Guillem Agulló: «A la extrema derecha no se la blanquea. A la extrema derecha se la combate».
Guillem Agulló Lázaro es militante de la izquierda nacionalista valenciana y activista antifascista conocido desgraciadamente por ser el padre de Guillem Agulló i Salvador, joven de 18 años asesinado el 11 de abril de 1993 por un grupo de neonazis y que se convirtió en un símbolo de lucha antifascista por las características que rodearon a un proceso judicial que se convirtió en un conflicto público y político, especialmente por una sentencia considerada injusta.
La entrevista se realiza de manera presencial en el domicilio familiar de Guillem Agulló en Burjassot (Valencia), en el que ha tenido la amabilidad de invitar al equipo de Al Descubierto, grabada en audio y transcrita después.
Al Descubierto: Estamos aquí con Guillem Agulló Lázaro, activista de izquierdas, antifascista, militante especialmente de la izquierda independentista en el País Valenciano, padre de Guillem Agulló i Salvador, joven también militante antifascista, que fue asesinado cuando tenía 18 años el 11 de abril de 1993 en Montanejos por un grupo de neonazis desencadenando un polémico y mediático proceso judicial en el cual la mayoría de implicados no fue condenado.
En primer lugar, muchas gracias por aceptar la entrevista.
Guillem Agulló: A ti.
AD: Estamos aquí en tu casa, muchas gracias por la invitación y, antes que nada, ¿quién es Guillem Agulló Lázaro?¿Cómo te definirías? Un poco también para que la gente que nos lee sepa quién eres y te pueda conocer un poco.
GA: A mí no me gusta hablar de mí nunca porque cuando está por medio nuestro hijo, el protagonista de la historia más reciente es Guillem Agulló Salvador. Pero, evidentemente, Guillem Agulló Salvador es un poco el producto de su padre y de su entorno.
AD: Correcto.
GA: Entonces… yo, personalmente, de siempre he sido militante. Cuando era jovencito ya militaba donde se podía militar, que era en organizaciones obreras cristianas; después ya milité en otras organizaciones antes de que legalizaran el Partido Comunista como en Bandera Roja… y en el PT (el Partido del Trabajo). En el PT también estuve organizado… eran partidos españoles pero muy rojos y muy reivindicativos. Y después ya pasé al PCE prácticamente de la clandestinidad, ¿no? Porque antes de legalizar el partido yo ya estaba, efectivamente. Me aceptaron, sin problemas porque ya me conocían, ya conocía a la gente.
“Yo reivindicaba mi condición de nacionalista valenciano. Pensaba que, los valencianos en este caso, tenían su derecho a decidir y a tener una identidad propia respetando al resto de identidades del Estado español”
Y ahí estuve unos cuantos años, en el Partido Comunista, antes del concepto de “reconciliación nacional”, que era un proyecto que inició Santiago Carrillo y el llamado “eurocomunismo”, que eso fue un proyecto muy interesante en Europa y… después ya tuve problemas cuando apareció Esquerra Unida porque yo me sentía muy valenciano, mi familia era valencianoparlante y tenía alguna dificultad de entendimiento con respecto a España, ¿no?
Yo reivindicaba mi condición de nacionalista valenciano. Pensaba que, los valencianos en este caso, tenían su derecho a decidir y a tener una identidad propia respetando al resto de identidades del Estado español así que me fui y monté la Unitat del Poble Valencià en una agrupación que se llamó primero Agrupament d’Esquerres y después ya diferentes partidos de izquierdas montamos la Unitat del Poble Valencià… y bueno, podríamos quedarnos ahí porque sino se haría más largo todavía.
AD: Claro, eso como quieras.
GA: Después estuvimos una temporada en una coalición con Esquerra Unida… y para que no manipularan la memoria de mi hijo, decidí no entrar ya en ningún partido. Es verdad que alguna vez he participado en alguna lista electoral presentándome a algunas elecciones por ejemplo con Esquerra Republicana o con Esquerra Unida, pero ya como independiente.
AD: Claro, como independiente.
GA: Ahora soy simplemente “el padre de Guillem Agulló”.
AD: Actualmente tu lucha o su activismo, ¿dónde lo realizas o dónde lo enfocas?¿Cómo es tu lucha actualmente?
GA: ¿Actualmente?
AD: Sí.
GA: Pues actualmente me centro en la lucha por la soberanía, la autogestión, el derecho a decidir… todo lo que supongan libertades individuales y de pensamiento. Y soy, sobre todo, un antifascista, y no tolero que nadie me diga lo que tengo que hacer o cómo tengo que pensar. Por lo tanto, estoy dentro de esa izquierda plural y transversal que se dedica a cambiar la sociedad, pero sobre todo dentro del mundo del independentismo.
AD: ¿Estás ahora mismo en algún colectivo, asociación, organización…? Partidos ya sabemos que no, pero, ¿además de eso?
GA: Ahora mismo mis vínculos al respecto más directos son con Esquerra Republicana, sin tener el carnet; Acció Cultural, sin tener el carnet… no tengo carnet de ninguna banda, he militado muchos años pero ahora no tengo ningún carnet. Tengo muchos contactos también con Intersindical, sin tener el carnet; y Dret a Decidir, sin tener el carnet. Con ellos tengo contactos y vínculos muy a menudo. Hablamos mucho, intercambiamos opiniones, debatimos, me comunican como están las cosas… ah, y en las CUPs (Candidatures d’Unitat Popular), fundamentalmente en las CUPs. Tengo muy buena relación con las CUPs.
“Me centro en la lucha por la soberanía, la autogestión, el derecho a decidir… todo lo que supongan libertades individuales y de pensamiento. Y soy, sobre todo, un antifascista”
AD: Muy bien. Además de por tu militancia, has sido y eres conocido, por desgracia, por el asesinato de tu hijo, Guillem Agulló Salvador, como ya has adelantado antes, por un grupo de neonazis de Valencia. En el polémico juicio, la sentencia concluyó que no era un asesinato político, sino una mera pelea juvenil o entre bandas o una cuestión similar. Pero, ¿cuál es tu versión, la versión que la acusación particular defendió en el juicio hasta el último momento?
GA: ¿Nuestra versión? Nuestra versión es que Guillem Agulló fue asesinado por motivación política. A Guillem lo conocían, la banda de Marxalenes lo conocía porque iba por el Casal Popular e iban por el barrio del Carmen por donde mi hijo se movía después de que hacía sus actividades deportivas y era donde toda la gente joven de la época se juntaba y realizaban sus actividades socioculturales y reivindicativas. Y en el Casal Popular también. El Casal era todo un experimento de lucha antirrepresiva porque en esa época estaban los movimientos antimilitaristas y los movimientos antifascistas y Guillem tenía una actividad muy potente porque siempre estaba por allí.
Y yo no digo que se conocieran directamente, pero sabían muy bien quien era Guillem en aquella época. Mi hijo iba a un pub que se llamaba Vito Lumbaghi y allí había otra gente de otros grupos como el Ca Revolta… no, Ca Revolta en aquella época no estaba, estaba el MC (Movimiento Comunista), el Mili KK y todo eso, tenían por allí sus pubs… y este era más de idea independentista, de música ska… que hacían allí sus actividades socioculturales. Y a mí me contó el compañero que se encargaba de ese local que habían entrado allí los nazis a reventarlo todo, de la misma forma que también habían ido al Casal Popular a reventarlo todo.
“Guillem Agulló fue asesinado por motivación política. A Guillem lo conocían”
Evidentemente, había sido un asesinato político. Y era evidente que los poderes fácticos tenían mucho interés en que la muerte de Guillem Agulló no se considerara un asesinato político porque se les desmontaba toda la parafernalia de la “transición pacífica”. ¿Cómo sería posible entonces que a Guillem lo asesinaran por sus ideas políticas? Pues porque la transición no era ni tan pacífica, ni tan modélica. Se les hundía todo.
Entonces, claro, en ese juicio, se juntaron todas las “fuerzas del mal”…
AD: (ríe)
GA: …para criminalizar a Guillem. Pero no solo durante el juicio. Después continuaron criminalizándolo con la intención de acabar con esa idea, ¿no?
AD: Entonces esa era vuestra versión: asesinato político, persecución…
GA: Identificación, persecución y asesinato político.
AD: Exacto. De hecho, el asesinato de Guillem Agulló, por todo lo que hemos estado comentando, desde los hechos a todo lo que sucedió durante el juicio y la sentencia, en la que finalmente no se constató como tal que fuera un asesinato político, Guillem Agulló se ha convertido, por su significado, en un símbolo de lucha y de resistencia antifascista. Se le han dedicado canciones, murales, calles… y, recientemente, la película “La mort de Guillem”, que se estrenó el pasado 12 de octubre al mismo tiempo en todas las televisiones de habla catalana…
GA: … y dos libros.
AD: Y dos libros, cierto, y dos libros. La pregunta sería, ¿qué le parece la película?¿Es cercana a la realidad?¿Has echado de menos alguna cuestión?¿Refleja bien el incidente? Y, por supuesto, ¿cómo te sentiste al verla y verte reflejado? Porque, además, la película no solo muestra actores haciendo de tu familia, sino que también muestra grabaciones reales de la época. ¿Qué piensas de la película?
GA: Dos años antes del estreno, los guionistas se pasaron por aquí en busca de documentación de la época, que nosotros tenemos mucha… alguien decidió hacer una película… y, bueno, coincidieron los astros (ríe). No sé como, decidieron hacer la película porque el nombre de Guillem Agulló resonaba allí en todos los rincones de los Países Catalanes. Y decidieron hacer la película, vinieron por aquí los guionistas, hablaron mucho con nosotros, hablamos del tema, les facilitamos documentación… consiguieron también documentación de los amigos de Guillem, del gabinete del abogado de Virgilio Latorre, que les facilitó el sumario del juicio y lo pudieron estudiar… y bueno, sabíamos como iba a ir. Era gente muy simpática, muy cercana… no teníamos ninguna duda de que iban a hacerlo bien.
“Nos sentimos reflejados con todo lo que aparece en la película.”
Lo que sí que nos sorprendió de la película es que… eramos nosotros los protagonistas, la familia, porque el director decidió visualizar el sufrimiento de esa familia con respecto a la muerte de un hijo queridísimo y que tenía esas ideas de izquierdas tan claras, ¿no? Y lo mostraba así, aunque al final toda la historia de Guillem Agulló está reflejada en esos comentarios o en esas miradas que hablan más que cien palabras, o esas imágenes que salen fuera de la casa… y sí, evidentemente, nos sentimos reflejados.
Hay cosas que son ficción, pero están dentro del contexto de la trama del director.
AD: Son licencias artísticas para que la película tenga sentido, claro.
GA: Sí. La verdad es que sí que nos sentimos reflejados en ella. Nosotros la vimos los primeros porque nos hicieron un pase especial exclusivamente para nosotros antes de que estuviera acabada del todo con la canción de… cómo se llamaba, ahora no me acuerdo… de la última canción que hizo Xavi Sarrià, que todavía no estaba acabada la canción y la vimos.
Y la verdad es que, eso sí, fue muy dura de ver. No pensábamos verla, al igual que tampoco leímos el libro de Jaume Fuster sobre Guillem Agulló al principio y ahora poco a poco lo estamos leyendo, pero nos está costando mucho.
Porque claro, es que tienes que remover toda esa historia que sufrimos…
AD: Claro.
GA: … ya no solo la muerte de Guillem, que era duro. ¡Muy duro! Es que después tuvimos una cantidad de acoso… y de pintadas y de… ¡fue durísimo! Eso que te he dicho antes de que se pusieron todos de acuerdo para hundirnos como familia referente de un determinado posicionamiento político para… bueno, ¡que como nosotros hay también mucha gente! Pero claro, no mataron un hijo como el nuestro. Así que sí, sí nos sentimos reflejados con todo lo que aparece en la película.
AD: Sí, de hecho, en la película hay escenas muy fuertes, tanto personales como del propio proceso judicial. Hemos querido destacar dos: la escena en la que obligan a una amiga de Guillem Agulló a cantar el Cara al Sol, o la escena de cuando aparece el famoso testimonio anónimo de la chica con el casco y las reacciones posteriores a estas escenas… ¿todo esto pasó de verdad?
GA: Sí sí, pasó de verdad, sí. Aquello fue un escándalo. Era la prueba evidente de que estaban decididos a que aquello iba a ser una pelea entre jóvenes y no una cuestión política, como era realmente. De hecho, hay algo que no sale en el juicio de la película que es muy interesante: en las conclusiones finales de la Fiscalía en su intervención, le dijo al tribunal que si no se hacía justicia como tocaba, de acuerdo a como nosotros pensábamos que eran las cosas, ese tribunal sería juzgado con el paso del tiempo.
Y, de hecho, el tiempo nos ha dado la razón porque aquel tribunal era un tribunal mediatizado y utilizado por los poderes políticos para que pasara lo que pasó. Creían que lo tenían fácil, porque era una pelea, con jóvenes implicados y demás, pero claro, el entorno de Guillem Agulló era muy fuerte y muy militante.
Por tanto, nosotros al final la batalla la hemos ganado porque hemos sido muy persistentes en el tiempo para poder desmontar todas estas historias mediáticas de la transición política… y de los intereses, ¿no? Los intereses que habían detrás de todo aquello. Porque claro, si se nos cae todo esto, ¿qué nos queda?¿restituir la República?¿Iniciar un proceso constituyente para empezar otra vez a… y no tanto por el juicio en sí, sino por la gran mentira de la Transición, ¿no?
AD: Claro. De hecho, la película refleja, y empieza así, no solo el contexto familiar, sino el contexto de la época tanto a nivel social y político, especialmente en el País Valenciano, donde la violencia de la ultraderecha o la configuración de la identidad y cultura valencianas eran motivo de conflicto constante. La pregunta sería, ¿cómo viviste tu familia y tú en aquella época?¿Cómo os enfrentabais a la extrema derecha?¿Cuáles eran las opciones en aquella época? Porque claro, la violencia estaba a la orden del día y existían poderes fácticos que, como el caso de Guillem Agulló, blanqueaban todos estos sucesos. ¿Cómo se vivía la situación?
GA: En aquella época o estabas en los partidos que estaban dentro del juego democrático aceptado por todos, que era aquel Pacto de la Transición que dijeron “bueno pues… punto final”
AD: Borrón y cuenta nueva (ríe).
GA: “Borrón y cuenta nueva, aquí no ha pasado nada, firmamos la Ley de Amnistía…” y a partir de ahí legalizan todos los partidos, incluso al Partido Comunista… y tú, o estabas en esos medios, en esos partidos, que habían participado de esa transición y podías entonces perfectamente ir casi sin ningún problema por la vida y hacer tus mítines o tus propuestas políticas… o te la jugabas en partidos que no era constitucionalistas, ¿no? Por ejemplo, Esquerra Republicana la legalizaron siete o ocho años después de la aprobación de la Constitución en 1978.
“El tiempo nos ha dado la razón porque aquel tribunal era un tribunal mediatizado y utilizado por los poderes políticos para que pasara lo que pasó.”
Un partido que se denominara independentista o soberanista, o republicano simplemente, era evidentemente acosado por la extrema derecha, teledirigida por los poderes del estado y por los poderes fácticos. Eso está claro. Y padecías toda esa agresión tanto económica, como física, como judicial.
Como te he dicho antes, yo militaba en un partido totalmente legal en aquella época, como es el PCE, pero cuando monté la Unitat del Poble Valencià, que era un partido con el que aspiraba a que el País Valenciano tuviera los mismos derechos que Euskal Herria, Navarra o Galicia…¡tuvimos muchas dificultades! El PSOE de la época, de Joan Lerma, no dejaba respirar a nada que no estuviera “todo atado y bien atado”, porque claro, ellos formaban parte del “todo atado y bien atado”.
Y aun así, no era yo el que tenía el mayor problema. Era mi hijo el que estaba en organizaciones extraparlamentarias, como por ejemplo Maulets, que era una organización juvenil que venía de la rama del PSAN (Partit Socialista d’Alliberament Nacional), que era un partido nacionalista histórico y ahí naturalmente tenía muchos problemas. Ahí era un “a por ellos” en toda regla. Con toda la ley moral que les permitían hacerlo. Porque les permitían hacerlo.
AD: Estaba a la orden del día, digamos.
GA: Sí, la violencia era brutal. Era bestial.
AD: Tanto al Estado español como al País Valenciano, ¿han cambiado las cosas respecto a lo que estás comentando?
GA: Hombre, no han cambiado mucho. Han cambiado respecto a la libertad, ¿no? Se puede decir todo en democracia, o eso dicen, pero seguramente luego en la práctica habrá unos límites que no te van a permitir.
Por ejemplo, ir más allá de un proceso autonómico pues ya no te dejan. Eso está cerrado y bien cerrado. El llamado “Estado de las autonomías” está legitimado por la Constitución Española y la constitución no te dejan cambiarla porque necesitas dos tercios del Congreso para hacer cualquier modificación. A pesar de que ellos cuando quieran pueden decidir cambiarla, porque por ejemplo entre el PSOE y el PP, por intereses económicos o por intereses de tipo político, financiero…
AD: Y de hecho, lo han hecho, como el famoso artículo 135 de la Constitución.
GA: Exacto, lo han hecho. Pero lo otro no. Si tú rompes las reglas que están establecidas en la Constitución, como por ejemplo, acceder a más reconocimiento o más poder político en los diferentes procesos autonómicos de los territorios del Estado, ya has visto lo que ha pasado en Cataluña: te aplican el artículo 155, te quitan las competencias, te apalizan y te meten en la cárcel.
“Jose Luis Roberto era el tipo de persona que por el día se ponía el uniforme y por la noche se llevaba a la gente y ponía a perseguir rojos, separatistas, homosexuales, comunistas…”
De momento eso en el País Valenciano no pasa. Pero puede pasar. Y para que no se dé, ya se cuidan de que por ahí no vaya el asunto. Ese fue el gran golpe aleccionador del asesinato de Guillem Agulló: para que los valencianos no fuéramos por ahí. Porque Guillem era un líder. Era un líder del independentismo. A su manera, muy jovencito, sin mucho tiempo para poder desarrollar su proyecto político, pero él iba a pito de crono bajando su tiempo en la natación y a pito de crono aumentando su actividad revolucionara, en la que estuvo unos cinco o seis años.
AD: Sí, quizá era cuestión de tiempo que la cosa hubiera evolucionado.
GA: Exacto.
AD: La película por ejemplo también refleja, hablando de “los poderes del mal”, como investigas las redes de la extrema derecha de Valencia de la época a partir de artículos de prensa, ya que no había Internet evidentemente, como del famoso José Luis Roberto Navarro, y demás. ¿Qué averiguaste?¿Había de verdad una trama detrás del asesinato de Guillem?
GA: Hombre, era muy difícil de demostrar. Pero, por ejemplo, era muy evidente que la Levantina de Seguridad, que era la empresa de José Luis Roberto, era contratada por el gobierno valenciano para sus servicios. Y la Levantina de Seguridad, como se ha demostrado con el tiempo, escondía una trama de prostitución, de negocios, de…
AD: Sí, de hecho, el propio José Luis Roberto era presidente de la Asociación de Clubs de Alterne…
GA: ¡Exactamente! Y como mi militancia marxista me hacía suponer que las cosas no eran porque sí, sino que la relación entre todos estos elementos debía tener una motivación económica y política, tuve interés en saber quién era este hombre.
Y este hombre era el tipo de persona que por el día se ponía el uniforme y por la noche se llevaba a la gente y ponía a perseguir rojos, separatistas, homosexuales, comunistas… y, de hecho, ese ambiente lo vivieron los jóvenes de la época. Decían, “este tío ha venido de paisano a pegarnos, pero es de la Levantina”. Tenían un fichero de toda la gente de izquierdas, independentista y antimilitarista de la época y se dedicaban a eso.
Y, por otro lado, tenían los subgrupos minoritarios neonazis que también funcionaban, como el grupo “Els Marxalenos III Reich”, los que asesinaron a Guillem.
AD: Sí, también existían otros como Democracia Nacional…
GA: Sí que, de hecho, Democracia Nacional si no sale a la palestra de tener alguna representación institucional en el Congreso de los Diputados o en algún parlamento es porque carga con el lastre de la muerte de Guillem Agulló. Sino, quién sabe. Pero bueno, ahora ya está representado en Vox (ríe).
AD: Sí, de Vox hablaremos después (ríe).
GA: (ríe).
AD: Aparte del contexto social y político, la película también refleja el sufrimiento que padece la familia en cuanto al acoso de la extrema derecha: vandalismo, agresiones fascistas… ¿cómo fue eso? Tanto en la época, como ha pasado a lo largo del tiempo, si continuáis sufriéndolo y si la policía o la justicia ha hecho algo…
GA: No, la policía no ha hecho nada (ríe).
AD: (ríe).
GA: A ver, a nosotros no nos han pegado ni nos han hecho nada. A nosotros nos han intimidado. Nos han puesto pintadas ahí en el Castell, pintadas por ejemplo de “Guillem, jódete”, por parte de diferentes organizaciones como el Colectivo Vinatea, los blaveros por decirlo de alguna manera… los neonazis han hecho pintadas nazis sobre Guillem Agulló sobre todo alrededor. Nunca han hecho pintadas en la puerta de casa como sale en la película, en la fachada no nos han pintado nunca, pero sí en la esquina de allí, en la esquina de allá… y, sobre todo, llamadas por teléfono. Constantemente.
“Es difícil resistir, porque es una presión física y psicológica muy fuerte. Pero resistimos”
Pero es que nosotros teníamos el teléfono pinchado por la misma policía. Hombre, a ver, es difícil de demostrar. Pero se han dado casos más de una vez de quedar con un amigo por teléfono en tal lugar y llegar allí y que estuviera la policía (ríe). No creo que tuvieran orden judicial, porque yo he ido a preguntar y tal y me han llegado a decir “orden judicial no tienes, pero que lo tienes pinchado, seguro”.
En fin, amenazas como tal ninguna, lo que sí que sale en la película y es cierto es que me quedé sin trabajo porque había presión detrás de un colaborador que tenía que me proveía de una serie de productos y me dejó tirado. Entonces tuve que rehacer mi vida, a costa de créditos y de amigos que me ayudaron y volver a empezar de nuevo. Estaban dispuestos a hundirme física, moral y económicamente… todo, ¿no?
Pero resistimos. Es difícil resistir, porque es una presión física y psicológica muy fuerte. Y nosotros no éramos precisamente dioses, ¿eh? Teníamos nuestras debilidades y todo aquello nos afectó muchísimo. Pero bueno, entre la Carme y yo, nuestras hijas que eran adolescentes y que teníamos un grupo de amigos importante que nos daban mucho, muchísimo apoyo… entre todos nos ayudábamos.
AD: Sí, de hecho, lo que intenta reflejar la película un poco también es que, por encima de todo, erais una familia normal y corriente, con vuestras ideas, como cualquier persona…
GA: Exacto, exacto.
AD: … y Guillem Agulló al final era un chico de 18 años como cualquier otro que hacía su vida y parece que muchas veces la gente no lo ve y es importante decir, no, aquí hemos estado sufriendo esto y de hecho esto se ha prolongado a lo largo del tiempo y ha continuado y eso no lo aguanta cualquiera, que te ponen en el punto de mira y parece que ya no te libras. ¿Esto ha continuado pasando?
GA: Cada vez menos, ¿eh? Ahora hay una pintada detrás del Castell que dice “Guillem viu”, que se ve que hay cristianos que reivindican la vida de Guillem…
AD: (ríe).
GA: (ríe) Sí, yo creo que es una pintada cristiana porque normalmente los antifascistas dicen “Ni oblit ni perdó” o “La lluita continua”. Pero sí, había una pintada que decía “Guillem viu”… y encima pintaron siglas nazis, de las S.S…. y la última pintada por encima de todas está Vox, ahí detrás.
Y bueno, ahí en frente de las universidades, donde está el tranvía, había unas pintadas de Guillem y también las han tapado.
“Es una película que no se debería haber hecho nunca, pero que es necesaria. Es una película necesaria para que la gente sepa que el fascismo mata.”
Pero también es cierto que, de la misma manera que hacían pintadas, y siempre lo diremos, había alguien que al poco tiempo las limpiaba o las borraba. A mí entre unos y otros me mantienen informado de las pintadas y demás que se van haciendo. Y siempre hay gente, chavales jóvenes, compañeros que no conozco de nada, que se preocupan de limpiar las pintadas fascistas en contra de Guillem Agulló.
AD: ¿Y sobre las llamadas por teléfono?
GA: Las llamadas por teléfono eran eso, que te llaman y hay alguien detrás que no dice nada. No decían nada. A la única a la que dijeron una vez algo fue a mi hermana, que localizaron el teléfono, que era Agulló también, Carmen Agulló… y la llamó un empresario, porque mi hermana se dedicaba a vender zapatos, tenía un almacén de zapatos… y el empresario le dijo: “escucha, ¿yo que te he hecho a ti que me han dicho que me vas a matar?”. Y ella dijo: “¿¡yo?!”
AD: (ríe).
GA: Y claro, el tema era que quedara en el sustrato mental de la gente que nuestra familia eramos terroristas que nos dedicábamos a perseguir a empresarios y cosas de estas.
AD: Además, las llamadas de teléfono eran en el aniversario del asesinato, ¿no?
GA: Sí, sobre todo en los aniversarios de la muerte de Guillem Agulló, llamaban.
AD: Madre mía… en fin, ¿alguna cuestión sobre la película que le gustaría añadir? Porque solo el tema de la película podría dar para una hora o más.
GA: No, nada. Es una película que no se debería haber hecho nunca, pero que es necesaria. Es una película necesaria para que la gente sepa que el fascismo mata. Que no es una ideología más que hay que respetar. No, no. Es que mata. Y que, además, si llegara al poder, a ti te eliminaría. Tus maneras de pensar serían eliminadas radicalmente.
AD: Exacto, de hecho, hablando de la necesidad de entender lo que es la extrema derecha, por desgracia, desde 2010 hasta ahora, la extrema derecha ha crecido exponencialmente. Tenemos los ejemplos de Donald Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil… o partidos como Alternativa para Alemania o Amanecer Dorado en Grecia. Partidos que o son nuevos, o son los de siempre con otras estrategias pero que incluso están gobernando en algunos países, como en Austria o Hungría y que están haciendo un contrapoder ultraderechista.
Y, en este sentido, en el Estado español tenemos a Santiago Abascal y a Vox, con 52 diputados en el Congreso y representación en casi todos los parlamentos autonómicos. ¿Qué piensas sobre todo esto?¿El ascenso de esta extrema derecha es para preocuparse?¿Es solo una moda que pasará?
GA: Es para preocuparse. Debemos estar preocupados. De momento son aproximadamente un 15% en Europa y, por ejemplo, en Grecia han sido ilegalizados por ser considerados organización criminal.
AD: Hace poco además.
GA: Sí, hace poco. Y si tú le quitas todos los medios y la posibilidad de tener influencia en la sociedad es posible que no lleguen a nada. Pero lo más importante es, ¿por qué resucita esa idea del nazismo o el fascismo, que es una idea de preguerras, de la época de la Segunda Guerra Mundial?¿Por qué vuelve si fueron eliminados en una guerra mundial y han desaparecido de la escena política mundial y han dejado de ser partidos equiparables al resto en democracia?
El análisis está en que las crisis económicas que provoca el sistema capitalista, generan miseria y, como consecuencia de esa misera, está el discurso del odio contra el extranjero que viene a quitarte el trabajo o que somos una nación respetada y potente en la escena internacional y por tanto tenemos que imponernos como elementos de una raza auténtica y supremacista dispuesta a combatir y enfrentarse a todas supuestas las causas externas de las crisis económicas.
“Dedícate a solucionar los problemas de la gente y la extrema derecha no surgirá, no tendrá fuerzas ni motivos para surgir.”
No. Aquí el problema es, ¿cómo es que partidos socialdemócratas que aspiran a que la ciudadanía viva en buenas condiciones consienten que se dé este proceso? Y que además, en diferentes ocasiones, les interesa para tener a la extrema derecha ahí para poder justificarse ellos. Eso es lo peligroso.
Una vez han subido y tienen acceso al poder en diferentes parlamentos autonómicos como consecuencia de esto que te acabo de decir y empiezan a tomar decisiones, a ver entonces quién los quita de ahí. Ese es el problema que tenemos. Tú dedícate a solucionar los problemas de la gente y la extrema derecha no surgirá, no tendrá fuerzas ni motivos para surgir. Y dinero y medios hay para solucionar los problemas de la gente.
Ese es el problema, es es el problema que tenemos. Pero fíjate. Me preocupa más que determinados partidos utilicen a la extrema derecha para justificarse a ellos mismos, que pensar en cómo combatir a la extrema derecha, porque en el primer caso nunca podemos saber quién ganará. Hay que tener en cuenta que estas batallas ideológicas se piensan a largo plazo, así que imagínate lo que puede salir de ahí. Bueno, ya lo estamos viendo.
AD: Claro, de hecho, los partidos de extrema derecha han sido utilizados por los partidos democráticos ya desde los años 20, ya sea para hacer frente al comunismo, a la izquierda en general o a cualquier alternativa…
GA: ¡Efectivamente!
AD: Sí que es verdad que hay países como Francia o como Alemania que tienen esto del cordón sanitario, de forma que los partidos apartan políticamente a las fuerzas de ultraderecha, pero claro, son casos en los que han sufrido muchísimo el fascismo.
GA: Sí, pero mira cómo está el asunto dentro de las fuerzas armadas de Alemania. Que leí que los neonazis estaban infiltrados en un 40% casi.
AD: Sí, de hecho han tenido que eliminar o reorganizar unidades y demás porque estaba siendo un problema.
GA: Y aquí la base de cultivo de la ultraderecha es eso: la Legión, la Guardia Civil, el ejército, la monarquía… ¡hombre, por favor! Que esto es muy casposo. Muy casposo.
AD: ¿Crees que hay mucha diferencia entre la ultraderecha de los años 20, 30 ó 40 y la extrema derecha actual?
GA: Hombre… ellos han tenido que homologarse a la extrema derecha europea. Porque de hecho, por ejemplo, tienen mujeres en puestos de poder y demás, pero el discurso filosófico de base es el mismo. Son franquistas puros y duros, que reivindican el franquismo como herencia política y cultural pero ellos van a vender que son los garantes de la monarquía, del sistema capitalista, y los enemigos del comunismo, del socialismo, del feminismo… al final son enemigos de la Humanidad, por decirlo de alguna manrea.
AD: (ríe)
GA: Es que es verdad. Es muy fuerte que tengamos que aguantar esto. Pero bueno forma parte de la ignorancia y de la cultura del miedo. Porque ellos juegan con el miedo. A esta gente hay que combatirla no teniendo miedo. Que el miedo cambie de bando. Porque somos más, más inteligentes, más diversos y somos más humanos que ellos.
AD: De hecho, ¿qué se puede hacer desde la izquierda para combatir a la extrema derecha actualmente? Y la pregunta viene un poco porque mucha gente sostiene la idea de que la ultraderecha ha crecido en buena parte por culpa de la izquierda, por no haber tenido una estrategia, no haber sabido vender un proyecto político que ilusione, etc. ¿Esto es cierto?¿Qué autocrítica podemos hacer?¿Qué podemos cambiar?
“A esta gente hay que combatirla no teniendo miedo. Que el miedo cambie de bando. Porque somos más, más inteligentes, más diversos y somos más humanos que ellos.”
GA: Sin que sea una obsesión, debemos tener claro que tenemos que estar organizados para combatir a la extrema derecha. Combatirla con ideas. A la extrema derecha no se le blanquea. A la extrema derecha se la combate. Se la combate con ideas y, si no se puede con ideas, se la combate en la calle, por ejemplo, haciendo manifestaciones y contándonos. ¿Cuántos somos? ¡Si vosotros sois pocos! Por mucho que os manifestáis, que incluso habéis hecho manifestaciones en compañía del PSOE, que eso es muy duro, pues nosotros nos contamos. Y si hay que salir a la calle una vez cada quince días, pues se hace. Derrotarlos moralmente.
Pero organizándonos para combatirlos: en barrios, en fábricas, en universidades… que hayan grupos organizados dedicados a combatir las ideas del fascismo. Yo creo que eso debe ser una militancia constante y permanente… ¡hasta que desaparezcan de la faz de La Tierra, tío!
AD: (ríe)
GA: Si es que, ¡son enemigos de la Humanidad!¡Son enemigos de la Humanidad! A ver, ¿qué mal hace aquellos que necesitan comer que tienen que venir cruzando mares a buscarse la vida? Que para ellos son el enemigo público número uno, los que vienen a buscarse la vida a los países ricos, que vienen de países que anteriormente han sido expoliados por estos países ricos, que también habría que hacer memoria de todo eso para ver dónde está el mal de inicio…
En fin, pues eso. Creo que hay que estar organizados.
AD: ¿Crees entonces que los errores de la izquierda han provocado que la ultraderecha pueda subir tanto en los últimos años?
GA: Sí, a pesar de que digan que la culpa la tiene el independentismo. Evidentemente no es el único factor, pero sí, claro que los errores de la izquierda han provocado el crecimiento de la extrema derecha.
“A ver, ¿qué mal hace aquellos que necesitan comer que tienen que venir cruzando mares a buscarse la vida?”
Pero cuidado: la extrema derecha siempre ha estado. Ha estado dentro del PP y sale a la luz cuando el PP se rompe como una mangrana, cuando empiezan a tener problemas de reparto de poder, de ver quién se beneficia de las tramas de corrupción y demás y aquellos dicen “escucha, ¿qué pasa, que aquí todos se llevan el trozo del pastel y aquí nosotros que somos los más puros con el tema de la patria, la unidad y tal, nosotros no?” Yo creo que han estado siempre.
Ese sustrato social franquista que hay impregnado en la sociedad ha estado siempre pero amparado en el Partido Popular. Porque estos de Vox nacen del PP y aparecen ahí por lo que te he comentado y recogen toda la diversidad de partidos fascistas, falangistas y neonazis que existen y han existido muchos siempre pero en pequeños grupúsculos. Y de todos ellos recibe votos Vox.
AD: Claro. Y, de hecho, en Europa los procesos de crecimiento de la ultraderecha han sido muy similares. Por ejemplo, aunque en España la socialdemocracia ha aguantado, ha sido vencida y ha bajado en casi toda Europa, y lo mismo con la izquierda alternativa. Ahora parece que se está recuperando, especialmente esta última, de la mano de nuevas organizaciones, como los partidos ecologistas, que están consiguiendo popularidad. Pero sí que es verdad que la bajada de la izquierda ha dado paso a la alternativa del fascismo y sí que es verdad que una mejor organización podría hacerle frente.
GA: De todas maneras, yo te diría que el crecimiento del fascismo siempre ha venido de la mano de la socialdemocracia a causa de su incapacidad de solucionar los problemas de la sociedad. Y como es equidistante entre el capitalismo y el socialismo, pues en momentos determinantes de mucha crisis económica, no dan el paso hacia la defensa de los problemas de las clases populares y se pliegan a los servicios de las multinacionales, los poderes económicos y del capital. Entonces es cuando aparece la crisis fuerte y aparecen los grupos neonazis y fascistas.
AD: Y si no, te llaman del FMI y te dicen: “eso no”.
GA: Exacto, así es. Si intentas cualquier alternativa al capitalismo, te llaman de arriba y te dicen “por ahí no”. Esa es la idea general que yo tengo de todo esto.
AD: Entiendo. Y, dentro de la izquierda, tenemos que hablar, cómo no, de la izquierda independentista. Dentro de todo este contexto político que estamos hablando, ¿cómo encaja el movimiento de la izquierda independentista y cuál sería el camino a seguir?¿Qué podría aportar?
GA: La izquierda independentista tiene a su favor que es muy diversa y que se basa en la solidaridad y en los lazos entre los pueblos que conforman el mundo, especialmente los que conforman el Estado español, por encima de los instrumentos establecidos por el propio Estado, basados en el centralismo y en un reparto arbitrario e injusto de los recursos.
“España no es nada. España es el resultado de diferentes pueblos que se intentan controlar mediante un Estado centralista”
La izquierda independentista habla también de soberanía y de autogestión, de la capacidad de los pueblos para gobernarse a sí mismos usando sus propios recursos, que creo que es un argumento muy potente. Y hay suficiente evidencia histórica y cultural para sostenerlo.
Al final, ¿qué es España? España no es nada. España es el resultado de diferentes pueblos que se intentan controlar mediante un Estado centralista que necesariamente ha descentralizarse, pero no mediante las autonomías que, al final, son una gran mentira, porque el control por parte del Estado, como ya hemos dicho antes, sigue siendo total. Y se dedica a beneficiar a unos y a perjudicar a otros en función de intereses políticos y económicos.
“El crecimiento del fascismo siempre ha venido de la mano de la socialdemocracia a causa de su incapacidad de solucionar los problemas de la sociedad.”
En este sentido, el eje del Mediterráneo, es el que más aporta al PIB del Estado español. Y desde Madrid distribuyen esos recursos a zonas, que no digo que no se lo merezcan, pero lo hacen en función de criterios ajenos a la voluntad de quien los produce. Por lo tanto, esa autodeterminación de los pueblos, que es lo que busca la izquierda independentista, puede aportar mucho a la hora de combatir a la extrema derecha.
No sé si es eso lo que querías saber.
AD: Sí, sí, era eso (ríe). ¿Cómo se podría organizar la izquierda independentista para hacer frente a la extrema derecha y que acciones podría hacer? Te pongo un ejemplo: resulta que, cuanto más crece el independentismo, parece que más motivos tiene la extrema derecha para crecer y legitimarse. ¿Cómo se puede superar esa contradicción?¿Debería la izquierda nacionalista dejar a un lado el independentismo y centrarse en otras cuestiones, por ejemplo?
GA: ¡No! Yo creo que no. La idea de que crece el sentimiento anticatalán o de que crece el fascismo a causa del independentismo es una idea que se intenta vender desde el propio Estado español para frenar el proceso de liberación nacional del pueblo de Cataluña o de los Países Catalanes. Y nuestro proceso es inevitable.
Creo que en la Historia de los Países Catalanes ha habido muchos intentos de liberación y también muchos intentos de ahogar esa liberación, pero no han podido hacerlo. La resistencia de la voluntad de configurarse como pueblo continúa vigente y persistente. Hay momentos de la Historia que sube, hay momentos que baja… la coyuntura política y económica puede provocar que de la noche a la mañana explote un movimiento o un sentimiento que empuje hacia la independencia y, en este caso, después de toda la represión a los líderes independentistas y de todas las palizas que ha habido… evidentemente eso ha provocado un efecto, ¿eh? Están dolidos y están jodidos, por lo que puede haber gente que piense “mira ya está bien, en este momento no, ya hay suficiente”.
Pero, en general, creo que no han bajado la guardia ni hay que bajarla. Es cierto que no habrá ya tanta efervescencia, pero más adelante puede ser que sí hayan motivos suficientes para poder avanzar hacia la independencia. Ellos saben que deben tener más del 50% del apoyo para poder ser reconocidos en Europa. Porque hoy el problema que tienen los independentistas es que aunque tengan la representación política suficiente como para declarar la independencia, no tienen ese 50%. Con eso Europa podría considerar que se deba hacer un referéndum.
Que no es la independencia, no deja de ser un referéndum, de sí o no.
AD: Exacto, no es lo mismo. Y además esto puede servir también para hacer frente a la extrema derecha. De hecho, el independentismo ha conseguido victorias políticas importantes, no solo en Cataluña, sino en Galicia, en Euskal Herria o en Navarra. Y una de esas victorias fue el referéndum independentista del 1 de octubre de 2017, que fue hace nada su tercer aniversario. ¿Cómo viviste ese momento, Guillem? Ya que fue un momento muy interesante desde el punto de vista político, social y mediático, incluyendo la reacción del Estado. ¿Qué análisis haces y cómo crees que evolucionará el proceso soberanista en toda su extensión?
GA: A ver (carraspea). El Estado español no podía permitir, y el rey de hecho hace aquellas declaraciones porque es el representante de la unidad de España, que viene heredada de Franco, porque la monarquía española en esta última etapa de la Historia la refrenda una dictadura… que Cataluña aspire a su propia república independiente.
“El proceso independentista es irreversible. No hay nadie que lo pare.”
Y es una aspiración noble, legítima y deseada por los catalanes. Y, de hecho, el País Valenciano también es de cultura republicana y también aspiraríamos a tener también nuestra república valenciana, ¿no? Pero eso el Estado español no lo permite. Los poderes fácticos, los poderes económicos, los poderes militares… todo eso que firmamos en la Transición, todo aquello de “todo atado y bien atado”… no lo permite. Porque hasta la Constitución Española condiciona que eso no pueda ser.
Pero hay una voluntad firme de que eso lo quieren hacer los catalanes. Eso te lo puedo asegurar, eso sí, que nadie se esperaba que hubiera una reacción tan bestia de represión al pueblo de Cataluña.
También es cierto que los estamentos internacionales no le han dado mucho apoyo a ese proceso porque dicen que es un proceso interno que tenemos que arreglar entre nosotros, pero cuando se produzca un aumento de votos a favor del referéndum, ojo, del referéndum, que no a favor de la independencia, que todavía estamos muy lejos de conseguirla… porque una cosa es hacer un referéndum de si quieres la independencia o no y otra cosa es conseguirla y ver cómo se hace, porque para hacerla tienes que pactar con tu propio opresor de a ver qué te debo y qué te tengo que pagar, y a ver cómo nos arreglamos a partir de ahora…
AD: Claro, eso es lo que mucha gente ignora.
GA: ¡Exacto! Y ver cómo pasan las mercancías por aquí y cómo vuelven, y qué me das y qué te debo. Por eso, eso está muy lejos todavía. Muy lejos.
Pero eso no quita que el Estado español juegue a la “marrullería” política, o que los partidos españoles que están allá… los… como se llaman ahora… los partidos…
AD: Constitucionalistas.
GA: ¡Eso! Los partidos constitucionalistas de allá hagan alianzas mínimas para que no avance el independentismo. Pero el proceso independentista es irreversible, retomando un poco lo que te intentaba decir. No hay nadie que lo pare. Que es un proceso largo, que habrá dolor, lágrimas y sacrificios… pero, que al final lo conseguirán, ya te aseguro yo que sí. Porque ya, una vez iniciado el camino, es muy difícil volver atrás. Es imposible volver atrás.
AD: ¿Y cuál será el futuro de los partidos de la izquierda independentista?
GA: Pues que, cuando consigan la independencia, ya no serán independentistas, ya habrá una lucha de clases normal, en un país normal, en el que unos serán de izquierdas y otros serán de derechas y cada uno defenderá sus intereses.
“Todas las dificultades y obstáculos que hemos tenido para poder tener buenas relaciones con Cataluña han estado financiadas por el centralismo”
Ahora son todos independentistas: derechas, izquierdas, centro e incluso te diría yo que nazis, que los hay, pero, después, vendrá lo que tiene que venir: una vez conseguida la independencia, dejas de ser independentista, construyes un país libre del centralismo del Estado español con todas las garantías democráticas y de libertad para continuar avanzando en las mejoras de la sociedad que en definitiva es lo que quiere la gente, ¿no?
AD: ¿Y en el País Valenciano?
GA: Aquí en el País Valenciano lo tenemos más complicado. Aquí está más complicado. Pero eso no quiere decir que no sea posible también. Porque si allí lo consiguen… en fin, el País Valenciano siempre ha estado a la cola de todo lo que pasa en Cataluña. De hecho, todas las dificultades y obstáculos que hemos tenido para poder tener buenas relaciones con Cataluña han estado financiadas por el centralismo: rivalidades políticas, evitar que compartamos recursos, que las carreteras y el transporte público vayan del centro a las autonomías…
AD: … el tema de la lengua…
GA: El tema de la lengua, que prohíben o evitan de alguna manera que se hable en ciertos estamentos…
AD: O que intentan dividirla.
GA: Exacto, que si la Academia Valenciana de la Llengua, que si las Normas de Castelló… en fin, la lista sería extensa. Conflictos innecesarios e interesados que pueden contrarrestarse con una buena educación, con profesorado que explique bien nuestra Historia que, de hecho, en las escuelas están aprendiendo cada vez más cuál es la identidad de los valencianos y de dónde venimos. Y a dónde queremos ir.
AD: Muy bien. Pues para ir acabando, si te gustaría añadir alguna cuestión más, una tema o algunas palabras… yo creo que hemos tocado muchos temas.
GA: Bastante largo, sí.
AD: Sí, hemos hablado de Guillem Agulló, de la película, de los peligros de la extrema derecha y de por qué ha subido los últimos años, de cómo se combatía antes y cómo se debe combatir ahora, de sí la ultraderecha de ahora es igual que la de antes, del futuro de la izquierda y de la izquierda soberanista… ¿alguna cuestión más que añadir antes de cerrar?
GA: No, que se pueda aprovechar para algo y que sirva para análisis y, de alguna manera, que se puedan sacar conclusiones de todo lo que se ha hablado aquí por si hubieran posibles soluciones para poder desarrollar las teorías de democracia y de libertad de todo tipo, ¿no?
AD: Muy bien. Guillem, muchísimas gracias una vez más por la entrevista y esperamos, como bien has dicho, que pueda servir y que podamos lograr un mejor futuro para las generaciones venideras.
GA: A ti, gracias.
Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.