David Segarra: «No hay nada menos independiente en el mundo que los medios de comunicación»
David Segarra nos cita a las afueras de Valencia, en un pequeño pueblo de la Albufera. Nos encontramos en la parada de bus de la localidad. Pedimos un par de cafés para llevar en un bar cercano. Recién entrada la primavera, David Segarra ha sugerido que nos acerquemos a la zona costera para conversar bajo la puesta de sol.
En el trayecto, David Segarra recuerda la historia del pueblo, un lugar alejado del el ajetreo de la ciudad. Cuenta la historia de la Demanà, una alquería que sigue en pie tras más de 300 años de historia y que aparece en la famosa novela de Blasco Ibáñez Cañas y Barro de 1902. Para David Segarra lo natural es conocer la tierra que se pisa.
David Segarra, nacido en València, tiene a sus espaldas más de 20 años de recorrido en el mundo periodístico. En el año 2000 fue uno de los fundadores del periódico l’Avanç y ha publicado en El Levante, Vilaweb, Ara, Arrels y Directa, entre otros. Pronto se especializaría en la dirección de documentales, donde trata de plasmar a través de lo audiovisual su visión crítica del mundo que le rodea. Durante este periplo, ha vivido cerca de una década en América Latina y fue secuestrado por el Estado de Israel en el ataque a la Flotilla de la Libertad que llevaba ayuda humanitaria a Gaza en el año 2010.
La dilatada experiencia y la independencia respecto a los ritmos de la sociedad moderna de las que goza David Segarra le permiten ofrecer respuestas con esquemas distintos, en ocasiones casi opuestos, a los que manejamos el grueso de la población.
Al Descubierto: Antes de nada, desde Al Descubierto solemos dejar la primera pregunta para que la persona entrevistada se presente. ¿Quién es David Segarra? ¿Cómo te describirías a alguien que no te conozca?
David Segarra: Soy David Segarra Soler y trabajo como periodista, especialmente como realizador de documentales. Empecé en el mundo de la comunicación y del periodismo crítico independiente a raíz sobre todo del análisis que hacíamos desde los movimientos sociales del trato terrorífico, negativo en casi todos los casos, que se producía en los medios contra los movimientos sociales, concretamente en la época del asesinato de Guillem Agulló. Fue una época muy violenta y tensa en el País Valencià en la cual había una conflictividad entre movimientos sociales muy potentes y grupos neonazis que tenían el apoyo de la Generalitat, del ayuntamiento, de la policía y de los medios de comunicación.
Entonces, entendimos que lo que hacía falta no era solo quejarse, sino hacer medios independientes y alternativos. Como resultado, en 2000 fundamos el periódico l’Avanç, uno de los primeros periódicos independientes del estado español. Más tarde me centré más en lo audiovisual, porque para lo que eran mis inquietudes, que tenían que ver con el arte, con la cultura, con el periodismo y con contar historias disidentes de los movimientos populares y de la gente rural; el documental es una vía excepcional porque te permite una cosa que a día de hoy es la más extraña: el tiempo. Nosotros trabajamos de forma muy lenta, para hacer un documental podemos tardar hasta un año y eso nos permite investigación, profundidad, reflexión y también belleza. En definitiva, presentar un poco de luz en un mundo de oscuridad y horror, como es en ocasiones el nuestro.
En medio de este camino estuve viviendo casi una década en América Latina. Conocí Venezuela, Colombia, Argentina, Cuba o Uruguay entre otros y allí trabajé haciendo lo mismo que aquí, periodismo y documentales independientes, pero con las televisiones públicas latinoamericanas, plasmando la misma visión crítica del mundo que nos rodea y de la realidad que allí había.
Nuestros últimos documentales han estado centrados en posiblemente lo más denigrado de la sociedad moderna europea que son los agricultores, los campesinos. Ellos son lo olvidado, lo que más se considera del pasado. Durante todo el siglo XX en el cine, en el periodismo, en la literatura y el arte fueron denigrados, menospreciados y burlados. La gente que provenimos de los movimientos sociales esto lo tenemos claro porque, en el País Valencià por ejemplo, los movimientos sociales siempre han estado ligados a la tierra, a los agricultores.
AD: David Segarra, ¿por qué en esa reflexión que hacéis desde los movimientos sociales escogéis como herramienta antifascista el periodismo independiente?
DS: Nosotros no lo concebimos como una elección porque no es excluyente. El resto de herramientas, como las manifestaciones, los cárteles o la autodefensa, se habían utilizado y se continúan utilizando exitosamente por los movimientos populares en el combate contra la extrema derecha. Pero todos ellos chocaban siempre con el muro de censura y demonización de los medios de comunicación. Veíamos como una manifestación de 25.000 personas, que era capaz de confrontar al poder y a la violencia neonazi, no salía en ningún medio. Como mucho aparecía una pequeña fotografía de un tío con cresta en Las Provincias, con el objetivo último de desacreditarla.
Pensemos que en aquella época todavía no se había desarrollado internet, el muro de silencio era absoluto, no existía la sociedad, vivíamos en una sociedad en la que no existía la sociedad. Por mucho que escribieras comunicados de prensa, por mucho que hicieras manifestaciones de miles de personas, por mucho que hubiesen incidentes supergraves… daba igual lo que pasara, era irrelevante, el muro silencio era total.
Claro, mucha gente llegamos a la conclusión de que hacía falta romper ese muro. Lo primero de todo que hicimos fue empezar a formarnos. Ninguno de nosotros era ni tan solo estudiante de periodismo de las decenas de personas que formamos el periódico L’Avanç. Veníamos de muchos caminos diferentes pero lo que nos unía era esa conciencia de la censura absoluta mediática y lo primero que hicimos fue estudiar y formarnos. Es decir, comenzamos a leer toda la teoría y reflexiones que había hasta ese momento: Noam Chomsky, James Petras, Michael Parenti, Ignacio Ramonet, etc. Empezamos a hacer un mapeo de los medios disidentes que había por todo el estado español. Fuimos a Cataluña, a Euskadi, a Galicia, a Asturias para aprender de la gente que ya estaba haciendo cosas.
Nos pusimos a reflexionar sobre los medios de comunicación pero en última instancia sobre la industria cultural. El gran medio de comunicación no es la prensa, sino que son el cine, la televisión, los videojuegos, la música. El 90% de la política y la ideología la hace la industria cultural, que está siempre en mano de las grandes empresas. El resto de la prensa es más residual. Poca gente lee diarios o ve los informativos.
AD: Y ahora con la aparición de las redes sociales la prensa escrita todavía tiene menos público.
DS: Claro, ahora aún menos. Además en ese momento estaba naciendo internet y nos encontrábamos en el momento de máxima desesperanza en muchas décadas, para toda la humanidad. La caída de la URSS había dejado paso a la unipolaridad estadounidense y solamente había un imperio dominando el planeta. El totalitarismo era absoluto ya que la izquierda era casi inexistente. Era todo un bloque planetario de dominio y violencia. Era muy impactante vivir en esa realidad.
Como consecuencia, nació un movimiento muy desde abajo, muy desobediente, que era el movimiento antiglobalización. Antiglobalización se refería a oponerse a la globalización económica e imperial, es decir, al dominio absoluto de las multinacionales y de Estados Unidos y Europa del planeta Tierra.
AD: Movimiento que no tiene nada que ver con la supuesta antiglobalización que pregona la extrema derecha.
DS: No, la extrema derecha nunca ha sido antiglobalización. Ellos hablan de globalismo que es una idea conspiranoica que no tiene ningún vínculo con la globalización de las multinacionales, la de la OTAN, etc. Este es un claro ejemplo de cómo la extrema derecha se basa en el engaño, la confusión y la mentira.
El movimiento antiglobalización básicamente eran todos lo movimientos de izquierdas (los movimientos socialistas, feministas, anarquistas, ecologistas, sindicalistas, etc.) del mundo que estaban denunciando la necesidad de frenar este modelo que se está imponiendo en el cual no hay ningún tipo de regulación y donde los derechos sociales se están perdiendo. Esto lo vivimos en lugares como Praga, porque se hacían grandes convenciones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial para imponer sus políticas a nivel mundial y al mismo tiempo venía gente de todo el mundo para realizar una contraconvención de centenares de miles de personas para intentar pararla que sufrían una violencia extrema con heridos y muertos por parte de los cuerpos policiales.
En medio de todo esto apareció un fenómeno llamado Independent Media Center. Estamos hablando de la primera red de redes de información alternativa a nivel popular, es decir, cada ciudad y cada pueblo podía generar su propia web donde periodistas independientes podían publicar de forma libre. La publicación libre no existía por aquel momento. Internet estaba naciendo y las pocas webs que habían eran las de los medios privados tradicionales. El Independent Media Center permite publicar de forma independiente y participativa, lo que son ahora las redes sociales.
Nosotros conocemos este fenómeno al poco tiempo de haber fundado el periódico y decidimos que era necesario crear la web del periódico. Entonces, como no había prácticamente webs pasamos de ser un medio pequeño e independiente con un impacto limitado a tener un alcance masivo, al menos a nivel valenciano que era donde nos centrábamos. Permitimos que hubiese publicación libre en la web apostando por la difusión libre de información. Además, apostábamos por distribuir nuestro periódico en los quioscos de tal forma que la gente veía al lado del ABC, La Razón, El País, Las Provincias o El Levante un periódico en nuestra lengua, en valenciano, y con una agenda informativa totalmente distinta.
La finalidad de estar presentes en los quioscos y en un internet participativo era romper ese muro informativo y tener un gran alcance. En momentos como el 11M o la invasión de Iraq teníamos picos de visitas en los que superamos a todos los medios, pero no era difícil porque la información que daban los medios generalistas era la misma y además nosotros hacíamos información en directo. Tras el atentado del 11M todos los medios compraron el relato de que era ETA, también El País o la Ser. Nosotros no teníamos ni idea como todo el mundo, pero desde un primer momento nos pareció que no tenía lógica y el propio movimiento vasco lo había negado.
Por lo tanto, comenzamos a poner en duda simplemente el relato y empezaron a haber manifestaciones contra el atentado, en las que la mayoría de la gente acusaba a ETA y había pequeños grupos de personas que denunciaban que parecía que había sido obra de Al Qaeda. Así pues, nos pusimos a hacer cobertura en directo. ¿Cómo la hacíamos sin móviles y sin prácticamente internet? Pues de forma muy rudimentaria. Hacíamos fotos, íbamos a la pequeña redacción que teníamos en Ruzafa y la descargábamos para subirla a la web. La gente se iba a su casa y subía las noticias desde sus ordenadores. Y, además, nos coordinamos con Radio Klara que podía hacer una cobertura radiofónica. Así conseguimos hacer una cobertura en directo con visitas sin comparación con los otros medios porque los periódicos no querían hacer información en directo porque tenían una edición en papel que vender al día siguiente.
Nuestro objetivo último era romper el muro informativo. Tarea que como explican muy bien los teóricos de la comunicación no consiste en hacer un discurso opuesto sino marcar una agenda completamente propia. Lo característico de l’Avanç no era una visión alternativa del mundo, sino que nuestra agenda mediática no se parecía en nada. La agenda de todos los medios viene marcada por las empresas, el Estado y los partidos políticos y la nuestra venía marcada por los movimientos sociales y la población con ideas progresistas. En algunos temas sí que había un choque de relatos, pero en general teníamos una agenda comunicativa radicalmente diferente. No solo hay que contrarrestar los discursos reaccionarios, también hay que mostrar que la sociedad es mucho más diversa y rica de lo que aparece en los telediarios.
Por el proyecto pasaron personas como el periodista Miquel Ramos, el cantante Xavi Sarrià, el sociólogo Xavi Ginés, la periodista Elena Olcina; éramos decenas y al final centenares de personas porque era un trabajo voluntario y colectivo. Poco a poco se dio el fenómeno de que llegaron estudiantes de periodismo y profesionales del periodismo que querían colaborar con nosotros. Colaboramos con la Universidad de Valencia o la de Barcelona y algunos estudiaron periodismo o hicieron posgrados y especializaciones relacionadas con la comunicación. Siendo gente externa al mundo del periodismo, se acabó convirtiendo en una escuela de periodismo.
AD: David Segarra, ¿qué aprendiste en los otros países en los que has vivido y has trabajado como periodista para conformar tu visión actual sobre los medios de comunicación?
DS: Una cosa muy interesante que viví de cerca en América Latina es que no hay nada menos independiente que los medios de comunicación. La frase de que los medios son el cuarto poder es una de las afirmaciones más estúpidas que jamás se han dicho. En realidad, los medios no son otra cosa que el poder económico. Todos los medios generalistas están en manos de las empresas si son privados o de las instituciones si son públicos. No hace falta ser Chomsky para darse cuenta. Es una obviedad que todos los políticos y empresarios saben pero no se suele decir.
Esto se hizo más evidente aún si cabe en el ciclo político transformador que se abrió en América Latina a inicios de los 2000. En América Latina se dio la anomalía histórica de que por primera vez en la historia una oleada de gobiernos democráticos de izquierdas y soberanistas. Las pocas veces que eso había pasado fueron exterminados, como Allende o aquí La República. Allí de repente tenías a Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador o Venezuela que, mientras Estados Unidos y Europa se focalizaron en reventar Oriente Medio para hacerse con el petróleo y los recursos de la región, se alzaron rápidamente.
Entonces allí se dio la paradoja de que a pesar de tener un gobierno que había ganado las elecciones con mayorías que en ocasiones llegaban al 60% de los votos y que no tenía ningún medio. Habiendo ganado las elecciones con mayorías enormes, el 99% de los medios no es que se opusiesen sino que le declaraban la guerra al gobierno. La gente llegaba al quiosco y veía como todos los medios decían que había que acabar con el gobierno incluso por la fuerza si era necesario. Encender la tele y que todas digan que hay que acabar con el gobierno por la fuerza militar. Es algo impensable, lo que supongo que se daría en España en el 36.
Fue una gran lección de cómo los medios de comunicación no solo son independientes sino que son una de las herramientas del poder económico y político más reaccionarias del mundo. Eso nos llevó a la reflexión de qué hacer ante unos medios totalmente antidemocráticos y que defendían la dictadura. Como resultado se planteó una propuesta, muy moderada, socialdemócrata pero revolucionaria dado el contexto. Consistía en garantizar la pluralidad informativa pasando del control del 99% de los medios privados del espacio informativo, de manera que solo los millonarios tenían derecho a la libertad de expresión y de comunicación, a establecer un 33% del espacio para medios públicos, un 33% para medios comunitarios y un 33% para los privados. Obviamente nunca se puso en práctica, pero sí que se ha avanzado en este camino con más medios públicos y comunitarios.
En el estado español la educación, la televisión y la iglesia nos han repetido una y otra vez que somos básicamente católicos puros, europeos y españoles y que como mucho fuimos romanos. Esto no es simplemente desinformación, sino que es directamente un relato falso que sienta las bases para el discurso supremacista.
AD: ¿Qué puedes contarnos de tu estancia en Palestina y del secuestro por parte de las autoridades israelíes que sufristeis tú y tantas personas que llevabais ayuda humanitaria al pueblo palestino?
DS: En 2010 me vi envuelto posiblemente en el conflicto diplomático más importante del siglo XXI. Ese año se organizó la Flotilla de la Libertad, una flota formada por nueve buques que llevaban 10.000 toneladas de material humanitario, educativo, sanitario y de reconstrucción a Palestina para dar respuesta a la Masacre de Gaza. En 2009 el ejército israelí había devastado Gaza tras unos intensos bombardeos y no contentos con ello bloquearon el territorio para impedir que se recuperase y reconstruyese. Esto produjo un sentimiento de indignación brutal en la sociedad civil que se organizó para llevar esta ayuda humanitaria a Gaza.
En la flota navegaban alrededor de 700 personas entre las que había miembros de ONGS de todo el mundo, de movimientos sociales, de partidos políticos, hasta eurodiputados y unos 50 periodistas internacionales, yo uno de ellos, con el único objetivo de llevar esta ayuda humanitaria a Gaza. Pues a mitad de camino, durante la noche, hubo un asalto de las fuerzas militares especiales que masacraron a 10 personas, hirieron de bala a 53 personas, secuestraron a todos los participantes, nos robaron todo el material periodístico a los miembros de la prensa internacional y ejecutaron al coordinador de prensa de un tiro en la cabeza a corta distancia.
Todo ello ocurrió en aguas internacionales con lo cual según el derecho internacional es un acto de piratería y una declaración de guerra contra las 40 nacionalidades que había allí representadas, incluidos miembros de la OTAN como Turquía, Alemania o España. Nos secuestraron y nos llevaron, en lugar de a Gaza, al puerto israelí de Asdod y nos apresaron a todos. Pues después de esta experiencia traumática los agentes nos separaron y nos obligaron a enfrentar un dilema ético. Tras haber vivido todo lo que habíamos vivido y ver como no tenían ningún reparo en hacernos cualquier cosa, en medio de la oscuridad y con un foco apuntándonos a la cara; nos ofrecieron liberarnos si nos declarábamos culpables de inmigración ilegal al estado de Israel.
Milagrosamente, la mayoría de la gente se negó a firmar, con lo cual nos encarcelaron. Nos encerraron en unas jaulas, luego nos metieron en unos furgones blindados (en los que no se veía nada) y nos hicieron cruzar el país para llevarnos a una prisión de máxima seguridad en el desierto. Allí nos tuvieron tres días sin prácticamente comer ni dormir y aunque no nos torturaron, a parte de alguna paliza, torturaron a nuestras familias y seres queridos porque no proporcionaron en ningún momento la lista de los muertos. La barbarie acabó provocando un movimiento de respuesta masivo, con manifestaciones y disturbios en todo el planeta tierra contra las embajadas de Israel y algunos países rompieron relaciones diplomáticas con Israel para siempre como Bolivia o Venezuela. Finalmente, la presión fue tan fuerte que se vieron obligados a liberarnos.
A pesar de lo trágico de la historia, por suerte pudimos estrenar un documental en el que aparecieron todas las imágenes gracias a que unos cuantos periodistas ya tenían por aquel entonces tarjetas micro SD que consiguieron ocultar al ejército israelí. Así pues, recorrimos Turquía y Europa recopilando este material y entrevistando a los supervivientes para realizar un documental. Este documental se subtítulo en 10 idiomas, se estrenó en 40 ciudades del estado español simultáneamente en las plazas durante el 15M, en las televisiones públicas latinoamericanas, turcas, árabes, palestinas y en numerosos festivales de cine.
El documental se visionó en todos estos sitios menos en las televisiones europeas. Así aprendimos algo que ahora para mí es una obviedad y es que Europa es el continente menos informado del mundo. El europeo y la europea vive totalmente aislada de todo lo que pasa fuera del mundo, no tiene ni la más mínima idea sobre lo que no es su realidad cultural y políticamente inmediata. En el resto del mundo es diferente porque hay un choque constante de relatos, pero esto en Europa, y en Estados Unidos, no ocurre.
El fenómeno del rechazo a la religión es un fenómeno exclusivamente europeo de los últimos dos siglos y tiene una razón absolutamente lógica y local que no es otra que la barbarie anticientífica y la barbarie represiva y tiránica que las iglesias católica y protestante ejercieron.
AD: En línea con esto, también te has dedicado a hacer divulgación e investigación periodística sobre el etnocentrismo y la diversidad de las raíces culturales de la península ibérica. David Segarra, ¿por qué te interesaste por este tema?
DS: En el estado español la educación, la televisión y la iglesia nos han repetido una y otra vez que somos básicamente católicos puros, europeos y españoles y que como mucho fuimos romanos. Esto no es simplemente desinformación, sino que es directamente un relato falso que sienta las bases para el discurso supremacista. Lo peor de este supremacismo no es su xenofobia, no es solo que odies a los de fuera, sino sobre todo mucho antes que odiar a los de fuera te odias a ti mismo. La extrema derecha es radicalmente xenófoba, pero también antinacionalista y antipatriota. En otras palabras, se odian a sí mismos.
¿Qué quiere decir esto? Un ejemplo muy sencillo lo representa cómo algunos de los inquisidores mayores fueron judíos y moriscos conversos. Para salvarse adoptaron el relato supremacista y persiguieron a los suyos. Desgraciadamente, Europa nace de este auto-odio, la identidad europea se basa en la negación no solo de África o de América sino sobre todo en la negación de su propia historia. Europa, y la península ibérica en concreto, ha sido romana y cristiana pero mucho antes fue íbera, celta, vasca, fenicia, visigoda, griega o judía. Todas estas culturas que han dejado su imprenta en la península ibérica han sido conscientemente borradas del relato histórico y se ha extranjerizado a los propios nativos. Cuando los reyes católicos expulsan a los judíos los tildan de extranjeros, cuando los judíos llevaban cerca de 1500 años en la penínusla.
El relato sobre Al·Andalus es el mayor ejemplo de este discurso supremacista que extranjeriza al nativo. Al·Andalus se funda de la fusión de las poblaciones indígenas íberas, romanas y celtas con judíos, visigodos, árebes y bereberes. La cultura de Al·Andalus, como todos los historiadores saben, es una cultura indígena, nacida exclusivamente en la península ibérica con una influencia mestiza del judaísmo, del cristianismo, del islamismo, del paganismo y con una composición étnica del 90% de población indígena peninsular. El término reconquista no se utiliza por la gran mayoría de historiadores, se habla simplemente de lo que fue: una conquista.
Esto que toda la historiografía conoce, la población lo desconoce y piensa, porque se han dedicado muchos esfuerzos en ello, que básicamente los árabes vinieron y luego fueron expulsados. Por eso es tan importante descubrir nuestra historia. Porque cuando descubres tus raíces empiezas a conocer quién eres. Esta entrevista está teniendo lugar en la Albufera, pero casi ningún valenciano sabe lo que quiere decir Albufera. Albufera significa mar pequeño, lago. Los pueblos valencianos, Albal, Alboraia, Burjassot, son árabes y los que no, como Valencia, son romanos. Eso es lo que somos. Somos romanos, somos íberos, somos árabes, somos judíos y depsués vino la conquista cristiana, catalana y aragonesa, también somos catalanes y aragoneses.
De toda esa suma de raíces somos lo que somos actualmente, pero la identidad española y europea moderna niega todas esas raíces diversas. Eso no es xenofobia, es endofobia porque odios quien eres, tu gastronomía, tu agricultura, tu ciencia tu arquitectura. Ese es el punto débil de la extrema derecha. Dicen ser patriotas pero odian todo lo que hay en su patria.
AD: David Segarra, ¿qué opinas del leve acercamiento de algunas extremas derechas occidentales como la francesa o la alemana al colectivo LGBT para legitimar su discurso racista en una supuesta defensa de los derechos LGBT, lo que se conoce como homonacionalismo?
DS: Es exactamente lo mismo que hicieron en los años 30. En aquella época el movimiento más potente a nivel social era el movimiento obrero, como nunca en la historia. Entonces, la banca detectó eso y concluyó que necesitaban una fuerza que no dijese que era de los empresarios, sino que sea nacional-socialista. Hitler lo admite en sus propios escritos, que diseñaron su bandera de color rojo literalmente para confundir a los socialistas y comunistas. El fascismo no es solo una herramienta del poder, sino que es una herramienta que se basa en dividir, confundir y engañar a la población. Se basan en la mentira, el engaño y la violencia.
Actualmente, el movimiento obrero no es tan potente, hay otros movimientos también con mucha potencia como el feminismo o el movimiento LGBT. A día de hoy, siguen utilizando lo que en la reflexión anticolonial se ha llamado el indígena confirmante. Lo que se conoce en EEUU como el tío tom o como decía Malcom X los ‘’house niggers’’ que eran los negros que ayudaban al esclavista a dominar y explotar a los esclavos negros. Es una estrategia súper inteligente, de nuevo la extrema derecha es super inteligente, tiene de su lado y a sueldo a los mejores intelectuales del mundo trabajando diariamente en ello, porque tiene el apoyo del poder económico. Pero como decía no es nueva, los nazis ya tenían en sus filas colaboracionistas judíos.
En definitiva, esta es solo una más de sus tácticas para difundir su mensaje de odio. Utilizan a una persona lesbiana, negra, gitana y la utilizan para demonizar y denigrar a su comunidad. Por ejemplo, utilizan a una persona negra para decir que los negros son todos unos delincuentes menos él. O, como en este caso, utilizan a una persona LGBT para decir que todas las personas LGBT quieren destruir el mundo, menos ella. Cómo vamos a ser racistas u homófobos, dicen los neonazis de hoy, si tenemos entre nuestras filas a judíos, a árabes o a lesbianas. Pero no, continúan siendo lo de siempre, racistas, antisemitas, machistas y homófobos.
AD: ¿Crees que religión e izquierda pueden conjugarse en una misma frase? ¿Qué enseñanzas podemos extraer de América Latina al respecto?
DS: El fenómeno del rechazo a la religión es un fenómeno exclusivamente europeo de los últimos dos siglos y tiene una razón absolutamente lógica y local que no es otra que la barbarie anticientífica y la barbarie represiva y tiránica que las iglesias católica y protestante ejercieron. Es lógico que la ilustración y posteriormente otros movimientos como el obrero generaran el ateísmo, el laicismo y el agnosticismo frente a una brutalidad sin límites. Pero es un fenómeno exclusivamente europeo y moderno, que no existe en América Latina, en Asia o África.
Esto se debe a que Europa ha vivido una anomalía que es la extrema violencia sin precedentes del odio de raíz protestante y católica que llevó al Holocausto y a las dos guerras mundiales, estamos hablando de más de 100 millones de muertos por el supremacismo cristiano blanco. Es normal que la gente europea que piensa no crea en la barbarie de esta gente, que no crea en nada. Pero en cualquier otra parte del mundo la gran mayoría de la gente es religiosa y ni siquiera existe un debate sobre si se puede ser comunista o anarquista y religioso.
En este sentido, el laicismo es una maravillosa creación europea que precisamente se crea por esta barbarie. Como resultado de siglos de inquisición y de masacre contra judíos y musulmanes surge el laicismo que busca separar el poder eclesial del poder público para garantizar la libertad religiosa. El laicismo no surge para prohibir las religiones, sino para protegerlas y obviamente a los ateos y a los agnósticos, a todo el mundo.
Entonces se produce el fenómeno, que todos los historiadores conocen pero que los europeos de a pie desconocen, por el cual los pocos judíos que quedaban viviendo en Francia apoyan masivamente la revolución francesa porque los revolucionarios franceses les dicen que en la república serían ciudadanos de pleno derecho. En la revolución bolchevique ocurrió exactamente lo mismo, judíos y musulmanes se sumaron a la revolución. A partir de 1917 se disparó la fundación de mezquitas porque la URSS protegía al islam que llevaba siglos siendo perseguido y exterminado por el supremacismo cristiano zarista.
Y, de hecho, muchos de los líderes y referentes que idolatra la izquierda supuestamente antirreligiosa son religiosos. Por nombrar alguno, Malcom X, Muhammad Ali o Chávez son religiosos, prácticamente no hay ningún líder que no sea religioso. Pero lo esconden porque no les gusta porque les contradice. El problema de la identidad española y europea moderna es la exclusión, todo debe ser dualista. El ser humano es lo contrario, es una suma de diversidades. La interseccionalidad no es una cosa posmoderna, como dicen los rojipardos, es lo de toda la historia de la humanidad. El Che Guevara decía una cosa muy interesante ‘’hay que ser patriota de allá donde estés’’ y Gandhi decía ‘’no se puede ser internacionalista sin ser nacionalista’’. En otras partes del mundo tienen muy claro que la realidad es inherentemente diversa, pero la identidad europea se basa en negarla.
AD: Para acabar, David Segarra, ¿podrías hablarnos un poco de los últimos proyectos audiovisuales o documentales en los que has trabajado?
DS: Mis últimos trabajos han estado centrados, como te comentaba al principio de la entrevista, en el mundo rural y en las vivencias de quienes realmente nos sustentan como sociedad, los agricultores y campesinos. Por ejemplo, en el documental Savis de l’Horta tratamos de permitir al mundo rural expresarse y tener voz, ya que habitualmente se habla del mundo rural pero no se le permite hablar. Es decir, mostramos a los agricultores haciendo sus reflexiones no solo sobre la agricultura sino sobre el sentido de la vida y su visión de la vida moderna, una reflexión crítica de la gente mayor del campo hacia el mundo actual y las ciudades.
Su contraparte es el documental Renaixem, en el que las nuevas generaciones de agricultores valencianos dan su punto de vista también sobre la sociedad moderna y sobre el trabajo que ellos hacen y que además fue grabado durante el confinamiento, cuando todo el mundo estaba encerrado y ellos seguían trabajando para hacer llegar alimentos a los supermercados.
Hace poco también estrenamos Per molt que bufe el vent. En este se narra la crónica de los últimos 20 años de resistencia popular en defensa de la huerta valenciana en una alianza de los agricultores, los vecinos de la huerta y miles de personas de los pueblos y las ciudades que sin ser del campo entienden que la protección del campo y de la huerta es vital, es la base de la supervivencia de la sociedad.
Asimismo, recientemente codirigí junto a Xavi Sarrià el documental No s’apaguen les estreles, un documental coral no solo de David Segarra, aunque todos los documentales que hago son corales porque la vida en sí misma es coral, donde diez personas, desde el músico el Botifarra a la hermana de Guillem Agulló, cuentan sus historias poniendo cara a la cultura popular y memoria valencianas.
El último documental, recién estrenado, es Llum Mudéjar, una investigación sobre cómo nuestra cultura artística y arquitectónica actual no cae del cielo, sino que tiene raíces. Cómo esta cultura en el País Valencià y en todo el litoral mediterráneo tiene unas raíces super diversas. Y lo contamos precisamente porque es una forma de conocer nuestra cultura y de quererla, dejando de lado la endofobia y al mismo tiempo la xenofobia. Cuando descubres que tu tierra es romana, cristiana, judía, musulmana, árabe, europea, hasta germánica, ¿Cómo vas a odiar a los europeos o a los africanos o a los judíos si tú eres parte de ellos?.
AD: Muchas gracias por concedernos la entrevista, ha sido una conversación muy interesante.
DS: ¡Gracias a vosotros!
Puedes saber más de David Segarra siguiéndolo en sus redes:
Cuenta de Twitter: https://twitter.com/Davidsegarra
Articulista. Apasionado por la Sociología y la Ciencia Política. Periodismo como forma de activismo. En mis artículos veréis a la extrema derecha Al Descubierto, pero también a mí.