Moción de censura: las claves de la confrontación entre la derecha española
El pasado jueves 22 de octubre de 2020, tuvo fin la presentación de la quinta moción de censura de los últimos 40 años de la democracia española tras dos días de intenso debate. Fue presentada por el partido ultraderechista Vox, tercera fuerza parlamentaria en el parlamento, quien postuló como candidato a la presidencia del Gobierno a su líder Santiago Abascal. La votación se saldó con su derrota, ya que no cosecharon ni un voto de entre fuera de sus diputados (298 votos en contra y 52 a favor).
Tratando de proporcionar algunas claves de la moción, hay que destacar una clara diferenciación discursiva entre el Partido Popular (PP) y Vox. Desde prácticamente el auge de Vox, el PP se había escorado (por lo menos en las formas) cada vez más a la derecha, puesto que temía que los de Santiago Abascal acabaran por arrebatarle una buena parte de los votantes que tradicionalmente habían formado parte del ala más conservadora del PP. Al fin y al cabo, Vox se considera una escisión del tradicional partido conservador de España, ya que tanto su líder como la mayoría de personalidades afines al partido proceden del PP o han estado vinculadas a él.
De la misma forma, Ciudadanos, a pesar de ser un partido autoproclamado de centro y moderado, también se ha ido inclinando cada vez más a ponerse del lado de la derecha radical, lo que seguramente le costó la pérdida de 47 escaños en las elecciones de noviembre de 2019.
Sin embargo, parece ser que se está produciendo un cambio de estrategia, que habrá que ver si es mantenida en el tiempo o si se empleó exclusivamente para salvar los muebles en la batalla que ha tratado de disputarle la formación ultraderechista.
Se hace referencia a la aparente vuelta (discursiva al menos) a la moderación y la centralidad que han realizado los populares con su dura intervención durante el debate de la moción de censura, siguiendo la estela marcada por Ciudadanos desde la dimisión de Albert Rivera y el inicio del liderazgo de Inés Arrimadas.
El posicionamiento del PP a raíz de la moción de censura
Muchos analistas consideraban enormemente difícil la posición de Pablo Casado, líder del PP, en esta situación, ya que la moción proporcionaba a Vox una mayor visibilidad y un marcaje de la agenda política muy claro, presentándose como la única alternativa al Gobierno actual.
Por su parte, los populares, tenían que decidir su posición en la votación, que no desvelaron hasta prácticamente el mismo día de la votación de la moción de censura. Si hubieran votado que sí, probablemente hubiesen confirmado su subordinación estratégica a Vox. No obstante, el PP, consciente de esto, jamás consideró verdaderamente esta opción, como han desvelado algunos colaboradores cercanos al partido conservador. La opción más sensata parecía la abstención, en tanto que les permitiría mostrar su disconformidad con el Gobierno sin proporcionar un apoyo explícito a la línea política de Vox. En esta línea se expresó, por ejemplo, Cayetana Álvarez de Toledo, ex-portavoz del PP, a través de un vídeo en su canal de YouTube.
Sin embargo, el Partido Popular arriesgó en su decisión y, aparentemente, salió beneficiado. La abstención (a pesar de parecer la mejor opción) les situaba en una situación de inferioridad respecto a Vox, puesto que esta ambigüedad sería aprovecha por la extrema derecha para tratar de mostrar al PP, tal y como han hecho hasta ahora, como un partido sin unas convicciones ni línea política demasiado firmes.
Además, hay que tener en cuenta el PP se encuentra alineado en la Unión Europea con el Partido Popular Europeo, es decir, en la misma alianza que los partidos de la centro-derecha europea, como es la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Ángela Merkel en Alemania, Los Republicanos (LR) de François Fillon en Francia o la Llamada Demócrata Cristiana (CDA) de Mark Rutte en Países Bajos. Se trata de fuerzas políticas que han promovido el llamado “cordón sanitario” contra la ultraderecha y que no ven con buenos ojos que el debilitamiento y la dependencia progresiva del PP de Vox para alcanzar puestos de gobierno. Una cuestión que Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno de España, le recordó durante su intervención en el debate.
Por estos y otros motivos, los populares decidieron votar ‘no’, yendo el voto acompañado de un duro discurso hacia Santiago Abascal y su grupo parlamentario. De este modo, el PP ha tratado de recuperar la hegemonía que ha ido perdiendo meses atrás.
Así pues, si en el pasado Vox hablaba de “derechita cobarde” (lo que caló en el ideario colectivo de muchas personas), ahora lo que se está viendo es una especie un contraataque. “¡Hasta aquí hemos llegado!”, expresó con contundencia. Casado trató durante todo el debate de la moción de censura de situarse como la única alternativa viable, moderada y de centro al Gobierno actual, justificando su voto a partir de la falta de proyecto político y de propuestas concretas de Vox, más allá de los dos o tres temas estrella.
En consecuencia, trató de arrinconarlo en la extrema derecha, escorándolos a una radicalidad queno les permita alcanzar al espectro de gente suficiente como para poder ser una alternativa real de Gobierno. Esto se pudo ver en distintos momentos, en los cuales, Casado calificó a Vox de estar en el mismo “bloque rupturista” que Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, de polarizar el debate político, de ser “puro populismo”, de estar en contra de la diversidad e incluso de plegarse a ridículas teorías de la conspiración.
“¿Usted que cree, que una pensionista hoy está pensando en Soros, o en que van a congelar su pensión? ¿Usted que cree, que a un joven en paro le preocupa “el virus chino” o le preocupa que no va a tener empleo?” – Pablo Casado durante el debate de la moción de censura, 22 de octubre de 2020
Como se ve, Casado pretende situarlos en el infantilismo y el límite de lo absurdo, caricaturizándolos hasta conseguir llegar al punto de que buena parte de sus potenciales votantes acaben por no hacerlo por no considerarlos una opción de Gobierno viable. De hecho, hizo referencia directa a ellos: “Los votantes de Vox no merecen pasar por radicales o extremistas, porque no lo son, ni merecen ser utilizados para salirse de la agenda que España necesita.”
También confrontó las ideas antieuropeístas, contrarias al multilateralismo y de oposición a las autonomías típicas de la formación ultraderechista, tachándolas de contrarias al espíritu constitucional de la “reconciliación nacional” y de ser radicales. “O España o Vox”, llegó a decir.
Durante la intervención, al igual que hizo Inés Arrimadas, afeó la tendencia de Vox de calificar como “traidores” o “antiespañoles” a todo aquel que no está de acuerdo con sus posiciones políticas. “Tenemos que enviar a Europa un programa de reformas del que no se está hablando porque estamos hablando de Franco, de Soros, de los fachas…”, se quejó.
Por otra parte, la otra gran técnica discursiva empleada por el PP fue el recriminar la presentación de una moción de censura que no iba a contar en ningún caso con los apoyos necesarios, alegando que así se le daba vida a un Gobierno con problemas, en tanto que el ataque a esta moción de censura (que fue realizada por los dos socios) les permitiría mostrarse fuertes y unidos de cara al exterior después de las divergencias de las últimas semanas. “Quería cortar las dos orejas del PP y ha acabado de monosabio de Pablo Iglesias”, afirmó. “Entre la nación de naciones y la España grande y libre hay un espacio”
Por último, las redes sociales en Twitter del Partido Popular han difundido el hastag #SíHaEspañaNoAVox y varias imágenes a través de sus cuentas, si bien la publicada por el PP de Andalucía ha sido borrada momentos después de publicarse, cuestión señalada por la formación Adelante Andalucía.
El posicionamiento de Vox durante la defensa de la moción
Respecto a Vox, parece obvio que su estrategia ha sido errónea a todas luces, o al menos es la lectura que han reflejado analistas, periodistas, expertos en politología y los propios portavoces de los grupos políticos.
El contexto se presentaba gratamente favorable, puesto que dificultaba la posición del PP y les proporcionaba a ellos una mayor visibilidad y capacidad de hegemonizar el discurso y marcar la agenda de la derecha. Algo que, de hecho, parece poco discutible que les había funcionado, una estrategia meticulosamente ideada para dar alas a la ultraderecha y enfangar el debate político.
Sin embargo, en lugar de tratar de aprovechar este foco de atención para intentar llegar a nuevos votantes, decidieron realiza un discurso enormemente duro y dirigido a consolidar sus votantes, apelando punto por punto a los temas que han caracterizado a la formación ultraderechista, pero podría decirse que con especial crudeza.
Así pues, hizo mucho hincapié en criticar y atacar a aquello que Méndez Pelayo llamó la “anti-España”. La pretensión era clara: trata de generar un “ellos” o un “otro”, un exogrupo, al cual se culpabiliza de los males de la sociedad, con el fin de fortalecer el endogrupo, el “nosotros”, el concepto de España sobre el cual quieren construir su relato.
Por ello, no faltaron las críticas a las leyes de igualdad de género, incluyendo a las mujeres que iban a defender el voto de Unidas Podemos a la moción de censura, a las que calificó de “florero”; a la inmigración, concretamente a los Menores Extranjeros No Acompañados; a la inexistente financiación irregular de Podemos, incluyendo la mención a Venezuela y a Irán; a la necesidad de ilegalizar todos los partidos independentistas, a los cuales relación con totalitarismos y acciones terroristas; o a la necesidad de acabar con las leyes de memoria histórica, que calificó de totalitarias y antidemocráticas.
Pero también fue un paso más allá. Hizo un ataque descarado a la Unión Europea, afirmando que avanzaba hacia la “Europa soñada por Adolf Hitler” y que, junto con la ONU, era financiada por los países occidentales para “fomentar la ruptura de la familia” y “la pederastia”; e hizo una defensa de las típicas teorías conspirativas de la ultraderecha acerca de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y George Soros.
Sin embargo, la posibilidad de construir este relato, de “todos los partidos son enemigos de la patria y de Vox como mejor representación de la misma” se vieron frustrados por el cambio estratégico de los populares.
Además, un discurso tan duro en un día como el de la moción de censura, en el que se debe tratar y explicar el programa de gobierno con el cual se aspira a ser presidente, provoca que de manera involuntaria la gente observe a Abascal como un firme opositor por sus duras críticas pero como un dudoso gobernante por la falta de capacidad propositiva de su grupo parlamentario y de él como líder. De hecho, fue ridiculizado por prácticamente todos los grupos, incluyendo PP y Ciudadanos.
En consecuencia, el problema para Vox no es que la moción de censura no saliera adelante, lo cual era seguro desde el día en que se anunció. El problema es no haber conseguido ni siquiera un apoyo fuera de sus filas, lo que los vuelve a situar en una radicalidad desde la que parece complicado a día de hoy gobernar en España. Por primera vez en el país se le realiza un cordón sanitario a la extrema derecha tan claro y significativo como el que pudo verse el 22 de octubre.
Como conclusión de esta relación entre ambos partidos de derechas, podría decirse que, a diferencia de lo que era esperado por buena parte de los analistas, el PP salió fortalecido, situándose en una centralidad discursiva que les permite erguirse como la única alternativa viable de gobierno.
Por su parte, Vox, que podría haber sido (y así lo esperaban sus dirigentes) el gran beneficiado de la moción de censura, probablemente haya salido perjudicado de la misma, en tanto que la reubicación del ideario común respecto a donde situar al PP y donde a Vox dentro del espectro político no les deja en buen lugar, estando más cercanos de las conspiraciones que de las soluciones.
Implicaciones futuras de la moción de censura
Por otra parte, no hay que perder de vista las posibles consecuencias políticas de la moción de censura, no solo en el ámbito estatal sino en el comunitario y el local.
Así pues, si bien de momento Vox ha garantizado su apoyo en aquellas comunidades y ciudades en las cuales son necesarios sus votos para sacar adelante las propuestas, sí que se puede observar un profundo enfado y un enfriamiento en las relaciones entre ambos partidos. Una muestra es la suspensión de las negociaciones de los presupuestos para Andalucía por parte del grupo parlamentario de Vox en la Junta de Andalucía. El portavoz, Alejandro Hernández, ha convocado a las 18:00h una rueda de prensa para anunciar la postura del partido.
No obstante, es pronto todavía si esto se queda en un hecho aislado o si puede dar lugar a movimientos dentro de la articulación política de las derechas. De momento, ha habido ya declaraciones que pueden hacer dudar, como la de Ángel Antelo, presidente de Vox en Murcia, quien afirmaba que “ver votar al presidente del Partido Popular votar lo mismo que Unidas Podemos le produce tristeza y desesperanza” y añadió que “aún es pronto para valorar las consecuencias que pueda tener esto, pero está claro que ahora iremos con más cautela”.
Por su parte, a día 23 de octubre mientras se escriben estas líneas, no se ha observado ningún movimiento de los dirigentes de Vox de otras comunidades, por lo que se debe esperar un poco para poder conocer el alcance de este enfrentamiento.
Tal y como Pablo Casado recordó, los gobiernos autonómicos están formados por pactos de gobierno entre PP y Ciudadanos de los cuales Vox es un socio externo, pero sí que son necesarios en muchos de estos lugares en los que gobierna el PP, para poder sacar adelante las propuestas, especialmente de calado, como son los presupuestos. Así pues, un cambio de postura de Vox podría hacer peligrar fuertemente la estabilidad de estos gobiernos, que tendrían serios problemas para poder mantener la actividad legislativa previsible.
No obstante, teniendo en cuenta que la alternativa a estos gobiernos es PSOE, Unidas Podemos y/o partidos nacionalistas, es difícil pensar que vayan a provocar la caída de los mismos, algo que seguramente desde el PP tienen bastante claro.
Otra consecuencia de la moción fue el cambio de posicionamiento de Pedro Sánchez (y en consecuencia del Gobierno) respecto a la manera más adecuada de cambiar a los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
El presidente del Gobierno venía defendiendo una “reforma exprés” que permitiera al ejecutivo reformar dicho órgano sin el apoyo del principal partido de la oposición, tal y como se había hecho hasta ahora. Así pues, proponía rebajar el porcentaje de diputados y senadores necesarios para nombrar en el Congreso y en el Senado a los doce miembros del órgano judicial.
No obstante, en la segunda jornada de la moción, comunicó en una intervención en la Cámara su voluntad de paralizar la reforma del sistema de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), con el fin de contar con el Partido Popular para modificar este y otros órganos constitucionales.
Cabría plantearse si este cambio de postura es consecuencia de la moderación del PP o, como parece ser, se trata únicamente de una reacción al toque de atención dado por Europa. O, por el contrario, tal y como piensa Santiago Abascal, existía ya un acuerdo previo entre PP y PSOE que ha condicionado la intervención de ambos en el debate, o incluso una mezcla de las tres posibilidades.
Por otro lado, el enfrentamiento entre PP y Vox, aun a pesar de los acuerdos y pactos a los que han llegado, no son nuevos, tal y como Casado recordó en el debate de la moción de censura. En varias ocasiones, personalidades afines al PP (y también en Ciudadanos) han destacado lo complicado que es gobernar junto a la extrema derecha por las exigencias y amenazas que a menudo vierten.
Otra cuestión ha sido el trasvase de miembros del PP a las filas de Vox, algo que ha sucedido desde prácticamente su nacimiento y que, como es natural, no facilita las relaciones entre ambos partidos. Uno de los casos más sonados ocurrió en abril de 2019, cuando ocho cargos del PP catalán se pasaron a Vox,
En una reciente entrevista en la cadena COPE, Teodoro García Egea, portavoz parlamentario del PP, ha retado a Vox a que rompan los acuerdos de gobierno autonómicos. “Si Vox considera que hay que tumbar los presupuestos de una autonomía porque se ha sentido ofendidos en el parlamento, que los ciudadanos sepan que a Vox le importa más lo que digan de él en el parlamento que mejorar la vida de los ciudadanos», dijo el portavoz.
Conclusiones
Como puede verse, esta moción ha sacudido el tablero político, posibilitando actuaciones que parecían imposibles hace apenas 10 días: el PP vuelve a su postura más moderada y acorrala a la extrema derecha, el Gobierno sale favorecido, si bien puede sufrir un desgaste político por sus negociaciones con los populares y, mientras, Vox se encuentra a la deriva, quedando durante esta moción todas sus debilidades programáticas Al Descubierto.
Enlaces, fuentes y bibliografía:
– Foto de portada: Santiago Abascal, líder de Vox, en su primera intervención en el debate de la moción de censura. Autor: Captura de pantalla realizada el 23/10/2020 a las 15:43h. Fuente: Canal Congreso
Jefe de Redacción de Al Descubierto. Psicólogo especializado en neuropsicología infantil, recursos humanos, educador social y activista, participando en movimientos sociales y abogando por un mundo igualitario, con justicia social y ambiental. Luchando por utopías.