¿Quién ha votado a Se Acabó la Fiesta?
Se Acabó la Fiesta (SALF), la agrupación de electorales de Alvise Pérez, ha sido una de las revelaciones de estas elecciones europeas. La formación ultraderechista ha logrado 3 eurodiputados al conseguir 800.763 votos, un resultado superior al que le otorgaban la mayoría de encuestas.
Aquí la pregunta es: ¿quién ha votado a SALF? Por sus similitudes con Vox, podría suponerse que la composición es casi idéntica. La realidad es que, con similitudes, tiene divergencias notables. Así, para responder a esta pregunta existen multitud de datos revelados por el Centro de Estudios Sociológicos (CIS) y los propios datos postelectorales.
Hombres, jóvenes y exvotantes de Vox
Un análisis del perfil de los votantes de «Se Acabó la Fiesta» revela que la mayoría son hombres y jóvenes. El 77% de sus votantes tienen menos de 44 años, lo que sugiere que su mensaje ha resonado particularmente bien entre las generaciones más jóvenes. Dentro de este grupo, hay una notable disparidad de género: los hombres jóvenes dominan ampliamente, con los hombres de 18 a 24 años representando el doble de las mujeres, y esta diferencia se amplía aún más en el rango de 25 a 44 años.
Un aspecto importante es que el 30% del voto potencial a SALF proviene de exvotantes de Vox de las últimas elecciones europeas de 2019 (18,7%) y de jóvenes que votan por primera vez en este tipo de comicios (11,2%). Esto indica que SALF ha logrado captar a votantes de derecha que, así como a nuevos votantes jóvenes.
En esta línea y según los datos del CIS, SALF ha obtenido su mayor calificación entre los votantes de Vox, con un 5,08 entre quienes votaron a la lista de Jorge Buxadé en 2019. Además, ha captado el 9,8% de los votantes de 18 a 24 años y el 9,5% de los votantes de 25 a 34 años, superando a Sumar o Podemos en estos grupos de edad y rivalizando con Vox. La calificación de Alvise Pérez como líder es significativamente más alta entre los jóvenes menores de 34 años, con una puntuación de 4,9 entre los menores de 24 años y 4,3 entre los de 25 a 34 años.
Además, su mayor calificación proviene de estudiantes, militares y cuerpos policiales, con puntuaciones de 4,93, 4,58 y 4,27 respectivamente. También es notable su valoración entre los trabajadores del sector primario y directores y gerentes, aunque estos últimos colectivos valoran más a otros líderes de partidos como Dolors Montserrat (PP) y Jorge Buxadé (Vox).
Perfil socioeconómico
El voto a Se Acabó la Fiesta se distribuye de manera transversal en términos de nivel económico. Consigue buenos resultados tanto en zonas ricas como pobres, pero destaca especialmente en municipios con mayor desempleo y mayor población extranjera. Este perfil es similar al de Vox, lo que sugiere una competencia directa entre ambos partidos por los mismos segmentos de votantes.
El análisis del voto en diferentes niveles socioeconómicos muestra que SALF capta más votos en áreas con alta tasa de desempleo, y aunque sus votantes no se concentran en un nivel de renta específico, logra resultados consistentes en diferentes estratos económicos, desde el 1% más rico hasta los niveles más bajos de ingresos.
Los datos del CIS revelan que los cuerpos militares y policiales son uno de los grupos que más simpatizan con la candidatura de Acabó la Fiesta, con un 14,6% de apoyo. También tiene un fuerte respaldo entre los estudiantes (9,8%) y los operarios o artesanos (8,5%). En términos de nivel de renta, el voto a Alvise Pérez es similar al de Vox, aunque más transversal. Mientras Vox obtiene mejores resultados en barrios y municipios más pobres del sur de España y entre el 10% más rico, SALF consigue entre el 4% y el 5% de los votos en todos los niveles de renta.
El descontento con el sistema político y la percepción de falta de oportunidades económicas son factores clave que han impulsado el apoyo a SALF en estas áreas. La narrativa de Pérez, que se enfoca en la crítica a la «partitocracia» y la denuncia de corrupción y fraude, ha encontrado un terreno fértil entre los votantes que sienten que han sido abandonados por los partidos tradicionales y buscan una alternativa que promete un cambio radical.
La distribución geográfica del voto de Se Acabó la Fiesta
«Se Acabó la Fiesta» ha obtenido sus mejores resultados en 9 de las 17 comunidades autónomas, siendo la cuarta fuerza en regiones como Andalucía, Aragón, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia y La Rioja, y quedando por delante de Sumar en todas estas y en Canarias. Los resultados más destacados a nivel autonómico se han registrado en Murcia (6,6%), Canarias (6,3%) y Andalucía (6,2%).
A nivel municipal, SALF ha conseguido votos en más de 7.071 localidades de las 8.132 existentes, obteniendo un gran porcentaje de voto en poblaciones pequeñas de menos de 1.000 habitantes, como en Pozanco (Ávila) y Chequilla (Guadalajara), donde obtuvo el 40% de los votos. Pero no son las localidades pequeñas de donde «Se Acabó la Fiesta» ha extraído el grueso de su voto, si no los tamaños de medianas a grandes. Un 33% de sus votantes vive en ciudades de entre 100.000 y un millón de habitantes. Si se suman los que superan los 20.000 habitantes, se obtiene un 64%.
En términos de comparación con otros partidos, los resultados de Se Acabó la Fiesta han mostrado que, en comunidades como Murcia, Canarias y Andalucía, ha logrado superar a Sumar. Además, en las provincias de Málaga, Las Palmas, Murcia, Guadalajara, Cádiz y Sevilla, SALF ha obtenido más del 6% de los votos, mostrando una notable capacidad para atraer votantes en zonas con altos niveles de desempleo.
Éxitos en Andalucía, Madrid y Murcia
El éxito de Se Acabó la Fiesta se concentra principalmente en Andalucía, donde ha logrado casi 181.000 votos, posicionándose como la cuarta fuerza política en la región. Destacan provincias como Sevilla y Málaga. En Sevilla, ha alcanzado los 45.640 votos, mientras que en Málaga ha recibido 38.946 votos, consolidándose como una fuerza política relevante.
La Comunidad de Madrid es otro territorio donde Se Acabó la Fiesta ha obtenido un notable respaldo, con 140.944 votos que le han permitido ser la quinta fuerza política en la región.
En la Región de Murcia, el partido ha cosechado 34.036 votos y se ha posicionado como la cuarta fuerza política, destacando su capacidad para atraer votantes en estas áreas de tradición conservadora.
Dificultades en el País Vasco y Galicia
Por otro lado, el País Vasco y Galicia son las comunidades donde «Se Acabó la Fiesta» ha obtenido menos apoyo. En el País Vasco, el partido se ha ubicado como la octava fuerza política en las tres provincias, con resultados modestos en comparación con otras regiones. En Galicia, la formación apenas ha reunido 22.655 votos en total, mostrando un respaldo limitado en esta comunidad.
Así,su presencia en Cataluña y algunas regiones del norte de España, en especial las que tienen fuerzas soberanistas, ha sido más modesta, demostrando una vez más la resistencia de estos territorios a fuerzas nacionalistas españolas.
¿Cómo ha conseguido estos votos Se Acabó la Fiesta? Influencia en redes sociales, comunicación y un canal de Telegram
La popularidad de Alvise Pérez se ha fraguado principalmente en las redes sociales, fuera del foco de los medios tradicionales. Ha utilizado plataformas como Instagram y Telegram para lanzar su mensaje, acusar a inmigrantes, criticar el feminismo y atacar a periodistas y políticos de izquierdas. La estrategia de comunicación de SALF se ha centrado en la narrativa de fraude electoral y en la desconfianza hacia las instituciones, resonando con votantes que sienten que sus voces no son escuchadas en el sistema político actual.
Alvise Pérez ha usado Telegram como el vector central de su estrategia de comunicación, desde donde emite contenidos nocivos y bulos diversamente documentados por las verificadoras. Su equipo de campaña utiliza inteligencia artificial generativa para crear vídeos a partir de sus declaraciones en Telegram, ampliando así su discurso en otras redes sociales como TikTok e Instagram. Este enfoque ha permitido que su mensaje llegue a una amplia audiencia joven y tecnológicamente conectada, consolidando su base de seguidores.
El activismo de Alvise en redes sociales durante la pandemia de COVID-19, lanzando consignas y cartelería confrontativa, como los hashtags #SánchezSepulturero y #SánchezAsesino, ha jugado un papel crucial en su ascenso político. Estos mensajes han sido utilizados para movilizar a sus seguidores y crear una narrativa de resistencia contra el gobierno y las instituciones. Durante la campaña electoral, Alvise se ha centrado en denunciar a la Junta Electoral Central, el CIS, Correos y autoridades locales, promoviendo la idea de que su campaña estaba siendo saboteada y utilizando el típico discurso de fraude electoral como el corazón de su campaña.
El perfil definitivo. Preguntas y respuestas para el futuro
Los votantes de «Se Acabó la Fiesta» son predominantemente hombres jóvenes y exvotantes de Vox, con un fuerte componente de primeras elecciones entre los jóvenes. El partido ha logrado captar votos tanto en áreas rurales como urbanas, especialmente en regiones con alta tasa de desempleo y mayor población extranjera. La estrategia de comunicación de Alvise Pérez en redes sociales ha jugado un papel crucial en atraer a estos votantes, presentándose como una alternativa antiestablishment y rebelde contra el sistema político tradicional, un papel generalmente jugado por la nueva hornada de políticos de la derecha populista.
El fenómeno de Alvise Pérez refleja un descontento generalizado con el sistema político actual y una búsqueda desesperada de alternativas mediante un cambio radical. Antes que simplemente desdeñar a sus votantes, habría que intentar analizar las razones de este voto, entender y abordar las preocupaciones de estos segmentos de la población. Desde luego, con una narrativa llena de bulos, posverdad y conspiraciones, SALF ha logrado captar el apoyo de un grupo numeroso de votantes, lo que no debería ser desdeñado.
Director de Al Descubierto. Estudiante de Ciencias Políticas y máster en Política Mediática. Apasionado del estudio y análisis del hecho político, con especial interés en el fenómeno de la extrema derecha, sobre la que llevo formándome desde 2012. Firme defensor de que en política no todo es opinable y los datos, fuentes y teorías de la ciencia social y política deben acompañar cualquier análisis.