Europa

Así es la extrema derecha europea

Las elecciones europeas de junio de 2024 se han saldado con un aumento sin precedentes de la representación de los partidos políticos de la extrema derecha europea. En hasta 13 países de 27 un partido de extrema derecha ha sido primera fuerza, lo que se ha traducido en un total de 175 escaños que representan el 24,3% del Parlamento Europeo y en ocupar el segundo lugar muy cerca del Partido Popular Europeo (PPE), la formación de centro derecha de la presidenta de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen, que ha obtenido 186 escaños, diez más que en 2019.

El anuncio apresurado de Von der Leyen tras conocer los resultados preliminares donde asegura que pactará con el grupo socialdemócrata para aislar a las fuerzas extremistas a pesar de haber estado acercándose estas últimas semanas a Giorgia Meloni, primera ministra de Italia y líder del grupo de Reformistas y Conservadores Europeos (ECR), refleja hasta qué punto estas organizaciones políticas han empezado a amenazar el proyecto europeo en sí mismo.

Sin embargo, hay otra realidad, y es que la extrema derecha europea permanece todavía muy dividida. La mayoría desconoce, de hecho, que las fuerzas políticas de este calibre suelen dividirse en dos grandes grupos parlamentarios: Identidad y Democracia (ID) y Reformistas y Conservadores Europeos (ECR). Además, también hay varias formaciones políticas relevantes en el grupo de No Adscritos. Y aunque los intentos de unirse en único grupo se han dado recientemente, de momento no parece probable.

¿Cómo funcionan los grupos parlamentarios en la Unión Europea?

La mayoría de la gente presenta un amplio desconocimiento de las instituciones públicas, especialmente de las políticas. Sin ir más lejos, muchísima gente piensa que, cuando vota en las elecciones generales en España, está decidiendo quién gobernará. Pero esto no es así: en España, es el Congreso quien nombra al presidente del gobierno, y éste decide el gabinete.

De la misma forma, existe una diferencia entre los grupos parlamentarios y los partidos políticos. Los partidos políticos, de hecho, se limitan a presentar candidaturas para un determinado parlamento (estatal, autonómico o local), mientras que los grupos parlamentarios tienen una entidad jurídica propia y separada del partido político, con su propia contabilidad, reglamento y funciones.

En España, conformar un grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados requiere de la voluntad de 15 o más diputados o diputadas, o 5 siempre y cuando se posea un 15% de los votos correspondiente a las circunscripciones (provincias) donde se haya presentado candidatura o un 5% de los votos en el conjunto del estado.

Los partidos políticos que no han obtenido esa representación, o bien llegan a un acuerdo con otro partido para que les «preste» un diputado, o bien se juntan con otras formaciones que tampoco llegan a ese mínimo, lo que popularmente se conoce como Grupo Mixto. Los diputados que carecen de grupo parlamentario se denominan «no adscritos».

¿Por qué es importante? Porque los grupos parlamentarios gozan de una serie de derechos, como recibir subvenciones o proponer enmiendas a las proposiciones de ley del gobierno. Además, los grupos parlamentarios de más de 50 diputados pueden presentar recursos al Tribunal Constitucional.

El ejemplo de España sirve también para entender cómo funcionan los grupos parlamentarios en la Eurocámara. De entrada, conformar un partido político europeo no es tan sencillo como en España, ya que más bien actúan como coaliciones de formaciones políticas de los países miembros, y deben de contar con representación en el parlamento europeo.

Actualmente, hay 10 partidos políticos oficiales en la Unión Europea, así como cuatro coaliciones. Por ejemplo, en el Partido Popular Europeo (PPE) está el Partido Popular (PP) de España o la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Alemania.

Una vez se han celebrado los comicios europeos y se ha determinado la representación parlamentaria, se proceden a conformar los grupos parlamentarios europeos. Para poder conformar este grupo, se necesitan al menos 23 diputados de al menos una cuarta parte de los países de la Unión Europea.

Debido a esto, existen partidos políticos que forman parte del mismo grupo parlamentario, o partidos políticos cuyos diputados se dividen en diferentes grupos parlamentarios. Por ejemplo, dentro del grupo Renovar Europa (RE) están Partido de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE Party) y Partido Demócrata Europeo (PDE/EDP). Y en la legislatura pasada existieron diputados de éste último que también están en el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D). Por último, muchos eurodiputados sin partido político europeo también se suman a grupos parlamentarios.

En resumen, tanto la constitución de coaliciones, como de partidos políticos, como de grupos parlamentarios es compleja y depende mucho del momento político.

Después de las elecciones de junio de 2024, la extrema derecha europea se divide en dos grupos parlamentarios y en no adscritos.

Identidad y Democracia

Logotipo de Identidad y Democracia

Este grupo parlamentario se compone de un único partido político europeo que recibe el mismo nombre. Se fundó en 2014 con el nombre de Movimiento Europa de las Naciones y de las Libertades (MENF), cambiando su nombre por el actual en 2019. Sus partidos fundadores procedían de la coalición Alianza Europea por la Libertad (también conocida como Alianza Europea de Pueblos y Naciones) que en 2014 obtuvo 38 diputados.

Su máximo instigador fue Matteo Salvini, del partido italiano Liga, entonces Liga Norte, que en las elecciones generales italianas de 2013 llegó a mínimos históricos y necesitaba un empuje a su imagen política. Su alianza con la francesa Marine Le Pen de Agrupación Nacional, entonces Frente Nacional, y el holandés Geert Wilders del Partido de la Libertad fue clave a la hora de conseguirlo, sumando más adelante a Alternativa para Alemania (AfD).

Así, Salvini fue el primer líder de la extrema derecha moderna en tratar de unir a todas las formaciones ultraconservadoras bajo una única bandera tras desaparecer el grupo parlamentario de Unión de la Europa por las Naciones (UEN), que entonces incluía a este tipo de partidos. Sin embargo, no logró convencer a la mayoría de las formaciones de la extrema derecha europea.

Finalmente, formaron parte el Partido de la Libertad (FPÖ) de Austria, Interés Flamenco (VB) de Bélgica, el Partido Popular Danés (DF, aunque sin formar parte del partido), el Partido Popular Conservador (EKRE) de Estonia y Libertad, Basta! (Chega) de Portugal y Democracia Directa (SPD) de República Checa, además de algunos escaños independientes, juntando 73 europarlamentarios, con Salvini y Le Pen como líderes de la formación y estableciendo una larga alianza que dura hasta la actualidad. Al finalizar la legislatura, el grupo parlamentario tenía 49 parlamentarios debido a la expulsión de Alternativa para Alemania (AfD). También forma parte del Partido Identidad y Democracia el Partido Nacional Eslovaco, pero carece de representación europarlamentaria.

Tras las elecciones europeas de junio, cuenta con 58 asientos, lo que lo convierte en la quinta fuerza política a nivel europeo y tiene presencia en siete países.

Sin duda, este grupo parlamentario europeo se caracteriza por ser el reflejo del movimiento identitario a escala europea. Debido a esto, sostienen un fuerte discurso ultranacionalista y antiinmigración, oponiéndose a la construcción del proyecto político europeo en defensa, a su juicio, de la «soberanía nacional», y abogan por un sistema policial fuerte, restricciones fuertes a la inmigración y reducir la influencia de las leyes europeas en los países miembros. También defienden el proteccionismo económico, la familia tradicional y los valores cristianos, que consideran inherentes a Europa.

En cuanto a la política exterior, han abogado por distanciarse de la OTAN y de la influencia de Estados Unidos, mientras que se han acercado a Rusia y a su esfera de influencia, compartiendo el mismo discurso ultraconservador. O, como mínimo, han mostrado una postura ambigua. No en vano, las relaciones del gobierno ruso encabezado por Vladimir Putin y su partido Rusia Unida con la extrema derecha europea se ha centrado muy especialmente en las formaciones políticas que constituyen Identidad y Democracia, especialmente con Liga, Agrupación Nacional y Alternativa para Alemania. Famosas fueron las fotografías de Matteo Salvini con camisetas con la cara de Putin tras el inicio de la invasión rusa de territorio ucraniano en febrero de 2022.

Cabe añadir que la mayoría de las formaciones políticas de Identidad y Democracia tienen raíces evidentes con las corrientes de extrema derecha más tradicionales y radicales, como el fascismo o el nazismo, como es el caso de Alternativa para Alemania, que de hecho fue expulsada por comentarios considerados de apología al nazismo, o del Partido de la Libertad de Austria.

Probablemente, las principales diferencias con el otro grupo parlamentario de la extrema derecha europea, Reformistas y Conservadores Europeos, recaiga en dos cuestiones: por un lado, la concepción del proyecto europeo; y, por otro lado, las la política exterior.

Reformistas y Conservadores Europeos

Logotipo de Conservadores y Reformistas Europeos

Sin duda, el grupo de los Reformistas y Conservadores Europeos (ECR) es el que más interés ha recibido en los últimos años dentro de la extrema derecha europea. Sus inicios se remontan a 2005 ante los conflictos existentes en el seno del Partido Popular Europeo, donde los tories no se sentían a gusto.

Efectivamente, el Partido Conservador de Reino Unido, entonces liderado por David Cameron, chocaba frontalmente con las ideas europeístas de la centro derecha liberal y conservadora europea, por lo que instigó un movimiento llamado Movimiento por la Reforma Europea (MER) donde buscaba atraer a formaciones moderadas de derecha a su causa para fundar un nuevo grupo político. Esto lo hizo junto al Partido Democrático Cívico (ODS) de República Checa.

El primer movimiento de esta plataforma europea fue la de atraer a fuerzas políticas tanto del PPE como de la Unión de la Europa por las Naciones (UEN), el principal grupo parlamentario euroescéptico y nacionalista y que incluía tanto a partidos de derecha como de extrema derecha. Por ejemplo, en aquellos años formaciones como Ley y Justicia (PiS) de Polonia, la entonces Liga Norte de Matteo Salvini o el Partido Popular Danés.

El éxito inicial no fue el esperado. En 2007 la Unión de Fuerzas Democráticas (UDF) de Bulgaria, aunque nunca llegó a abandonar el PPE y tampoco sacó representación en esos años. La Plataforma Cívica (PO) de Polonia también se unió al MER, pero no abandonó el seno del grupo parlamentario de centro derecha. Sin embargo, el resto del posible listado de miembros del futuro grupo parlamentario seguía siendo un misterio. En marzo de 2009, se firmó la llamada Declaración de Praga, que resumía los principios del futuro partido político europeo, bautizado como Alianza de Reformistas y Conservadores Europeos (AECR).

Finalmente, tras las elecciones europeas de 2009, finalmente se conformó el nuevo partido y también el grupo parlamentario, del que formaron parte Ley y Justicia y otras organizaciones políticas desde la centro derecha hasta la derecha conservadora, al tiempo que la UEN colapsaba, ya que sus formaciones se fueron a otros grupos parlamentarios europeos.

Las primeras polémicas llegaron tras las elecciones europeas de 2014, donde el partido, a pesar de competir con Alianza Europea por la Libertad, otra coalición de derecha euroescéptica, se convirtió en tercera fuerza pasando de 57 a 70 europarlamentarios y el 9,32% de los votos. Y es que, tras la crisis financiera de 2008 y las políticas económicas neoliberales de lo que se llamó «la troika» europea, triunvirato formado por laComisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), contribuyeron en gran medida a acrecentar el sentimiento euroescéptico tanto en la derecha como en la izquierda política.

Tras 2014, llegaron las admisiones de partidos políticos como Alternativa para Alemania (AfD), el Movimiento Nacional Búlgaro (VMRO) o Griegos Independientes, de ideología marcadamente ultraderechista y con un discurso antiinmigración que empezaba a volverse popular. La polémica vino con la aceptación de Partido Popular Danés y al Partido Finlandés (anteriormente Verdaderos Finlandeses). Y es que un eurodiputado de cada partido había sido condenado judicialmente por relacionar conductas sexuales de dudosa moralidad (agresiones sexuales, pederastia…) con el islam y con inmigrantes musulmanes. Pero se mantuvieron en el grupo.

A partir de 2016, con el abandono de Reino Unido de la Unión Europea tras el Brexit, el grupo fue radicalizándose y acogiendo cada vez más discursos xenófobos y nacionalpopulistas, aunque los más extremistas, como AfD, el DF o el Partido Finlandés finalmente acabarían en Identidad y Democracia.

Actualmente, a pesar de que se considera un grupo parlamentario de ultraderecha, acoge también a formaciones más moderadas. Así, cuenta con miembros como el PiS (2009), Alianza Nacional de Lituania (2009), el VMRO (2014), Hermanos de Italia (FdI, 2018), Vox (2019), Francia en Pie (DLF, 2019), o Demócratas de Suecia (2018) que pueden adscribirse a la extrema derecha europea, pero cuenta con otras formaciones como Slovakia (2014) o el Partido Demócrata Cívico que pueden considerarse de centro derecha.

En cuanto a sus ideas y propuestas, se puede citar directamente la Declaración de Praga:

  • Empresa libre, libre y justa y competencia, regulación mínima, menor tributación y pequeño gobierno como catalizadores últimos de la libertad individual y la prosperidad nacional.
  • Libertad individual, más responsabilidad personal y mayor responsabilidad democrática.
  • El suministro sostenible de energía limpia hace hincapié en la seguridad energética.
  • La importancia de la familia como base de la sociedad.
  • La integridad soberana del Estado nación, la oposición al federalismo de la UE y un renovado respeto por la verdadera subsidiariedad.
  • El valor primordial de la relación transatlántica de seguridad en una OTAN revitalizada y el apoyo a las democracias jóvenes en toda Europa.
  • La inmigración controlada eficazmente y el fin del abuso de los procedimientos de asilo.
  • Servicios públicos eficientes y modernos y sensibilidad a las necesidades de las comunidades rurales y urbanas.
  • El fin de la excesiva burocracia y de un compromiso con una mayor transparencia en las instituciones de la UE y el uso de los fondos de la UE.
  • Respeto y trato equitativo para todos los países de la UE, nuevos y antiguos, grandes y pequeños.

En resumidas cuentas, el ECR sí parece estar a favor del proyecto europeo aunque con cierta oposición, apuesta más por el liberalismo económico y en cuanto a política exterior se alinea más con la OTAN y Estados Unidos. Aunque a partir de 2014 comenzó a acoger principalmente a formaciones políticas de la alt-right estadounidense, estos puntos marcan una clara diferencia con Identidad y Democracia. Comparten, no obstante, el énfasis en el control de fronteras y la defensa de valores ultraconservadores basados en el cristianismo (probablemente con mayor hincapié que Identidad y Democracia). Ambos se oponen también a las medidas ecologistas para frenar el cambio climático.

No adscritos

El grupo de «no adscritos» se merece una mención especial, ya que en estos momentos se encuentran diferentes formaciones políticas que no se adscriben actualmente a ningún partido y grupo parlamentario, al menos a la fecha de publicación de este artículo.

Los dos más importantes sin duda son Alternativa para Alemania (AfD) y Fidesz de Hungría.

Y es que, tras la disolución en 2019 de Europa por la Libertad y la Democracia Directa (EFD), cuyo máximo exponente fue el Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP) de Nigel Farage y que la mayoría de las formaciones políticas que lo constituían pasaran a No adscritos, Alternativa para Alemania se pasó a Identidad y Democracia, fue expulsado del grupo parlamentario en 2023 y actualmente se encuentra en No adscritos con 15 escaños. Y es que, una formación política que debutó como un partido conservador alternativo, ha terminado radicalizándose a marchas forzadas hasta el punto en que no es aceptado por ninguna agrupación ultraderechista.

Sin embargo, la estrella de este grupo parlamentario es Fidesz, acrónimo húngaro de Alianza de Jóvenes Demócratas, el imbatible partido político de Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, que ha logrado 11 escaños y el 44,61% de los votos, un escaño y ocho puntos menos aproximadamente que en 2019, lo que podría ser una señal del desgaste del longevo líder ultraconservador.

Y es que, tras los intentos fallidos de Salvini, uno de los máximos exponentes del liderazgo de la extrema derecha europea está siendo Orbán. El partido, fundado a imagen y semejanza de la centro derecha europea en 1988, entró en el PPE en 2004 de la mano del Partido Popular Demócrata Cristiano (KDNP) de Hungría. Podría decirse que, tras el descontento del gobierno socialdemócrata en su gestión de la crisis de 2008, Fidez obtuvo una mayoría absoluta cualificada en las elecciones de 2010 que le permitió modificar la Constitución del país a su imagen y semejanza, lo que le valió las primeras críticas por asomarse al autoritarismo.

A partir de la segunda mitad de la década, sus posiciones se tornaron más radicales. En 2015, junto al llamado Grupo de Visegrado, alianza conformada por Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa, formaron un «eje antiinmigración» al que se sumó Austria para liderar la oposición a recoger refugiados procedentes de la Guerra Civil de Siria, evento que se considera que disparó el discurso xenófobo y racista en Europa. Para 2019, Hungría ya había adoptado profundas ideas y políticas homófobas, xenófobas, autoritarias y de rechazo a la UE y aproximación a Rusia. En 2021, tras varias sanciones tanto a Polonia como a Hungría por desafiar la normativa interna de la UE, el PPE optó por expulsar a Fidesz.

Ese mismo año, además de firmarse una carta conjunta contra la UE, se celebró en diciembre una cumbre de la extrema derecha europea en Polonia donde participaron partidos como Vox, Fidesz o Agrupación Nacional. Se celebraría otra en Madrid auspiciada por Vox en 2022 y otra en 2023, titulada Free Europe, esta vez de la mano de Salvini. En mayo de 2024, y tras la cancelación de una nueva cumbre en Bruselas, Le Pen lanzó un órdago a Meloni para construir un grupo parlamentario propio tras las elecciones.

Sin embargo, a pesar de que es cierto que las alianzas internacionales de las fuerzas ultraderechistas son sólidas, la construcción de un grupo parlamentario propio en el seno de la Unión Europea no parece posible por el momento, mucho menos desde el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, que ha contribuido a dividir a la extrema derecha.

Por lo demás, en el grupo de No adscritos se pueden encontrar otras organizaciones, como Nueva Esperanza (antes KORWiN) de Polonia, Los Patriotas de Francia, el Partido de los Ciudadanos Libres (Svobodní) de República Checa, Renacimiento de Bulgaria o Se Acabó la Fiesta (SAF), la agrupación de electores española liderada por Alvise Pérez.

El peligro de la extrema derecha europea

Si bien es cierto que un grupo parlamentario fuerte y cohesionado con un liderazgo potente podría equilibrar la balanza hacia fuerzas políticas que darían un giro peligroso a la Unión Europea, lo que realmente podría suponer un peligro para los derechos fundamentales empieza mucho antes.

Y es que no solo buena parte de las ideas de estos grupos parlamentarios han empezado a polarizar también las propuestas en el seno de la centro derecha y derecha liberal y conservadora dentro del PPE. Las propuestas y acciones políticas que defienden llevan años aplicándose, en mayor o menor medida, en la Unión Europea, alejando el proyecto europeo de los valores de defensa de los derechos humanos, de la democracia y de las libertades civiles que, se supone, defiende.

Un ejemplo se puede ver en la política migratoria de la UE. Hace apenas dos meses el Parlamento Europeo aprobó el «Pacto de Migración y Asilo» que está enfocado principalmente a aumentar los controles fronterizos y poner más obstáculos a las concesiones de asilo con la intención de limitar la llegada de personas migrantes a los países europeos. Más de 150 organizaciones de Derechos Humanos, entre ellas Human Rights Watch, Amnistía Internacional, el Comité Internacional de Rescate y Oxfam, pidieron a los eurodiputados que rechazaran el Pacto.

En política exterior, economía, medio ambiente o en seguridad puede verse también la influencia de la extrema derecha europea que, a pesar de llevar décadas criticando el proyecto europeo, han contribuido decididamente a moldearlo y a empujar en la dirección más conveniente para sus intereses. Y por eso hay que seguir dejándola Al Descubierto.

Así es la extrema derecha europea

Adrián Juste

Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.

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