«Hasta que todas las feministas sean exterminadas»: movimiento antifeminista sacude Corea del Sur
Desde hace unos meses una ola reaccionaria viene cogiendo fuerza en Corea del Sur, concretamente una ola antifeminista y machista. Manifestaciones donde miles de jóvenes vestidos completamente de negro gritan “Thud! Thud!”, sonido que según ellos representa el ruido de las “feas cerdas feministas”; ataques en redes sociales a atletas olímpicas como An San, exigiendo que devuelva sus medallas olímpicas debido a su corte de pelo corto; boicots a empresas por lanzar anuncios con simbología feminista que “ridiculizan el tamaño del pene masculino”; promesas políticas de derogar el derecho al aborto y el Ministerio de Igualdad de Género y Familia…
Todos estos hechos y muchos más vienen sucediéndose en el país asiático tras el surgimiento de un movimiento antifeminista que cada día más condiciona y marca la agenda política y pública del país, y cuyo horizonte de futuro se vislumbra peligroso para las mujeres surcoreanas.
Esta oleada reaccionaria viene liderada principalmente por dos hombres: Ha Tae-Keung, diputado conservador y candidato a la presidencia, y Lee Jun-Seok, líder del Partido del Poder del Pueblo (PPP) y también candidato presidencial.
Lee Jun-Seok es conocido internacionalmente como “el Trump surcoreano” debido a su discurso populista anti-establishment, a su incorreción política y presencia en debates televisivos y a sus feroces críticas contra el feminismo y el comunismo. Destaca por ser un líder joven de mucho carisma que ha sabido canalizar el descontento reaccionario de los jóvenes varones del país con sus actos y discursos.
Algunas de sus actuaciones y medidas más importantes han sido la de dirigir boicots a tres campañas publicitarias que denunciaba por misandria, es decir, odio a los hombres; dirigir las críticas ante los pocos avances en materia de igualdad del actual gobierno surcoreano; pedir el cierre inmediato del Ministerio de Igualdad del país; y posicionarse en contra de la implantación de cuotas de género.
Un ambiente creciente de misoginia y odio contras las mujeres muy similar al que se ha visto en el resto del mundo como resultado de la emergencia de los discursos de la nueva derecha radical, de los “movimientos por los derechos de los varones”, de los “red pills”, de la manosfera (espacios exclusivos para hombres donde se reivindica la masculinidad heteronormativa) o de los “incels”.
Corea del Sur: «paraíso» capitalista a punto de estallar
Corea del Sur es uno de los países más desarrollados económicamente del mundo (una de las mayores 15 economías del planeta). Además, su avanzado nivel tecnológico lo convierten en uno de los países más modernos de la región.
Pero a pesar de este desarrollo material, Corea del Sur es un país con muchas tensiones sociales y extremadamente patriarcal.
Según datos de la OCDE, el país asiático posee un coeficiente de Gini del 0,35%, un dato que nos indica que es menos desigual que otros países como EEUU o México, aunque algo más que países europeos como Dinamarca o Francia.
Por otro lado, más de la mitad de la población posee estudios superiores, su tasa de desempleo se sitúa en niveles del 3,7% (habiendo aumentado como consecuencia de la pandemia) y su esperanza de vida es de las más altas del mundo.
Estos datos contrastan con un crecimiento galopante de la desigualdad, la marginalidad y el descontento. El motivo principal es que Corea del Sur es una sociedad bastante capitalista, extremadamente individualista y donde la filosofía de la meritocracia se inserta en todos los ámbitos de la vida de la gente.
Por ejemplo, a pesar de su bajo desempleo, el indicador de tensión laboral es del 51%, esto significa que la mitad de los trabajadores del país consideran que se les exige más de lo que son capaces de ofrecer. Los contratos temporales son la norma general en materia laboral y más del 30% de la población surcoreana posee un empleo para el que está sobre cualificada.
La competitividad es extrema, tanto para conseguir un empleo como para lograr entrar en una buena universidad.
En un contexto como el descrito, los jóvenes surcoreanos acaban construyendo una percepción subjetiva sobre la desigualdad de su país mayor de la que existe realmente.
Los datos corroboran lo anterior, y es que una encuesta de The Hankyoreh afirmó que el 85% de los jóvenes estaban de acuerdo con la afirmación de que la gente que nace pobre jamás podrá competir con la gente que nace rica.
La filosofía de la meritocracia, la que predica que los individuos son los únicos responsables de la situación personal, y que dispone que en base al trabajo y el esfuerzo personal se puede escalar puestos en la estructura social, está perdiendo el anterior lugar privilegiado en la cosmovisión popular.
Muestra de ellos es que esa misma encuesta mostraba que 3 de cada 4 jóvenes quieren marcharse del país, y que el 80% de ellos consideran que Corea del Sur es un infierno.
El movimiento feminista y la reacción machista en Corea del Sur
Estas tensiones sociales y situación de angustia existencial son especialmente graves para las mujeres del país, tal y como muestran los indicadores.
Según el Foro Económico Mundial, el país ocupa el puesto 102 del mundo en cuanto a paridad de género siendo, además, es el país de la OCDE con mayor brecha salarial.
Las mujeres encargadas de trabajar en el índice de techo de cristal de The Economist declaran que el país es el peor en dicha materia, y es que las mujeres representan únicamente el 19% de los asientos en el parlamento nacional (misma proporción que su vecina norcoreana) y el 4% de los grandes puestos laborales de mando.
Por otro lado, los estereotipos de género son abrumadores para las mujeres surcoreanas: Seúl es la capital mundial de la cirugía plástica, y dichas operaciones son habituales para las mujeres del país; el 40% de las niñas de primaria y el 70% de las niñas de secundaria utilizan maquillaje para ir a la escuela; y el 17% de las jóvenes menores de 20 años están por debajo de su peso (un 5% para los jóvenes varones).
Pero el escenario de violencia contra la mujer no queda únicamente circunscrito a cuestiones estructurales. Según un estudio del Instituto Coreano de Criminología, cerca del 80% de los hombres encuestados en el año 2017 afirmaron haber ejercido violencia física contra sus parejas.
El avance de la tecnología en el país ha incrementado aún más las formas de atentar contra la libertad sexual de las mujeres surcoreanas, principalmente a través de la utilización de cámaras ocultas en lugares públicos y privados y la difusión de los videos y fotografías obtenidas en redes sociales y en Internet.
En la actualidad la práctica del “molka”, o cámara secreta en surcoreano, representa ya el 20% de los casos de delitos sexuales contra la mujer en el país, llegando muchas de ellas a ser chantajeadas o a suicidarse ante el temor de que ocurriría si dichas imágenes se difundiesen.
Esta situación de justicia social contra las mujeres explotó en el año 2018, momento en el que gracias a las protestas contra las prácticas del “molka” y de la llegada del movimiento #MeToo, al país asiático emergió un movimiento feminista masivo.
El rechazo a los estereotipos de género, una campaña exitosa para lograr despenalizar el aborto, el rechazo a las cámaras espías y la difusión del contenido sexual ilícito en redes sociales o campañas contra los abusos en muchas esferas del poder marcaron la vida política y pública del país.
Estos repentinos avances en materia de igualdad de género no fueron vistos con buenos ojos por una población masculina juvenil que comenzó a justificar su falta de oportunidades labores y de vida en general en base a una supuesta distorsión de la meritocracia en favor de las mujeres.
Los jóvenes varones comenzaron a dirigir su descontento y frustración contra las feministas, a quienes acusaron de misandria y de ser las causantes de todos los males de la sociedad.
El resultado: una creciente oleada de odio contra las mujeres feministas, que debido a frases como: »¡hasta el día que todas las feministas sean exterminadas¡», »el feminismo es una enfermedad menta» o »el feminismo es un cáncer social», tienen cada vez más complicado garantizar los pocos, aunque necesarios, avances en materia de igualdad de género que han logrado conseguir.
Enlaces y fuentes:
– Foto de portada: Lee Jun-seok, el «Trump coreano». Autor: 고려, 18/06/2021. Fuente: Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0)
Articulista. Estudiante de cuarto de Ciencias Políticas y apasionado de la investigación. Experiencia en movimientos estudiantiles y sociales. En mis artículos intento ofrecer un enfoque analítico más orientado a las ideologías y teoría política.