Lula da Silva gana las elecciones de Brasil y se enfrentará a Bolsonaro en segunda vuelta
El pasado domingo tuvieron lugar las elecciones de Brasil, donde dos principales candidaturas se disputaban la presidencia del país. Por un lado, Luis Inácio Lula da Silva del Partido de los Trabajadores (PT) y, por otro lado, el actual mandatario Jair Bolsonaro, del Partido Liberal (PL). Aunque el ex presidente de izquierdas tenía una amplia ventaja sobre su rival en las encuestas, finalmente ha ganado con tan solo cinco puntos de diferencia: un 48,3% frente a un 43,20% de los votos para el candidato de extrema derecha, al tenor de los datos que maneja el Tribunal Superior Electoral, por lo que ambos tendrán que enfrentarse en una segunda vuelta.
En tercer lugar, ha quedado Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), con un 4,26%, seguido de Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDL), con un 3,04%. El resto de las siete candidaturas suman alrededor del 1,17%, por lo que en la segunda vuelta, que se celebrará el próximo domingo 30 de octubre, quienes votaron la candidatura de Tebet y de Gomes serán clave para decantar la balanza a uno u otro lado.
Ciro Gomes, considerado un candidato moderado de izquierdas, y que fue instado desde la candidatura de Lula da Silva para retirarse y sumarse a su campaña para no restar votos al bloque que apoyaba al ex presidente, declaró tras los resultados que «nunca había visto una situación tan amenazadora», parece que abogará por que sus votantes apoyen a Lula en la segunda vuelta de las elecciones de Brasil.
La duda está, pues, en Simone Tebet, candidata del denominado centrão, un conglomerado de partidos conservadores y centristas que históricamente han sido la llave para los gobiernos brasileños, y que ha dado la sorpresa al quedar en tercera posición. Aunque varios analistas dan por sentado que apoyará a Lula da Silva, ya que se ha declarado feminista en más de una ocasión, Tebet todavía no ha revelado su decisión, si bien ha declarado que esta «ya está tomada».
Bolsonaro, reforzado tras las elecciones de Brasil
La mayoría de sondeos de intención de voto otorgaban a Lula da Silva más del 50% de los votos, mientras que Bolsonaro no llegaba al 40%, por lo que el candidato del Partido de los Trabajadores confiaba en poder ganar en la primera vuelta de las elecciones de Brasil.
Sin embargo, los resultados han sido diferentes. El candidato de extrema derecha ha obtenido finalmente el 43,20%, entre cuatro y cinco puntos más de lo augurado por las encuestas, mientras que Lula se queda a dos puntos del 50% que le habrían valido la presidencia directa de Brasil. Con esa diferencia, un Bolsonaro que parecía condenado al fracaso recupera oxígeno y se abre la posibilidad de revalidar su mandato.
Además, el todavía mandatario brasileño obtuvo ventaja en regiones clave, si bien esto ya lo auguraban las encuestas. Así, ganó en la región Sudeste, integrado por los estados de São Paulo, Mina Gerais, Río de Janeiro y Espíritu Santo. En São Paulo, el más importante de esta región, Bolsonaro obtuvo el 47,71% de los votos frente al 40,89% de su rival. No obstante, Lula podría obtener la gobernación del Estado en segunda vuelta, lo que sería una victoria histórica para el Partido de los Trabajadores.
Por otro lado, Lula da Silva consiguió vencer a Bolsonaro en el segundo Estado más importante de Brasil, Minas Gerais, con un 48,22% frente al 43,66%. El Estado donde Bolsonaro obtuvo una mayor ventaja fue en Río de Janeiro, con un 51% frente al 40,69% de Lula de Silva, mientras que el candidato izquierdista arrasó en los Estados de Bahía y Pernambuco, con un 69,9% y un 65,15% respectivamente, siendo la región del Nordeste la más ventajosa para el Partido de los Trabajadores.
Las elecciones de Brasil también servirán para renovar los escaños del Congreso y del Senado. De confirmarse los resultados, el Partido Liberal podría escalar de los 77 a los 99 asientos, llegando a ser el mayor grupo del Congreso, si bien por el momento quedaría por detrás de la coalición que apoya a Lula da Silva, principal bancada de la oposición.
Tras los resultados, Lula da Silva ha hecho un llamado a la calma, recordando que en sus dos mandatos como presidente de Brasil (2002 y 2006) nunca ha ganado en primera vuelta. “Todas las elecciones a las que me he presentado han sido en segunda vuelta, todas ellas. La segunda vuelta es la oportunidad para madurar las propuestas y para conversar con la sociedad”, anunció.
Por su lado, Bolsonaro declaró frente a la prensa que entendía el «deseo de cambio por parte de la población», pero que «hay ciertos cambios que pueden venir a peor». Por lo demás, no hizo intervenciones de relevancia sobre los resultados.
Una campaña electoral marcada por la polarización
Las elecciones de Brasil han estado marcadas por la polarización, que ha conformado dos grandes bloques: el bloque político de Lula da Silva y el bloque político de Jair Bolsonaro, por lo que la estrategia electoral de ambos candidatos a lo largo de la campaña ha sido la de intentar atraer a los pocos votantes moderados o no significados que quedaban en Brasil.
De esta forma, Bolsonaro, ha suavizado el tono de su discurso a lo largo de la campaña, disculpándose incluso por acciones inmorales o reproblables que ha realizado a lo largo de sus mandatos. Por otro lado, Lula da Silva ha llevado su estrategia más allá incluso, seleccionado como su teórico vicepresidente a Geraldo Alckmin, ex rival de Lula en pasadas elecciones y de ideología centrista o moderada.
Sus intentos de moderación no han tenido grandes efectos en la población general, ya que el clima que se respira en Brasil es el más polarizado que se recuerda, mucho más incluso que en las pasadas elecciones de 2018, cuando Bolsonaro se alzó con la victoria.
Y es que, desde el inicio de la campaña electoral tres personas han sido asesinadas en el país por motivos ideológicos, todas ellas por partidarios del político ultraderechista. Ninguno de los dos grandes candidatos ha hecho alusión a estos eventos, previsiblemente para evitar una escalada de violencia política en el país, pero sí que han acudido a todos los actos de campaña electoral portando chalecos antibalas ante posibles atentados contra su integridad física, un hecho sin precedentes que da una idea de hasta qué punto están las tensiones a flor de piel.
A esto se le suma que, Bolsonaro, ante una más que posible derrota, ha comenzado a agitar el fantasma de la conspiración contra su persona, diciendo que es “víctima de persecución política”, poniendo en duda la fiabilidad de las elecciones, eso sí, afirmando que respetará los resultados en caso de que sean unas “elecciones limpias”. Y es que el presidente ultraderechista, como hiciera Trump antes de las elecciones, lleva tiempo cuestionando la validez del proceso electoral, diciendo que habrá fraude electoral y señalando como posible elemento de dicho fraude al sistema electrónico de voto, el mismo que le llevó a la victoria en las pasadas elecciones.
La más que previsible derrota de Bolsonaro le ha llevado incluso a amenazar con suspender las elecciones el año pasado y a hacer exhibiciones públicas de cuestionamiento al orden público, a las instituciones o al sistema judicial hasta el punto que el Tribunal Superior de Justicia ha amenazado con procesarle por estas acciones, a lo que Bolsonaro contestó denunciando al juez que dijo estas palabras.
Este miedo se trasmite en todos los extractos sociales del país, afirmando una encuesta realizada este mismo mes por el Instituto Datafolha, por encargo de la Red de Acción Política para la Sostenibilidad y el Foro Brasileño de Seguridad Pública, que el 67,5% de los brasileños tienen miedo a ser agredidos a causa de sus opciones políticas y partidistas, confirmando otro dato: en los últimos 30 días un 3,2% de la población sufrió episodios de violencia por motivos políticos o ideológicos.
Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.