Ella Nik Bayan, la mujer trans que se prendió fuego en pleno centro de Berlín
Artículo original de Spanish Revolution: La historia de Ella Nik Bayan, la mujer trans que se prendió fuego en pleno centro de Berlín
En septiembre del año pasado, Ella Nik Bayan, una mujer transgénero iraní de 40 años, se prendió fuego en la plaza Alexanderplatz de Berlín, una noticia que conmocionó no solo a su entorno más inmediato y al país europeo, sino también al mundo entero, y muy especialmente a la comunidad LGTB. Ha pasado ya más de medio año y todavía queda el triste recuerdo de una tragedia que nunca debió de suceder y que es un reflejo de todo lo que le queda a la sociedad por avanzar en la integración de ciertas personas y colectivos.
Durante un tiempo, los medios alemanes plantearon muchas preguntas, pero encontraron pocas respuestas y parece que el interés público ha disminuido desde entonces. Algunas personas de la comunidad trans vieron el acto de autoinmolación pública de Ella Nik Bayan como una protesta, pero no dejó ningún mensaje ni explicación y algunos de sus amigos más cercanos sienten que no hubo un motivo político. Es decir, que fue más bien un suicidio ejecutado de forma cruel, por desesperación. Aunque el suceso no deja, por supuesto, de tener implicaciones políticas.
A medios locales, Edna, una coordinadora de trabajo social que conoció a Ella Nik Bakan cuando llegó por primera vez a Magdeburg, dijo que era una persona muy amable y tímida y que siempre estaba sonriendo.
Y es que esta persona tenía una historia digna de conocer detrás. Había huido ilegalmente de Irán y llegó a Alemania a través de Turquía, una ruta común para los refugiados iraníes porque pueden ingresar sin visa y buscar destino en un país europeo. Llegó a Alemania en 2015 en un viaje no exento de muchas dificultades.
Entre los motivos de su huida, si el hecho de que sea un país dictatorial, ultraconservador y terriblemente patriarcal no fuera suficiente, estaba el hecho de haber tenido que reprimir su identidad de género, una represión extensible a todo el colectivo LGTB del país. Recordemos que, ya en 2007, el entonces presidente del país declaró que en Irán «no había homosexuales».
En un principio no reveló su identidad de género y tardó casi un año en empezar a hacerle algunas preguntas a su trabajadora social acerca de esta cuestión. De hecho, para Ella Nik Bakan, declararse transgénero no fue sencillo. Se había criado en una familia religiosa conservadora en el sur de Irán casi sin acceso a información sobre identidades de género y orientaciones sexuales en un país ya de por sí muy represivo para con este colectivo.
Edna cuenta a estos medios que fue Ella fue a una clase de alemán que daba y le preguntó si era legal vivir allí como homosexual. Más adelante, en otra conversación, que tuvo lugar en otoño de 2016, le dijo que no era homosexual pero que quería ser mujer y que se planteaba cómo podría vivir como una mujer trans. Esto fue toda una revelación y una sorpresa, teniendo en cuenta además que llevaba únicamente un año residiendo en Magdeburg, ciudad alemana..
En diciembre del mismo año, Ella visitó de nuevo a Edna. Llevaba esmalte de uñas solo en un dedo de su mano izquierda, uno de sus primeros pasos hacia la transformación. Poco a poco, comenzó a revelar su identidad de género pero solo con amigas cercanas como Edna o Lisa Schulz, que se hicieron amigas mientras trabajaba con refugiados en un centro comunitario en Magdeburg.
Atacada verbalmente, acosada e intimidada en las calles
El proceso de reafirmación de género tardó más de un año en llegar a su pleno apogeo, un periodo de especial vulnerabilidad y rechazo social. Ella solo quería ser aceptada como la mujer que era, pero la gente la atacaba verbalmente y era acosada e intimidada en las calles. Un día incluso una pandilla de jóvenes la atacó en un tren mientras amenazaban con violarla y Ella tuvo que defenderse con gas pimienta. Afortunadamente, la historia esta vez acabó bien, pero por muy poco.
Su vida en Magdeburg no fue fácil. Tuvo que mudarse de casa cinco veces y acabó en un albergue para mujeres, que también tuvo que dejar porque algunas no la querían allí. En otoño de 2019, decidió mudarse a Berlín, a solo 150 km de Magdeburg, conocida por tener un enfoque más liberal para la comunidad LGTBQ y por tener, supuestamente, más espacios seguros para las personas trans, con la esperanza de poder ser más aceptada socialmente.
Kaveh Kermanshahi, quien trabaja con refugiados queer para LesMigraS, una organización que ayuda a personas trans y queer en Berlín, dice que muchos de estos espacios tienen la doble vertiente de no ser accesibles para personas refugiadas por varias razones: los solicitantes de asilo y los refugiados dependen de la ayuda financiera del gobierno, que no es mucha, por lo que no les resulta asequible ir a bares, cafés y clubes que se conocen como espacios queer. Una limitación que puede tener su lógica pero que a Ella Nik Bayan le supuso un gran problema.
Otro problema añadido es que la mayoría de estos espacios están diseñados para hombres homosexuales cisgénero blancos y no para mujeres trans racializadas por ejemplo. Además, está la barrera del idioma. Una mezcla de xenofobia, racismo y machismo que, quizá, no esperaba encontrarse.
Para más inri, la solicitud de asilo de Ella fue inicialmente rechazada, algo bastante común según Kermanshahi, ya que existe la percepción de que las personas trans tienen acceso a la cirugía de reasignación de género en Irán y que, posteriormente, viven «libremente».
Hay que recordar que las leyes que regulan el asilo tienen que encontrar una motivación, normalmente una persecución por motivaciones políticas, sociales, etc. y que estén vulnerando los derechos humanos. Sin embargo, en un intento de que esta herramienta no sea utilizada para personas que simplemente están migrando, se han ido volviendo progresivamente más estrictas y lentas, creando una total situación de desamparo.
Así, la equivocada suposición de que en Irán, al existir el acceso a este tipo de cirugías, Ella no se encontraba en situación de represión por el régimen iraní, supuso un gran obstáculo que se sumaba a todo lo anterior. Un periplo que supuso un auténtico desgaste mental, físico, social y económico para ella.
Las personas transgénero en Irán, además, deben someterse primero una terapia obligatoria e incluso aquellos que quieren una operación pueden esperar años antes de recibir el permiso. «En muchos casos, las personas se sienten forzadas a aceptar la terapia hormonal y la cirugía. Según la ley iraní, las tarjetas de identidad (con el género distinto al de nacimiento) solo se entregan a las personas que se sometan a la operación (de reasignación de género). Esto significa que muchas personas transgénero sienten que no tienen otra opción», explica Kermanshahi.
Es decir, incluso el hecho de poder acceder a esta cirugía no es tan bonito como parece.
Unos meses antes de que Ella Nik Bayan se quitara la vida en julio, Lisa Schulz fue a visitarla. Había comenzado su la terapia a base de hormonación y se podían ver esos primeros signos de transformación en su cuerpo y en su rostro. Además, estaba haciendo un curso de capacitación que le permitiría solicitar un trabajo en una planta de producción de Tesla.
Con todo ello, Lisa la vio feliz. Pero no era así. En la ley alemana, los solicitantes de asilo trans se identifican por su sexo de nacimiento y nombre asignados hasta que se les otorga el estatus de refugiado. Esto puede llevar varios años, lo que significa que Ella habría sido identificada como un hombre en todo su papeleo, aunque continuó luchando por ser aceptada en su nuevo lugar de residencia.
Una ley que tiene su peor planteamiento en la extrema lentitud de su procesamiento. Y es que, hay que recordar que para muchas personas trans la cuestión de la identidad es un paso muy importante. La denominación a nivel legal puede llegar a suponer un auténtico calvario, porque al final tienes que usar tu «identidad de nacimiento» en cada paso que se da, en cada documento legal, lo que puede ser una auténtica tortura a nivel personal y social.
La tumba de Ella Nik Bakan fue profanada
Un par de meses después de su encuentro con Lisa, Ella se quitó la vida en la plaza de Berlín. El lugar donde Ella se prendió fuego se convirtió en una suerte de santuario improvisado, donde la gente dejaba flores, velas y tarjetas.
Sin embargo, incluso fallecida, los ataques hacia ella han continuado. En enero de este año, su tumba en un cementerio de Berlín fue destrozada por desconocidos que dejaron una lata de gasolina y un extintor en el lugar. Una cruel e inusitada muestra de odio.
En un reportaje elaborado por la BBC, intentaron ponerse en contacto con las autoridades para intentar dilucidar qué pudo pasar. Sin embargo, desde la Oficina Federal de Migración y Refugiados de Alemania, al tenor de lo descrito por la BBC, se defendieron asegurando que el proceso de asilo es evaluado «caso por caso» y que, si el estatus de refugiado es rechazado, se puede apelar. No obstante, rechazaron hacer comentarios sobre su caso.
Por lo demás, es imposible saber exactamente qué llevó a Ella Nik Bayan a quitarse la vida y a hacerlo de forma tan horrible. Sin embargo, sí conviene reflexionar acerca de la enorme discriminación que sufrió ya desde su nacimiento, hasta su llegada a la ciudad de Magdeburg, lugar donde, por cierto, el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania tuvo bastante respaldo, un 14% de los votos y 8 de 56 escaños.
Y después, todo lo que tuvo que enfrentarse en el país. Conviene recordar cómo los delitos de odio se han multiplicado no solo en Alemania, sino en toda Europa. El reporte del Observatorio de Personas Trans Asesinadas de 2021 mostró que más de 370 personas trans y con diversidad de género fueron asesinadas el año pasado en todo el mundo, el 96 % de ellas eran mujeres trans.
En 2021, Alemania alcanzó un triste récord de delitos de odio, con más de 23.000 registrados. Además, los delitos homófobos han ido en aumento año tras año al menos desde 2018. La respuesta las autoridades alemanas la tienen clara: las teorías conspiracionistas de la pandemia y el auge del discurso de extrema derecha se encuentran tras el impulso de los discursos y crímenes de odio. De hecho, ya califican el terrorismo de extrema derecha como la principal amenaza del país.
Sin embargo, hay toda una serie de consecuencias que no se registran ni se tienen en cuenta en muchos casos. Víctimas indirectas que, como Ella Nik Bayan, chocan con un sistema político, económico y social que termina empujándolas a la muerte.
Artículo original de Spanish Revolution: La historia de Ella Nik Bayan, la mujer trans que se prendió fuego en pleno centro de Berlín