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El Congreso se blinda con 1.600 policías ante los llamados ultras para imitar un “Asalto al Capitolio”

Con la investidura de Pedro Sánchez a las puertas, el Gobierno ha implementado un extenso dispositivo policial para resguardar el Congreso de los Diputados ante imitaciones del “Asalto al Capitolio” que ocurrió el 6 de enero de 2020 en Estados Unidos. Más de 1.600 policías se encuentran distribuidos en puntos estratégicos de Madrid, desplegando controles y restringiendo el acceso peatonal en la Carrera de San Jerónimo y sus alrededores.

La principal preocupación de las autoridades se centra en los llamamientos apócrifos difundidos en redes sociales que incitan a rodear el Congreso durante los días de debate de investidura. Fuentes policiales han confirmado que estas amenazas son el foco principal de la evaluación de amenazas que ha conducido al despliegue de más de 1.600 policías para garantizar la seguridad del evento.

Aunque desde el Ministerio del Interior se minimiza el tamaño del dispositivo de la Policía Nacional, se destaca su necesidad ante la complejidad actual y las movilizaciones violentas de la derecha. A modo de comparación, durante la investidura de Mariano Rajoy en 2016, se desplegaron 1.000 antidisturbios, cifra que se ve superada en esta ocasión.

1.600 policías, dispositivo y puntos críticos

El dispositivo de seguridad se enfoca en tres puntos clave. En primer lugar, los alrededores del Congreso, donde organizaciones intentan garantizar su participación en la protesta.

El segundo punto de atención recae en la calle Ferraz, donde la ultraderecha ha convocado a manifestaciones de forma «permanente». La policía prevé un aumento de la violencia en estas concentraciones.

El tercer foco se centra en los trayectos de llegada del presidente en funciones, miembros del Gobierno, y líderes de la oposición, así como en la seguridad de diputados señalados, especialmente los independentistas catalanes, EH Bildu, PNV, Podemos y Sumar.

Fuentes policiales confirman la incorporación de unidades antidisturbios de diferentes regiones de España para reforzar el dispositivo en Madrid. Grupos de UIPs provenientes de Valencia, Sevilla y Valladolid ya se encuentran presentes y han participado en acciones ante los escraches en la calle Ferraz.

Además del despliegue externo, se ha sugerido que también se reforzará «en medios y efectivos» la seguridad dentro del propio Congreso, según un diseño de dispositivo proporcionado por la Comisaría General de Información. Aunque no ha sido confirmado oficialmente, esta medida refleja la magnitud de la preocupación por posibles altercados durante la investidura.

Y es que actualmente el candidato a presidente, Pedro Sánchez, cuenta con todos los números para ser investido. A su alrededor ha formado un nutrido grupos de apoyo formado por  179 votos favorables de un total de 8 grupos (los cuales tienen aún más partidos dentro, como Podemos, IU, Compromís, etc.) que reúnen 12.506.682 votos.

Frente a esto, el bloque de la derecha suma 171 votos y 3 grupos con 11.177.348 votos que son insuficientes para impedir su investidura.

Las amenazas ultras llenan las redes

Este dispositivo nace por los llamados ultras de estas semanas a la violencia, en forma de atacar a los parlamentarios, asaltar el Congreso (imitando el Asalto al Capitolio) o rodearlo. Estos llamamientos han seguido en redes con mayor o menor nivel de violencia por parte de organizaciones neonazis, influencers u otras vinculadas a partidos políticos como “Revuelta”.

La semana pasada se dio una marcha en la Gran Vía que se dirigió hacia el Congreso en una suerte de «marcha trumpista” que imitaba el 6 de enero. Este evento, convocado por el ultraderechista Alvise Pérez y el líder de Desokupa, Daniel Esteve, evidenció ciertos intentos de emular a los MAGA, si bien quedó en nada.

Grupos y partidos neofascistas han llamado a participar en las protestas y en ejercer acciones violentas para intentar impedir la investidura. Pero no solo.

Son los partidos políticos institucionales de la derecha los que más esfuerzos están realizando para boicotearla. Por un lado, el Partido Popular ha llamado a la movilización y la protesta, tildando al gobierno como ilegítimo. Si bien su tono es más moderado en cuanto a la violencia, no es así el de muchas de sus bases, que llaman a utilizar cualquier método para impedir la investidura.

El más radical es como no Vox, quién ha creado movimientos y organizaciones fantasmas, como la teóricamente juvenil “Revuelta” o el movimiento de carácter nacionalcatólico “Noviembre Nacional”. En estos elementos se ve cómo se juntan política institucional con personas abiertamente neofascistas que llaman a la movilización permanente, “resistencia” y violencia, como la participación de Juan García-Gallardo Frings en protestas con ataques a la policía.

Otro elemento grave son las amenazas hacia diputados señalados, prestándose especial atención a parlamentarios con antecedentes personales de problemas de seguridad, como el caso del diputado Óscar Puente.

La hostilidad hacia periodistas y trabajadores de los medios de comunicación también ha ido en aumento, con manifestantes que constantemente amenazan a quienes cubren los eventos.

El Congreso se blinda con 1.600 policías ante los llamados ultras para imitar un “Asalto al Capitolio” 

Juan Francisco Albert

Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.

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