales, ser educado y todo un caballero.

No obstante, es un pícaro y utiliza su astucia para intentar sobrevivir, algo que le hará muchas veces tener altercados con las autoridades (situación que siempre genera escenas cómicas).

Chaplin fue un profundo humanista, pacifista y alguien con un pensamiento social crítico y analítico frente a los contextos sociopolíticos de su tiempo.

Una vez abandonó el cine mudo, dirigió y protagonizó una de las mejores películas de la historia del cine: El Gran Dictador. En la película, estrenada en 1940 (es decir, ya empezada la Segunda Guerra Mundial) parodia al nazismo, al fascismo italiano y al antisemitismo de la época.

Esta obra fue la primera película no muda de Chaplin y lo consolidó como un símbolo antibélico y antifascista. Además, su participación en la misma fue plena, llegando no solo a escribirla, a dirigirla y a protagonizarla, sino también incluso componer la banda sonora.

Chaplin, un antifascista desterrado de Estados Unidos

Panfleto anticomunista de Estados Unidos de la década de 1950, señalando por «comunistas» a la industria de la televisión y radio de Estados Unidos, industria de Hollywood, hasta a la UNESCO

Chaplin siempre fue un personaje comprometido. Además, hay que entender que la envergadura de su popularidad era mundial. A partir de los años 20, Chaplin podía considerarse el artista más conocido del mundo, un artista de masas.

Incluso en la Primera Guerra Mundial, Charles Chaplin ya era mundialmente conocido a pesar de que entonces su carrera podría considerarse bastante corta. Es más, muchas de sus películas fueron la mejor arma cultural para levantar la moral de las tropas estadounidenses.

De esta manera, con el paso de las décadas, la mirada del artista hacia la crítica social fue perfilándose aun más. En 1936, estrenó la película Tiempos Modernos, donde el propio Chaplin reflejaba las condiciones laborales de la clase obrera en la Gran Depresión.

Esta película, considerada no solo de las mejores de su extensa carrera, sino también de la historia del cine, es una sutil pero implacable crítica al sistema capitalista de aquella época, sobre todo centrándose en el trabajo mecanizado, la producción en cadena, el estrés laboral, la alienación, el hambre y la precariedad.

En realidad, el film gira en torno a un análisis de las condiciones de deshumanización que el modelo de producción en cadena fordista causaba en los trabajadores de las fábricas. Eso sí, siempre con su particular tono satírico y humorístico que también la convierte en una cinta muy divertida, fácil y agradable de ver.

Paradójicamente, Henry Ford, dueño de la famosa empresa de automóviles Ford, y persona por la cual se acuñó el término fordismo al modo de producción en cadena de aquella época, fue un confeso antisemita.

Cartel promocional en 1936 de la película de Chaplin Tiempos Modernos
Cartel promocional en 1936 de la película de Chaplin Tiempos Modernos

Es más, Ford fue el autor de unas de las obras antisemitas más populares del siglo XX llamada El Judío Internacional: el primer problema del mundo. Este acto le hizo ganarse la admiración de Adolf Hitler, el cual hablaba de Ford como el único estadounidense que admirada. De hecho, Ford fue el único norteamericano nombrado en el famoso libro de Hitler, el Mein Kampf.

Además, Ford donó dinero a la causa del Tercer Reich y, posteriormente, recibió la medalla de la Gran Cruz de la Orden del Águila Alemana, la condecoración más alta que el nazismo entregaba a alguien extranjero.

Lo cierto es que, en la década de los años 30, las simpatías que tenía el nazismo dentro de Estados Unidos son muchas más de lo que quizá hoy les guste reconocer a los estadounidenses.

Chaplin fue un ejemplo de lucha antifascista en este sentido. Después de rodar la laureada Tiempo Modernos, se enfrascó en el film El Gran Dictador (1939), reconocido hoy en día como una de las mejores películas realizadas y, además, uno de los films que mejor retratan a las dictaduras totalitarias fascistas del siglo XX.

No obstante, los inicios del rodaje y la posterior emisión de la película fueron convulsos. El actor de origen londinense se encontró con una fuerte oposición dentro de los propios Estados Unidos, ya que el país no entró en la Segunda Guerra Mundial hasta el ataque a la base militar de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941, entrando oficialmente a formar parte de las naciones aliadas el 1 de enero de 1942.

De esta forma, hasta que los norteamericanos decidieron entran en la Segunda Guerra Mundial, el cine de Hollywood no había criticado los regímenes totalitarios como el fascismo italiano o el nazismo alemán de manera abierta, pues, además, había intereses económicos de por medio.

De ese modo, Chaplin consideró la opción de paralizar e incluso cancelar el proyecto de El Gran Dictador debido a las críticas de la rama política más conservadora del país. Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, firme defensor de intervenir en la guerra (y que, de hecho, prestó ayuda a los aliados antes de entrar oficialmente en el conflicto) apoyó el proyecto y pidió al propio Chaplin que siguiera adelante a pesar de cualquier crítica.

Fue de esta manera como Chaplin, a través de la película El Gran Dictador se convirtió en uno de los principales mensajeros del antifascismo mundial.

No obstante, en la década de los 50, una vez derrotado el nazismo, la figura de Chaplin empezó a tener problemas político-jurídicos con el gobierno de los Estados Unidos.

Asimismo, su reconocido antifascismo, su visión crítica y progresista y algunas amistades como la del dramaturgo Bertolt Brecht, fueron el detonante por el cual Chaplin empezó a ser perseguido por el macartismo, pasando a formar parte de la Lista Negra de Hollywood.

El senador Joseph McCarthy fue el principal precursor del denominado macartismo. El macartismo fue una campaña de persecución político/judicial a través de acusaciones, interrogatorios, procesos judiciales irregulares (con pruebas falsas o sin evidencias claras) contra personas (principalmente artistas e intelectuales) acusados de estar implicados en actividades antinorteamericanas.

El macartismo surgió en plena Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y buscaba perseguir todas aquellas ideas relacionadas con la ideología comunista o socialista. Charles Chaplin, junto a muchos otros conocidos artistas como el director y guionista Dalton Trumbo, se vieron afectados por la denominada “Caza de brujas”.

Charlie Chaplin recibiendo el Oscar Honorífico en abril de 1972.

De esta manera, sobre el año 1953, cuando Chaplin viajaba en barco hacia Estados Unidos para el estreno de su película Candilejas, fue advertido de que sería retenido por las autoridades antinmigración norteamericanas por “su conocido activismo izquierdista y sus ideas comunistas, siendo esto una traición para Estado Unidos”.

En consecuencia, Chaplin regresó a su país natal, Reino Unido. Finalmente, se asentó en Suiza donde pasó el resto de su vida.

Cabe añadir, que, con el fin del macartismo, Chaplin regresó a los Estados Unidos en 1972. El actor recibió un Oscar honorífico y fue aplaudido durante doce largos minutos. Charles Chaplin contestó a los aplausos con esta breve frase:

Las palabras parecen tan insignificantes, tan inútiles. Sólo puedo decir que… gracias por el honor de ser invitado aquí, y… ¡oh!, son gente maravillosa y dulce, gracias.

Chaplin fue nombrado sir en 1975, cuando cumplió 85 años, por la reina Isabel II, un reconocimiento que había sido vetado en 1931 y en 1956 por el Ministerio de Asuntos Exteriores por las (supuestas) ideas políticas del artista ante el temor de dañar las relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Aquejado de demencia senil y diferentes problemas de salud, como asma crónica, falleció en 1977 a la edad de 88 años.

El Gran Dictador, un mensaje antifascista más actual que nunca


Cartel promocional de El Gran Dictador en el año 1940

El film de El Gran Dictador fue protagonizado y dirigido por Charles Chaplin. La propia película tiene como protagonista aun barbero judío de la región de Tomania (país ficticio que es una referencia directa de Alemania) el cual ha perdido la memoria por un accidente de avión que tiene luchando en la Primera Guerra Mundial.

Cuando el barbero despierta, desconoce totalmente la situación de su país: Adenoid Hynkel (parodia referencia a Adolf Hitler), un dictador fascista, ha subido al poder y ha comenzado una persecución sobre el pueblo judío al que culpa de los problemas de su país.

Aunque parece imposible hacer una comedia con semejante sinopsis, Charles Chaplin lo logra con maestría, creando una película que caricaturiza y pone en entredicho los argumentos más básicos del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP en alemán o, simplemente, partido nazi).

Una película que ha quedado para la historia y que, aunque hace reír en más de una ocasión, resulta también emocionante, estimulante y didáctica.

El Gran Dictador está consideradouno de los mejores largometrajes que se hayan hecho. En el mismo se puede encontrar una de las escenas más icónicas del cine, donde el protagonista pronuncia un discurso a favor de la igualdad y la justicia social que, por su grado de significación, es completamente atemporal.

Pero Chaplin no es solo un ejemplo por lo que representó en sus películas. Lo que le ocurrió en vida, esa persecución por parte del gobierno estadounidense y el exilio forzado de un país por el que había hecho tanto el cineasta, advierte de como el antifascismo siempre ha sido perseguido, malinterpretado y maltratado.

Ser antifascista es una condición indispensable para cualquier persona pacífica, demócrata y tolerante. Desde liberales, conservadores, socialdemócratas, socialistas y comunistas. Todas estas ideologías deben tener el antifascismo como posicionamiento moral para ser democráticamente viables.

En la actualidad, con el auge de la extrema derecha, la malinterpretación intencionada y la criminalización del movimiento antifascista es más que clara. Incluso el expresidente Donald Trump pretendía incluir al movimiento antifascista en EEUU como una organización terrorista.

El discurso de Donald Trump es copiado por otros partidos de su misma ideología. En España, por ejemplo, Vox criminaliza el movimiento antifascista de la misma manera que Trump. Es más, siguió el ejemplo de este y también propuso que se declarara al movimiento antifascista como una organización terrorista.

Sin embargo, informes especializados en análisis del auge de la extrema derecha como el realizado por la Fundación Rosa Luxemburgo, advierten sobre el alarmante aumento del terrorismo ultraderechista, siendo este el tipo de terrorismo que mayor actividad tiene en Occidente.

En definitiva, Charles Chaplin como persona y como artista representan lo que realmente es el antifascismo. Es necesario tener en cuenta la importancia de personajes de este calado para empoderar al antifascismo y contrarrestar los discursos manipuladores de la nueva ultraderecha.

Chaplin es un ejemplo, pues fue capaz de decirle a los totalitarismos “no os merecéis formar parte de la humanidad” y lo hizo de la manera más humana, riéndose de ellos.

Álvaro Soler

Articulista. Sociólogo y gestor medioambiental, con suerte de poder compartir vocación y formación. Las Ciencias Sociales son una parte muy importante de mi vida. Considero la divulgación a través de la sociología como una gran herramienta para destapar las injusticias sociales y arrojar luz sobre la actualidad diaria contribuyendo así a ser un poco más libres y justos.

Un comentario en «Charles Chaplin, un ejemplo para el antifascismo»

  • Excelente articulo. El discurso de Chaplin tan vigente y necesario, como entonces.

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